Partida Rol por web

Asamblea de Bestias

Última Noche - La Llegada

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21/06/2014, 19:38
El Libro de Nod

31 de Diciembre de 1999

Y allí estabas, por increíble que pareciera. Durante los 15 días que te separaban de aquella fecha, te habías dedicado a buscar algo de informción sobre aquel hombre, y sobre aquella invitación que ahora mismo te quemaba en el bolsillo, Sin embargo, y por desgracia, tu búsqueda habia sido en vano. Tu tenías razón, y el ala de la biblioteca que él había mencionado llevaba construida desde cuando tu dijiste. No tenías explicación para nada de lo que había sucedido.

En la biblioteca todo había ido normal. Nada varió en aquellos días previos a la cita con aquel hombre que apenas conocías, y lo único que sabías a ciencia cierta era que se llamaba "Ian".

El caso es que, fuera como fuera, allí estabas ahora, vestida para la ocasión, ante una de las torres más exclusivas de toda la ciudad. El lugar estaba de lo más concurrido aunque, para tu sorpresa, no todo el mundo parecía tan selecto, ni tan estirado como cabía esperar. Más bien, se podría decir que había todo tipo de gente en aquel lugar.

Delante tuyo, sin ir más lejos, habia una pareja de veinteañeros vestidos de negro, de un aspecto bastante gótico y, justo delante de ellos, un joven que seguramente rondaría los 25 años, aguardaba su turno para entrar en aquel lugar.

Un público de lo más variopinto, sin duda, pero que compartia algo que también tú tenías en común: aquella entrada que todos y cada uno de vosotros llevábais encima y sin la que, al parecer, no se podia acceder a tan atrayente lugar.

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21/06/2014, 19:55
Director

Aquella era la última noche del año. Treinta y uno de Diciembre de Mil nueve cientos noventa y nueve. La dirección que os habían facilitado era una torre en el centro de San Francisco, una Torre privada que según decía la gente, permanecía cerrada al público, y de la cual solo la más selecta gente podía entrar o salir.

Un lugar que por lo que habíais podido escuchar y oír, permanecía siempre en silencio, donde jamás se veía a nadie por las ventanas, donde jamás se habían visto una luz encendida.

Pero aquel día era distinto, la torre estaba iluminada como si se tratara del árbol de Navidad de Central Park, y sus puertas principales estaban abiertas de par en par. A cada lado de la puerta había dos hombres, seguridad privada, que comprobaban quien entraba y quien salía del edificio.

Aquella noche no había nevado, pero hacía frío, mucho frio. La suave brisa se traducía en un gélido frío que cortaba como si de cuchillas se tratara. Y a pesar de lo despejado del cielo, no podía verse la luna. Aquella noche era una noche oscura, solo combatida por las luces de la ciudad, luces artificiales que daban cierta sensación de calidez o seguridad. Un reloj en la esquina de la calle marcaba la hora.

Había llegado la hora.

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22/06/2014, 11:16
Isabella Black

Quince días habían pasado desde aquella noche. Quince largos días, con sus quince largas noches, en los que no hubo una sola en que no me recordara entre sus brazos, en que no me durmiera pensando en aquellas caricias y en aquellos besos. Incluso en más de una ocasion llegué a despertarme en medio de la noche, sobresaltada, con la sensacion de que acababa de notar el roce de sus labios en los mios, como si sus dedos se hubieran estado paseando por mi espina dorsal mientras dormia. Más de una vez me habia despertado, con el corazón a mil por hora, diciendo su nombre en sueños.

Viktor.

Un nombre que lo ocupaba todo.

Los dias no habian sido mejores que las noches. Su recuerdo se habia instalado en mi mente, de forma perpetua, y sus palabras se repetian una y otra vez en mi mente, como la promesa de un rey a sus subditos, como el mensaje de un dios que promete a sus fieles que habrá un futuro mejor. Como el amante que, en medio de la noche, jura amor eterno a su amada.

Serás mía esta noche y todas las noches a partir de ahora. Para siempre.

Aquel pensamiento me arrancó un escalofrío, mientras baja de mi deportivo, conducido hoy por mi chofer habitual. No tenia intencion de volver sola a casa aquella noche, y sabía que Viktor lo tendría todo dispuesto.

Como iba diciendo, no habia vuelto a ver a Viktor en aquellas 13 noches restantes. Sin embargo, sus palabras no estaban exentas de razón. Me sentía suya, completamente suya. Durante aquellas dos semanas me habia sentido como la esposa que espera a su esposo, ausente por un largo viaje. En ningun momento habia sentido la soledad del amante que descubre que su amor fue flor de un día. En ningun momento me senti olvidada o usada y abandonada.

Sabia que Viktor vendría. Sabia que el esposo volvería, que mi Rey vendria a reclamar a su Reina. Y por eso estaba alli, con un sensual y elegante vestido rojo oscuro oculto tras un magnífico abrigo de piel blanco y unos tacones de infarto. Más bella de lo que nunca, nadie, jamás, me habia visto antes. Habia cuidado hasta el ultimo detalle, desde la ropa interior, pasando por las medias, los complementos, las joyas y el peinado. Estaba absolutamente perfecta, y absolutamente irresistible, de eso no habia duda.

En cuanto bajé del coche miré a mi alrededor, con aquella invitación en el pequeño bolso de mano que me acompañaba. Durante aquellos dias, la habia releido una y otra vez, habia paseado las yemas de mis dedos por aquella caligrafia perfecta. Habia repasado su textura hasta decir basta, como si tocando aquel trozo de carton pudiera tocarlo a el.

Llevaba quince dias sintiendome como una adolescente, comportándome como una adolescente enamorada. Y asi estaba ahora, mientras caminaba, con paso decidido, hacia aquella torre, en la que todo el mundo parecía querer entrar. Podia notar aquel gusanillo en el estomago, muy similar al que habia sentido aquella misma tarde cuando, en casa, me habia decidido por salir a disfrutar del ultimo atardecer del año, con una copa entre los labios.

Observé a la gente alli congregada, y al edificio que se alzaba ante mi, imponente. Habia oido hablar muchas veces de aquella torre, pero era la primera vez que me disponia a entrar en la que, hasta entonces, habia supuesto un completo misterio para mi.

Miré a mi alrededor, buscando a Viktor con la mirada, pero no lo vi. Sin embargo, me sorprendio cuan diferente era la gente alli congregada. ¿Los habria invitado Viktor a todos? ¿Quien habria organizado si no aquella fiesta? La mayoria de los alli presentes no me cuadraban para nada con alguien como Viktor. De hecho, dudaba mucho que estuviera siquiera dispuesto a compartir espacio con ellos. Sin embargo, alli estaban, por alguna razón que, por mi parte desconocia.

Mi vista se centró entonces en la puerta, mi objetivo final. Y, con la elegancia y la decision que me caracterizaban, camine hacia alli, notando como aquel frio cortaba mis mejillas, produciendome aquella placentera sensacion que tanto me gustaba.

En busca de él. En busca de Viktor.

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24/06/2014, 00:40
Erika Ilieva

A pesar de que aún sentía cierto desasosiego ante la presencia de Reuben, ya me iba acostumbrando a sus maneras así que, cuando cogió mi mano para besarla, se la di sin mayores problemas sonriendo con timidez. Pero lo que aún era incapaz de acostumbrarme era a esas miradas penetrantes que me dedicaba, miradas que parecían buscar mi alma para leer en ella lo que yo ni siquiera conocía de mí.

Eché un rápido vistazo a Sacha para ver cómo reaccionaba ante Rachel, ya que durante el concierto apenas había podido ver la relación que habían mantenido los dos, para acto seguido centrar de nuevo mi atención en Reuben.

- Muchas gracias. Tú también estás muy... elegante.

Seguía sintiéndome fuera de lugar pero ya no había vuelta atrás, por lo que, situándome al lado de mi acompañante, me dispuse a entrar en la fiesta. Respiré hondo para tranquilizar el agobio que estaba empezando a sentir sólo de pensar en la cantidad de gente que podría haber en el interior del edificio.

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24/06/2014, 09:09
Sandro Rosselly

La genuina definición de 'gorila' está plantado ante mí, con rostro impasible y brazos cruzados que resaltan la robustez de sus bíceps y pectorales. Menos mal que esta vez no tengo que explicar que estoy buscando un conejo, ni dar ninguna otra justificación susceptible de ser malinterpretada.

Esta vez todo tiene que ser tan sencillo como enseñarle la tarjeta.

- Aquí está.- se la doy tras sacarla del bolsillo de la gabardina.

Allí estaba yo, a escasos pasos de todo el lujo que se intuía desde la puerta, con toda una noche por delante para encontrarle el sentido a la historia que estaba escribiendo el misterioso Lewis Carroll y en la cuál me veía como uno de los protagonistas secundarios. Como un sombrerero loco o una liebre de mayo cualquiera, por poner un ejemplo.

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24/06/2014, 19:16
Cristine Stark
Sólo para el director

Los días pasaron rápido para Cristine, a pesar de la extraña visita de aquel anciano tan peculiar nada había cambiado. Cuando llegó a su casa aquella noche, más tarde de lo habitual por lo inusual de la conversación mantenida con Ian, actuó con normalidad, lo que quería decir que se zampó la peli de Brad Pitt entera con helado incluido, pero mientras la veía no pudo evitar rememorar las palabras de aquel "friki" que pese a la vulgaridad del término la señorita Stark no encontró otro calificativo mejor.

El caso es que a la mañana siguiente le costó unos minutos de más levantarse por lo que su jornada laboral se le antojó más pesada de lo normal. Al llegar la tarde, esperó en vano una visita de aquel hombre... tenía cosas que preguntar, como el hecho de que hubiera tratado de tomarle el pelo con la fecha de la dichosa sección de la biblioteca. De manera que su curiosidad torno en indignación, y está tornó a su vez en enfado. Si Ian hubiera vuelto a aparecer Cristine no sería tan amable en aquella ocasión... sin embargo con el transcurso de los días se fue olvidando del tema, e incluso consiguió unos días para celebrar con su familia la Navidad. Era bueno volver a reunirse con sus seres queridos, especialmente con si padre, que desde niña fue siempre su modelo a seguir.

Estando en Londres, su memoria le trajo el recuerdo de Ian y sin saber porqué decidió comprar un suvenir, un alfiler de corbata de plata con los gemelos a juego.

Cuando salió de la tienda con el caro regalo en su bolso se sijo que había cometido una estupidez y decidió regalarlo a su padre, sin embargo rumbo a su casa decidió hacerle otro regalo mejor a su progenitor y se olvidó del presente de Ian.

Cuando regresó a EEUU cargada con regalos familiares, descubrió la pequeña caja con el alfiler y los gemelos y la guardó por si se le pesentaba la ocasión de regalarla a otra persona, puesto que decidió no asistir a la fiesta. Sin embargo cuando se aproximó la fecha terminó por decidir que se presentaría a la fiesta, tenía que volver a ver al anciano y pedirle explicaciones, era peor no saber de que iba aquel hombre que averiguarlo además se dijo a sí misma que no tenía nada que perder. Recordó tener un vestido perfecto para la ocasión y tras hablarlo con su amiga, tras ahorrarse la mayoría de los detalles más extraños de la conversación con Ian, ambas decidieron que cenarían juntas con más amigas y que la esperarían después de la fiesta para dar la bienvenida al año como se merecía.

El vestido en cuestión era un elegante vestido verde tirando a gris que resaltaba el color de sus ojos, para el peinado decidió llevarlo suelto pero recogido a un lado, no tenía tiempo ni ganas de pasarse cuatro horas en la peluquería... el problema vino con los tacones, para poder lucir tipo y vestuario debía ser de tacón considerable y eso era algo que Cristine jamás había dominado, así que tras varios ensayos y vendarse el pie con tiritas para evitar las inevitables rozaduras pidió un taxi y se encaminó a la fiesta.

Cuando llegó a la torre se sorprendió por el tipo de invitados y por el ambiente... los había de todo tipo e incluso se avergonzó por haber elegido un traje tan especial, no le gustaba llamar la atención y a punto estuvo de darse la vuelta y volver con su amiga... pero la curiosidad le hizo apretar el bolso, entre otras cosas para mitigar el frio de mil demonios que estaba haciendo y avanzar tambaleante pero decidida hacia la puerta con su invitación en mano y el regalo de Ian guardado en el bolso.

Notas de juego

Que voy pa dentro... ¿Te vale así?

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24/06/2014, 22:49
El Libro de Nod

Aquella era la última noche del año. Treinta y uno de Diciembre de Mil nueve cientos noventa y nueve. La dirección que os habían facilitado era una torre en el centro de San Francisco, una Torre privada que según decía la gente, permanecía cerrada al público, y de la cual solo la más selecta gente podía entrar o salir.

Un lugar que por lo que habíais podido escuchar y oír, permanecía siempre en silencio, donde jamás se veía a nadie por las ventanas, donde jamás se habían visto una luz encendida.

Pero aquel día era distinto, la torre estaba iluminada como si se tratara del árbol de Navidad de Central Park, y sus puertas principales estaban abiertas de par en par. A cada lado de la puerta había dos hombres, seguridad privada, que comprobaban quien entraba y quien salía del edificio.

Aquella noche no había nevado, pero hacía frío, mucho frio. La suave brisa se traducía en un gélido frío que cortaba como si de cuchillas se tratara. Y a pesar de lo despejado del cielo, no podía verse la luna. Aquella noche era una noche oscura, solo combatida por las luces de la ciudad, luces artificiales que daban cierta sensación de calidez o seguridad. Un reloj en la esquina de la calle marcaba la hora.

Había llegado la hora.

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25/06/2014, 01:25
Jennifer McLauren

Quince días habían pasado. Ni más, ni menos. Quince días en los que habías estado viviendo en el anonimato, entre distintos hoteles que no pedían registros, consiguiendo una nueva identidad, y manteniéndote a salvo mientras buscabas algún sentido a lo sucedido con tu viejo ex amigo Nazi. Pero en aquellos días, no solo no habías descubierto nada, sino que además, no había pasado nada.

Jennifer probó suerte, y volvió unos días a su casa, y no pasó nada más. Excepto para dormir, pasaba todo el día contigo, preguntándote sobre tu vida pasada, aprovechando para conocer, y para poder documentarse para futuros trabajos. Se había puesto muy contenta ante los regalos que le hiciste, una explosión de alegría de la manera que solo una cría (desde tu punto de vista) como ella podía expresar: Con llanto, emoción incontrolada, abrazos y palabras de agradecimiento eterno.

Y hoy estabas allí. Habías recogido a Jennifer en un taxi. Ella estaba, simplemente, preciosa. Como un ángel. Un punto brillante en la oscuridad de la noche, una luz en la negrura eterna de la vida. Pero para ti era también algo más: La esperanza de una redención.

Bajó ella en primer lugar, ayudándote a bajar del taxi. El taxista era un viejo conocido tuyo: Ya le pagarías otro día. Tenías su número, para cuando quisieras que te recogiera, poder llamarle. Estabas en la puerta de aquella enorme torre.

Una aguja que se elevaba hacia un cielo nocturno, oscuro, que dejaba ver una noche fría, sin luna. Hacía mucho frío, y pudiste ver como el vello de Jennifer se erizaba. En la puerta había mucha gente, y de todo tipo. Desde lo que parecían empresarios de éxito con grandes sumas en sus bancos, hasta un par de cantantes de algún grupo punk, o gótico.

Estando allí, no pudiste sentir cierto escalofrío que te recordaba que allí estabas después de matar a un viejo amigo que había estado dispuesto a matarte por un trozo de papel, que ahora llevabas en el bolsillo. Y que te parecía que te quemaba en el bolsillo.

Jennifer acabó por girarse hacia ti, dibujando una pequeña sonrisa. - ¿Estás preparado? -

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25/06/2014, 01:40
El Libro de Nod

Aquella era la última noche del año. Treinta y uno de Diciembre de Mil nueve cientos noventa y nueve. La dirección que os habían facilitado era una torre en el centro de San Francisco, una Torre privada que según decía la gente, permanecía cerrada al público, y de la cual solo la más selecta gente podía entrar o salir.

Un lugar que por lo que habíais podido escuchar y oír, permanecía siempre en silencio, donde jamás se veía a nadie por las ventanas, donde jamás se habían visto una luz encendida.

Pero aquel día era distinto, la torre estaba iluminada como si se tratara del árbol de Navidad de Central Park, y sus puertas principales estaban abiertas de par en par. A cada lado de la puerta había dos hombres, seguridad privada, que comprobaban quien entraba y quien salía del edificio.

Aquella noche no había nevado, pero hacía frío, mucho frio. La suave brisa se traducía en un gélido frío que cortaba como si de cuchillas se tratara. Y a pesar de lo despejado del cielo, no podía verse la luna. Aquella noche era una noche oscura, solo combatida por las luces de la ciudad, luces artificiales que daban cierta sensación de calidez o seguridad. Un reloj en la esquina de la calle marcaba la hora.

Había llegado la hora.

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25/06/2014, 01:40
El Libro de Nod

Después del suceso de la iglesia, no volviste a saber nada más. Ni mensajes en el ordenador, ni en tu trabajo, ni patrones repetitivos, ni allanamientos de tu casa.... nada. No pasó nada. Y aquel sobre, había permanecido sobre tu mesita de noche durante todas aquellas noches, sin abrirlo, haciendo caso a aquel hombre que te la entrego.

Buscaste en los periódicos, en internet, en todas partes. Nadie parecía saber nada de lo sucedido en aquella iglesia. Pero tu habías estado allí, y sabías que había pasado. Y ahora sabías, que fuera lo que fuera aquello, debía ser enorme. Que esos tíos debían tener sus garras metidas hasta lo más profundo de la prensa, de la policía y de las ambulancias.

El contenido de aquel sobre era una simple invitación. Una hora, un día, un lugar y un nombre. Mortimer. La invitación era tan simple, que era difícil pensar que no podía falsificarse. Más bien todo lo contrario, estabas seguro que podrías sentarte en tu ordenador y sacar 30 como esas.

Pero algo más llamó tu atención. Aquella invitación estaba a tu nombre. Tu nombre real.

Y así es como te bajaste del taxi, frente aquella torre. La Torre Russ, la más grande e importante de la ciudad, aquella que permanecía siempre dormida, y hoy parecía rebosar de vida, con tanta luz, tan atractiva y llamativa desde todos los puntos de la ciudad.

Una aguja que se elevaba hacia un cielo nocturno, oscuro, que dejaba ver una noche fría, sin luna.  En la puerta había mucha gente, y de todo tipo. Desde lo que parecían empresarios de éxito con grandes sumas en sus bancos, hasta un par de cantantes de algún grupo punk, o gótico.

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25/06/2014, 02:00
Corey Anderson

El primer segurata, el calvo, tomó la invitación, pero ni siquiera la miró. Estiró el brazo al otro segurata, que tomó la invitación y la miró. - Sr. Wilson. Sí. - Pareció hablar solo, pero una visión más detallada revelaría que uno de los botones del cuello era ligeramente más grande, posiblemente un micro, así como un interfono de botón que llevaba en el oído. Giró la cabeza hacia un lado, mirando un punto sobre la puerta.

No te costó suponer que aquello, era una cámara de seguridad.

Aun así, tardó algo más de quince segundos en abrir la boca. - Señor Wilson e Hijo. Es un placer tenerles con nosotros esta noche. Adelante. - Tendieron la invitación de vuelta, y el primer segurata, el calvo, se hizo a un lado, permitiendo el paso.

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25/06/2014, 02:10
Corey Anderson

El primer segurata, el calvo, tomó la invitación, pero ni siquiera la miró. Estiró el brazo al otro segurata, que tomó la invitación y la miró. - Sr. McLaurens. Sí. - Pareció hablar solo, pero una visión más detallada revelaría que uno de los botones del cuello era ligeramente más grande, posiblemente un micro, así como un interfono de botón que llevaba en el oído. Giró la cabeza hacia un lado, mirando un punto sobre la puerta.

No te costó suponer que aquello, era una cámara de seguridad.

Aun así, tardó algo más de quince segundos en abrir la boca. - Señor McLaurens. Es un placer tenerle con nosotros esta noche. Adelante. - Tendieron la invitación de vuelta, y el primer segurata, el calvo, se hizo a un lado, permitiendo el paso.

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25/06/2014, 02:12
Corey Anderson

El primer segurata, el calvo, tomó la invitación, pero ni siquiera la miró. Estiró el brazo al otro segurata, que tomó la invitación y la miró. - Sr. Keane. Sí. - Pareció hablar solo, pero una visión más detallada revelaría que uno de los botones del cuello era ligeramente más grande, posiblemente un micro, así como un interfono de botón que llevaba en el oído. Giró la cabeza hacia un lado, mirando un punto sobre la puerta.

No te costó suponer que aquello, era una cámara de seguridad.

Aun así, tardó algo más de quince segundos en abrir la boca. - Señor Keane. Es un placer tenerle con nosotros esta noche. Adelante. - Tendieron la invitación de vuelta, y el primer segurata, el calvo, se hizo a un lado, permitiendo el paso.

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25/06/2014, 02:13
Corey Anderson

El primer segurata, el calvo, tomó la invitación, pero ni siquiera la miró. Estiró el brazo al otro segurata, que tomó la invitación y la miró. - Sr. Roselly. Sí. - Pareció hablar solo, pero una visión más detallada revelaría que uno de los botones del cuello era ligeramente más grande, posiblemente un micro, así como un interfono de botón que llevaba en el oído. Giró la cabeza hacia un lado, mirando un punto sobre la puerta.

No te costó suponer que aquello, era una cámara de seguridad.

Aun así, tardó algo más de quince segundos en abrir la boca. - Señor Roselly. Es un placer tenerle con nosotros esta noche. Adelante. - Tendieron la invitación de vuelta, y el primer segurata, el calvo, se hizo a un lado, permitiendo el paso.

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25/06/2014, 02:18
Rick Anderson

Curiosamente, tuviste que esperar menos de lo que habrias esperado. La cola fluia con bastante rapidez y, tan solo un par de veces, aquel tipo que habia en la puerta habia tenido que indicar a un par de espabilados dónde estaba la salida para los que no tenian aquella tarjeta.

- Invitación. - Dijo el enorme hombre. Era un hombre alto, de gran musculatura y fuertes brazos. Tenía cara de pocos amigos, y permanecía cruzado de brazos, girando únicamente la cabeza hacia ti, mirandote fijamente a traves de sus gafas de sol. Y las llevaba a pesar de ser de noche, y aun así tienes claro que estaba mirandote.

Te sorprendio por un lado lo mecánico de sus gestos, de su tono.

Podías ver ahora, desde ese punto de vista, lo bello, caro, lujoso y perfecto del interior del edificio. Sin duda, un lugar único.

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25/06/2014, 02:26
El Libro de Nod

Torre Russ: Recepción.

Al entrar, lo primero que podría impresionar a cualquier es la altura del techo. Debía tener al menos tres pisos de alto. Lo segundo fue, que un edificio que desde fuera podía parecer tan moderno y vanguardista fuera, por contra, tan clásico en su interior.

Todo estaba lleno de elegantes columnas, de filigranas trabajadas en la piedra, de pasamanos de mármol y de ricas lámparas compuestas por miles de cristales. El techo, ricamente decorado en maderas nobles y ricas pinturas que le daban un toque renacentista al lugar.

La temperatura era más que agradable. Nada que ver con el exterior. De alguna manera, al entrar por la puerta, es como si hubieras pisado el jardín del Edén. Un lugar a salvo de la jungla exterior, donde no podía escucharse nada de lo que sucedía en el exterior del edificio. Tampoco verse... pues una de las cosas que más podía llamar la atención de cualquier persona allí, era que no había ni una sola ventana que diera al exterior.

Y aun así, el aire no estaba viciado.

En comparación a los que estaban fuera, allí apenas había gente. Reunidos en pequeños grupos que parecían compartir no solo conversación, si no también estilo de vestir, formas y maneras. Desde dónde estabas, podías ver tres puertas. Uno a la derecha, otro a la izquierda y otra al frente.

Además, había unas escaleras en la parte frontal. Unas escaleras que te invitaron a alzar la cabeza, encontrando allí dos figuras que estaban solas en la planta en la que se encontraban.

 

http://www.comunidadumbria.com/imgs/rpw/pnjs/531136e3c1d09.png
Un hombre vestido de traje, elegante y de porte perfecto, que parecía estar vigilando quien entraba y quien salía de la Torre. Un hombre que tendría aproximadamente unos cuarenta años, de pelo largo y perfecta perilla. Mantenía ambas manos sobre la barandilla, sin apenas moverse, como si esperara algo.

 

 


A su lado, un hombre entrado en años. Este vestía de una forma más variopinta, como si fuera disfrazado de una época anterior, armado con una túnica, capa y un casco bajo uno de los brazos. Se mantenía un paso más atrás que su compañero, como un fiel guardián y consejero, que esperaba la llamada de su señor.

 

Ninguno de los dos pareció inmutarse de que los miraras, ni se movieron, ni dijeron palabra.

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25/06/2014, 02:28
El Libro de Nod

Torre Russ: Recepción.

Al entrar, lo primero que podría impresionar a cualquier es la altura del techo. Debía tener al menos tres pisos de alto. Lo segundo fue, que un edificio que desde fuera podía parecer tan moderno y vanguardista fuera, por contra, tan clásico en su interior.

Todo estaba lleno de elegantes columnas, de filigranas trabajadas en la piedra, de pasamanos de mármol y de ricas lámparas compuestas por miles de cristales. El techo, ricamente decorado en maderas nobles y ricas pinturas que le daban un toque renacentista al lugar.

La temperatura era más que agradable. Nada que ver con el exterior. De alguna manera, al entrar por la puerta, es como si hubieras pisado el jardín del Edén. Un lugar a salvo de la jungla exterior, donde no podía escucharse nada de lo que sucedía en el exterior del edificio. Tampoco verse... pues una de las cosas que más podía llamar la atención de cualquier persona allí, era que no había ni una sola ventana que diera al exterior.

Y aun así, el aire no estaba viciado.

En comparación a los que estaban fuera, allí apenas había gente. Reunidos en pequeños grupos que parecían compartir no solo conversación, si no también estilo de vestir, formas y maneras. Desde dónde estabas, podías ver tres puertas. Uno a la derecha, otro a la izquierda y otra al frente.

Además, había unas escaleras en la parte frontal. Unas escaleras que te invitaron a alzar la cabeza, encontrando allí dos figuras que estaban solas en la planta en la que se encontraban.

 

http://www.comunidadumbria.com/imgs/rpw/pnjs/531136e3c1d09.png
Un hombre vestido de traje, elegante y de porte perfecto, que parecía estar vigilando quien entraba y quien salía de la Torre. Un hombre que tendría aproximadamente unos cuarenta años, de pelo largo y perfecta perilla. Mantenía ambas manos sobre la barandilla, sin apenas moverse, como si esperara algo.

 

 


A su lado, un hombre entrado en años. Este vestía de una forma más variopinta, como si fuera disfrazado de una época anterior, armado con una túnica, capa y un casco bajo uno de los brazos. Se mantenía un paso más atrás que su compañero, como un fiel guardián y consejero, que esperaba la llamada de su señor.

 

Ninguno de los dos pareció inmutarse de que los miraras, ni se movieron, ni dijeron palabra.

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25/06/2014, 02:28
El Libro de Nod

Torre Russ: Recepción.

Al entrar, lo primero que podría impresionar a cualquier es la altura del techo. Debía tener al menos tres pisos de alto. Lo segundo fue, que un edificio que desde fuera podía parecer tan moderno y vanguardista fuera, por contra, tan clásico en su interior.

Todo estaba lleno de elegantes columnas, de filigranas trabajadas en la piedra, de pasamanos de mármol y de ricas lámparas compuestas por miles de cristales. El techo, ricamente decorado en maderas nobles y ricas pinturas que le daban un toque renacentista al lugar.

La temperatura era más que agradable. Nada que ver con el exterior. De alguna manera, al entrar por la puerta, es como si hubieras pisado el jardín del Edén. Un lugar a salvo de la jungla exterior, donde no podía escucharse nada de lo que sucedía en el exterior del edificio. Tampoco verse... pues una de las cosas que más podía llamar la atención de cualquier persona allí, era que no había ni una sola ventana que diera al exterior.

Y aun así, el aire no estaba viciado.

En comparación a los que estaban fuera, allí apenas había gente. Reunidos en pequeños grupos que parecían compartir no solo conversación, si no también estilo de vestir, formas y maneras. Desde dónde estabas, podías ver tres puertas. Uno a la derecha, otro a la izquierda y otra al frente.

Además, había unas escaleras en la parte frontal. Unas escaleras que te invitaron a alzar la cabeza, encontrando allí dos figuras que estaban solas en la planta en la que se encontraban.

 

http://www.comunidadumbria.com/imgs/rpw/pnjs/531136e3c1d09.png
Un hombre vestido de traje, elegante y de porte perfecto, que parecía estar vigilando quien entraba y quien salía de la Torre. Un hombre que tendría aproximadamente unos cuarenta años, de pelo largo y perfecta perilla. Mantenía ambas manos sobre la barandilla, sin apenas moverse, como si esperara algo.

 

 


A su lado, un hombre entrado en años. Este vestía de una forma más variopinta, como si fuera disfrazado de una época anterior, armado con una túnica, capa y un casco bajo uno de los brazos. Se mantenía un paso más atrás que su compañero, como un fiel guardián y consejero, que esperaba la llamada de su señor.

 

Ninguno de los dos pareció inmutarse de que los miraras, ni se movieron, ni dijeron palabra.

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25/06/2014, 02:30
El Libro de Nod

Torre Russ: Recepción.

Al entrar, lo primero que podría impresionar a cualquier es la altura del techo. Debía tener al menos tres pisos de alto. Lo segundo fue, que un edificio que desde fuera podía parecer tan moderno y vanguardista fuera, por contra, tan clásico en su interior.

Todo estaba lleno de elegantes columnas, de filigranas trabajadas en la piedra, de pasamanos de mármol y de ricas lámparas compuestas por miles de cristales. El techo, ricamente decorado en maderas nobles y ricas pinturas que le daban un toque renacentista al lugar.

La temperatura era más que agradable. Nada que ver con el exterior. De alguna manera, al entrar por la puerta, es como si hubieras pisado el jardín del Edén. Un lugar a salvo de la jungla exterior, donde no podía escucharse nada de lo que sucedía en el exterior del edificio. Tampoco verse... pues una de las cosas que más podía llamar la atención de cualquier persona allí, era que no había ni una sola ventana que diera al exterior.

Y aun así, el aire no estaba viciado.

En comparación a los que estaban fuera, allí apenas había gente. Reunidos en pequeños grupos que parecían compartir no solo conversación, si no también estilo de vestir, formas y maneras. Desde dónde estabas, podías ver tres puertas. Uno a la derecha, otro a la izquierda y otra al frente.

Además, había unas escaleras en la parte frontal. Unas escaleras que te invitaron a alzar la cabeza, encontrando allí dos figuras que estaban solas en la planta en la que se encontraban.

 

http://www.comunidadumbria.com/imgs/rpw/pnjs/531136e3c1d09.png
Un hombre vestido de traje, elegante y de porte perfecto, que parecía estar vigilando quien entraba y quien salía de la Torre. Un hombre que tendría aproximadamente unos cuarenta años, de pelo largo y perfecta perilla. Mantenía ambas manos sobre la barandilla, sin apenas moverse, como si esperara algo.

 

 


A su lado, un hombre entrado en años. Este vestía de una forma más variopinta, como si fuera disfrazado de una época anterior, armado con una túnica, capa y un casco bajo uno de los brazos. Se mantenía un paso más atrás que su compañero, como un fiel guardián y consejero, que esperaba la llamada de su señor.

 

Ninguno de los dos pareció inmutarse de que los miraras, ni se movieron, ni dijeron palabra.

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25/06/2014, 02:32
Dex

- Mi... Señor. Me gusta. No diré lo contrario. - Y te dedicó una sonrisa, a la par que se acercó a ti. Se acercó a ti en lo que tu creíste que era un obvio gesto para darte aquel ansiado beso, pero se paró a solo unos centímetros de tus labios. Podías sentir como respiraba tu olor, como estaba disfrutando de la cercanía, de tu nervio. Pareció disfrutar de las sensaciones, de las emociones y de las reacciones que tu cuerpo dejaba a la vista sin que pudieras evitarlo.

- ¿Qué más dará lo caro del vestido, si lo único que me importa es su contenido? - Acabó por susurrarte. Dada la cercanía, pudiste notar el aliento en tu piel, un suave aliento que te pareció incluso agradable, a pesar de carecer de cualquier olor.

- En esta fiesta solo hay... un Príncipe. Es mi jefe, y ten por seguro que lo conocerás. Yo te lo presentaré. No te preocupes ahora por ello, todo llegará a su preciso momento. Pero sé que estará orgulloso de mí por quien he traído conmigo a esta noche. No soy capaz de imaginar nadie mejor, ni más bella que tu. - Acabó por decirte, con aquella sonrisa con la que se había presentado días antes, aquella sonrisa que podía arrancarte el aliento.

- Vamos dentro. - Ofreció su brazo, para que te agarraras de él. Al acercarse a la puerta, el gorila que estaba allí os reconoció y se hizo a un lado.