Partida Rol por web

En el que Sephi comienza su labor de Cronista. Toda la información sobre esta labor está en El cantar del viejo tuerto

(Bien, mientras Sauron termina su Facción vamos a comenzar el juego. Sephi es el Cronista inicial, por lo que es su tarea:

a) Hacernos una breve recapitulación de lo que está ocurriendo al empezar, según lo hemos ensamblado) con la Voz del Cronista (es decir, en cursivas y narrado en tercera persona y pasado)

b) Plantear el inicio de la historia fijando la primera escena: debe describir dónde ocurre, cuándo ocurre (cosa que ahora mismo no tiene mucha importancia) y quiénes se encuentran en escena.

Recuerda Sephi que como Cronista tienes el Dominio de todo lo que está escrito en tu ficha y de todo lo que no está descrito en la ficha del resto de jugadores: tienes todo el mundo en tus manos.

Sephi seguirá siendo Cronista hasta que:

1) Alguien decida Competir con él por el puesto de Cronista, apostando dados de su Horda o contadores de Ventaja en ello.

2) Haya causado Dolor a todos los jugadores

3) Se inicie una Confrontación.

Y el Dolor que puede causarnos Sephi consiste en que puede empezar cualquier narración con la Voz del Cronista en la que:

i- Devasta un Rasgo a uno de nuestros Componentes
ii- nos Destruye un Componente
iii- nos Roba un Rasgo
iv- nos Roba un Componente
v- Coarta un Componente
vi- Inflige una Debilidad/Exige un Juramento a uno de nosotros
vii- Sephi logra su Objetivo

De modo que adelante Sephi, inicia la escena, elige a uno de nosotros para castigarle el hígado y tras proponer el inicio del Problema que culminará en Dolor, espera a ver cuál es su reacción -que puede ser aceptarlo y narrar en consecuencia en post para después devolverte el turno o, si desea rechazar ese Dolor, puede ser actuar como se indica en El choque de voluntades, disparando un Desafío, una Competencia o una Confrontación. )

- ¡Podemos tomar abrigo allí, junto a esas rocas!-, dijo el palafrenero, las cañas de las botas hundidas en la arena y las manos tirando de las bridas del pony real. Sentado en lo alto de la silla se sujetaba, con una mueca más de molestia que de esfuerzo, el joven príncipe Karlas, ocho años de edad dedicados por completo a las nobles tareas del mando caprichoso y el orgullo desmedido.

La comitiva anduvo con dificultad bajo el embate de la tormenta de arena en formación cerrada, tan preocupados del niño como de no perderse, pero en unos minutos llegaron junto aquel refugio natural: unas enormes lascas de arenisca desplomadas, contra las que se estrellaban los vientos y bajo las cuales se formaba una cómoda aunque baja oquedad.

La escolta bajo de los caballos y comenzó a repartir lonas por el suelo con el fin de tomar acomodo. Karlas miró alrededor y se supo brevemente olvidado, por lo que soltó un sonoro hipido al tiempo que expresaba su desconsuelo con un exagerado puchero.

-¿Es esto una Tormenta de almas?

Los hombres a su alrededor, curtidos en incontables peleas y batallas, se miraron con pavor entre sí, sin saber qué hacer para evitar el antojadizo pesar del infante, culpable de más de una sesión de latigazos a un sirviente despistado.

Con un suspiro y una mirada de velado rencor hacia sus compañeros Brom, el cuidador de los sabuesos reales, rompió el silencio.

- Para nada, Alteza, no es más que una simple tormenta de arena que pronto pasará y os permitirá lucir las piezas que os habéis cobrado ante vuestro padre.

Karlas dio un rápido vistazo al par de pequeñas y escuálidas perdices que habían abatido para que él encontrase, pero la posibilidad de jactarse ante su padre no le arrancó ni una fugaz sonrisa.

- ¿Por qué hemos tenido que venir? Esto es muy incómodo, tengo sed y una ampolla bajo la bota, y me pica el cuerpo por la arena-, rezongó el pequeño tirano.

- Mi señor, bien sabéis que vuestro padre desea que conozcáis las tierras que os pertenecerán en el futuro…-, trató de razonar el viejo Brom.

- ¿Y qué me pueden interesar los Yermos Aullantes? Son sólo piedras, zarzas y cuatro escarabajos-, cortó con petulancia. 

- Bueno, estos territorios encierran mil secretos e historias por los que grandes hombres del pasado llegaron a matar. De hecho, estas mismas rocas- dijo el hombre, palmoteando la lasca por encima de su cabeza-, tienen su propia gesta.

- ¿Sí?- dijo el príncipe, todo ojos bien abiertos, y ya olvidadas las incomodidades que lo atormentaban.

- Claro, Alteza. Sabe, oh, príncipe…

Arckoth dió las últimas instrucciones a sus guerreros. Se habían situado alrededor del túmulo para efectuar un ataque desde todas las direcciones. Sus berserkers estaban sedientos de sangre, pero las intenciones de Arckoth no eran las de un baño de sangre, sino el recuperar lo que les pertenecía por derecho. Reviviendo sus hazañas de antaño, se las apañó para evitar a los centinelas del asentamiento. Sentía la tierra bajo sus pies. Sus pasos eran silenciosos y se ayudó de las sombras, aliándose con el canto de los grillos para pasar desapercibido y plantarse delante de la tienda del caballero.

--- El líder de la tribu de los Querzat levantó el puño y sus hombre se prepararon. Al bajarlo, cercaron a los hombres del caballero y sus escuderos, justo en el centro del túmulo. Entonces habló:

- Marchaos de nuestro túmulo sagrado y tu y tus hombres vivireis. Lo único que queremos es recuperar lo que es nuestro. Oponeos y morireis.---

¡Has resuelto toda la Ordalía! :P

No, mira, Sephi, en realidad es más fácil aún que lo que tú has hecho. Relee la sección de El cantar del viejo tuerto, donde se explica lo que hace el Cronista, aunque yo me voy a extender un poco por aquí.

El tema está en que has planteado un montón de escenas y situaciones que se iban resolviendo a toda velocidad y sin que el resto de jugadores pudiesen responder: los demás, sobre todo SauronHeavy, con sus caballeros perdiendo su Objetivo de Facción, no estarían de acuerdo, y querrán reescribir lo que has propuesto, haciendo que tu trabajo no sirva.

En su lugar, ve más despacio. No hay nada de malo en que empieces una escena en la que tu Facción está apunto de ganar su Objetivo, pero debe ser así: casi una victoria. Pero recuerda que en principio sólo debes introducir un lugar, un momento y unos personajes tuyos y de otra Facción, de modo que pueda surgir algún conflicto o interacción. Ya está, sin resolver la situación, ya que la resolución es lo que jugaremos.

Por ejemplo, si yo hubiera empezado como Cronista inicial y mi Facción fuera la Calavera Escarlata, podría haber escrito algo como:

--- Firenze se revolvió en la oscuridad y oteó la distancia: en pocos minutos daría comienzo el ataque nocturno de distracción que habían organiado los suyos. Se encontraba en el interior de Murat-an-Nazu, la hacienda de Dankhen Laus donde escondía a las cautivas (o sea, que introduzco un lugar), donde se había logrado colar al abrigo de la noche (un momento) esquivando a las patrullas. Súbitamente llegó hasta él una vaharada de perfumes e inciensos, y supo que las había encontrado: atravesando una cortina de cuentas multicolores de cristal penetró en una estancia adornada con ricos tapices, engastados bancos y suntuosos cojines, donde las prisioneras yacían(unos personajes, míos y de otra Facción).----

Ahora, el meollo del asunto: debes causar Dolor, en las formas que describí en el post del principio. A la hora de anunciar qué dolor vas a infligir y a quién, ya debes usar la Voz del Cronista (cursiva y tercera persona), de modo que los jugadores puedan reconocer rápidamente qué es lo que está en juego. Además, en la sección de Notas de juego, debes especificar quién es la víctima y qué significa el Dolor en términos de juego.

Por ejemplo:

--- El asesino levantó las manos pidiendo calma a las mujeres y susurró a toda prisa:

-Venid conmigo y seréis libres de nuevo

NOTAS DE JUEGO

Dolor para la Hacienda: Robo el Componente de las Rehenes que pasa a mi Ficha, Y ADEMÁS consigo cumplir mi Objetivo.---

Ahora sería cosa del afectado decidir

a) si acepta el Dolor, de modo que gane Inmunidad hasta que termine el Capítulo, o

b) si quiere negociar contigo (ofreciéndote, quizá, el Robo, pero aún no el Objetivo), o

c) si quiere iniciar una Competencia para arrebatarte el papel de Cronista o para forzarte a ceptar un Dolor alternativo(lo que significa que te va a tener que dar dados de sus Horda, si lo consigue)

d) si va a iniciar una Confrontación, la principal fuente de PV del juego, pero una auténtica sangría de dados si pierdes.

Perfecto post de inicio, pero una cosa (lo siento, no he caído en decírtelo antes :P): SauronHeavy aún no ha creado su Facción, y no sé si puede jugar. Además, tampoco sé si creará el asentamiento como Componente, por lo que sólo tendrías que conseguir su Promesa de no ir contra tí, y declarar que así se habría cumplido tu Objetivo.

En fin, tú postéalo, y a ver qué pasa: en el peor caso posible, alguno de los demás jugadores nos meteremos en la escena :P Como tarde, lo haré yo por la noche

ah! Y enhorabuena por tu primera escena :P

Una última cosa: el sentido de esta Ordalía de prueba es que veáis el tipo de asuntos y decisiones con que váis a veros durante el juego, así que ¿te importa si muestro los últimos posts, para que los demás puedan leerlos y tomar nota?

En absoluto, adelante:D

-         ¿Decís que son ellos?- dijo Dankhen Laus con rostro impasible.

Tendido entre lujosos cojines y almohadas en sus estancias privadas, miraba desde abajo a dos de sus guardias nissios. Éstos, de piel aceitunada y salvaje tocado, se mantenían tiesos como varas y trataban de fingir que no eran conscientes de las hechicerías que estaban teniendo lugar ante ellos: dispuesta en el brillante y fresco suelo había una enorme y especular bandeja dorada, sobre la cual un montón de arena reformaba de modo sobrenatural una y otra vez la posición de sus granos, adoptando imágenes de lo que estaba ocurriendo en el túmulo.

El orondo mercader volvió su vista hacia el dibujo de arena de la bandeja, musitó una palabras e hizo revolotear sus dedos enjoyados: la arena se dispersó unos segundos para, a continuación, mostrar un retrato ocre de Arckoth. Luego, un par de pases de manos más y pudo observar los rostros del resto de invasores del túmulo, Faithfel y los suyos. Compuso un gesto adusto y reflexivo y volvió a dirigirse a sus incómodos guardias.

-         Esos nómadas no parecen estar teniendo en consideración el trato que les propuse… Marchad vosotros y diez hombres más al cementerio y traed al caballero y sus hombres aquí. Tenemos que hablar. Y, si llegáis en mitad de la lucha, acabad con cuantos malnacidos podáis: mientras no acepten la alianza no olvidaré cómo cayeron sobre nosotros.

Los mercenarios abandonaron casi a la carrera la enorme habitación travesando un descomunal puerta doble, y Dankhen, ya repantingado de nuevo ante la bandeja observó el rostro de metal del Forjado, antes de deshacerlo trazando líneas sinuosas con los dedos en la arena.

- Tal vez sea necesaria una muestra de buena voluntad…

El caballero decidió sabiamente y rindió sus armas. El túmulo volvía a pertenecer a sus legítimos dueños. Los Querzat. Como había prometido, ninguno de sus "enemigos" resultó herido. Con el caballero y sus hombres en marcha, se dirigió hacia su tribu.

- Hoy hemos logrado recuperar lo que es nuestro!!. Nuestro enemigo ha mostrado ser sabio y ha abandonado nuestros dominios!! Di mi palabra de que no dañaría a ninguno de sus hombres y la he cumplido!! Y di mi palabra de que haríamos pagar a los raptores de nuestras chamanes y la cumpliré!!

Sus hombres rompieron en gritos de alabanza y vítores.

- Lokthar, ve al encuentro de nuestros aliados y tráelos aquí. Juntos expulsaremos a cuanto invasor haya en nuestras tierras. No habrá piedad, para quien ose desafiar a la tribu Querzat!! NUESTRA ES LA FUERZA DE LA TIERRA Y NUESTRA SERÁ LA GLORIA!!- Alzó el puño y todos los nómadas respondieron al unísono con un rugido ensordecedor.

Todo estaba dispuesto.

Entre tanto, dos batidores nissios cabalgaban en sendas yeguas pardas atravesando cauta y velozmente el pedregal que estaban cruzando Faithfel y los suyos. Se sentían nerviosos al dirigirse a aquel terrible caballero de metal, pues de todos era sabido que poderosas energías malignas animaban la armadura, y el hecho de tener al resto de sus compañeros observando el resultado del encuentro ocultos tras una loma apenas conseguía infundirles valor.

De todos modos condujeron a sus monturas hasta los seguidores del Caballero y mostraron las palmas denudas en ademán inofensivo:

- Mi señor os ofrece refugio, viandas y agua fresca esta noche, antes de que caiga la tormenta de arena. ¿Aceptáis su hospitalidad y nuestra guía, poderoso señor?

La bandeja de arena salió despedida de la baja mesa del estudio del mercader. De rodillas sobre su estera, Dankhen no poco evitar convertir su frustración en dos golpes propinados a los cojines de su alrededor pero, sintiéndose un tanto humillado, volvió a recuperar la compostura.

De modo que dio dos sorbos de té y observó los montoncitos de arena que habían quedado desperdigados por las alfombras. En cierto modo podían pasar desapercibidos a un observador casual: la estancia se encontrada repleta de cachivaches: estantes cuadrados recorrían las paredes de piedra arenisca hasta los altos techos con mil pergaminos vitelas archivados caóticamente; redomas esparcidas aquí y allá entre mesillas y suelos contenían todo tipo de sales y sustancias y extraños colores, aromas y texturas; mapas estelares se encontraban parcialmente desplegados, sujetos por  utensilios de metal dorado que representaban cuerpos celestes en movimientos, frascos de tita y útiles de escritura…

Súbitamente el mercader se vio distraído por el sonido de pasos apresurados que se dirigían hacia él, y atravesaron las cortinas de la entrada dos de sus guardias llevando medio a rastras, medio a empellones, a una joven.

-¡Señor, encontramos a esta mujer acompañada por otras en una cuevas cercanas durante nuestra patrulla! Cuando nos acercamos se lanzaron a correr en varias direcciones y sólo logramos atrapar a ésta.

-         Bien, soltad a la chica-, respondió Dankhen levantándose con calma-, y quedaos.

El gordo se aproximó para hacer un rápido escrutinio, con actitud  afable y tendió una minúscula copa de té tibio a la chica:

 - Perdona la rudeza de mis hombres: se comportan así bajo mis órdenes, por lo que si en algo os han ofendido os pido mil disculpas, mujer. Sin embargo, estamos pasando tiempos difíciles, y cualquier extraño podría ser un enemigo, por lo que nos vemos obligados a averiguar si vamos tenerla en estas tierras en calidad de invitada o de cautiva. ¿Puedo preguntaros quién sois, y quiénes más venían y la razón?

Cita:

Supone que si lo aceptas tendrás que aliarte a él y ayudarle a conseguir sus objetivos. Ten en cuenta que tú tienes tus objetivos, que no tienen nada que ver con él sino conmigo (soy quien tiene tu daga), con lo cual estás aceptando perjudicarte a tí mismo, quetándote recursos y tiempo para perseguir tu objetivo, a fin de ayudarle a él a conseguir el suyo, que a ti ni te va ni te viene ni te beneficia en nada. Ese es el Dolor, ten en cuenta que tú solo acumularás PV si consigues TUS objetivos.

Cita:

Básicamente que no aceptas ese dolor. Con lo cual tu "pones" un dado, ofreciéndoselo a Dennet, y negociais. Le puedes pedir que te infija otro dolor distinto, que lo retire a cambio de otra cosa que te sea menos perjudicial, o que lleguéis a otra acuerdo que no sea un juramento de alianza. También puedes decidir quitarle el puesto de Cronista, con lo cual tu "pones" un dado de tu Horda, el otro de la suya, los tiráis y el que saque más gana y se convierte en (o sigue siendo) Cronista, mientras el que pierde se queda los dados. O puedes ofrecer uno de tus puntos de Ventaja, con lo cual ganas a cualquier dado que él ponga, obligándole a ofrecer uno de sus propios puntos de ventaja si quiere igualarte y seguir en la negociación.

O puedes empezar una confrontación, es decir, una batalla campal usando vuestros dados de la Horda. El que la gane va a salir con muchísimos dados y ventaja ganados, y será el Cronista, mientras que el que pierda se va a quedar un pelín bastante humillado. Esto mejor que lo explique Dennet.