Partida Rol por web

El territorio de los protadores estaba sumido en un silencio tenso, lo que antes era bullicio y fiesta ahora era un silencio que dejaba en evidencia toda la alegría que se había ido. No había paso 48 horas desde que la calle bajara abnegada de sangre, los supervivientes habían tenido que recoger los restos de sus compañeros del suelo para que las ratas no se los comieran.

La policía había pasado a desfilar y poco más.

En la calle un par de hombretones trabajaban para un crío que les mandaba recoger unas cosas de un solar y cargarlas en una furgo roñosa y desvencijada

Por eso 3 bocinazos de un claxon resonaron en la calle como si fueran 3 disparos. Algunos gatos y otras alimañas se alejaron a toda prisa con un bufido.

El claxon provenía de un coche muy nuevo pero algo manchado de polvo por haber recorrido algunos caminos de tierra; estaba atravesado en la calle, había dos hombres a su lado inmediato, uno mayor y otro mas joven que trataba de evitar que el coche se pusiera en marcha, observando a una conductora cuyo rostro conocía media ciudad, Tayra Wilder(acababa de pasar ), quien parecía tener cara de pocos amigos y prisa por llegar a algún lado, al mismo tiempo que algo la debía retener.

Los que estaban alrededor del coche parecían estar en una encrucijada, y todos en el barrio parecían saberlo. El chaval había parado de dar ordenes y miraba con cara curiosa y las manos en el bolsillo. De un local en un semisotano un puncarra salió a curiosear.

Unos moteros que tomaban unas birras al final de la calle interrumpieron su charla y sus consumiciones para mirar en silencio.

Muchos vecinos miraron tímidos y asustados por las ventanas de su casa.

Destacaban en esta escena dos personas en la calle Lioffmann y Hank, ambos eran extraños en aquel terreno y los lugareños lo sabían.

Mmm...-gruñí al encontrarme de casualidad con la tal Tayra.  Por un momento pensé que los de la banda de esa chica se habían esfumado, recurriendo a algún escondite, piso franco, refugio.  Pero no, la tía se paseaba por la calle tranquilamente, ni siquiera había pensado en cambiar de peinado.  Era cuestión de tiempo que la cazaran, como parecía que estaba pasando.

Me encogí de hombros, había tenido suerte y lo importante era que siguiese siendo así.  No me gustaba hablar mucho, pero pensar demasiado me gustaba casi menos todavía. Es por eso que me giré  hacia el tío algo mayor que había llegado a la encrucijada al mismo tiempo que yo*. No se podía ir por ahí dudando, sin saber quién era de tu bando y quien no.

-¿Vienes por Tayra? ¿Amigo o enemigo?.  Tampoco era cuestión de liarse a tiros cuando un poco de cortesía profesional podía limar muchas asperezas.

Hank había llegado ahí con el resultado del rastreador... que demonios, no podía ser tan torpe de no cambiar el coche y quien demonios era este barbudo...

Aquel territorio no era el suyo, no es que le importase mucho pero debía tener cuidado, sobre todo con el grupo del final de la calle, aquellos no eran conocidos por ser muy amantes de su profesión así que se debía ir con cuidado.

Pues el fortachón ahora le hablaba, tenia cara de disparar antes de preguntar, pero al menos por esta vez pregunto primero.

Vengo rastreando el coche y me interesa el maletero... Una pequeña pausa y responde la siguiente pregunta...  Ni lo uno ni lo otro, simplemente policía... esto último en voz un poco mas baja pero sin sonar temeroso, luego se voltea al vehículo y le da un buen golpe a la carrocería... Venga baja ya de una vez!!

Tras descargar como un gas a presión toda su furia contra el volante, rebuscó en sus ajustados pantalones de cuero el móvil. Estaba marcando el número de su viejo cuando unos golpes en la chapa del coche la sobresaltaron. Su mirada felina se dirigió primero a través de la luna para si seguía allí Lock, para despues bajar del carro con un fuerte impacto de sus botas de acero contra el jodido pavimento de la calle.

- ¿¡Que cojones quieres, colega?! - Sus ojos azules localizaron al viejales y aunque no era muy alta, y si menuda, sus hombros encuadrados y su postura parecian la de una pantera a punto de saltar a la yugular de alguien - Apartate de mi camino porque no es precisamente paciencia lo que voy regalando - dió un tirón de su chaqueta de cuero con ambas manos a la vez, como si se la estuviera colocando.

Sabía que había más gente cerca. Un barbudo. Un punkarra. Los moteros. Y una idea destelló en su cerebro, pero primero tenía que arreglar el asunto con aquel maleducado.

Enemigo - susurré, con cansancio en la voz al ver al presunto policía aporrear el coche de Tayra.  Me daba una tremenda pereza tener que interactuar con la gente, tanta que, a veces prefería hacer volar todo por los aires a las interminables negociaciones que los militares nos veíamos obligados a sufrir a veces.

Me acerqué al coche.  El cañón del rifle gauss apuntando al suelo y a un lado, lo menos amenazante posible cuando llevabas un arma capaz de matar mucho y a muchos.

He de hablar con Tayra. Subamos todos al coche.  Éste no es buen sitio para gilipolleces.

Encarando a la chica sin temor alguno, manteniendo compostura como si fuera una niña la que le salia con la rabieta. Lo que regales o no poco me importa siempre que sea ese intento de música que tocas... busco a una portadora colega tuya y tuviste la mala suerte de que te consiguiera a ti primero... Cuttface... donde esta? y mas te vale hablar claro si quieres volver a subir a algún escenario en un futuro próximo. digo mientras me acerco cada ves mas a ella.

Cuando escucho los pasos del otro y escucho aquellas palabras, sin voltear y aun encarando a Tyra respondo... Me trae sin cuidado lo que quieras barbitas, que responda y es toda tuya... la actitud no era grosera, simplemente firme.

No hacía falta mucho esfuerzo para captar la atención del vecindario, los bocinazos habían conseguido tal efecto, la intervención del poli mantuvo la atención de los locales sobre la conversación, aunque no oyeran, interpretaban algunas actitudes.

Se pudo ver como la agresividad verbal de los forasteros hicieron tensarse a todo el mundo, no solo a los implicados directamente.

Mientras todos miraban a Tayra, Lock había desaparecido de la visual y había vuelto en menos de medio minuto, se había quitado la chaqueta y enseñando las palmas llamando a al calma añadió

- No es el momento, de verdad que no.- Dijo Lock metiendo se en la conversación, luego intervino el mercenario - ¿No te atrevías a venir sin guardaespaldas que te has contratado uno? - Sonrió provocando a Hank para acto seguido contestar. - Si... Que nos vamos a ir de nuestro territorio a dios sabe donde nos querréis llevar....- Contestó al mercenario armado que había venido con el poli, menuda de día de mierda estaba siendo.

Su mirada se habia desviado un momento hacia el barbudo que queria hablar, pero las palabras del otro le tocaron los cojones - ¿PERDONA? - alzó una ceja mientras su cuello se echaba ligeramente hacia atrás antes de dar un paso y cogerle la tela de su camiseta* dentro de su puño. Era menuda pero el hombre pudo sentir fuerza en aquel gesto.

- ¡¿Te crees que soy una puta rastrera para decirle a un desconocido donde está mi hermana?! - En sus ojos destellaba un brillo peligroso. Ese brillo que da la locura del que no tiene miedo a nada. O casi nada.

- Dime primero quien eres y que coño quieres de ella - lo miró de arriba a abajo para controlar que no tuviera una pistola o arma a mano con la que pillarla a traición antes de volver a fijar sus ojos en los de él. - Y se llama Lizzie, gilipollas -

Al acercarse aquel mequetrefe tatuado la mano se movió rápida hacia el bolsillo y saco su billetera, mostrando rápidamente la placa, lo suficiente para que se viera el formato pero no la información detallada...

Ante el ataque de la joven Hank se mantuvo en silencio, impávido, manteniendo la mirada no se dejo intimidar, tampoco a estas alturas intimidar a esta fiera ya seria casi imposible sin derribarla y sacar su arma, Tayra que pudo en su corta revisión al cogerlo por la chaqueta de cuero un arma corta al cinto en el típico lugar de reglamento de la policía, bien enfundada y asegurada lo que implicaba que no tenia intención de usarla antes de llegar ahi, pero ante la "agresión" la mano se movió instintivamente y se coloco sobre el mango, con un rápido movimiento del dedo desbloqueo el broche y el arma estaba lista para ser desenfundada.

Mi nombre es Hank, como pueden ver soy policía y busco a tu hermana porque aunque tenga su fama... Cuttface... y aquel nombre salio con tono y mirada de "le digo como me de la gana" no parece del tipo estúpido de ir empujando ex alumnos universitarios a maleteros y llevárselo, ni de cerca sera una santa pero no tiene cara de estúpida así que quiero entender porque cojones tengo un vídeo de ella haciendo precisamente eso... y creéme prefieres que la consiga yo a que lo hagan los federales... la mirada se sostenía, a modo de reto pero la pasividad con que dijo aquellas palabras, el no inmutarse ante la "amenaza" de la roquerita y el arma en mano lista para ser usada podía hacer pensar a cualquiera con un mínimo de inteligencia...

- La madre que os parió - murmuré.  Resoplé y me senté en el morro del coche.  Saqué un paquete de chicles -de los buenos, de esos que llevaban paramorfina - y ofrecí a los dos tipos que estaban al lado del vehículo.  (Forst y Lock).

Sentado en el coche, mascando chicle y con el rifle colgando mansamente de las manos,. parecia uno de esos osos del circo ruso que había visto en algún holodocumental. 

-Vine a  buscar trabajo. En vuestra banda. Les dije mientras volvía a echar un vistazo a los alrededores

. ​¿Es esa vuestra jefa? - pregunté  a ambos, señalando en dirección a  Tayra sin levantarme del capó.  Estaba cansado de tanta cháchara.

Lock miró a Lioffmann y por lo bajo contestó

- Podría decirse... desde luego  a veces parece que se lo cree - Dijo rascando se la nariz.

El vecindario estaba extrañamente tenso cuando el oriental giró la esquina y encarriló calle abajo. A unos 5 metros había 5 personas alrededor de un coche atravesado en la calle en frente del solar que hubiera sido la guarida de los portadores, la escena parecía tensa, una chica intercambiaba miradas con un hombre mayor, a su alrededor los otros 3 mirando, pero toda la calle parecía mirar la escena con cierta tensión.

El oriental que se acercaba bajando la calle también parecía de otro lado de la ciudad y no sonaba a los locales de nada.

Se quedó congelada un segundo - ¡¿Eres un puto poli?! - lo soltó para dar un pequeño paso atrás - Haber empezado por ahí. No te habria contado nada igualmente, pero te habria recibido como te mereces - con mucha teatralidad se llevó una mano a su abdomen para hacerle una fingida reverencia.

- ¿Y que dices que tienes de Lizzie? - se llevó una mano a la cader mientras le repasaba de arriba a abajo - Desde luego ella no es estúpida - rumió algo antes de seguir - ¿Puedo ver ese video? Así cuando la vea, lo comento con ella y que me de su versión. Realmente no se donde está ahora mismo - echó un vistazo atrás, donde estaban los suyos con ese hombre de barba, mientras entraba en su campo visual el oriental, el cual logró ponerla en alerta

- Mira. Tengo prisa. Si me das tu tarjeta yo te aviso cuando la vea - extendió la mano al poli pero no paraba de mirar de reojo al "recién llegado"

Maldita sea mi suerte, cuando por fin alcanzo la zona esta llena de polis y pandilleros. Los pandilleros tira que va, pero la palabra "policia" que acabo de escuchar me hace detenerme. No deseo moverme con polis por la zona, así que me quedo donde estoy, observando cual mirón la tensa escena que de está desarrollando.

Hank no pudo más que sonreír irónicamente ante las tonterías de aquella chica... luego la escucho tranquilamente y finalmente sobre todo presto especial atención al final de lo comentado por la chica. 

¿Ver el video? ¿Me ves cara de idiota o qué? ¡¡Claro que no!! Aquella frase fue tajante. 

Precisamente eso es lo que quiero su versión, pero directo y sin preparación así que mejor habla o contáctala... el tono de voz era de que ya no le quedaban muchas opciones o cooperaba o se complicarían las cosas. 

Finalmente llego aquel extraño, aquel asiático y lo nerviosa que se puso la chica... 

¿Nerviosa? De inmediato se volteó hacia el recién llegado que mantenía la distancia. 

¿Algún inconveniente ciudadano? Acérquese, no tenga miedo. O siga su camino. El tono no era precisamente amistoso, tampoco amenazador pero si firme.