Partida Rol por web

Al ver cómo al que había atacado quedaba inutilizado, por el momento, girose para enfrentarse al otro hombre, pegándole con el hacha contra el brazo para acabar hundiéndola en el pecho.

La batalla continuaba encarnizándose, mientras el omne sin brazo retorcíase en el suelo ante la incrédula mirada de los maleantes de los alrededores, quienes temerosos del hacha de Rodrigo, negábanse a acercarse a socorrerle.

De nuevo et que coloqué la piedra que ya tenía en la mano, y púsela bien dispuesta en la honda. Volví a girarla en el aire, prestando atención a uno de los bellacos (H1); no podía dejar que alguno de aquellos nos golpeara, en especial a Yunus, pues parecía viejo y poco propicio para aguantar más de un sopapo o un acero... Hice lo propio: cargué y lancé...

Eh, vos... -grité al aire cuando en realidad hablaba a mi objetivo-. Cómete esta, filiputa...

Erré. Una vez más*, la piedra voló y no sé si golpeó a alguno de los maleantes del pórtico de San Lorenzo. A este paso, o me mataban esos truhanes o cualesquier otro que no tuviera nada que ver y al que hubiera acertado...

Tiraste mal Localización 1, repito la tirada.

Alejéme de aquella pendencia, pues allí non era sino un mero estorbo. Aproveché que tanto el pardo como el valiente Ishaq tenían a aquellos maleantes distraídos y me alejé en dirección a Zacarías.

El compañero de Hassán que aún conserva todos los miembros del suyo cuerpo lánzase hacia Rodrigo intentando facer justicia para con el omne que desangrábase sin brazo. Sin embargo, resbala con la sangre que ha regado todo el suelo con tan mala suerte que cae sobre el suyo compañero et atraviésale el cráneo con el suyo cuchillo. Los chillidos cesan de inmediato a la par que el charco de sangre se face cada vez más y más enorme. El gentío guarda silencio repentinamente ante tan inesperado resultado.
 

La contienda había terminado de forma tan abrupta como había comenzado, mas Rodrigo no fíabase ni un poco de los que habían quedado con vida, por lo que siguió con la su arma en la mano apuntando en dirección a los vivos. Parecía que había llegado el momento de dar paso a la palabra y non al acero, pero la palabra no era lo que mejor dábase al de Baena, más aún estando con gentes como el tal Yunus que bien habían demostrado que de palabras iban bien servidos.

- Será mejor que habléis y respondáis a lo que os preguntemos, sino queréis acabar con mi hacha incrustada en vuestras carnes.

Hizo un gesto a Yunus e Ishaq para que fueran ellos los que iniciaran el interrogatorio, siempre con el arma bien dispuesta por si había que cercenar algún que otro brazo.

Rodrigo, non sintiendo piedad alguna por los suyos oponentes, dirige el suyo hacha contra el otro de los acompañantes de Hassán, consiguiendo herir al malnacido en el pecho en dos ocasiones consecutivas, llenando de nuevo de sangre el acero de su hacha a pesar de los gruesos ropajes que protegen al vividor*.

-¡Estáis muertos, bastardos! -grita entonces, lleno de furia, el morisco que lidera a los vuestros agresores, mientras abalánzase contra Rodrigo en venganza por el miembro seccionado al suyo compañero. Sonríe satisfecho clavando finalmente su daga en el gambesón reforzado que protege el abdomen del pardo de Baena**.

El omne agora manco non face si no retorcerse de dolor en el suelo, incapaz de empuñar el suyo arma que yace aún aferrada por los que fueran sus dedos hasta hacía unos instantes. Mientras tanto, la piedra del joven judío del vuestro grupo piérdese en la lejanía non impactando al suyo objetivo.

Por su parte, Zacarías observa desde una distancia más que prudencial el fatal error cometido por el matón que aún conserva todos los suyos miembros. El omne lánzase hacia Rodrigo intentando facer justicia para con el omne que desangrábase sin brazo mas, sin embargo, resbala con la sangre que ha regado todo el suelo con tan mala suerte que cae sobre el suyo compañero et atraviésale el cráneo con el suyo cuchillo. Los chillidos cesan de inmediato a la par que el charco de sangre se face cada vez más y más enorme. El gentío guarda silencio repentinamente ante tan inesperado resultado, silencio aún más notorio tras el cese de los alaridos de dolor del cadáver. Al menos, ha dejado de sufrir.

El viejo Yunus no puede evitar una muesca de desagrado ante tan cruel fallecimiento mientras observa retirado de la disputa. El propio Hassán parece sorprendido como el que más por el accidente.

Sorprendido, el de Baena llevose la mano al abdomen donde la daga había traspasado gambesón y carne, viendo cómo teñíase de rojo, mas no parecía que la herida fuera demasiado peligrosa.

Con ojos cargados de odio centróse en los dos hombres que aún seguían en pie, pues al que había dejado manco ahora yacía muerto a manos de su compañero, algo insólito y, si no fuera una situación dramática y peligrosa, bien se hubiera echado a reír.

Aferró de nuevo el hacha con fuerza preparado para atacar una vez más a aquellos dos hombres que no parecían querer dar su brazo a torcer.

Y tras aquella esquina comenzó a hervirle la sangre al sagal. Pronto comenzó a sentirse como un ave de corral falta de cuajo y, envalentonado viendo los mandoblazos de acá para allá que repartía el de Baena, pronto supo lo que tenía que hacer.

Si bien Yunus, por su avanzada edad y valía, podía permitirse actuar de aquella manera tan cauta e inteligente, para un muchacho como Zacarías aquello no se podía considerar más que pura cobardía... Sin que el viejo médico se diera cuenta, el sagal sacó con disimulo su cuchillo y apretó el mango con fuerza al igual que hizo con sus dientes.

A pesar del sangriento espectáculo en el que está convirtiéndose la pelea, los dos supervivientes parecen seguir buscando cobrarse su venganza. El de las heridas en el pecho, aunque debilitado, parece dispuesto a acabar con la vida de su agresor del hacha*.