Partida Rol por web

Daba lastimica verla. La Lupita parecía más cuajá, más hecha. A saber a lo que estaba acostumbrada en su país. Pero la Chantal parecía un tembloroso pastelito de crema. Un gatito acojonao. Mientras el Manolo no daba pie con bola a subir la barrera, pasó la mano atrás con un par de clínex nuevos. Algo para reemplazar la bola de papel llena de mocos que tenía en la mano.

Qué carajo le estaba dando con esa niña para que le interesara. Él, un tío duro, al que siempre le habían puesto burro las tías con carácter, más duras y echás palante..., acostumbrado a  mujeres resabiadas que estaban de vuelta de todo, acostumbrado a la mala vida de la calle, a la vida de la noche... él, estando cómodo en esas lides... encaprichándose de un bizcochito borracho.

...me cago en tó...

Aunque claro, tampoco es para culparla de nada. ¿Cómo no acojonarse después de lo que habían visto hoy?

Mujeres resabiadas, duras, que igual te follan que te olvidan, que te comen el seso y luego salen por la puerta, o que se encaprichan y lo quieren todo, de las que te despides con una espina en la patata después de meses de relación tóxica, potente y adictiva. Mujeres como las putas del Don José. Por ejemplo.

No es que Padilla hubiera necesitado nunca irse de putas. Aunque sí que fue un par de veces al Don José, cuando era civil. Una de ellas de cachondeo con los colegas al cumplir 18 años, en plan bautismo de fuego. Aunque casi todos ellos ya estaban más que bautizaos y con la comunión hecha. Un sitio como "clásico" para los puteros granaínos. Donde van los señores a sentirse bien tratados. Lo que Padilla no sabía del Don José cuando civil lo descubrió de patrullero.

Empezó cuando Alvés le pidió que le acercara al puticlub al acabar la ronda. Habían pasado unos 3 meses de compañeros, un record según muchos: Alvés expulsaba a cualquiera, y cualquiera siempre pedía un traslado. Que curiosamente se daba sin mucha discusión. Pero parecía que Padilla había cuajado bien. Le acercó al Don José una, dos, diez veces. Noches sueltas en las que iba, lo soltaba y se piraba. Luego empezó a entrar. Se quedaba en la barra bebiendo un rato, charlando con las tías, sin picarse de subir con ninguna. Alvés desaparecía en la "trastienda" y Padilla comprendió que no iba allí a follar. Con el tiempo la confianza fue suficiente para que al viejo caimán (¿lo era de verdad?) le hablara de timbas, juego, cartas, póker y apuestas. Una noche le pidió un favor: que le llevara al Don José y que no se fuera. Que se quedara esperando hasta que acabara. Y que llevara una pipa.

Padilla lo hizo y al final Alvés salió a la misma hora que el sol. No había pasado nada, pero el novato se preguntaba qué estaría pasando para que un tío como Alvés necesitara un escolta. Pasó media noche tomando Jack Daniel´s sentado en la barra, y la otra media apoyado en el capó del coche para tomar un poco de aire. El viejo madero le puso cinco arrugados billetes de 100€ en la mano y no dijo nada más. Solo unas palmadas en el hombro. Ese ritual se repitió varias veces, cada vez con más rutina, pero al mismo tiempo con más riesgo... y con más dinero por medio. Adictivo y deseado, hasta convertirse en un hábito normalizado. Dinero sucio.

Mirando a Chantal por el retrovisor recordó a otra morena. Una de las putas del Don José con las que acabó intimando más allá de a tanto la hora, una de esas tías que había visto más mundo que muchos legionarios y que sabe hacerte sentir especial y único aunque para ella solo seas mierda. Ese era el tipo de mujer que se la ponía dura. ¿Y ahora qué, te estás poniendo blando?

¿O es que sabes que tienes la soga al cuello y necesitas un clavo ardiendo al que agarrarte? ¿Agarrarte para qué?

Y ahí estaban, esperando que Manolo les diera paso porque el tipejo no estaba ni por mierdas enterado de la hecatombe que estaba sucediendo. Lupita siempre que escuchaba a alguien hablar como el agente Marqués se imaginaba que iba a volver a México hablando "to'h asin" y le daba entre pena y vaya uno a saber qué mas.

Ahora las posibilidades eran infinitas, quizás ir a otro país primero antes de volver a su México corrupto y querido, porque siento honestos, no había otro México.

-¿Nos abrirán o no?

Lupita lo que quería era largarse allí con su nórdico bien lejos que para eso papi trabajaba. Se fijó en cómo el agente le pasaba pañuelos a la gabacha y se preguntó si al final habrían mojado y quizá sí.

Una sonrisilla se dibujó en el rostro moreno de la mexicana, no era momento pero no pudo evitarlo.

Manolo subió la barrera cuando Padilla le apremió. Pero se quedó muy flipao por lo que contaban.

-Joé. Nadie me cuenta nunca ná.

No tenía órdenes de abandonar el puesto, pero llamó a su mujer con el móvil. Más valía prevenir que curar. Llegaron al parque móvil y vieron que había bastantes vehículos. Vehículos de la UIP y los del equipo de los GOES que estaba destacado en la jefatura.

Bajaron del vehículo y apagaron el motor, dejando el material antidisturbios en el coche. Allí dentro no les servía pa na. Llegaron al hall con las chicas y el noruego. El hall gigantesco de mármol con la máquina de consultar el certificado digital del DNI y el agente que estaba en recepción. Había un grupo de agentes hablando allí, de la UIP de Jaén, recibiendo instrucciones de una inspectora jefe. Su jefa, Rosario Andrade.

La jefa llevaba el uniforme de diario, que a muchas policías femeninas les hacía tipín. Les miró con un gesto extraño, como si no supiera que coño hacían allí tan pronto. Pero con ella nunca se sabía que cojones estaba pensando. La mujer de hielo. Miró a los agentes cachas, patrulleros habituales de su división, y a la gente que venía con ellos.

-Nos están llegando informes muy confusos. ¿Están ustedes bien?, ¿quienes son éstas personas?

Padilla se adelantó hasta el grupillo dispuesto a interrumpir sin protocolos ni mierdas.

-Señora, soy el agente Padilla. Yo y mi compañero venimoh directamente del botellódromo. Batalla campal. De ahí pocoh o ninguno de los nuestro han salío. Esto no es una manifehtación cualquiera, ehto eh otra cosa.

Su hermana asintió con una breve sonrisa. Estaba más calmado. Allí dentro estaba seguro, o eso creía él. Así podía organizar sus pensamientos. Su hermana dijo que se iba a dormir. Total, ¿Que podían hacer si no? Pero él tenía la adrenalina por las putas nubes y le costaba bajarla.

Habría que perder el tiempo de alguna manera, aunque fuera mirando internet o jugando al Wow. Los gritos venían de Camino de Ronda, ahora en plan masa. Las masas del botellódromo se desataban por Granada. Miles y miles de chavales sedientos de sangre.

Arrugó la frente, incrédula.

-Me está queriendo decir que el dispositivo de 500 agentes se ha retirado. ¿O que han sido superados?

Inevitablemente, se dieron cuenta de que les seguían. Los de Preston estaban apartando una moto con la que habían tenido un accidente, y al verles se montaron rápidamente en sus vehículos, la furgoneta con el logo y un coche Audi A3 sporback. Aceleraron y trataron de despistarles, pero el turco condujo de puta madre y no le engañaron.

No hubo disparos en la persecución. Eso solo era propio de las películas y no se hacía en la vida real. Corrieron a través la Avenida América y luego Avenida Cervantes, a to polla, esquivando a los pocos coches que circulaban a aquellas horas. ¿Hacia donde se dirigían aquellos cabrones? Tomaban el camino que subía hacia la Alhambra para llegar al cementerio y el párking, por detrás de la colina de la Sabika.

Pero como estaban siendo seguidos, el audi de escolta se retrasó y se puso a su lado, dispuesto a echarles de la carretera a empujones. Tenían la adrenalina al 200%.

-Je -le salió como un soplido con aire condescendiente-. Nada de retiraos, señora. Superaos, masacraos. Con hachah, paloh, barrah o con lah mano desnúa. Loh compañero fulminao, con las tripah fuera. El enemigo éh imparable. Aquí tenemos a 3 superviviente, pueden confirmarlo -dijo señalando a los tres estudiantes.

Parpadeó, flipándolo. La policía superada y masacrada. En España. Eso no era posible. Si a la gente le enseñabas la placa y le dabas un par de porrazos y huían como pollos sin cabeza.

-Ahora me encaja todo. Acaban de llegar éstos de la UIP de Jaén, que los ha llamado el Jefe. Y algunos jerifaltes que han ido llegando y están reunidos con él. Creo que no son conscientes de que la situación es tan grave. Acompáñenme, vamos a hablar con ellos.

Luego miró a las personas que venían detrás.

-Quédense aquí. Mandaré a un agente para que las atienda y tome declaración de los hechos.

-Bien.

Les hizo un gesto y una pequeña sonrisa a los estudiantes en plan "tranquilos", "no pasa nada, no hay nada con vosotros". Y un guiño.

La Patri se fue a dormir. Pero yo no tenía cuerpo de dormir. Me parecía un poco descabellado ponerme ahora a jugar al WOW, pero encendí el pc para leer noticias al respecto. La verdad es que no me había enterado de una mierda más allá de lo que me contó la chica del Wall Street, esa que hablaba raro. Quizá hayan manipulado la noticia, pero hay foros, redes sociales y sitios así donde la gente escribe y quizá puede sacar algo de ahí. Sea lo que sea, necesitaba distraerme. No me quitaba de la cabeza lo de Will...Al menos mis padres estaban a salvo en Tres Cantos. En un ramalazo de tonteria, o gilipollez, o eso me pareció, hasta se me pasó por la cabeza mandar un whattsapp a Carmen, por si estaba bien. Pero no sabía que hacer...quizá estaba pecando de tontaco e iluso...O de cabrón, pensando en eso cuando acaba de perder a mi amigo. Joder, Will...

Los gritos que venían por Camino de Ronda me pusieron los pelos como escarpias. Miles y miles. Hordas. Cuando ya no quedara nadie entero por las calles…¿Y si les da entrar en los pisos? La cosa me inquietaba un poco, así que fui a la cocina a ver que podía aprovechar. Cuchillos…lo que sea. Quizá fuera una pollez, pero algo era algo. De momento no me atrevía a asomarme al balcón por temor a que me vieran y subieran o yo que se…

Lupita se apresuró a tomar al agente del brazo antes que saliera.

-¿Seguro que vamos a estar bien?

No es que no confiara en la policía española pero es que en México se veía cada cosa que ya podían desaparecer y pasar como carne fresca por quién sabe dónde.

Lo soltó y así, chaparrita cuerpo de uva como era, se quedó quieta junto Björn.

-Tranquila, Lupita -ahí delante de todo cristo sobraba lo de "guapa", "bonica", y demás..., poniéndole la mano en el hombro como queriendo inspirar franqueza-. Mejor aquí que en la calle. ¿No? Vosotro simplemente le contái al agente lo que habéi vihto. No hay nada contra vosotro, no os preocupei. Y si podéis, no os mováis daqui.

Lupita asintió brevemente pero pensó que siendo todos extranjeros no sabía si los iban a enviar a la madre que los parió pero ni tenían muchas opciones. -Nos quedaremos, no tenemos nada mejor que hacer... O sí pero mejor no lo decía en voz alta. Dejó ir al agente y se quedó con los suyos que en ese momento eran Chantal y Björn y a una la agarró de la mano y del otro seguía colgada. -Vamos a estar birn, lo juro.

Francisco mira a la mexicana, la francesa y el noruego, joder, parecían el inicio de un mal chiste de bares - Tóh'tará bien, tranquiloh, eh mejoh ehtar aquí que'n la calle con tó ese loco suerto - Les dijo para intentar calmarlos, pero en una situación como esa él mismo estaba teniendo problemas para mantener la cabeza con pensamientos claros. Cuando la jefa apareció, Padilla fué el que habló y sin mucho más que añadir, Marqués los siguió a ambos a hablar con los jefazos.

Vio la mano en el hombro que su novio ponía en Lupita y el llanto aumentó. ¡Iba a dejarla por una mexicana! Su madre tenía razón de que de los españoles no te podías fiar, primero mentían con sus estándares de los productos bio y luego con que un botellón solo era una fiesta... Y ahora... Ahora Manu se iba a quedar con la mexicana, también estaba ligando con ella. Siguió llorando desconsolada.

Quería volver a su casa, a encerrarse tras la pantalla del ordenador. Había tenido suficiente del mundo real y no necesitaba más. Prefería interactuar con el resto de personas mediante las suscripciones, aquello no le gustaba nada. ¡Y además sin iphone! Apretó la mano de la mexicana mientras no paraba de llorar.

Al cabo de unos minutos de espera allí de pie llegó una policía de uniforme desde la zona donde normalmente estaban los despachos para poner las denuncias: un pasillo pequeño que estaba al final del mismo hall.

-Buenas noches. ¿Me acompañan al despacho, por favor?

Dicho ésto les guió hacia allí. Era un sitio con dos o tres mesas de oficinista y la típica pareja de sillas frente a la mesa para que se sentaran los denunciantes. Cada puesto de trabajo tenía un ordenador de sobremesa con pantalla plana. Todo muy moerno y demás. Era en lo que se gastaban el dinero de los impuestos. En eso y llevar ahora un uniforme futurista de color negro, claro.

-Por favor, siéntense. ¿Están bien, les han herido?

Ella se sentó al otro lado de la mesa y tecleó unas cosas.

-¿Me pueden enseñar su DNI o Pasaporte?

Caminaron junto a la inspectora, procurando no mirarle el culo. Eso la cabreaba, y ya se habían chupado alguna bonita patrulla por el Sacromonte mientras los gitanos les tiraban piedras por que le habían mirado su culo casado. Su marido era un bombero que estaba cuadradísimo, así que no había posibilidad de decir que es que estaba necesitada de un maromo como Dios manda.

En la segunda planta del edificio principal estaban los despachos de los jerifaltes. Y el más importante, el del de Jefe*, tenía una decoración que rompía totalmente con la estética posmoderna del edificio: muebles antiguos con valor histórico mezclados con el ordenador de última generación, el teléfono y los archivadores. La pared, la habían visto, estaba llena de diplomas de medallas y recuerdos como placas de policías muy queridos en el cuerpo y que ya se habían jubilado.

En la puerta había dos de los GOES. El equipo de Granada como sede de Andalucía Oriental lo formaban 15 tíos duros como las putas piedras. Montañés era subinspector, alto como una torre, más chetado que ellos. Puro nervio de tío. Les hizo una seña para que aguardaran en la puerta sin pasar.

Dentro estaba el subdelegado de gobierno en Granada reunido con el jefe, y discutían a voces. Les escuchaban desde fuera.

-¡Esto se nos ha ido de las manos, Paco!, ¡Nos prometieron que no habría heridos entre los agentes del órden, y ahora tenemos una catástrofe en potencia!

Pusieron la oreja, aunque los Goes les miraron por ello. Como si poner demasiado la oreja se lo fueran a castigar extrajudicialmente con una buena paliza y una baja por depresión obligatoria.

-Ya lo se, ya lo se. Ahora no hay manera de contactar con el concejal. En el ayuntamiento están cagados, nos han pedido que mandemos lo poco que tenemos para reforzar a la local en la protección del consistorio y los cargos de gobierno.

Y a la gente, como no, que le fueran dando un poco por el ojete.

-Tu tienes mando sobre el resto de la UIP de la provincia. Llámalos. Llama a la UPR de Madrid para que vengan cagando leches. Hay que llamar a todo el puto mundo, Paco. O la gente va a morir de tres en tres.