Partida Rol por web

Bien, hay un muro semiderruido bastante alto, y un hombre escondido detrás de él.

La traducción que le dan en castellano es "barrera de estallido" pero prefiero derribar barrera, o cualquier otra cosa.

El conjuro no está hecho para se ofensivo, y en el manual no dán ninguna indicación de poder usarlo de ese modo, pero bueno. en este caso te dejo, dado a que la tirada de reflejos, era para que él os tirarencima ese muro XD haz una tirada de ataque mágico para establecer la tirada de reflejos para mitad de daño por que se le derrive la pared encima.

Uf... tienes la ficha hecha un desastre... lo que no me cuadra es de donde sacas 18!!! puntos de poder... hay mas cosas, pero, revisala.

la tirada magíca la he pusto pa fijar su CD de reflejos. que va a ser....poca xD

describe tu acción para Todos

Tauren retrocedió de la pelea, tratando de quedar lejos del combate. Sus manos se movían rápidamente bajo su túnica mientras su mirada recorría la zona donde el ahora fallecido Severius había indicado que había otro hombre escondido.

pos, no XD:

tus puntos de poder BASE son 4 +2 sab+ 1 /2lvl es decir : 9

ahora.

puedes incrementar tus PP por encima de tus puntos de poder BASE, haciendo sacrificios humanos, o rituales especiales...

Bien,  Tauren después de hacer unas cuntas cosas muy extrañas señala con un golpe seco a un muro cercano, que bruscamente sele despedido en dirección opuesta a Tauren golpenado violentamente contra el suelo.

Extrañamente no se oye ningun ruido del golpe ni de la desquebrajación del muro, sino un brito de barón asustado y de dolor cuando este cae al suelo con un sonigo ahogado y sutil  "chof"

Wúlferi intenta atacar con su espada hancha, pero el mendigo la esquiva sin ninguna dificultad, y contraataca rápidamente a Wulferic, soltándole un aluvión de ataques, que le dejan mal herido.

Turno de Domingo.

Tras un intenso intercambio de ataques entre los luchadores, Domingo da un pequeño paso para poder atacar al mendigo des de 2 bandas distintas y sigue con su lluvia de sablazos.

El primero pasa cerca de la pierna del enemigo sin causar daños. El segundo, mucho más preciso, va directo a la articulación del brazo derecho del vagabundo y se hunde profundamente.

El contraataque del mendigo es letal, y Wulferic es el segundo en caer tras el Aquilonio. Ver a su compratiota desangrándose en el suelo sólo consigue enfurecerle, y balancea su enorme espadón de lado a lado con rabia desmedida.

- Maldito bastardo, te voy a partir en dos!

Con el rápido corte de Domingo, al mendigo cea al suelo escupiendo ago de sangre.

y cuando Halgar se interesa por Wúlferic, este se apoya en su espada.

-Tranquilo, amigo estoy bien!, demonios, que este modo de luchar de los `pequeños Zíngaros no deja de sorprenderme.

Intenta levantarse, pero sale un chorro de sangrede su herida. parece que es mas profunda de lo que parecía.

Mierda!

Amigos, creo que no voy a poder continuar con vosotros, retrocederé hasta la casa en ruinas, y llevaré lo que queda de Severius conmigo. Me caía bien ese afeminado Aquilonio, tenia pelotas. Seria una lástima que lo dejáramos pudrirse aquí.

Seguid, no os preocupéis. estaré bien. Encontrad a esa rata de Vi... Vizarro.

Yo iré contigo, almenos de momento.

Vosotros seguid y encontrad a Vizarro y algo de ayuda.

Domingo registra el cuerpo del mendigo y se hace con lo interesante que lleve éste. Seguidamente se levanta y mira a los heridos/muerto por encima.

-Mmm, de acuerdo, quizá si sólo somos 2 no llamaremos tanto la atención y la gente pase de nosotros.
Dice Domingo tras sospesar varias ideas.
-Tened cuidado al volver... estando heridos podríais ser un presa fácil. O eso pueden pensar los incautos...

Dicho esto, el zingaro reanuda la marcha que llevaban anteriormente.
-Vamos, grandullón. No te separes de mí, ya has visto que aquí la gente se ofende rápidamente y eso, amigo, no te conviene demasiado. Le advierte a la vez que mira el cuerpo de Severius.

Del mendigo pillo totes les monedes que tingui.

Ya em dirás que més té... (objectes y armes...)

Domingo coge un puñado de monedas que levaba es mendigo y las dos espadas auxiliares que usaba, aun manchadas de sangre.

Asiente al último comentario de Domingo mientras observa a los demás alejarse con el cuerpo del aquilonio. Aquellas catacumbas se habían convertido en un cementerio plagado de trampas mortales.

- Mierda, debo reconocer que pensé que esto sería más sencillo...

Seguisteis ahora vosotros dos solos, si saber que es lo que os ibais a encontrar.

Tras un poco de caminar, cada uno en silencio, si llamar la atención, y sin mucho que decirse el uno al otro encontráis un edificio de donde provenían luces y música extraña.

Desde cierta distancia pudiste ver como un par de docenas de hombres y mujeres se reunían ahí.

La visión de aquello impactó un poco al mas duro bárbaro y al mas despiadado pirata que conozcáis (que casualmente son vuestros respectivos compañeros XD) puesto que se dedicaban a todo aquello que no está permitido ni bien visto en la superficie civilizada.

Unos se dedicaban a contar el botín de algún robo, atraco o asalto, con sus filos aún manchados en sangre, otros se emborrachan mientras tocan instrumentos sonando musica animada y salvaje, Una mujer está torturando con látigo y hierros ardientes a una muchacha Zamoria que está atada con cadenas a la pared mientras un corrillo de gentes lo mira y ríen, algunos se están masturbando con la terrible escena detrás de algún muro bajo;

A un borracho le acaban de cortar una mano sobre la mesa en la que estaba jugando a las cartas con otros parroquianos. Veis también como dos hombres se acercan a otro mas grande con una bolsa que gotea algo de sangre, de ella sacan un puñado de orejas cortadas que le entregan al hombre mas grande riendo y gozando su barbarie, las mete en un tarro con algún líquido y docenas de orejas flotando en el.

El hombre grande a cambio de las orejas les recompensa con dos enormes jarras que llena de vino en un tonél que hay detrás de él (el tonel lleva escrito: Marina Argoseana); otros simplemente se dedican a beber en un rincón, juegan a clavar una daga entre los dedos de la mano  abierta, se peléan, o simplemente, no hacen nada.

En un rincón  hay un hombre alto y apuesto, con una media melena y un bigote cuidado, está hablando con alguien que se esconde en las sombras de un rincón. Sus ropas, son buenas y resistentes, elegantes, pero sin pasarse, lleva dos elegantes espadas. Obviamente es alguien que no encaja en esta escena.

AL entrar en el edificio, todos os miran rápidamente, midiendos con la mirada, como una bandada de vuitres, examinando si soys presa facil, una amenaza, guardias de la ciudad.

Es un instante incómodo pero los dos estais acostumbrados a estas cosas, y rápidamente, todos vuelven a sus quehaceres.

Ahora que estas mas cerca, Domingo puede ver como el hombre escondido en las sombras que está hablando con el extraño bien vestido del bigote es Vizarro.

A Domingo se le dibuja una ligera sonrisa en la cara. "No hay nada como volver a casa, eh?"

-No te separes de mí, mantén una mano cerca de tu espada y la otra controlando tu bolsa de dinero. Por aquí corre mucho ladrón suelto. Dice el zingaro al aesir. -Vizarro es aquel de la esquina, vamos a ello.

Con paso tranquilo pero decidido, Domingo se da un paseo ignorando al resto de personal de aquel lugar y dirigiéndose directamente hacia su colega filibustero.

Cuando está lo suficientemente cerca, Domingo no puede reprimir un sonoro y animado...
-Vaya, vaya, vaya. Mira quien sigue vivito y coleando. Con los brazos en la cadera, Domingo tiene una posa bastante orgullosa y alegre. "Por fin te encontré, viejo amigo."

Una voz decaída y forzada sale de la oscuridad del rincón. Virazzo al de a Domingo se incorpora incrédulo y sorprendido.

-Malditos sena los demonios!

Si es el náufrago del tonel! Suponeis que es alguna alusión a algo del pasado Creí que te mataron en "el jilguero" de camino a Stygia!

- Veo que se conocen - tercio al verme interrumpido, mirando a ambos hombres y saliendo también de las sombras que me cubrían. Mi apariencia es la de un espadachín zingario, extraordinariamente apuesto, y con un magnetismo personal indiscutible. Se nota que soy alguien acostumbrado a ordenar y que se me obedezca, y también se nota que se manejar la espada que llevo al cinto. Me toco ligeramente la punta del bigote mientras observo a los dos recién llegados