Partida Rol por web

Tornado invocó a los vientos para os alzaran y transportaran por la ciudad. El aire se arremolinaba a vuestro alrededor creando un empuje hacia arriba. No era incómodo, pero si uno no tenía cuidado podía acabar zarandeado o dando vueltas, lo que a veces podía resultar incluso divertido.

Dawn era el único que no se desplazaba de aquella forma, pues sus dones le permitían volar a mayor velocidad que la del tornado, de manera que iba de un lado para otro sin perderos de vista para cubrir más espacio.

Harlem era un barrio enorme, y desde lo alto, vuestra única esperanza podía ser que aquello que llamaban "singularidad" fuera grande y vistoso, de otra manera, iba a ser imposible encontrarlo, y de hecho, no parecía vuestro día de suerte, porque no sobresalía nada. No se había alzado la tierra, ni aparecido un dragón, ni formado nubes oscuras sobre un edificio. Nada especial. Pero sí que os acabásteis dando cuenta de que unos coches patrulla habían conectado sus sirenas y se dirigían apresuradamente en una dirección. Quizá era la señal que andábais buscando, de modo que los seguísteis hasta llegar a lo que parecía un instituto normal del barrio. Estaba claro que algo sucedía allí, pues se estaban concentrando varios vehículos policiales, y los agentes salían del coche, pero después se quedaban a las puertas del recinto, como si tuvieran miedo de ir más lejos.

Enseguida os llamó algo la atención. En la pista de baloncesto, una canasta parecía haber sido arrancada de cuajo - incluyendo el poste - y tirada después al suelo. Además, la puerta de entrada al edificio parecía haber sido reventada.

Concentrados en las puertas de entrada del instituto no sólo estaba la policía, sino un grupo de jóvenes, dos de los cuales estaban tendidos en el suelo heridos. De hecho, por la calle se veía venir una ambulancia.

Tardamos un poco en hallar algo fuera de lo normal, en honor a la verdad me estaba poniendo ya un poco nervioso cuando por fin aparecieron coches de policía con las sirenas encendidas, aquello siempre significaba problemas, solo esperaba que fuese la que buscábamos.

Tras analizar la situación por encima descendí a tierra con el resto de mis compañeros, no era seguro que aquello fuera la "singularidad", pero tenía opciones. Estaba convencido de ser el más capacitado para asumir el mando, así que lo hice al momento.

-Muy bien chicos, vamos a dividirnos.- Dije mirando a mis compañeros.- Tornie y yo entraremos en el instituto. La chica que susurraba a los pájaros y la lanzadora de tazas podéis indagar aquí fuera a ver que ha pasado. Tal vez la poli o los civiles os puedan decir algo. Os avisaremos cuando sea seguro.

De verdad creía que podían encargarse de la misión del exterior, pero el verdadero motivo por el que se lo había encargado era porque presentía que allí dentro iba a ser peligroso, y solo confiaba en que aquel tipo pudiera hacer frente a lo que hubiera dentro. Simplemente no podía permitir que les pasara nada.

En cuanto algo fuera de lo corriente llamó nuestra atención nos dirijímos hacia allí, y el hombre llamado Dawn tomó la iniciativa, y el mando. Aquello no me importó, pues nada estaba más lejos de mi intención que dirigir, pero no estaba nada de acuerdo con su decisión, y menos con sus formas.

- Por favor, llámame Tótem. - fue lo único que le dije antes de voltearme hacia Psiónica.

No me pareció el momento de ponernos a discutir, pero sin duda cuestioné por primera vez el que esto fuera a funcionar. Comenzar con tal desprecio no parecía augurar nada bueno. Había tenido que aguantar muchas cosas por ser nativo americana y mujer, y ahora no sólo se me cuestionaba, sino que mis habilidades parecían ser motivo de burla.

- ¿Polis de los nervios o curiosos agolpados? ¿Por dónde quieres empezar? - pregunté a mi compañera.
 

Estiró los dedos de la mano derecha, abriéndola a su costado sintiendo como empezaban a hormiguearle las puntas y el aire vibraba en su pa/lma calentándose a una velocidad alarmante para cerrarle de una vez por todas el pico al imbécil del casco.

Será payaso...

Estaba más que dispuesta a quitarle de en medio cuando Tótem, suave pero con firmeza intervino distrayéndola lo suficiente como para disipar la energía acumulada.

-A mí no me llames.- dio un paso hacia Tótem y se giró para dar la espalda al par de chicos. Nadie le había dado el puesto de líder y mucho menos permiso para tomarse esas confianzas con gente que no conocía... y en su caso, gente altamente inestable.
apoyó una mano entre los omóplatos de Tótem en un gesto conciliador (pese a no ser la más indicada para ponerse a ello).

-Si empezamos por los polis pueden colaborar para separar a los curiosos después ¿hm?- sonrió e indicó con un gesto de la cabeza a lo agentes más cercanos.

Los policías seguían vigilando las afueras del edificio, algo nerviosos. Un poco más allá, estaba el grupo de jóvenes con los dos heridos aún acostados.

Pudísteis ver que se os acercaba un hombre de piel negra, con gafas de sol, camisa roja y un cuerpo bien cuidado, de hecho muy musculoso. El hombre, de veintipocos años, llegó hasta vuestro lado evitando el ajetreo.

- Soy James, del Daily Glove. Os he visto llegar...

Señaló hacia arriba, indicando el cielo.

- No os he visto antes en las noticias... pero por el aspecto, algunos parecéis supertipos, otros no tanto. Imagino que venís a parar a esos... villanos, que han entrado. Y a salvar al rehén.

El joven movía lentamente la cabeza, como si os estuviera evaluando para saber si estaba en lo cierto.

Aiden decidió acercarse hacia la puerta del edificio. Pudo ver con mejor detalle la canasta arrancada. Era obvio que había algo muy fuerte allí dentro.

Tornado caminaba por detrás, aún no estaba convencido de qué tenía que hacer.

Hoy era un día caluroso. Pero al llegar hasta la puerta, pareció que aquello era un horno. Hacía un calor tremendo allí, tanto, que no podía ser normal.

Cuando Aiden se asomó, no sólo notó el axfisiante calor, sino que pronto pudo ver una figura femenina a lo lejos en el pasillo. La mujer llevaba un pasamontañas, y unas ropas de cuero negro, con una cadena de metal y cinto con clavos, un atuendo bastante macarra.

La mujer notó que había alguien en la puerta e inmediatamente entró en lo que parecían ser los baños.

El chico dió órdenes, ignorando por completo que se encontraba en un equipo. Pero dice que vaya con él.

"Chico listo", pienso, mientras Tótem le pone en su sitio. Le sigo mientras avanza decidido hacia el colegio. El calor me hace sentir algo más familiar, al menos durante tres o cuatro segundos, hasta que empieza a hacerse asfixiante.

La chica huye, y yo miro a Dawn.

- Cúbreme, cachorro.

Camino deprisa por el pasillo, hasta llegar al baño. No tengo el cuchillo en mi mano, pero si tengo la mano en tensión, preparada para cogerlo al menor signo de movimiento.

- ¿Quién anda ahí?

A las chicas no parecía haberle gustado demasiado mis comentarios, pero no importaba, lo importante era que estarían a salvo, cuando evaluara el riesgo podría ver si era seguro.

Tornie tomó la delantera, pero no me pareció mal, parecía un tipo rudo, y allí solo había una mujer, aunque con una pinta bastante sospechosa, y si ella era la que había arrancado la canasta...

-Ten cuidado, si ha sido ella la que ha hecho eso....- Aconsejé, señalando la canasta, listo para usar mis poderes de ser necesario.

Avanzaba tras Tornie, levitando unos centímetros sobre el suelo.

Echó los hombros hacia atrás, balanceando los brazos y enderezando la espalda según el chico de la camiseta roja se acercaba.

-Hmm...- dio como única respuesta a la afirmación de que parecían "supertipos", sin confirmar ni negar que ambas tuviesen algún tipo de don como Tornado... o venir de una fiesta de moteros extravagantes como Dawn.-de Daily Glove...¿James qué más?-preguntó con una caída de párpados aparentemente lánguida hizo una evaluación evidente que bien podía estar cuestionando los motivos por los que el chico se encontraba ahí o decidir que su pene desde luego no daba la talla con lo que se decía de su etnia.

-querido...-movió una mano haciéndola girar en el aire en un gesto distraído- como sea, puede ponernos en antecedentes- dijo con voz suave, arrastrando las palabras al aletear lentamente los labios para hablar-o puede dejarnos hablar con la policía local- pestañeó varias veces curvando las comisuras de los labios en una sonrisa- aunque sin duda sería de gran ayuda para nosotras.
 

Aquel tipo no me dio buena espina, aunque eso tampoco era ninguna novedad. Me dediqué a analizar su aspecto y dejé que Psiónica le respondiera.

- Si, creo que podrías sernos de ayuda. Aunque... - di un paso al frente, acercándome a él. - ¿Periodista? ¿Ahora tenéis gimnasio en la redacción? - le dije, dejando claro que creía que ocultaba algo, dado su muy musculado cuerpo.

El hombre titubeó ligeramente cuando ambas mujeres comenzaron sus preguntas. Se tocó las gafas como haciendo un poco de tiempo.

- Claro que os puedo contar lo que ha pasado. Por eso me acercaba, os vi llegar volando y pensé que os podía ayudar. Y sí, iba a gimnasio. Lo dejé hace poco de hecho. Y mi nombre es James Marshall. Del Daily Glove.

Sonrió a las dos jóvenes, tratando de romper lo que parecía tensión. Después trató de comenzar con el relato.

- Aparcaron en un Volkswagen rojo - señaló en dirección a donde se encontraba el vehículo - y bajaron dos hombres con pasamontañas, una mujer con pasamontañas, y otro hombre, que al parecer es subdirector del instituto. Los tres enmascarados vestían de negro, muy al estilo punk. Entraron en la zona y uno de ellos al ver al grupo de chicos jugando al baloncesto cogió una canasta, la arrancó, y gritando algo como "largo de aquí, negros de mierda", golpeó a dos. Evidentemente los chicos huyeron, y los cuatro entraron en el instituto. El subdirector también insistió en que se marcharan, pero por lo que describen los chicos, parecía asustado, y recibió algún empujón. Eso, más el hecho de que no fuera enmascarado, parece indicar que venía de rehén.

James hizo un gesto mostrando tres dedos. 

- No quiero ser pájaro de mal agüero, pero si ellos eran tres, y vuestros amigos son dos, yo creo que están en desventaja.

Metió la mano en el bolsillo y extrajo un iPhone.

- Espero haberos ayudado.

Os dirigíais en dirección hacia los baños cuando algo a la izquierda llamó vuestra atención. Había una puerta rota, en el que se podía leer la palabra "director" escrita. Lo que parecía ser el despacho estaba hecho un desastre, con la mesa partida, los componentes de un ordenador esparcidos y lo que era peor, el cuerpo de un hombre tirado en el suelo, inmóvil. Había sangre a su lado, por lo que no podía presagiarse nada bueno.

Además del calor que os hacía respirar con dificultad, se añadió un ligero olor a quemado, aunque no podíais ver nada ardiendo, ni se escuchaba nada anormal.

Al llegar al baño pudísteis comprobar que aquello también estaba en calma. Se podía ver una ventana abierta, y un papel hecho una pelota tirado en el suelo. La mujer a la que seguíais no se encontraba en la sala, o estaba escondida o había encontrado la forma de marcharse. Quizás había salido por la ventana.

Habíamos llegado hasta el baño, me había preocupado más que aquella mujer pudiera hacer algo que atender al hombre que habíamos visto por el camino, quizás un error, pero la decisión ya había sido tomada. No obstante no era tarde para rectificar, y aquella zona parecía tranquila.

-Echa un vistazo a ver si encuentras a esa chica, yo voy a ver si aquel hombre sigue vivo.- Le dije a Tornie.- Pero ten cuidado... avísame si ves algo, no te arriesgues.

Ni si quiera me planteaba que pudiera protestar, por lo que me apresuré a darme la vuelta para atender a aquel hombre. Esta situación, no encontrar claramente un objetivo al que machacar... me estaba poniendo muy nervioso.

Enarcó las cejas y asintió con la cabeza, sintiendo la curiosa molestia ante la reticencia de Tótem sobre la identidad del individuo y el hecho de que no hubiese mostrado en ningún momento la acreditación de periodista que debía llevar encima.

Los Iphone suelen recalentarse... en Europa hasta explotan.

-Los heridos van a ser atendidos, si Dawn y Tornado necesitan refuerzos...- miró hacia el edificio y, por un instante, la mirada se perdió en el horizonte, saliendo de su ensimismamiento-No podemos hacerles esperar.

O sí.

Los Iphone suelen recalentarse... en Europa hasta explotan.

Mientras miraba hacia el edificio esa frase se hizo presente en su cabeza y, por un instante, solo importaba aquél objeto que tenía el supuesto periodista entre las manos.

¿Qué va a hacer?

¿¿Volverán a escribir que soy un monstruo??

Que arda.

¿Y si va a llamar a alguien mezclado con esto?

Que arda.

¡¡No puedo dejar que le cuente a todos lo que pasa!!

QUE ARDA.

Y la superficie del móvil empezó a calentarse desde la batería hasta que los elementos plásticos empezaron a deformarse, el vidrio empezó a combarse y comenzó a arder por las altas temperaturas del dispositivo.

"Inesperadamente" el iPhone de James chisporroteó, soltando una llama hacia arriba. El joven apartó las manos del dispositivo, que cagó al suelo separándose la carcasa, la batería y el cuerpo. 

- ¡Joder, joder!

Gritó James mirándose las manos con gesto de dolor, y mirando después el desastre que había en el suelo. La pantalla del iphone estaba ardiendo y él comenzó a pisarla intentando apagar la llama, hasta que lo consiguió, aunque desde luego, aquello parecía inservible.

- Mierda, no... porqué tuve que comprarme un iPhone.

Se arrodilló en el suelo y tocó el aparato, como buscando algún tipo de memoria o algo que pudiera sacar. Soltó un gemido de dolor y sacudió la mano. 

La gente de alrededor se quedó mirando sin poder hacer nada.

Finalmente, James se levantó y le propinó una patada, lanzándolo lejos.

- Necesito una noticia. Necesito algo que llevar.

Comentó llevándose la mano a la frente e intentando pensar. Miró hacia la escuela, a los policías, a vosotras dos... como evaluando opciones.

-¿Hm?-giró el rostro teniendo un pase de primera al espectáculo del Iphone sobrecalentado y el periodista con las manos laceradas por el calor y su cuasi desesperación por no tener nada que llevar a su trabajo.

-¿Se encuentra bien? Vaya a que le miren esas quemaduras, seguramente los sanitarios le darán material para su trabajo.-No quería seguir perdiendo el tiempo pero la diplomacia se imponía, regalando al periodista una sonrisa preocupada.

Os miró con cara de circunstancia, más preocupado por el tema de las noticias que por sus manos.

- No creo que sea grave. La verdad, quizá me podríais ayudar vosotras. Me podríais conceder una entrevista o algo así, y hablarme de vuestro grupo. Después de que acabe ésto. Me podríais dar vuestro número.

Comentó buscando la forma de poder contactar con vosotras después.

Había comenzado a ponerme nerviosa, estábamos perdiendo demasiado tiempo.

-Si nos es útil tu información, nos pondremos en contacto contigo, pero seremos nosotras quienes lo hagamos. - dejé claro al chico, antes de que insistiera en lo del número. - Deberíamos examinar el coche, quizás haya algo en el Volkswagen rojo. - dije poniendo rumbo al vehículo.

Rasco mi cabeza, viendo como el chico se precipita de cabeza a una habitación con un cadáver. En fin.

- ¡Grita si me necesitas!

Una vez se quita de en medio, guardo el cuchillo y saco mi pistola. Por si acaso. Me asomo a la ventana, intentando ver lo que hay al otro lado, y fijándome si hay alguna pista. Aparte de eso, cojo la pelota en el suelo y la abro.

"Quizá sea una carta"

Por supuesto, no pierdo detalle de lo que se encuentra a mi alrededor, plenamente atento por si alguien decide atacar por la espalda.