Partida Rol por web

Camináis hacia el bar mas próximo mientras Eddie os muestra tres fichas. Por su gesto parece que es lo único que os queda.
Sobre la puerta del local está escrito con pintura roja "Cantina". Desde fuera se oye música y ruido, parece un sitio muy concurrido.
Nada mas entrar os rodea un olor mezcla de sudor, aceite quemado y tabaco. El humo casi se puede palpar y entre las voces del gentío se puede distinguir la melodía de una guitarra.

Algunos clientes se giran hacia vosotros en cuanto entráis, mas por precaución que por seguridad. En cuanto ven que no sois enemigos, o al menos no conocidos, vuelven a sus asuntos.

Una larga barra ocupa todo el fondo del bar, en el centro hay una improvisada chimenea que ademas sirve para iluminar la gran sala. Mesas de todo tipo se mezclan en los laterales y un pequeño cuarto sin puerta parece servir de retrete.
En el bar hay gente de todo tipo, aunque abundan los supervivientes se puede ver a un par de comerciantes que seguramente estén de paso.
Destaca la presencia de una mujer embutida en lo que parece ser un uniforme militar de piloto, bebe sola en un rincón del bar.
A unos metros hay un hombre acompañado de una niña de poco mas de diez años, ambos beben algún tipo de malsano licor destilado en el mismo bar.
El resto de clientes son grupos de tres o cuatro personas, casi todos hombres, que hablan y ríen en función de su embriaguez.
Tras la barra hay dos personas, un hombre y una mujer con un sorprendente sobrepeso, incluso para antes del cataclismo, que se afanan en servir alcohol en vasos que rara vez se han lavado.

Observo las fichas que nos quedan de la mano de Eddie, valdrán para pagar un par de noches con suerte, una si no la hay. En verdad que necesitabamos algun trabajillo para mantenernos mientras pensabamos que hacer con los Omega.

Entramos al bar y camino lentamente examinando el lugar y a sus parroquianos. Algunos de ellos llaman mi atención, como aquella mujer piloto, me pregunto si de verdad lo es o solo ha robado el traje. Los posaderos parecen bien entrados en carnes lo cual quiere decir que la comida debe abundar por aquí. Una vez frente a ellos alzo la mano saludandolos y pregunto:

Saludos. Somos viajeros y estamos agotados.. ¿ que teneis de comer ?¿ hay algun sitio donde poder dormir también?

Cuando Eddie paga y ya nos han servido algún estofado sospechoso ,tras un par de cucharadas en el estómago sigo con las preguntas.

Buscamos trabajo también. He oído que hay un tipo importante por aquí que se llama Dominic pero solo conocemos su nombre. ¿quién es, a qué se dedica? -digo en un tono mas discreto mientras me llevo otra cucharada a la boca.
 

No sabéis lo que estáis comiendo pero el hambre hace que sepa realmente bien. A cambio de un par de fichas os dan cena y habitación, no han especificado con cuantas personas compartiréis descanso pero apostáis a que no habrá mucho hueco.
El orondo camarero se seca el sudor con el mismo trapo que limpia los vasos mientras responde a las preguntas, por su gesto parece que la pregunta no tiene mucho sentido.

- ¿Dominic? ¿Es una broma? Es el puto amo y señor de Diverlandia y me atrevería a decir que de la mitad de la región. Tiene hombres y armas para arrasar cualquier ciudad de por aquí, excepto Telos claro. Su ocupación es llevarse un pellizco de todos los negocios habidos y por haber a cambio de no desmantelar el negocio, ya sabes. Si no pagas puede que tu bar se incendie contigo dentro o sufras un pequeño ataque de plomo.

El hombre se da la vuelta para atender a un insistente cliente a unos metros de vosotros. De repente no veis a Eddie, tras un rápido vistazo lo encontráis conversando con la mujer piloto. Por la sonrisa de vuestro compañero y el gesto molesto de la mujer parece que está intentando ligar.

Al oir hablar de Dominic casi se me atraganta la cucharada de aquel potaje negro semejante al alquitrán que nos habían servido por cena.

......... 

Permanezco unos segundos en silencio tratando de digerir el nuevo lío en el que nos habíamos metido si se descubría que habíamos sido nosotros los asesinos de aquel chaval. Miro de reojo a Marcus mientras me termino de tragar la cucharada de potaje.

Un tipo poderoso a tener en cuenta, sí.. ¿vive aquí en Nero? 

En realidad estamos buscando un invernadero cercano.. ¿sabes donde está?

Iba a insistirle en lo de buscar trabajo pero casi mejor que deberiamos largarnos al día siguiente si el tipo vivía por la zona. Veo a Eddie al fondo con la piloto, parece que no se ha enterado del nuevo peligro en el que estamos.

Cuando el camarero regresa a vuestro lado continúa respondiendo a vuestras dudas.

- Dominic vive en Diverlandia, ha convertido ese lugar en una fortaleza. Así puede tener a sus hombres repartidos por la zona, de hecho hay por aquí media docena de ellos. Se encargan de ser los únicos en recaudar "impuestos" y de recabar información que pueda ser útil.

Al preguntar sobre el invernadero el hombre os mira como si estuvieseis locos.

- ¿Un invernadero? Si existe alguno por aquí apuesto a que está en Telos, allí hay de todo. Por aquí estoy seguro que no hay nada así, no crece nada mas que malas hierbas y nadie cultiva nada.

De repente se oye un golpe seco, varias cabezas se giran en la dirección desde donde ha venido el sonido. Veis a la piloto insultando a Eddie y a vuestro compañero regresar a vosotros con la mano en la cara.

- Tíos, en esta ciudad las mujeres tampoco saben apreciar el estilo. No veo el problema en ofrecerle ponerse a los mandos de Eddie, el viaje iba a ser inolvidable.

La comida es mala, y el alcohol es peor. Pero aligera el cansancio que arrastro. Uno que no se va con descanso.

Me saco una hebra de carne de entre las muelas, con el meñique de la mano derecha. Tengo el codo apoyado en la barra, y una pierna apoyada en una silla de plástico que parece a punto de deshacerse. Vigilo con los ojos a esa mole de grasa que se bambolea detrás de la barra. Me fijo en sus manazas, frotando la barra con un trapo que bien podría haberse usado para limpiar el motor de un tanque. O quizás para desatascar un pozo negro. Lo más probable es que ese gordo se alimente de carne humana. O de perro. No me gusta. No me fío.

Pero de momento todo está bajo mi control. Así que me relajo un poco y disfruto del panorama.

Al cabo de un rato mi fétido compañero de viaje pregunta por un invernadero. Le imagino tumbado en un sofá y escuchando música chill entre nubes de maría. Me pregunto cuántos años tendrá y si tuvo oportunidad de hacerlo antes de que esa puta roca nos jodiera a base de bien. -¿Para qué coño quieres un invernadero?

Le observo. De momento no sé de qué tipo de pasta está hecho. Si de la que se deshace, o de la que se parte. ¿Será un conejito?

Echo un largo trago de esa gasolina asquerosa. -Yo cultivaba tomates. Miro al fondo mugriento del vaso, y no puedo evitar acordarme de los mascachapas y su afición por mis ensaladas. Los tomates eran raquíticos y hacía falta mucho estiércol para hacerlos crecer. Pero los esclavos cagaban mucho. (La luz del fuego se refleja en el sudor de la calva de Marcus. Resalta el blanco de los dientes que cuelgan de su cuello y el negro de las calaveras pintadas en su enorme brazo izquierdo).

Entonces viene el tipo púrpura, con la cara cruzada. -¡Ja, ja! Echo otro trago a ese mejunje. El calor es agradable en el estómago. -Ya verás. (Tiene una leve sonrisa en el lado derecho de la cara, que exagera la cicatriz que le recorre de arriba a bajo el mapa de arrugas).

Me acerco a la piloto. Noto como si mis piernas fueran dos columnas rígidas. Ese brebaje se me ha subido a la azotea.

Ya apenas recuerdo la última vez que estuve con una mujer. Parece que aquello ya quedó atrás. Mi polla está tranquila en el pantalón, pero se pregunta cómo se las apaña una mujer que no esté obesa ni deformada en esta mierda de mundo.

-Buscamos trabajo. ¿Sabes de algo?

¿Diverlandia eh? Puedes indicarme donde está en este mapa? -saco mi mapa y se lo muestro , observando donde queda aquel antiguo parque de atracciones para no acercarnos demasiado- Espero que los caminos a Telos sean seguros.

Miro a Marcus cuando me pregunta y sonrio encogiéndome de hombros - buscamos las semillas de la felicidad, buena hierba para fumar, ya sabes..-río y doy otro sorbo a aquella bebida amarga. No le conocía lo suficiente como para desvelarle nuestros verdaderos objetivos.

Observo la trifulca entre Eddie y la piloto y vuelvo a reir algo ebrio mientras se acerca lamentándose. - Pensándolo bien, ¿existe alguna ciudad donde las mujeres aprecien tu estilo?

En cuanto te acercas a la mujer un par de tipos se interponen en tu camino, aunque te dejan continuar captas el mensaje de que si intentas algo contra ella te las veras con ellos.

Tras preguntar por algún trabajo la piloto gira la cabeza para mirar a Eddie y Allan, sonríe brevemente y da un trago a su vaso.

- Creía que tu también venías a molestar. Parece que sois tres hombres capaces, aunque el bocazas ese casi os mete en un buen lío.

Deja el vaso sobre la barra, se cruza de brazos y cambia la pierna de apoyo.

- Todo el mundo sabe que tengo un helicóptero, mi idea es salir de aquí y buscar algo mejor que este agujero. Pero, adivina qué, no tengo combustible. ¿Y donde hay combustible? En el puto parque de atracciones. Dominic ni de coña me lo venderá, así que necesito a alguien que lo compre o lo robe o lo consiga como se le ocurra. No te voy a decir cuanto pago, pero créeme si digo que merece la pena el intento.

Recupera su vaso y lo apura con avidez.

- Ese es todo el trabajo que os puedo ofrecer, si tenéis huevos lo hacéis y si no dejadme en paz.

Eddie te responde adoptando su tipica pose, se sujeta las solapas de su chaqueta y levanta la barbilla para mirar al infinito.

- En Romeo todas las mujeres sabían valorarme. Siempre y cuando pagase, claro.

Tras tu pregunta el camarero posa su rechoncho dedo en el mapa, apretando sobre uno de los círculos marcados como si de un botón se tratase.

- Está justo aquí. Era un parque de atracciones pero ahora ese sitio da escalofríos.

El lugar indicado está al noreste de Luxor y al noroeste de Nero.
Al mencionar Telos el camarero os mira a los dos de arriba a abajo para después negar con la cabeza.

- ¿Os dirigís a Telos? Si sobrevivís al viaje os matarán en cuanto os presentéis en sus puertas. Esos nazis no dejan entrar a nadie que no sea de su agrado, y nadie es de su agrado. Si no eres un ingeniero, un medico o un científico no quieren saber nada de ti. Creedme, muchos han vuelto con el rabo entre las piernas. Y otros tantos no volvieron por intentar ser mas listos que ellos.

Me quedo mirándola un par de segundos después de escuchar su propuesta. Hay que estar bien loco para aceptar algo así. Me vuelvo hacia la puerta por instinto, como si ese cabrón al que llaman Dominic hubiera entrado con un ejército colgado de la chepa.

-Se lo diré a mis amiguitos. Cambio la pierna de apoyo. Me duele la espalda y noto cómo el sudor se desliza por mi espalda. -Qué nos darás a cambio. La miro fíjamente. Mi pregunta no es una pregunta. No puede haber trato si este chochito no me dice lo que quiero oír.

Eso sin contar con que nadie le robaría al mayor hijo de perra del lugar sin un buen motivo. Y no hay un buen motivo suficiente como para que te corten los huevos. Pero esta tía cree que soy gilipollas y que me he caído de un peral.

-Y... ¿dónde y cuándo quieres que te demos la gasofa?

Asiento cabeceando a las palabras del camarero y en cuanto nos abandona para dedicarse a sus labores de "limpieza" le doy un codazo a Eddie susurrando.

No somos científicos ni médicos, pero sabemos donde hay unos cuantos. Seguro que la información de la base Omega les interesa lo suficiente para dejarnos pasar, y matamos dos pájaros de un tiro. Sino seguro que puedes colarnos con un poco de tu labia. A no ser que sean nazis de verdad claro, entonces estamos muy jodidos, eres muy negro. -rio terminando lo que quedaba de mi bebida.

¿qué opinas del calvo loco? No parece un tipo en el que confiar la verdad, pero también nos puede librar de problemas, con esas pintas de matón muchos maleantes se achantarán al verle.

Sea como sea mañana tenemos que seguir moviéndonos, las patrullas Omega no tardarán en llegar a preguntar donde hemos ido.

La piloto parece divertirse con la conversación, puede que porque haya pasado ya por esta situación o porque ve que hay opciones de tener éxito en sus demandas.

- ¿A cambio? ¿Que queréis? Vuestro peso en fichas, armas y comida para una vida, una casa en Telos; lo que queráis. He dicho que pago bien y os pagaré muy bien. Pero solo cuando tenga el combustible en mi poder y sepa que no me la estáis jugando. Yo pago, yo exijo.

Su sonrisa se ensancha cuando preguntas por el lugar de entrega.

- Tú consigue el combustible y escóndelo. Entiérralo o haz lo que quieras, luego ya veremos como me lo entregas. No vendamos la piel del oso antes de cazarlo.

Eddie permanece atento a la conversación entre Marcus y la piloto. Aunque no puede oír lo que dicen apuestas a que se cree que puede leer los labios o interpretar lo que están hablando según su lenguaje no verbal.

- Tío, soy Eduard William Smith III. ¿Quien osaría no dejarme entrar en su ciudad? No te preocupes por eso, déjaselo al bueno de Eddie.

Al preguntar por Marcus Eddie tuerce el gesto y menea la cabeza como sopesando lo que va a decir.

- No se, tío. Creo que me va a comer mientras duermo, pero eso deben pensar los que quieren meterse con nosotros. Es como llevar una bomba, nadie se va a acerca a ti, pero puede que te explote en la cara. Al menos no parece que haya sido un Omega, siempre son tíos mas cuadriculados. ¿Tú confías en él?

Asiento y me giro en dirección a mis compañeros de viaje. Tengo la cabeza dura como un mojón pero engrasada como un reloj de cuerda. Voy calculando las posibilidades de acabar colgado del escroto por obra y gracia de Dominic. Ese desgraciado con nombre de fulana y un ejército para levantarse la autoestima.

Y claro, también está la opción más sencilla. Venderle a ese hijoputa la promesa de conseguir un helicóptero con piloto. Según voy acercándome a la barra donde esa mole grasienta y repugnante sirve matarratas, esta opción me gusta más.

Echo un trago de algo que tiene alcohol y sabe a mierda de caballo muerto. Me aclaro la boca como si fuera un colutorio y me lo trago. Aún no lo tengo claro. Pero podríamos joder a un gran cabrón quitándole la gasofa. A costa de perder potencialmente el culo.

Miro a mi apestoso compañero de fatigas. Creo que no le sentó muy bien que le arrancara los huevos a esa mierda que se propasó con la mujer. Le pregunto.

-¿Qué tenéis pensado hacer ahora?

Sonrío asintiendo a su reflexión, completamente de acuerdo.

Eres un puto sabio Eddie. Tienes razón, es una jodida bomba, pero nos vendrá bien tenerle cerca por lo menos para saber que no nos va a vender a Dominic o a los Omega.

Claro que no confio en él, no parece el tipo de persona que tiene amigos. Nos traicionará a la primera de cambio.-susurro al verle acercándose.

Observo a Marcus acercándose y le saludo con la cabeza levemente hasta que toma asiento a nuestro lado. Sonrío encogiéndome de hombros respondiendo a su pregunta entre susurros.

Seguir moviéndonos claro. Vamos a ir hacia Telos a por las semillas. También nos han dicho que allí buscan científicos e ingenieros. Podría interesarles la información que tenemos de la base secreta omega, podríamos ganar algo de pasta y erradicar la amenaza. ¿Te apuntas? Sea como sea no podemos quedarnos mucho tiempo aquí, mañana vendrán a buscarnos.

¿Qué te ha contado la piloto, algo interesante?

Miro a Allan un par de segundos, y asiento. Casi puedo ver mi cara de cabrón asesino en sus pupilas. Por algo me llamaban "el hombre bueno". Ahora me veo más bien como un hombre cansado y cada día más tarado. Como si un asteroide hubiera hecho saltar por los aires el suelo sobre el que caminaba.

Cuando me aseguro de que no hay ninguna bola de sebo cerca, ni ningún oído al alcance, le respondo. -Me ha dicho que quiere gasolina. Y que se la podemos pedir prestada a Dominic.

Me giro, para evitar la visión del michelín del puto posadero cuando se agacha para recoger un trapo mugriento. -Me ha dicho que nos cubrirá de oro si no nos cortan la garganta en el proceso.

No quiero tener nada que ver con un terrateniente. Ya he visto demasiada mierda por culpa de caudillos así. Y tampoco quiero joder a la rubia. Tiene algo que me gusta, casi que me tranquiliza...

-Me gustaría ir a Telos. Me imagino con un delantal y un sombrero de paja. Podando rosales y plantando tomates. Pero ya no crece nada de eso.

Tuerzo el gesto al oír la locura que propone la piloto. Niego con la cabeza, ya escarmentado. Susurro también.

La última vez que alguien me dijo que nos iba a cubrir de oro acabamos corriendo de los Omega mientras nos tiroteaban y soltaban a sus perros.

Sonrío recordando los recientes hechos, sintiéndome afortunado de poder estar ileso en un bar ahora.

No es muy inteligente, no. Genial, vayamos a Telos entonces y veamos que podemos sacar allí.

Vuelvo a elevar el tono para preguntar al posadero donde andan nuestras habitaciones, si es que se le puede llamar así al pozo de inmundancia donde nos van a alojar a cambio de un par de fichas. Al día siguiente con el primer atisbo de luz saldríamos de allí.

El posadero os señala una escalera que lleva al sótano. Una vez terminada vuestra mediocre cena, y viendo lo tarde que se ha hecho, optáis por ir a dormir.

El sótano es aún peor que el bar. Sin ventilación alguna os abofetea un hedor a humedad y sudor en cuanto bajáis las escaleras.
El lugar, a excepción de cuatro columnas, es totalmente diáfano. El suelo está repleto de colchones, debe haber casi una veintena de los cuales la mitad están ocupados.
Todo el mundo duerme abrazado a su mochila, un grupo de gente durmiendo es sin duda el paraíso de cualquier amigo de lo ajeno.
Elegís tres colchones en una esquina e intentáis conciliar el sueño entre ronquidos y el molesto ruido procedente del bar.

El crujir de los escalones os despierta casi al mismo tiempo. Primero comprobáis que tenéis todas vuestras posesiones, una vez confirmado observáis el sótano. Apenas quedan cuatro tipos durmiendo, el resto se marcha con lo que debe ser el amanecer.

En el bar hay un par de hombres bebiendo en la barra, el resto está totalmente vacío. Como único camarero hay un hombre muy parecido al obeso de la noche anterior, por la diferencia de edad suponéis que se trata de su hijo.
A través de la puerta del bar podéis ver como se están empezando a montar los puestos del enorme patio. No hay mucha gente por la calle, Nero parece calmado a primera hora de la mañana.

Aquel sótano apestaba a sudor y humedad, mala combinación para optar a un merecido descanso. Tampoco ayudaba el hecho de que no hubiera habitaciones individuales, por lo que habría que vigilar nuestras pertenencias e incluso nuestras vidas.

Duermo como malamente puedo y unos ruidos en los escalones de entrada me hacen despertarme bruscamente, cogiendo mi subfusil casi por instinto. Me esperaba a los Omega entrando a por nosotros, por suerte parece que no hay nadie, sería algún viajero que se marchaba.

Me desperezo y estiro para después despertar a Eddie con una pequeña patada en el costado - Hora de levantarse, su majestad. Iré un momento al mercado.

Me acerco a los puestos del mercado que están montando. Con un poco de suerte podría intercambiar mi rifle omega por otro similar con más munición y sin marcar. Echo un vistazo rápido a ver que encuentro mientras Marcus y Eddie terminan de prepararse.