Partida Rol por web

Friedrich le susurró a su vez a su hermana: lo sé, lo he visto. Sujetándola a su vez del brazo, la guió para evitar que fuesen arrollados por la avalancha de invitados, tratando de ponerse a salvo. 

Una vez sabe que, debido al murmullo, no van a ser escuchados, vuelve a decirle con disimulo: no debe estar muy lejos. Quizá deberíamos seguirlo.

Trató de encontrar con la mirada a sus otros hermanos, Domenico y Ambrose. Aunque sería mejor que no se juntasen aún, quería asegurarse de que conocía su paradero. Sin embargo, si decidían ir a investigar lo mejor sería que fuesen por separado, para no levantar sospechas.

Un grupo de oficiales alemanes se reparten por diversas partes de la casa y el jardín, buscando al asesino. Sin embargo, no parece que encuentren nada. Entre tanta gente y sin haber visto nada claro, no tienen ninguna pista por donde buscar. Hay un par de oficiales que están escoltando al dictador español fuera de la mansión, y otro cuyos galones le identifican como Coronel toma el mando de la situación

- Atención, que nadie salga de la mansión hasta que no lleguen los oficiales de la Gestapo, ¿entendido? Ya están avisados

La mención de la Gestapo provoca un sobrecogimiento entre muchos de los invitados civiles y el servicio

Ethel lanzó un vistazo a su hermano con las manidbulas apretadas. No tenían muchas opciones y además, seguramente ellos dos serían los primeros en ser interrogados por estar justo al lado del muerto. Sin embargo, Domenico y Ambrose quizas pudiesen desaparecer con mayor discrección, aunque tampoco era algo seguro.

—¿Que hacemos?—susurró la mujer con el ceño fruncido

Friedrich dedicó unos instantes a pensar con el ceño fruncido. Quizá podría "apropiarme" de un uniforme de la Gestapo y hacerme pasar por uno de ellos. Así podría moverme con total libertad por la mansión y enterarme de todas las pistas que recaben.

La Gestapo no tarda mucho en llegar. El oficial al cargo anuncia a todos los invitados que se les tomará el nombre y los datos en el momento, y que serán llamados a presentar testimonio en el cuartel de las SS de El Cairo en breve. No arrestan a nadie, ya que no tienen suficientes vehículos y muchos de los invitados son demasiado importantes para darles un trato así. Sin embargo, no tienen la misma consideración con el servicio, al que retienen en la mansión mientras uno de los oficiales los interroga.

- Bien, señor Ambrose. ¿Puede decirme entonces que es lo que vió?

El oficial que te está interrogando, que se ha identificado como Hans Hiedrich, se muestra tranquilo y relajado, pero sabes que un oficial de la Gestapo puede pasar de la amabilidad a la crueldad más absoluta en apenas un segundo.

Ambrose se mostraba ciertamente nervioso, no por nada, pero que un oficial de la Gestapo te interrogue pone nervioso al más pintado. Echando mano del bolsillo de la chaqueta se sacó una pitillera y ofreció uno al oficial, sin esperar a que el oficial cogiera uno, el ya se estaba encendiendo el suyo, dando caladas rápidas

- En ese momento me encontraba sirviendo cocteles entre los invitados. Entonces todo ocurrió muy rápido, el ruido, la explosión, la gente corriendo y chillando. Me temí lo peor, ya sabe, bolcheviques, y no me preocupé de nada ni de nadie. Corrí como un gamo hacia las cocinas. Allí el personal de servicio estaba en mi misma situación, el rumor de un ataque se había extendido como la pólvora. Entonces, otro oficial alemán entro pistola en mano en la cocina. Pensabamos que nos iba a matar allí mismo, pero nos sacaron aqui fuera. ¿Han sido los rusos señor? ¿Estamos en peligro de muerte? ¿Volveran?

Aunque Ethel estaba preocupada por sus dos hermanos, no debía dejarlo traslucir. Debía seguir en el papel en el que se habían metido y lo más importante era salir de allí. Ya tendrían tiempo de ir a rescatar a sus hermanos si era necesario.

—Oh...Dios santo....Friedich, vamonos de aquí— rogó la mujer abrazandose al brazo de su acompañante en un actuación  bastante convincente.

De acuerdo- dijo Friedrich, rodeando con un brazo a su hermana y fingiendo preocupación. Ahora debemos dejar a la Gestapo que se encargue de encontrar al culpable. Nada podemos hacer aquí.

Friedrich cogió la mano de Ethel y la alejó para esconderse. Intentaba largarse antes de que nadie le tomase los datos, o quizá su hermana podría meterse en un lío.

El Gestapo mira a Ambrose como si estuviera mirando a un idiota, y probablemente piense que de eso se trata

- No sabemos quien ha sido; eso tratamos de averiguar. Sospechamos de un espía infiltrado entre el servicio o los invitados, pero sabemos muy poco para hacer suposiciones. ¿Vio a alguien sospechoso en la fiesta? ¿Alguien se que comportase de un modo inusual?

Los Gestapo os ignoran; están demasiado ocupados intimidando al servicio. Domenico y Ambrose, sin embargo, se ven obligados a quedarse hasta que los oficiales terminen la investigación.

Afuera está el coche que habéis utilizado para llegar a la fiesta, un Wolskwagen de alta gama que la Hermandad os ha prestado para vuestra mascarada.

Ambrose queda pensativo unos instantes

- ...

- Pues verá, era un hombre, alrededor de metro setenta, peinado típico de oficial, uniforme con...- Ambrose no escatimó en detalles a la hora de describir al señor. Seguramente el interrogador ya lo conocería, pero eso es irrelevante, la cháchara sobre la descripción se alargó más de lo necesario para ir creando el ambiente. Tenía que soltar una lindeza y para ello necesita aburrir al interrogador, para que al decirle algo que realmente pudiera serle útil, prestara toda su atención.- Pues bien, ya sabe quien le digo, ese señor lo vimos por unas estancias, que, aunque no teniamos autoridad como para decirle que saliera de alli, si que eran estancias privadas del patrón. A un compañero y a mi nos extrañó verlo por allí. En un principio pensabamos que estaria con una señorita...ya sabe... pero cuando vimos que estaba solo le preguntamos si se habia perdido y se puso muy nervioso y echó a correr. Tal vez si que le fastidiamos el plan con alguna señorita. Pero ahora ya no sabe que pensar uno. 

Antes de meterse en el coche, Friedrich se gira hasta su hermana y le dice: esta es la última oportunidad que tenemos. ¿Estas segura de que quieres abandonar a nuestros hermanos? Quién sabe lo que puede hacerle la Gestapo. 

Nos iremos....y volveremos luego sin destapar la coartada.-respondió sencillamente la mujer con calma- Todos sospecharan si nos quedamos pero si el coche se aleja podremos volver

El Gestapo toma nota de la descripción y las actividades sospechosas

- ¿Alguien más que pueda confirmar su testimonio?

Asintiendo sin decir nada, Friedrich abrió la puerta del copiloto para permitir a su hermana entrar el el coche, y después él mismo entró en el coche desde la puerta del conductor. Metió la llave el el contacto, arrancó y se apresuró a salir de la zona antes de que nadie le intentase detener.

- Si claro, mi amigo, que está...- Ambrose se gira hacia el servicio de la casa buscando con la mirada a la gente, pero al momento se vuelve a girar hacia el tipo de la Gestapo.- No lo veo ¡no lo veo! 

El Gestapo suspira, exasperado

- Bien, aunque no lo vea, ¿puede decirnos quien es?