Partida Rol por web

Durante la exploración de Aniceto, Joaquina aprovecha para echar un vistazo a sus bolsillos, por si tuviese algo que pudiese hacerle daño... Pero no encuentra nada interesante, sobre todo con tanta gente mirando

 Al examinar a Aniceto te percatas de que solo tienes unas cuantas pocas magulladuras(1 PV de daño, Recuerdo que solo en esta primera partida de nociones básicas les diré el daño en números).

 No logras tomar nada de su bolsillo pero logras tocar la bolsa, estaba llena de monedas.

Notas que Joaquina al examinarte toco un poco tu bolsillo cuando poco tenia que ver con tu salud, aunque no tomo nada de el.

—Nada, nada, mujer. Que no ha sido nada.— De esta manera agradecía la ayuda a Joaquina— Solamente una magulladura. Hace tiempo que no pasas a ver a mi madre, deberías venir al campo. Pero ahora detenme esto.— Le dejó el hacha a la curandera y miró a la ventana protegiéndose los ojos del sol con la mano —¡Ea! ¡Esperad allí arriba! ¡Que el salto es alto!

Renqueando un poco fue hasta su caballo a buscar la soga, para luego subir la escalera y pasarla por la ventana a fin de ayudar a cualquiera a subir o bajar de la sacristía.

Todo pasó en un instante. Mientras Carlos sujetaba la escalera, Aniceto y honesto subieron, luego cayeron, acto seguido Gregoria subió como un rayo, y tras ella Honesto de nuevo, llegando estos dos a entrar en el interior de la Iglesia, y seguidamente Aniceto volvió a subir.

"Joaquina, ¿puedes sujetar la escalera? quiero subir a ayudar en lo que pueda" preguntó Carlos a la última chica que se acercó a la Iglesia con ganas de colaborar.

Carlos no sabía que se podría encontrar dentro, sentía curiosidad y miedo a partes iguales, pero su compromiso con la sociedad y el deber de ayudar eran más fuertes. Estaba ansioso por subir y adentrarse en el interior de la Iglesia.

Joaquina miró a su alrededor, y se percató de que entre la multitud estaba Indalecio, el recio hijo del comerciante de telas.

Indalecio, un muchacho fornido, pero de corazón débil, sería perfecto para sujetar la escalera mientras los demás subían.

Anda, Indalecio, sujeta esta escalera que voy a entrar a remendar a los que están dentro. Todavía me pregunto cómo ha conseguido entrar Honesto por ese agujero...

Recogió el hilo y la aguja que le habían traído y subió tras Carlos.

Le gustaban poco las iglesias, y menos aún entrar por la ventana de una de ellas, pero seguramente habría cosas interesantes ahí dentro...

 Saltas desde la ventana dando una voltereta al llegar al suelo, aparte de ensuciarte un poco de polvo estas en perfecto estado.

 Ves como Gregoria se levanta para dirigirse a la puerta que va al cuerpo central, esta algo magullada y se lamenta un poco.

 Al minuto vez a Aniceto subir por la ventana y tirar una cuerda al interior, bajando por ella, atrás de el le siguen Carlos Fernandez y Joaquina.

Indalecio miro a la señorita Joaquina con duda y algo de temor.

-Yo? Creo que es peligroso acercarse a esa iglesia señorita Joaquina... Pero si solo es sujetarle la escalera...

Indalecio se acerca dudoso y sujeta la escalera para que putos puedan subir

 En el interior ven una habitación pequeña, posiblemente la sacristía. Todo está destrozado, los muebles hechos escombros, los libros con las páginas y las tapas rasgadas. La única salida aparte de la puerta trasera (bloqueada por afuera) y la ventana de donde miráis es una pequeña puerta que da al cuerpo central de la iglesia.

 Gregoria Esta intentando forzar la puerta que da al cuerpo central de la iglesia, pero parece que esta trabada.

Joaquina busca entre los restos de los. Libros algo brillante, interesante... Por si hubiera una llave, unas monedas... Lo que sea.

Nada brilla, solo polvo, trozos de papel, cuero y madera.

Camila al ver que subían por las escaleras se queda mirando y pensando que hacer, de pie con las manos entrecruzadas. De pronto le viene una idea que inunda todo su pensar y corre a subir también por la escalera, cuando llega arriba del todo se topa con una cuerda y baja por ella. Ya dentro, escucha los ruidos que hace Gregoria tratando de abrir la puerta 

-Voy, te ayudo que sola no puedes mujer.

Comienza junto a Gregoria a forzar la puerta pero al ver que se resiste da un ligero chillido al resto.

-Ayudadnos por favor

- Joaquina, ¿Tienes el hacha? Con eso pueden voltear la puerta. ¿Necesitan que baje? -gritó Aniceto desde la ventana.

No era que tuviera miedo de bajar, sólo que tanta gente en un lugar así pequeño se estorbaría... Bueno sí, los rumores sobre lo que había pasado en la iglesia lo amedrentaban un poco.

si, aquí la tengo. Tened, seguro que en vuestras manos será más eficaz. dijo mientras acercaba el hacha a donde estaba Honesto.

Tal vez sería bueno que bajase, por si acaso

Honesto había subido por la escalera y sin esperar que pusieran la cuerda,saltó los dos metros desde la ventana, el gordo respingón pegó un gran salto y cayó dando una voltereta ensuciando una vez más sus viejas ropas.

Se sacudió antes de buscar a Gregoria.

-Estas bien? Los dos metros que subiste con la escalera seguían estando a este lado.

Bromeó al ver que estaba bien.
Al ver que la señora no estaba de bromas y se puso a intentar abrir la puerta Honesto empezó a mirar por la habitación.
Vio como tiraban una soga hacia dentro.

-Ya era hora, me hubiera evitado el topetazo

Camila empezó a descender por la soga y Honesto fue a ayudarla.
Seguido vio como bajaba Joaquina que le ofrecía el hacha.
Este la tomó y se dirigió hacia la puerta.

-Cuidado, creo que con esto podremos abrirla.Aunque ya os advierto que yo esto no lo usé nunca.
Honesto se acercó y golpeó la puerta con el hacha.

Camila al ver a Honesto acercarse con el hacha, se aparta para dejarle espacio. 
Seguidamente empieza a recorrer la habitación buscando alguna pista de que se podrían encontrar al abrir esa puerta. 

Carlos subió las escaleras, pasó por el hueco de la ventana y bajó por la cuerda. Una vez pisando suelo, vio que todo estaba desordenado y cubierto de polvo, era una habitación pequeña, varias personas nos encontrábamos allí dentro, cada uno a lo suyo, unos buscando cosas y otros intentando abrir una puerta bloqueada y que se les estaba resistiendo.
Pensó, que realmente no tenía las habilidades necesarias en una situación así, no se le daba bien buscar cosas, ni tenía la fuerza necesaria para derribar una puerta, ni siquiera era capaz de usar unas ganzúas para intentar abrir la cerradura de la puerta, no obstante, intentó probar fortuna.
"no soy muy diestro...pero puedo intentar golpear la puerta con ese hacha, déjamelo" dijo acercándose a los que se encontraban junto a la puerta. Le cogió el hacha de las manos a Honesto, se apartó un par de pasos de la puerta, agarró con firmeza el hacha levantándolo y luego lo dejo caer con todas sus fuerzas contra la puerta.

¿Y si en lugar de intentar derribarlo tratamos todos de empujarla juntos?

Joaquina se apoyó en la puerta y miró a los demás esperando que le echasen una mano

 La vieja pero recia puerta que daba de la sacristía al cuerpo central no estaba cerrada. Algo del otro lado de la puerta la bloquea, pueden sentir al empujarla como el objeto apoyado al otro lado de ella se mueve.