Partida Rol por web

Archimagos

Prólogo

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11/05/2018, 11:16
NARRADOR

Madrid.

Capital de España y ciudad situada estrategicamente en el centro de la península.

Algunos dirían que esto es simplemente mera casualidad, incluso algo estratégico. Ambas ideas son ciertas, aunque la verdadera razón es que la ciudad se erigió aquí por ser un lugar de alta resonancia mágica. 

Por eso tanto el ministerio mágico como la organización de archimagos tienen una sede aquí.

Tal vez hayas vivido toda la vida aquí, tal vez seas de fuera, la cuestión es que has sido aceptado para formar parte de los Archimagos y, el centro del que operarás, está situado en la capital.

En tu carta de admisión daban un día, una dirección y una hora, siendo ahí donde te encuentras.

El cuartel general del ejército del aire, situado en el barrio de Moncloa y estando bien conectado con toda la ciudad.

Un edificio gigantesco, simétrico y visible desde la distancia.

Según la nota tenías que acercarte por uno de los laterales del mismo, donde hay una barrera y un guardia. 

Y, sin problemas, le puedes ver.

Un hombre mayor, normal y corriente, aunque, si te concentras, puedes ver una ligera niebla de arena multicolor cubriendo su piel: un mago.

Por la carta debías acercarte y entregarle esa misma carta que lees, y él te daría paso.

Así que allí estabas...

 

Notas de juego

Aunque aún faltan algunos detalles, podemos ir empezando.

Escribir un post solo para mí un poco contándome lo que hacéis y el acercamiento y todo eso ;)

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11/05/2018, 11:46
Bernardo Cubero
Sólo para el director

Aquella noche Bernardo apenas si llegó a conciliar el sueño durante un par de horas. La razón: aquella carta que había recibido y encontrado sobre su escritorio, en su propio dormitorio, hacía un par de días. El contenido era breve:

"Bienvenido al cuerpo de Archimagos. 11 de mayo de 2018. 9:00 horas. Cuartel general del Ejército del Aire (lateral). Pasar control de seguridad".

 Desde aquel instante, Bernardo no tenía conciencia sino de buscar la forma en que el tiempo transcurriera de la forma más rápida posible. Cuanto más lo intentó, menos lo logró. Pero el día y el momento parecían había llegado.

Era un típico día de primavera de Madrid, algo más fresco a primera hora, ascendiendo hacia una día de temperaturas medias soportables. Por si acaso, había pillado su bomber negra, a juego con sus vaqueros, algo desgastados, y zapatillas marca "El Ganso". Había salido pronto con el ánimo de acudir andando a su cita. Quería tomarse un último tiempo de reflexión y, sobre todo, de apaciguamiento. No quería parecer demasiado nervioso cuando llegara.

Joder! joder! Iba a ser un auténtico policía de la magia!! Ya se veía como un puto James Bond contra los magos malos!

Debía de controlar su adrenalina. Respirar hondo y procurar no parecer demasiado entusiasmado. No sabía lo que le esperaba, ni con quién se encontraría.

Entre una y otra cavilación alcanzó su destino: el cuartel general del Ejército del Aire. Era un edificio que Bernardo había visto mil veces. Situado al lado del intercambiador de Moncloa, era éste punto de quedadas para el inicio de los botellones de fin de semana que Bernardo se había bebido hasta decir basta; pero lo cierto es que nunca había entrado en él.

Las 9:00 era una hora en la que, por la arquitectura de Madrid, sus largas distancias en particular, la gente todavía se encontraba acudiendo a su puesto de trabajo. 

Desde su posición éste vio gran número de estudiantes que abandonaban el intercambiador para cruzar el parque del Oeste rumbo a sus respectivas facultades de la UCM. También, numerosos funcionarios acudían a sus puesto de trabajo en el imponente edificio, pero todos se dirigían a un punto de entrada ubicado en la parte opuesta al que Bernardo había sido citado.

Bernardo se dirigió al lateral convenido en actitud observadora. No le fue difícil localizar a un tipo, mayor en edad, ataviado con uniforme de seguridad. Un examen mas pormenorizado permitió al chaval apreciar una ligera niebla de arena multicolor cubriendo su piel: un mago.

- Buenos días - Bernardo esperó una respuesta a su saludo, pero el tipo se limitó, radio en mano, a observarlo y esperar más información- Creo que he sido citado en este lugar....

El sujeto, de nuevo sin mediar palabra, se limitó a mirar a Bernardo unos segundos a los ojos. Tras ello, alzó su radio, dijo unas palabras que el joven no alcanzó a comprender y le brindó acceso.

Respiró hondo.

- Bueno... pues ahí voy....

 

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11/05/2018, 16:00
Pelayo Arias
Sólo para el director

Era el comienzo. Al fin había llegado el día en que mi carrera lejos de los negocios de mi familia iba a dar comienzo. Atrás quedaban los años de preparación para seguir los pasos de mi padre, una tarea que lamentablemente quedaría en las exclusivas manos de mi hermano mayor. Lo sentía por él, puesto que era conocedor de la opinión que nuestro padre tenía de él, pero al menos ahora la decepción familiar dejaría de estar acaparada por él.

Me vestí de la forma más elegante y pulcra posible, y me aseguré de tomar algo para el dolor de cabeza antes de salir de casa. Por supuesto, también llevaba sobres por si debía tomar algo más a lo largo de la jornada, pues las jaquecas me resultaban frecuentes. Con mi madre acostumbraba a bromear con que el día menos pensado me diagnosticarían algún tipo de tumor en la cabeza, que lo bueno era que sabía de lo que iba a morir. Por supuesto, a ella no le gustaban aquel tipo de bromas, pero cuando me echaba a reír por ello lograba arrancarle una sonrisa.

Era de las escasas personas con quien podía permitirme una relación así, sincera y alegre. Por no decir la única.

Con mis gafas oscuras, pues el sol me molestaba demasiado, me acerqué en taxi al lugar acordado, el barrio de Moncloa. Allí se encontraba el Cuartel General del Ejército del Aire, que era donde debía acudir. Siguiendo las indicaciones, debía presentarme ante una persona de uniforme, mayor y con aspecto tan corriente que nadie repararía en él. Sin embargo, con un simple escrutinio podía descubrirse su verdad. Era triste que mi mayor habilidad fuera la que sumía en la mayor de las desdichas, pues descubrir la verdad acerca de los demás me mostraba lo solo que me encontraba en el mundo. Cuanto más sabía de las personas, menos quería estar con ellas.

Buenos días. -Saludé al hombre, tendiéndole aquella misiva con una amplia sonrisa- Me han indicado que debía presentar este documento aquí para poder entrar.

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11/05/2018, 23:36
Alexia Plourde
Sólo para el director

Llevaba 4 días en Madrid, ansiosa, nerviosa incluso, había decidido venirme antes con la única intensión de sentarme a algunos metros de distancia del edificio y desde el silencio y la soledad, contemplar todo lo que sucedía a su alrededor. En mi mochila mi cuaderno de hojas en blanco donde he ido dibujando todo lo que veo, lo que siento y lo que sueño, entre mis dedos un cigarrillo que se consume lentamente con cada calada que le doy, y sobre la mesa de la terraza en la que encuentro sentada desde hace horas, la misma que llevo utilizando durante estos días, un café americano que voy bebiendo sorbo a sorbo.  

Sabía o me gustaba creer por qué estaba aquí. Me había esforzado por ser aceptada, por hacer de mi vida algo más que un caos eterno de autodestrucción y autocompasión. No, esa no era la forma de honrar a mis padres, no era manera de vivir, pero ahora que solo me separan de mi destino unos pocos minutos me entran las dudas...el miedo.  

¿Estoy lista para esto? Por supuesto que no, pero tampoco tenía pensado echarme atrás, no después de todo el tiempo invertido en salir de ese foso en el que yo sola me había metido. Había conseguido llegar hasta aquí, y aunque sabía puesto que el don que me acompaña desde la cuna me lo había advertido, que no sería fácil, no sería capaz de convivir conmigo misma si no daba de una vez un paso al frente.  

Así que tras acabarme el café dejé el euro treinta sobre la mesa, y tras despedirme de los camareros con la mano y una sonrisa, cruzo la calle y me acerco al lugar donde debo entregar lo que es mi pase de entrada. Mis pasos resuenan en el suelo con la misma fuerza que siento latir mi corazón, mis mejillas, blancas de por sí, palidecen un poco más a medida que cruzo la calle. Respiro profundamente y me acerco hasta el hombre quien, si bien tiene una apariencia normal, aquél halo que lo envuelve delata su verdadera identidad -  Buennas Tardess – saludo al hombre en mi español precario y cuasi inexistente, y es que si bien mi ingle era fluido, aun y a pesar de los años, mantenía el acento francés casi intacto, haciendo que mi hablar fuese cuanto menos divertido.  

Pero sin decir mucho más, saco de mi bolsillo el sobre y se lo ofrezco, ya no hay vuelta atrás...sea lo que sea, todo comienza ahora.  

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11/05/2018, 23:56
Laylah Bosch

Aquella ciudad le era completamente desconocida, y podría ser la típica turista que no sabe a dónde ir con tanto sitio icónico, relevante, histórico e incluso de digna admiración por la arquitectura; pero Laylah caminaba a paso seguro sabiendo a dónde ir sin dejar de observar el sitio que seguramente debía memorizar para no terminar perdiéndose, pues prestar la debida atención a su alrededor era la garantía personal de que sabría por dónde andar sin recurrir a otros y por su propia cuenta.

Su sonrisa no era tranquila, rebosaba de orgullo y satisfacción por haber alcanzado una meta que se propuso ya hace varios años. Antes de partir se había despedido de Daren pidiéndole que se portara bien, una despedida rápida a su padre y una llamada de menos de un minuto a su progenitora en el que le deseaba lo mejor en su primer día, tal como se desea a un niño cuando se le deja solo en la escuela. Laylah constantemente les recordaba que ya no era una infante, pues lo había dejado de ser tiempo atrás y ahora establecía su propio camino como Archimaga. Definitivamente estaba bien consigo misma por dicho logro.

Ese día, el sol estaba apacible y la rutina de los humanos o magos que transitaban a su lado y al otro lado de la cera le evocaban un tic-tac urbano que no le molestaba, tan solo le indicaba el paso del tiempo al que todos debían seguir como el agua a la corriente de un río. Y luego de un rato miró al hombre que ubicó como al que debía acercarse, un guardia que cumplía con su deber.

La sonrisa de la pelicastaña se relajó y se fue acercando con cautela para no asustarlo. Al mismo tiempo, sacó la carta que se le había entregado y la dejó a resguardo en su mano para no llegar de buenas a primeras tendiendo el objeto como si nada.

-Buen día-habló Laylah en tono educado, bastante cordial para iniciar una conversación casual. Debía reconocer que ella era no era una humana; mas revelando su novatada ante la institución y sus procesos, esperó a que aquél guardia contestara su saludo para luego extenderle la carta.

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12/05/2018, 11:58
Sol Balaguer
Sólo para el director

Definitivamente, no me gusta la ciudad. No esta ciudad en concreto, no. Ninguna ciudad. Demasiado ruido, demasiada gente. Coches, gritos, el día a día acelerado.

Yo soy de campo, de tranquilidad y silencios, de trinos de pájaros, de arroyos cantarines.

Pero aquí estoy, con mi carta en la mano, con mi experiencia puesta.

El hombre de uniforme de guardia emite un aura inequívoca de mago. Y está donde debería estar, en la parte lateral del edificio, junto a la barrera. Me acerco, carta en ristre, y se la tiendo.

-Hola, buenos días. Estoy citada ahora, si es que no me he confundido. Aquí tiene mi citación...

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14/05/2018, 17:11
Eireen
Sólo para el director

(A las 18:00 del lunes, encapuchado y con las manos en los bolsillos, se acerca al edificio por el lado, y al estar cerca del hombre y notar esa arena iridiscente rodeando su piel, sacó la carta de una maleta de cuero que llevaba colgando al costado y se la muestra doblada y dentro de su sobre, de forma intacta, directamente al mago,sin dejar de verlo a los ojos)...

-En la carta anota que debo estar acá para esta hora.Supongo que debo presentarme -suspirando de forma pesada-Soy Eireen.-De su bolsillo sacó una piedra, y mirando primero a ambos lados percatándose de que no había nadie cerca la moldeó en un cubo sobre su mano,todo frente al mago

Notas de juego

Corrección lista. Gracias por ello.

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15/05/2018, 18:09
NARRADOR

El agente, cuando te acercas y le enseñas la carta, sonríe:

-¡Oh sí! Le están esperando. 

Comento tras verificar un momento los datos del documento que le dejas.

-Pase por favor. Siga por aquí recto y tiene que entrar por la tercera puerta a la derecha, en la fachada del edificio. Esa es la zona para nosotros -mientras dice eso señala en la dirección indicada-. Las otras dos puertas dan a la parte del resto de... humanos -añade aquella última palabra en un tono más bajo-. Suerte.

Y tras esto se despide de ti.

Haciendo caso, sigues las indicaciones y llegas hasta aquella tercera puerta, la cual cruzas sin problemas.

Al otro lado de la misma te espera una sala de espera bastante moderna. 

De echo, por suerte o por desgracia, no dista demasiado de cualquier otro tipo de sala de espera que puedas encontrar en cualquier otra entidad o ministerio. No había cosas volando, ni hechizos mágicos que sellen puertas, ni nada así... Todo bastante mundano.

De hecho hay una pequeña mesa de recepción, con una mujer en ella, la cual te sonríe al verte entrar.

-Usted debe ser uno de los nuevos reclutas -dice con educación-. Por favor, espere unos minutos.

Y, de todos los sitios que había, ves que no todos están libres, ya que no eres el primero en llegar.

Por un lado había seis chicos, bastante diferentes entre ellos.

Podías ver desde uno con traje y corbata, varios más normales con camiseta y vaqueros; uno con un polo y un último con camisa negra que parecía más listo para salir de fiesta por la noche que para algo como entrar en el cuerpo de archimagos.

Pero, no son los únicos, porque también hay varias chicas.

Ellas son menos que ellos, pero aún así bastante diferentes.

Dos más normales, una con un vestido rosa muy de "niña buena" y una cuarta con una indumentaria más provocativa.

Mientras observas la escena, casi al mismo tiempo que tú entran más personas*. 

Notas de juego

*Esa última frase significa que vosotros vais llegando a la vez. 

La única que no está es Daniela, así que por ahora no la marquéis.

Si os movéis por la sala pues mensaje público, y si solo narráis pensamientos y cosas así, pues privado. ¿Sí?

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16/05/2018, 05:32
Eireen

Hago una leve reverencia en respeto a la mujer en recepción y me coloco en una esquina, sin hablar con nadie y esquivando, de forma que quedo en una esquina, alejado.

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16/05/2018, 05:36
Eireen
Sólo para el director

Pensando para mis adentros: Joder es mucha gente... Ojala esto acabe rápido o no haya que socializar, sería un incordio- mientras jugueteo con el cubo de piedra en mi mano para entretenerme.

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16/05/2018, 11:19
Sol Balaguer
Sólo para el director

Al igual que no me gusta la ciudad, no me siento cómoda dentro de espacios cerrados. Y tampoco entre mucha gente. Y allí hay mucha, mucha gente reunida. Esperando, como yo. 

No es que sea tímida, o sienta vergüenza, no es nada de eso. Simplemente me agobian las multitudes, las aglomeraciones. Pero entiendo que estoy en un sitio en el que eso es precisamente lo que voy a encontrar. Más personas, más como yo, buscando lo mismo. Acceder a la élite de los magos. 

Veo a un muchacho de pelo albino que se ha quedado en un rincón tras saludar a la recepcionista. Y a un montón de jóvenes más. Todos desconocidos, todos asumiendo su papel. Pisando fuerte...

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16/05/2018, 11:24
Sol Balaguer

-Hola, Sol Balaguer. Efectivamente, soy una... nueva recluta. 

¿Nueva recluta? ¿eso es lo que soy...? Sí, eso somos todos aquí, entonces...

Sonrío y me alejo de recepción. Hay mucha más gente por allí, esperando. Ninguna cara conocida, lo que no me extraña, soy una mujer de campo, solitaria. Y como otros, me acerco a una protectora esquina, y me siento en una silla vacía. Desde allí puedo ver al resto, y a los que entran. Por ahora prefiero no iniciar conversaciones.

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16/05/2018, 12:29
Bernardo Cubero

Cuando Bernardo accede a la recepción no deja de sentir una cierta desilusión. Quizás se estaba esperando algo más a lo Harry Potter  o algo así.... quizás tampoco aquello pero... ni tanto, ni tan calvo...

En fin, es lo que hay... Piensa Berbardo mirando a la secretaria que les recibe. No es precisamente Miss Moneypenny.. aunque... nunca se sabe... tal vez esconde su verdadera apariencia bajo un sortilegio.

Dirige su vista hacia el resto de ¿aspirantes? que coinciden en la sala.... - Qué hay?

Sin esperar respuesta elige una silla cerca de una de las chicas que aguarda en la sala... cómo no? la que a su juicio está más buena intentando entablar conversación...

- ..Y dime... cuáles son tus poderes....?

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16/05/2018, 16:34
Daniela Belmonte
Sólo para el director

Me desperté con la misma ropa que llevaba ayer: una chaqueta de pana color crema, demasiado oscura como para no dar calor, demasiado clara como para no ocultar las manchas de sangre cocida del bistec de anoche. Los pantalones anchos azul marino de chandal no mejoraban el aspecto, y el pelo grasiento y echado a la izquierda por la posición en la cama, tampoco. Como mínimo iban a conjunto con el sarro de los dientes.

Sudada como un pollo a la brasa, me incorporé en mi pequeño nicho al que hacía llamar "casa". Muebles de la calle, baldosas viejas y resquebrajadas que demostraban las pocas probabilidades de que mi piso tuviera cédula de habitabilidad, todavía hojas de apuntes por el suelo y la mesita al lado de la cama. Me encantaba mi casa.

Y oiaba el puto despertador, así que lo callé a golpes con la mano abierta, y con un bonito ¡calla, imbécil!, que era una de las cosas más reconfortantes a decir por la mañana. Como no soy un animal salvaje, los golpes con la mano abierta fueron a donde tenían que ir, y silencié el reloj sin que este sufriera daños aparentes. Bueno, seguramente a la larga los sufriría, pero eso era problema del imbécil que diseñó el despertador, no mío.

Me olí el sobaco. Olía tal y como quería: olía a que no se me acercaría ni un solo gilipollas superficial en todo el día. Sentada en la cama, todavía con la nariz reconociendo la axila, me fijé en la carta sobre la mesita. Volví a mirar el despertador. Así que era por eso... La agarré de un tirón, como si se la estuviera quitando a alguien de las manos, cosa que, de hecho, mis padres creerían que estaba haciendo. Que os den fuerte. Releí furiosa. 

Finalmente me levanté, y lo primero que pisé fue el plato del bistec de la noche anterior, porque seguía en el suelo. Lo metí debajo de las sábanas con cubiertos y todo porque no quería volver a pensar nunca más en ese plato, y me calcé. Ya estaba vestida, así que con los zapatos ya tenía todo lo que necesitaba para salir a enfrentar lo que fuera. Fruncí el ceño antes de abrir la puerta, y eché un hasta luego a mi casa, que era mi mejor amiga y mi peor enemigo. O eso era mi mente, no me acuerdo ni me importa.

Las calles de Madrid dan asco. Estaban llenas de gente que me miraba mal, así que yo les miraba peor, si me aguantaban las miradas les respondía, ¿algún problema? ¿Eh?, y yo no estaba haciéndole nadaa malo a nadie, solo estaba caminando hacia mi trabajo. Sospecho que es así en todas las grandes ciudades, todas deben dar asco, pero por experiencia personal, los pueblos y el campo tampoco se salvan. ¡El mundo da asco! Y al terminar de pronunciar eso, eché unas monedas en el vaso de un mendigo, con suficiente fuerza como para romperle la cara al presidente.

Finalmente llegué al lugar de la cita. El tipo al que debía darle la carta me dio rabia: no parecía libre. A pesar de eso, no pude evitar sentir respeto por él; era un mago, y uno con trabajo. No todos conseguían eso en un mundo tan asqueroso como el nuestro, debía tener una buena historia detrás de ese semblante de idiota. Lo saludé con un tono de voz que olía a maldiciones. Buenos días. Saqué la carta de un bolsillo del pantalón, y se la alargué como si fuera a pegarle en el estómago con ella. Me tienes que dejar pasar. ¿Como va todo?

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16/05/2018, 21:16
Pelayo Arias

No me hacía falta hacer uso de mi poder mágico para saber de antemano lo que me dijo aquel guardia en primer lugar. Era obvio que me estaban esperando, habida cuenta de que eran ellos quienes me habían citado. De hecho, estaba haciendo un gran esfuerzo por no leer sus pensamientos, tal como me forzaba a hacer a menudo. Leer la mente de la gente que me rodeaba tan sólo me traía amargura, de modo que ¿por qué hacerlo? Era mucho mejor vivir en la ignorancia. Los tontos siempre eran felices.

Pero, para mi desgracia, era tan curioso como inteligente.

Seguí las instrucciones hasta alcanzar aquella sala que teníamos reservada. Era una estancia de lo más común, y no vi motivo por el que sorprenderse por ello. La ostentación del poder mágico me resultaba patética, un intento ególatra de situarse en una posición superior de forma poco natural y menos estiliza y elegante aún.

No entré yo sólo en el lugar, ni tampoco estaba vacío antes de mi llegada. De hecho, había unis cuántos reclutas más allí dentro, segregados de forma natural en función de su sexo. Era curioso cómo la mente humana tendía a buscar la aprobación y seguridad de grupo en función de ese factor antes que cualquier otro. Era una simple imagen, un estereotipo, pero ofrecía un refugio a la mente. En algo debía darles la razón, y es que hombres y mujeres pensaban de manera distinta, en cierto modo. Eso no necesariamente les llevaba a las mismas conclusiones, pero la forma de pensar en general guardaba sutiles diferencias entre unos y otras. Podía hacer una tesis sobre ello, pero a nadie le importaría una mierda y a mí sólo me despertaba cierta curiosidad.

Algunos de los que llegaban conmigo se alejaron buscando un rincón solitario. No tenían intención de socializar, por falta de interés o por temor. Era algo que podía averiguar, pero resoplando con hastío me recordé que eso no traía nada bueno. Si no querían hablar, que se fueran a sus rincones a estar callados.

Otro de ellos no tardó ni dos segundos en ir en busca de una de las féminas presentes. En un primer momento pensé que la conocía, pero pronto se hicieron evidentes dos cosa. La primera, que no la conocía. La segunda, que era un ligón bastante ridículo. ¿Preguntar por su poder mágico antes siquiera que por su nombre? La tía debía ser gilipollas si eso funcionaba. Claro que el mundo estaba lleno de gilipollas, así que lo mismo el chaval tenía suerte a pesar de todo.

Por mi parte, me quedé cerca de la puerta, no en el centro de la estancia ni tampoco ocultándome en un rincón como un perro apaleado que huye a lamerse las heridas. Me quité las gafas de sol y me desprendía del pañuelo que llevaba al cuello, guardando ambas cosas en los bolsillos interiores de la americana. En algún momento vendría alguien a por nosotros, de modo que era una cuestión de paciencia.

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16/05/2018, 23:06
NARRADOR

El agente, cuando te acercas y le enseñas la carta, sonríe:

-¡Oh sí! Le están esperando. 

Comento tras verificar un momento los datos del documento que le dejas.

-Pase por favor. Siga por aquí recto y tiene que entrar por la tercera puerta a la derecha, en la fachada del edificio. Esa es la zona para nosotros -mientras dice eso señala en la dirección indicada-. Las otras dos puertas dan a la parte del resto de... humanos -añade aquella última palabra en un tono más bajo-. Suerte.

Y tras esto se despide de ti.

Haciendo caso, sigues las indicaciones y llegas hasta aquella tercera puerta, la cual cruzas sin problemas.

Al otro lado de la misma te espera una sala de espera bastante moderna. 

De echo, por suerte o por desgracia, no dista demasiado de cualquier otro tipo de sala de espera que puedas encontrar en cualquier otra entidad o ministerio. No había cosas volando, ni hechizos mágicos que sellen puertas, ni nada así... Todo bastante mundano.

De hecho hay una pequeña mesa de recepción, con una mujer en ella, la cual te sonríe al verte entrar.

-Usted debe ser uno de los nuevos reclutas -dice con educación-. Por favor, espere unos minutos.

Y, de todos los sitios que había, ves que no todos están libres, ya que no eres la primera en llegar.

Por un lado había seis chicos, bastante diferentes entre ellos.

Podías ver desde uno con traje y corbata, varios más normales con camiseta y vaqueros; uno con un polo y un último con camisa negra que parecía más listo para salir de fiesta por la noche que para algo como entrar en el cuerpo de archimagos.

Pero, no son los únicos, porque también hay varias chicas.

Ellas son menos que ellos, pero aún así bastante diferentes.

Dos más normales, una con un vestido rosa muy de "niña buena" y una cuarta con una indumentaria más provocativa.

Mientras observas la escena, puedes ver otras personas* que parece haber entrado justo antes que tú.

Notas de juego

*También están tus compañeros.

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16/05/2018, 23:09
NARRADOR

Mientras algunos de los recién llegados se están asentando, veis llegar a... ¿Una chica? ¿Un chico?

Desde luego es una persona particular.

Por un lado por su aspecto... Bastante descuidado y desaliñado...

Por otro lado por su edad, ya que parece la más mayor de todos los presentes.

 

 

Notas de juego

Ya podéis marcar a Daniela en los mensajes.

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16/05/2018, 23:34
Alexia Plourde

Agradeciendo al hombre que me indicaba hacía donde debía ir, seguí con este camino que no había querido aventurar, dejándome sorprender por primera vez, permitiendo a las dudas agolparse en mi cabeza, al tiempo que el humo de mi cigarrillo dejaba tras de mí una estela blanquecina. No sabía que debía esperar, pero fuese lo que fuese, estaba dispuesta a afrontarlo, por primera vez, sin intentar escapar.  

Así que tras consumir por completo mi pitillo, después de respirar profundamente una vez más, abrí la puerta y seguí caminando hasta donde ya habían unos cuantos que, y sin necesidad de ver más allá de lo que mis ojos alcanzan a ver, sabía que estaban por la misma razón que yo aquí - Bonjour - saludé a los presentes en mi idioma natal, fijándome en cada uno de los presentes más de lo que quizás era necesario, para después, irme hasta una de las paredes y tras apoyar en ella mi espalda tras sentarme en el suelo, saqué mi block de dibujos y un par de carboncillos, y me puse a dibujar.  

Pero a diferencia de otras veces, no se trataba de plasmar aquello que veía en mis visiones, sino que más bien era un mero acto de relajación, dibujando sin mirar, dejándome llevar únicamente por el sentir.  

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17/05/2018, 02:42
Daniela Belmonte

El tipo de la entrada me pareció decente, a pesar de que su forma de hablar era realmente idiota. Gracias jefe, pase buen día. Saludé con la mano y caminé en la dirección que me había indicado. Me estaba asando con la chaqueta de pana, pero no me la quería quitar porque sentía que me protegía de la porquería estética que supuraba más fuerte con cada paso.

Y no muy lejos, me encontré una salita que parecía la sala de espera de la comisaría para renovarse el DNI, solo que llena de niñatos y niñatas con pinta de perfectitos, nenes de papá y otras cosas despectivas que se me podrían haber pasado por la cabeza, pero preferí centrarme en que, por suerte, yo olía mal. Puse cara de haber mordido limón tras una mirada fugaz al panorama, y fui a sentarme ancha como una O en la primera silla que encontré. Entre tanto adolescente, me sentía como un puto espectro. 

¿Con estos tengo que trabajar? Agarré un extremo de la chaqueta y lo bamboleé para que pasara un poco el aire, sin duda el clima daba asco, y más en esa sala. Pensé que bueno, tampoco deben ser tan ineptos como parecen, al fin y al cabo se sacaron el examen. Intenté mirarlos otra vez con buenos ojos, pero me seguían pareciendo niñatos. Me dije que ya los iría conociendo, o los odiaría por completo y no haría falta, lo que llegara primero. Y lo que llegó primero fue un saludo en francés.

Lentamente, como un felino acechando a su pájaro, fui girando la cabeza hasta la chica que había pronunciado ese "Bonjour". Su saludo me había pillado con el ceño fruncido, y no tenía intención de cambiar la cara por ella. Dibujando. Buenas. Mi voz salió ronca, flemosa. ¿Qué eres, gabacha? 

Notas de juego

Hola hola!

No os asustéis con Dani, es borde pero no es mala! Os manda amor secreto, pero ssshhh es un secreto. (claro que podéis ser bordes con ella)

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17/05/2018, 03:10
Laylah Bosch

Con una sonrisa discreta, Laylah correspondió al saludo del guardia y caminó guíandose por las instrucciones de éste y así no perderse en ese sitio que le era completamente nuevo. Antes de llegar a la sala, la joven pensaba en todo lo que el oficio podía brindarle en su mejoría personal y de lo que haría en cuanto comenzara, pero nada más al arribar se topó con otras personas que estaban antes que ella u otros que también apenas se acomodaban. Su sonrisa se mantenía en su lugar mirando de manera rápida y eficaz los rostros de los presentes.

-Buen día-saludó con cordialidad a la vez que buscaba algún asiento o sitio donde pudiese esperar sin problema alguno. 

En lo que indagaba en dónde acomodarse, una mujer mayor al resto llegó y le saludó con un movimiento leve de cabeza. Esa cortesía continuaba en su porte, pues no estaba a disposición de que en esos instantes ocurriese algo que "rompiera" la rutina que se llevaba a cabo ahí mismo.

Al final, Laylah se decidió por recargarse en una pared en una posición que le permitiese ver toda la sala de espera. El gesto curvo de sus labios se menguó, pero continuaba como un fantasma a punto de aparecerse cuando fuese requerido. 

Esto es... entretenido.