Partida Rol por web

¡Nickar! Por un momento, mis puños se cerraron y una lengua de fuego, un nimbo ardiente, rodeo mis dedos y mi mano, hasta enroscarse en mi muñeca. Aquella tiflin entrometida parecía disfrutar de su falso pedestal, pero sobre todo parecía ajena al peligro que suponía hablar como si fuera una reina delante de mi. Si no había advertido el odio que la profesaba es que era menos observadora de lo que daba a entender, y en caso de que lo hubiera notado, simplemente no me tomaba en consideración. Ya fuera por ignorancia o menosprecio, aquello era más de lo que estaba dispuesto a aguantar de ella, y pronto iba a darse cuenta, pronto iba a darse de bruces contra la realidad. Sus sueños de gloria, sus estúpidos deseos de ser algo más que una insignificante criatura fuera de lugar, iban a encontrarse más pronto que tarde contra un muro de llamas que reducirían sus esperanzas a cenizas y calcinarían su cuerpo.

Ella misma me dio la excusa que necesitaba. La oportunidad de volver a mis días de torturador, aquellos días en los que había conocido a Comadreja. Ninguno de los kobold, ni nadie más, se lo impediría.

—Habla ahora —siseé, incrédulo ante aquella necia que osaba abiertamente ocultar información—. Tengo maneras de hacerte cantar hasta el último de tus secretos, mocosa. —Di un paso adelante, crujiendo mi cuello—. Dame tan solo una razón, lo estoy deseando.

La tiflin sonrió - y mientras me tortures ciertos personajes destruirán este lugar y todo lo que pretendas proteger, Pain me caes bien, eres peligroso, pero desconoces una cosa de mi, no me importará morir si creo ir a lograr algo entretenido, y nada podría igualar llevarme todo conmigo, siempre juego a todo o nada, es su turno de hablar no el mío. Además, deja de llamarme mocosa, estoy segura de que como mínimo triplico tu edad.

-Uo, uoh- El ambiente volvía a caldearse.

-¡Que se peleen! ¡espectáculo!-

-Qué locura. Justo ahora-

-Es una treta de los de arriba. Algo traman, seguro.-

-Está claro que algo está pasando y sospecho que venga de arriba.- Miro a Nickar -¿Qué es eso del portal? El demonio llegó con el colgante de Theod... ¡ah! quizá te referías a otra cosa. Esto es un delicioso caos- comento divertida -Sabemos que Ishrad matará al rey y yo estaré presente. ¿Cuántos días faltan para eso? y ¿Cómo de fiable es esa predicción?- me acerco a Ishrad -No me malinterpretes, será todo un placer estar a tu lado. Pero sospecho que si nosotros llegamos a la sala del rey es gracias a que Pain está en la puerta mostrando sus dotes diplomáticas con los guardias.- Miro a Pain -Eso te gustaría ¿no?-

Ahora guardo silencio y miro a Nickar -Y, sin duda, Grook también jugará un papel importante.- Le guiño un ojo -Y Nickar... quizá algo de lo que aparenta saber influya en todo esto.- Me quedo mirando a la tiflin -¿Pero qué es eso de un portal?- esperando que realmente hubiera un camino desde aquí a la superficie, eso sería delicioso. -No puede ser tan fácil-

-Por lo tanto, con quien estoy totalmente de acuerdo ahora mismo es con Serge. Todos, y digo TODOS deberíamos senternos a hablar. Porque yo también sé cosas, he visto cosas y hay fragmentos extraños en mi cabeza.- Miro a Comadreja -¿Recordáis el momento en que, en esta misma sala, me convertí en humana? Algo entró en mí en el proceso, desde mi muerte en Necrópolis hasta ese momento en que perdí las escamas. Parte de la conciencia que impera en este lugar.

Estás hablando demasiado

...dioses que van, dioses que viene...

Pero el rey morirá. Morirá y lo veré.

Ese era su error, su punto ciego. Creía que lo tenía todo controlado, creía que me había tomado la medida, pero nada estaba más lejos de la realidad. Subestimarme era lo que la iba a llevar a una muy lenta muerte, una de la que no podría escapar. Sonreí, bajo la máscara, y a punto estuve de dejar que mi risa se extendiera; tuve que hacer acopio de todas mis fuerzas para no lanzar una carcajada al aire, para no desbaratar aquella imagen que se tenía de mi. ¿Un simple matón de tres al cuarto? Que pensaran eso. ¿Un simple torturador, como si hubiera sido un perro en una cárcel? Pronto sabría lo equivocada que estaba. Pronto... No en ese momento. 

Apreté los puños a los lados, dejando que el fuego parpadeara hasta desaparecer, y me giré hacia Yzlin, de pronto sin interés aparente en la diablesa. Yo también había sentido la conciencia de Arokham: No era una simple prisión, ni siquiera una ciudad. Había algo más, algo por encima de todo y a la vez integrado. Esperaba, reinaba, formaba parte de los acontecimientos y actuaba sobre ellos. Seguramente era gracias al Sol Negro que ahora tenía tal percepción de las cosas. ¿Sabrá ella también de mi? Al contrario de lo que podría esperar, no me molestaba. El resto de sus palabras carecían de importancia ni sentido para mi, pero aquello si me interesaba.

Me senté, levantando antes una silla que había caído al suelo durante el temblor, y carraspeé una vez acomodado.

—Yo no tengo ningún interés en el rey —sentencié; a mi, me daba igual quien le matara, quien estuviera presente y porque iba a ocurrir eso—. Yo solo quiero salir de aquí y destruir "los muros de la prisión" por el camino. —Clavé mi mirada en Yzlin brevemente, antes de desviarla hacia los que allí sabían más: Comadreja y Hernst. A Nickar, la ignoré deliberadamente—. Algo me dice que quien me lo dijo no lo hizo de manera literal. ¿Puede hacerse? ¿Qué es lo que se liberaría?

El momento en el que Cisco, poniendo la mano sobre su hombro, habló sobre reconstruir la Lanza Negra, le pilló por sorpresa. Esa determinación, ese... fanatismo, ¿de dónde venían? En las breves palabras que había intercambiado con él antes de la misión, ya había podido comprobar que en el otro kóbold ya quedaba poco o nada del Cisco que había conocido en el pasado.

- Hablaremos luego - aseguró, pensativo.

Pero inmediatamente tras emprender la marcha, Suscinda dejó bien claro lo que pensaba al respecto. Siendo cierto que la había malinterpretado, pues había pensado que la semidrow también deseaba seguirlos, aún así no podía permitir que la seguridad de El Grosero quedase comprometida, por varias razones. Si había algún tipo de altercado, necesitaba asegurarse de que aquel lugar estaba a salvo. Y también Yzlin. Aún tenía mucho que preguntar a la ex-medusa.

- Considéralo un breve receso, Suscinda. Estaré encantado de proseguir en cuanto terminemos allí - dijo en tono conciliador, tratando de tranquilizar a la semidrow, a pesar de no estar seguro del todo de si serviría para algo.

Ante la entrada de Nickar y el posterior intercambio entre la tiflin y Pain, no pudo más que poner los ojos en blanco. Las bravuconerías e intimidaciones eran un juego que, simplemente, no comprendía. Al igual que tampoco comprendía qué esperaba obtener Nickar irrumpiendo en un refugio ajeno con esa actitud tan provocativa y arrogante. Aburrido, caminó hacia un lateral de la estancia, apoyando la espalda contra la pared y dispuesto a dar su propia respuesta a Comadreja, cuando Yzlin intervino.

Sin duda, aquella ex-medusa era la principal razón por la que había ido hasta El Grosero. Era una criatura de lo más intrigante, siempre estaba diciendo cosas interesantes y sería inconveniente si algo le ocurriese. Por supuesto, aquella no era una excepción. ¿La muerte del rey? Sí, aquella predicción era ciertamente algo muy interesante... aunque quizá no tanto como los temas que Yzlin rozó en sus últimas frases. Precisamente las cosas sobre las que quería preguntarle.

Abstraído, alzó la mano a la altura de su rostro y la miró con intensidad. Girándola, flexionando sus dedos, como si la viera por primera vez o como si hubiera algo más que una simple mano, algo que nadie era capaz de ver. Finalmente, cerró el puño con fuerza en un gesto de ira silenciosa, hasta que el dolor causado por sus propias garras lo sacó de sus pensamientos y le hizo centrar de nuevo su atención en el mundo que lo rodeaba.

Para su sorpresa, Pain ya no parecía interesado en escalar la situación con Nickar, quizá por no querer arriesgarse a destruir el refugio de Comadreja. En lugar de eso, parecía querer retomar la conversación por donde la habían dejado, y no podía negar que iba por un camino muy interesante. No quería marcharse en ese momento, pero tampoco podía imaginar por qué Comadreja les permitiría seguir en su refugio, a menos que las palabras de Yzlin le hubiesen convencido. Lo mejor que él podía hacer, era enfatizarlas.

- Siento la interrupción, Comadreja. Hemos oído que había algún tipo de altercado en alguna parte y quería asegurarme de que todo estaba en orden aquí. Pero ya que estamos aquí, a decir verdad, estoy de acuerdo con Yzlin y Serge - desvió un instante la mirada hacia el ladrón, con quien aún no había tenido ocasión de cruzar palabra. - Independientemente de los objetivos de cada uno, serán más fáciles de conseguir si ponemos información en común.

Hazir.
Algo había provocado aquella explosión. Ascario sugirió que había sido un combate entre...

Entre el polvo acertaste a divisar cavernas. Entradas y salidas a media altura entre el fondo y donde os encontráis. -Quizá a eso se refiere Roriarkas con "descender"- pero sería una bajada peligrosa.

Entre el polvo, al fondo, fuegos lejanos iluminan la estancia y allí yacen dos cuerpos visiblemente destrozados, uno de ellos parece haber reventado. Los reconoces.¹ Un primer Tannarukk. Seguido de otro, y otro. De pronto, guardar silencio era más importante que salir de allí.

Existen motivaciones poderosas en el mundo, pero pocas tan fuertes como la pasión o el deseo. De eso sabe mucho Leixle Ir'van pues sembraba deseo en los corazones de los que compartían sus hogar, dando placer de manera que siempre quedaran insatisfechos. Ahora, sus seguidores y amantes la ven en el suelo, destrozada. Unos pocos acuden a ayudarla pero otros no pueden resistir su naturaleza. Claman venganza y, aunque el autor yazca destrozado a unos pocos metros, necesitan algo a lo que golpear, algo blando que grite...

Socar no consiguió coger la cuerda que Daebius le lanzaba. El enano se descolgó y la cogió, quedando en un ángulo muy acusado que hizo rechinar las cadenas del forjado. Partículas de polvo se desprenden del techo en el lugar de las agarraderas y las cadenas tintinean.

Roriarkas, no consigue ver gran cosa a través del humo pues el ansiedad por lo ocurrido y el riesgo de ver su plan descubierto o destruido tras la caída, le impide enfocar con claridad. Pero Hazir, que mantiene la sangre fría, lo hace y se toma unos segundos mirando. Moviendo los ojos acompañados de pequeños movimientos del cuello a medida que detecta los puntos de interés. No será fácil llegar a las cavernas del segundo nivel y, quizá, sea más prudente subir al forjado hacia la mansión y ocultarlo en una de las habitaciones... -¿Cómo podrían saberlo? Ni que tuvieran la habilidad de ver el futuro.-

Ascario apretó el brazo de Lythrai cuando ésta lo cogió. El hombre la miró con desconfianza tras escuchar sus palabras pero, de los supuestos futuros que había visto, ella era la mejor opción para no despeñarse... por ahora.

Pisadas era lo que el eco traía desde abajo. Muchas pisadas demasiado cerca. El humo de los fuegos residuales del combate servía de cobertura. Pero había que moverse y decidir rápido pues, pese a todo, estaban a la vista.

Lythrai ayudó a Ascario a aferrarse a la cornisa -Hay que guardar silencio, ya están aquí- susurró, pero la mercenaria se dio cuenta de que hablaba con alguien más en esa cornisa.

Neyderrad, el drow segundo al mando del grupo de El Envenenador. Llegó por un pasadizo destrozado. Tuvo que pegar la espalda a la pared para pasar a través de los escombros del derrumbe por una estrecha grieta y quedó sorprendido por ver el estando en que había quedado la estancia en la que Leixle solía reunirse con él y Herst. Ascario le advirtió, cruzó una mirada con la mercenaria que había ayudado al viejo a subir y se asomó por la cornisa.

El sonido de una sacudida y cadenas atrajo su atención hacia arriba, al otro lado de la abertura. Una estancia con el suelo peligrosamente inclinado se había venido abajo. Sólo el techo se mantenía. El drow reconoció algunas caras. Se mantenían agarrados como podían y se preguntó cuántos habrían caído. Con todo, el astuto mago se dio cuenta que Daebius agarraba lo que parecía una armadura imposible de ponerse -un golem quizá... no-. Miró a Socar -¡Otro forjado!-. El humo hizo que sus ojos le lloraran pero no por ello perdió interés. -Herst me ha venido a buscarte, Ascario para...- hizo un gesto hacia el otro lado -...localizar a Roriarkas.- Sonrió. Caminó hacia la cornisa sin preocuparse por Lythrai que, sin duda, conocería la raza de los elfos oscuros y no sería tan necia como para atacar a alguien que controlaba la levitación de forma natural en una situación en la que peligraba la vida de sus amigos. -Lleva a Ascario por donde he venido. Todos están reunidos en El Grosero.- Todos -¿A quién se refería?-. En principio, Herst y Virming, por supuesto.

Neyderrad recurrió a sus dotes innatas y su cuerpo comenzó a flotar en el aire. Lentamente ascendió, aprovechando la ocultación de la cornisa, hasta que se perdió en el humo acumulado en la parte alta. Cada vez más pasos llegaban a la estancia inferior, acompañados de gruñidos y vocablos que los identificaban -Tannaruks-

Se tomó su tiempo para reaparecer en la sala inclinada pero, al hacerlo, se llevó un dedo a los labios para guardar silencio. Estaba flotando en el centro, fuera de la vista. Miró primero a Roriarkas con una sonrisa y, deleitándose por su superioridad en aquella situación, se acercó a él. -¿Qué necesitas?- Le preguntó -Que nos saques de aquí- contesto el respetable -Soy un mágico de guerra, sólo conozco conjuros destructivos. ¿Qué necesitas?- repitió el elfo poseedor de una paciencia que, en aquella situación, sacaba de quicio. Pero no esperó a que respondiera, se alzó para coger cuerdas y cadenas y las extendió por la caverna de regreso, con sumo cuidado, para atarlas al otro lado, en la cornisa donde estaban Ascario y Lythrai. Formando, no un puente, sino una tirolina.

Los gruñidos de la ingente cantidad de seres que abajo se agolpaban ocultó el tintineo, pero debían tener cuidado al dejarse caer hasta la tirolina y, sobre todo, su aterrizaje en el otro lado.

-¿Aún estáis aquí? ¡Vamos!- incitó Neyderrad a Ascario y Lythrai -No me mires así, mercenaria, les he ayudado más de lo que merecen- escupió el drow que asió a Ascario por un brazo y lo empujó hacia la salida.

Lythrai podía advertir que ninguno de los forjados cabría por esa abertura. Algo que al drow no pareció importarle pues su encargo era localizar a Roriarkas y Ascario.

Por su parte, ni Roriarkas ni Daebius estaban dispuestos a dejar su creación allí.

-Garfios- comenta buscando todo lo que pueda parecerse. -Rori, ayúdame a bajarlo hasta la tirolina. Hazir, Socar, cruzad al otro lado para recibirlo y amortiguar el golpe.- Comenta exponiendo el primer plan que le viene a la cabeza.

Los trozos de metal, pese al estado de la habitación, abundan. Por lo que no os resulta difícil encontrar algo para agarraros. Tampoco llegar hasta la tirolina¹ sin embargo...

El extremo libre de una de las cadenas del forjado se agita cuando Daebius se mueve y golpea una caja de engranajes que se desprende y cae llevándose todo lo que encuentra a su paso. El estruendo asciende acompañado del silencio de las criaturas que se reunían abajo. Antes de estallar en gritos y alaridos.

Los tannaruks comienzan a trepar. Aún tenéis tiempo hasta que lleguen pero debéis actuar deprisa.

-Antes del terremeto, hemos sufrido un encentro de la superficie- sostengo la mirada de Herst -Sí, aquí mismo. Quería saber la información que Yzlin nos acaba de regalar tan abiertamente hace unos segundos. Ese demonio está atacando Bastión Rojo en estos momentos. Es decir, la sede de los portales y las conexiones con el exterior.- Inspiro -Parece que, mientras tanto, aquí dos miembros de la banda de Rosencratz se enfrentan sin motivo aparente haciendo sacudir toda la prisión- Expulso el aire que me queda con actitud pensativa. -Mi misión no tenía nada que ver con esto, simplemente recolectábamos. Herst, ¿la tuya?-

Herst negó con la cabeza.

-Usaron a Roriarkas y la mayoría de los nuevos, que no conocen la ciudad, en una misión que ha desembocado en el ataque de Bastión Rojo. Debían salvar a la reina, pero a algunos Crom les dijo todo lo contrario: matarla. ¿Sabéis por donde voy?-

-Los demonios han dado la cara- concluyo a la invitación de Comadreja. -Yurik- (general de la Orden Roja) -Usó a una poderosa súcubo: Daxherina. Cuando la derrotó hace unos años decidió apresarla, no matarla. Siempre supe que usaría alguna artimaña... aquí está el resultado.- Virming inclinó la cabeza -Sí, lo sé, no tenemos pruebas de que sea ella, pero Crom está a su cargo, es su pupilo. Y todos sabemos la doble personalidad del caballero. Que sucediera esto era cuestión de tiempo, pero... no están preparados para un ataque así. Alguien ha usado a la secta esa impronunciable para atacar Azur, aliados. Debían tener planos de la ciudad para hacerlo de forma tan eficiente, quizá con el sello de Arkhania.- Comadreja asiente -Y han atacado a la vez. Antes de correr hacia aquí estábamos reunidos con Leixle (hija de Daxherina), Nek (el reo 009) y Ascario. Los tres muy cercanos al mítico Rosencrantz. Ascario expuso el futuro. La rebelión demoníaca pierde y, como consecuencia, el rey decreta el fin de los demonios ofreciendo la libertad a aquel que mate a Leixle en la prisión. Esto desencadenó la chispa y Nek atacó a Leixle mientras huíamos hacia aquí.- 

El envenenador había ignorado, por el momento, la actitud entre la tiflin, Nickar y el humano de la máscara, Pain. -Intentarán acabar con todos aquellos que tengan sangre demoníaca en la ciudad.-

-De ahí que necesitemos una defensa contundente- añadió Suscinda desde un segundo plano mirando fijamente a Nickar y con un gesto que indicaba que ambas sabían de qué estaba hablando.

-Todos tenemos un arma preparada, Suscinda.- Contesta Herst que se dirge al resto -Suscinda pretende abrir el laboratorio de Taasón el Negro.- Añade con cierta sorna.

-Ja- miro con desafío a Suscinda -No será la primera. ¿No la has persuadido, Herst? Quizá te robe el título de ser el único en haber estado en esa sala.-

Esa era la idea, desviar la conversación sobre trivialidades que poco le importaban ahora mientras pensaba.

-Se rumorea que Roriarkas también prepara algo importante. Algo que le permitirá salir de la prisión a voluntad. Eso, unido a los rumores de su "Rebelión" en el exterior hace que me interese en él. Sería bueno tenerlo aquí para que nos confirme algunas cosas. Y hablando de revelar y confirmar. ¿Herst?¿No tienes nada más que contarnos?-

Herst sonrió y se encogió de hombros.

    Estaba cayendo, había tratado de salvar a Roriarkas y había fallado, al menos Hazir había logrado el éxito en donde el había fracasado. Socar se precipitaba a un abismo que lo llevaría a los niveles inferiores conocedor de lo que ello acarreaba, si ese era su fin, estaba dispuesto a abrazarlo una vez más y esta vez lo haría con un arma en la mano ya que sabía que la caída no sería suficiente para matarlo. Sin embargo, algo extraño sucedió, un repentino destello lo cegó y cuando recuperó la visión había recuperado la verticalidad estando de nuevo sobre tierra firme, o al menos todo lo firme que pudiera estar aquel suelo destrozado. Tardó unos instantes en ser consciente de lo que había pasado en verdad, su Comandante, cierto, había caído a la vez que él, lo había tocado mientras murmuraba extrañas palabras justo antes de lanzar el conjuro para ponerlo a salvo, pero si él se encontraba allí ¿Dónde se encontraba ella? El viejo caballero corrió a asomarse a la brecha en busca de señales de la Fonn'Aster, por suerte no tardó mucho en descubrir que solo había desobedecido la mitad de su petición, pues lo había salvado a él y a Ascario, eso sumado a que los reflejos del noble Hazir lograron rescatar a Roriarkas planteaba la mejor de las situaciones posibles sin ninguna baja, al menos por el momento.

    Fue entonces cuando dirigió su atención al gnomo, este los llamaba desesperadamente en un intento de que lo ayudasen a salvar a su creación arrojándoles unas cadenas para subirla. La cadena se escapó entre los dedos metálicos del forjado, por mucho que le repugnase lo que suponía que pretendían hacer para insuflar vida a aquella carcasa vacía, Socar era consciente de la pieza clave que en verdad era para sus planes, al igual que lo era la vida de Daebius. El tiempo nuevamente iba en contra de ellos y lo que fuera que hubiese ocurrido abajo parecía haber terminado ya, por lo que era recomendable abandonar el lugar antes de que el bando vencedor se decidiera a prestar atención a lo que acontecía sobre sus cabezas. En silencio y sin dejar que aflorase la frustración, se preparó para hacer un segundo intento ignorando los desprendimientos para concentrarse en su tarea.

    En ese momento un nuevo personaje hizo acto de presencia, no le costo trabajo reconocerlo sabía perfectamente de quien se trataba y el que aquella sabandija se atreviera a mostrar su rostro hizo que un remanente de su parte humana aflorase nuevamente para reavivar la llama de la ira en su interior. Tenía suerte de que no pudiera dedicarle la atención debida pues, de no haber sido así, habría dado a aquella escoria el final que merecía, ser el segundo de Hernst no lo libraría de ello. Haciendo un esfuerzo por contener sus sentimientos, regresó con el gnomo, algo que lo hizo replantearse otro detalle que había pasado por alto cegado por la ira ¡La creación de Daebius, la había visto! Primero habían ignorado el hecho de que Ishard hubiera sido testigo de todo lo acontecido en Azur y ahora esto, tentar a la suerte de ese modo les resultaría fatal.

     Para su sorpresa, el drow pareció ayudarles a crear una vía de escape, alguien había convocado a los respetables, al parecer aquella pelele de Nickar no era suficiente para el resto, después de todo. Aunque aquello era alejarse de lo más importante y que estaba teniendo lugar ante ellos ahora mismo. Tomando una pieza de metal, Socar se preparó para usar la cuerda, no obstante no lo haría hasta que Hazir lo hiciese siguiendo las órdenes del gnomo. Antes de que el primero de ellos cruzara, el forjado se aproximó a sus camaradas mientras susurraba -Lo ha visto.- Sabía que no estaba haciendo más que destacar lo evidente, pero la respuesta que buscaba no era la confirmación de lo dicho, si no que esperaban hacer ante aquello, quizás su deseo de ver muerto al elfo oscuro pudiera cumplirse después de todo.

Mi rostro, bajo la máscara se crispó poco a poco, ante cada comentario que hacía bullir de rabia mi cuerpo.

[...] hemos sufrido un encentro de la superficie [...]

Aquello había sido un simple pasatiempo. No importaba las veces que se enfrentaran, siempre acabaría igual. La Estirpe me había decepcionado, y acabarían muriendo llegado el momento. Por ahora, eran más importantes otras cosas.

Debían salvar a la reina, pero a algunos Crom les dijo todo lo contrario: matarla.

Yo era uno de esos, una doble misión, que no tenía claro de haber cumplido. Seguramente, habría acabado por hacerlo. Habría acabado por matarles a todos, solo por el simple placer de ver como los planes de gente desconocida se encumbraban para después caer destrozados. Si no me hubieran detenido. Si no me hubieran cogido antes. Ellos...

[...] la secta esa impronunciable [...]

Scarhossar. Mis hermanos. Traidores. Malditos. Y corruptos, un gusano que había crecido desde dentro. El culto demoníaco no les había usado, sino que de alguna manera se había convertido en parte de su núcleo, pero con sus propios objetivos.

[...] reunidos con Leixle.

Ella era el enlace. Gerkashan me había intentado utilizar como una paloma mensajera, pero al parecer tenía sus planes, planes en los que no habían contado conmigo. Todo junto, era suficiente para desear la muerte de Leisle Ir'van. No iba a ayudarla. Tampoco a los otros demonios, a excepción, tal vez, de Yzlin. Cuando descubriera que era.

Con un sobresalto, volví a la realidad. Empezaba a perderme en mis pensamientos, a dar vueltas a cosas que carecían de sentido. Sabía tan poco, y allí ocultaban tantos secretos... Comadreja mismo parecía querer esconder algunos mientras desviaba la atención. ¿Hacia qué? Durante un instante, intenté volver a recopilar los frentes abiertos, las cartas que se estaban mostrando en aquella sala.

El mítico Rosencrantz. Roriarkas y su rebelión. Taasón el Negro. Dadas mis aficiones, no fue difícil decantarme por una pregunta, aún cuando aquella parecía la más afín a Nickar y sus necios seguidores.

—¿Qué es ese laboratorio? —preguntó con un brillo de avaricia en la mirada.

No pudo evitar sonreir mientras oía las palabras de Herst relativas a Yurik, ya que con ellas veía respondida una pregunta que se había estado haciendo durante bastante tiempo. Al margen de eso, aparte de sacar en claro que Suscinda había olvidado mencionar que su plan era de dominio público, no estaba pudiendo sacar conclusiones claras. Se sentía ignorante, y para él no había sensación más repugnante. Podía simplemente guardar silencio y observar, como solía hacer en esas situaciones, pero prefería hacer una pregunta banal que les hiciera hablar más, dar más detalles sobre lo que estaba ocurriendo.

Pero Pain se adelantó, y no pudo evitar sentir un profundo agradecimiento hacia el torturador. Sin duda iba a ser revelador oír lo que tenían que decir sobre el laboratorio aquellos que no estaban empeñados en entrar, pero él no podía hacer esa pregunta sin poner en tela de juicio a la semidrow de una forma muy obvia. Era perfecto que alguien hiciera la pregunta por él.

- Así que las predicciones son el fracaso de la rebelión, el decreto del fin de los demonios y la muerte del rey a manos de Ishrad. ¿Pero qué motivos tenía Nek para atacar a Leixle al saber lo de la recompensa, cuando todavía no se ha hecho la oferta?

La tiflin escuchó antes de hablar - Leixle no morirá, lo se pese a no poder explicar por que lo se, aun y así, les dije a los demonios que no podía unirme ni a ellos ni a los demás, no es el futuro que busco acabar con los unos o con los otros. Bueno, no se lo dije, pero tampoco lo negué... - a Nickar no le importaba lo que fuera ese laboratorio, prometió abrirlo y eso haría, pero no impediría que Pain tuviera su respuesta.

Dejaría que respondieran antes de hablar, no quería ayudar a demonios o humanos, un mundo con ambos le parecía más entretenido, pero le vendría bien cierta información - ¿alguien me sabría decir como contactar con Loki? Si están por destruir el bastión rojo no me importaría provocar un poco a nuestro amigo volcánico, seguro que algunos temblores extra entretienen a todos...

Molestar a los que bajo la prisión podían sellarla, sin duda frenaría ciertas molestias generales.