Partida Rol por web

Gregoria toma en su desesperación intenta alcanzar la ventana trepando por la pared de la iglesia. Aun que derruida con varios espacios donde colocar manos y pies para trepar, la superficie polvorosa y quebradizo dificulta enormemente las cosas. Por lo que la pobre Gregoria apenas logra separarse del suelo. Entre lagrimas continua intentando sin parar.

-Mi pequeño! Necesita a su madre. Por favor ayudenmen!

Honesto mira desesperado buscando una entrada y ve la ventana completamente arañada, junta sus manos y las baja a la altura de sus rodillas. -Yo no llegaré pero os ayudo,vamos subid

"Amigos" grito Carlos, "acabo de encontrar una escalera de madera" continuó diciendo, "quizás alcancemos con ella la ventana sin dificultad.
Carlos coge la escalera y la apoya contra la pared, luego coge un palo del suelo y sube las escaleras para romper el cristal de la ventana y poder ver el interior de la Iglesia. Sujetando la escalera.
"Vamos chicos, creo que es la mejor opción que tenemos" arengó al resto del grupo.

 — Esa iglesia esta maldita, la ha tomado algún siervo del diablo. Por esas ventanas no cabe nadie, y todo esta sellado; esta claro que nada de los hombres puede entrar ni salir. Ese llanto tiene que ser un engaño del mal. Hagamos lo que debió haberse hecho hace meses y terminemos con esta pesadilla con fuego. 

Aniceto se trepó sobre Honesto para alcanzar la ventana. Pero cuando luego alcanzaron la escalera fue más fácil llegar.

Con el hacha golpeó la ventana hasta abrir un hueco para poder mirar si el bebé seguía allí antes de que sus vecinos le pusieran fuego a todo.

Aniceto das un golpe certero contra las tablas de la ventana. Tristemente el golpe solo rebota en las tablas sin hacerles mucho daño... Pero, te percatas de algo extraño al dar el golpe. Las tablas están sueltas, con moverlas a un lado se abre por completo la ventana. Al ver el interior ves una habitación pequeña, posiblemente la sacristía. Todo está destrozado, los muebles hechos escombros, los libros con las páginas y las tapas
rasgadas. No hay nadie. La única salida aparte de la puerta trasera (bloqueada por afuera) y la ventana de donde miráis es una pequeña puerta que da al cuerpo central de la iglesia.

De repente, escuchas un ruido y ves cómo varias figuras oscuras se lanzan hacia ti desde el techo!

Honesto llevaba unas ropas desgastadas, lo suficientemente ancha para que no se le marquen los brazos ni las piernas, pero imposible de disimular tremenda panza. Debajo de esa panzota se consigue ver lo que viene siendo la punta de un cuchillo, se intuye que lleva un cinturón, pero no se logra ver.
Una capa de piel en forma de armadura tapa parte de su pecho y espalda. Y colgando de esta una aljiba con flechas y un arco pequeño dentro. Y un pequeño zurrón.
Mantuvo la compostura mientras Aniceto se posaba encima de él para subir.
Después miró con cara de incredulidad a Carlos que traía la escalera.
-Ya la podías haber traído antes!
Se queja ante Carlos. Se prepara para subir por aquella escalera, rezando que aguante su peso y que no se caiga, no le gustaría ser el hazme reir del pueblo, ya le basta con las burlas que había sufrido durante años por ser tan feo y gordo.
Mientras va subiendo detrás de Aniceto se gira para mirar a Azzahr.
-Espero que tengas buenas piernas, intenta quemar la iglesia y tendrás que huir bien lejos si no quieres morir apaleado por el pueblo
Y continúa la escalada hacia arriba.

Camila que llevaba rato buscando por dónde entrar ya estaba a punto de darse por vencida al no encontrar nada, ni siquiera por dónde pudiera entrar un haz de luz, se sienta en una piedra grande que estaba entre los escombros y de pronto escucha a Carlos gritar que encuentra una escalera. Se recoge el pelo que llevaba rato molestándole y se hace una coleta de manera tal que no le rozaran la cara, se levanta y se dirige hacia donde esta Honesto y Aniceto. Al ver el agujero abierto piensa que tal vez si le dan unos golpes más quepa por él y le dice a Aniceto antes de hacer nada. 
-Pero di algo, que ves dentro? 

Carlos echó una mirada de perplejidad ante las palabras de honesto. 

"Si la hubiera tenido antes lo hubiera dicho!" respondió de no de muy buen humor. Acto seguido sujetó con firmeza la escalera para que los demás subieran en ella. Honesto y Aniceto subieron por ella para alcanzar la posible entrada al interior de la Iglesia. "¿alcanzáis a ver algo? ¿se puede pasar?" preguntó dubitativo. Carlos no era especialmente valiente, aunque sí le gustaba estar presente y ayudar en todo lo posible ante cualquier adversidad. Cuando escuchó las palabras de Al-Azzahr, un escalofrío le entró por todo el cuerpo, la sola idea de mezclar maldición y diablo no le gustaba en absoluto.
"¿porque dices esas cosas Al-Azzahr? ¿estás seguro de ello? preguntaba Carlos temblorosamente. La Iglesia era un edificio muy importante en el pueblo, sino el más valioso que tenían, ¿cómo iban a quemarlo y derruirlo? sería un sacrilegio a ojos de Dios. No, eso no es posible, se decía a si mismo.

 El delgado Aniceto cae de la escalera a dos metros del suelo sobre el rechoncho Honesto haciendo que ambos caigan. Todos ven como de la ventana sale un grupo de murciélagos asustados. Honesto solo se ensucio de tierra pero Aniceto esta algo magullado por la caída (Seria 1 PD por la caída, pero fuera del tutorial no se los informare en números)

 La escalera quedo en su lugar gracias a Carlos Fernandez que al sujetaba.

Joaquina, que estaba tranquilamente recogiendo flores en la zona cercana a la iglesia, no había escuchado nada de lo que sus parroquianos decían. No tenía muy buen oído y, sinceramente, muchas veces lo agradecía.

Sin embargo, el constante correteo de la gente a su alrededor la hizo mirar a la iglesia... justo a tiempo para ver la figura de Aniceto caer sobre Honesto desde una altura bastante considerable.

Agitando la cabeza, Joaquina guarda las plantas en uno de sus bolsillos, mientras se dirige a la pared de la iglesia, recontado mentalmente sus vendas, pues sabe que va a necesitar más de una.

A ver, a ver, apartaos, dejad paso. ¡Que alguien traiga un poco de agua limpia! vocifera Joaquina conforme se aproxima al lugar de la caída. ¡No os oigo moveros!

 Gregoria al ver como Aniceto caer de la escalera asustado por los murciélagos sube rápidamente la escalera para pasar por la ventana. 

-Mi niño! debo encontrar a mi pobre niño!

  Se escucho un golpe y después el lamento de la pobre mujer del otro lado de la ventana.

Honesto se levanta del suelo, golpeando sus ropas para sacarse la tierra que se quedó en ellas.
Mira hacia donde cayó su amigo.
-Aniceto estás bien?
Corre en su auxilio pero el lamento de Gregoria al entrar hace que se olvide del pobre Aniceto y sube corriendo por las escaleras.

Al ver el interior ves una habitación pequeña, posiblemente la sacristía. Todo está destrozado, los muebles hechos escombros, los libros con las páginas y las tapas rasgadas. En el suelo frente a la ventana esta Gregoria levantándose del suelo "Parece que paso por la ventana sin importarle la caída del otro lado". La única salida aparte de la puerta trasera (bloqueada por afuera) y la ventana de donde miráis es una pequeña puerta que da al cuerpo central de la iglesia.

Tras ver levantarse a Honesto, Joaquina se pone manos a la obra.

Empieza a examinar concienzudamente su cuerpo, buscando algún tipo de golpe en su torso, brazos y piernas.

Por desgracia, parece que la herida que tiene Aniceto está por encima de lo que puede curar en este momento con las vendas que lleva encima, y necesitaría sutura.

¡Que alguien me traiga hilo y aguja!