Partida Rol por web

Astérope

Segundo día

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04/10/2020, 12:30
Director

I N T R O D U C C I Ó N

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05/10/2020, 00:38
Bar de la facultad

A las siete y media de la mañana la cafetería que la Facultad de Estudios Esotéricos compartía con la de Filosofía y Letras todavía estaba casi desierta.

Tenía dos plantas, los ventanales alargados y los muebles de madera que bien podrían tener cien años y durar otros cien más. Las lámparas y los taburetes cromados le daban cierta solera.

El estruendo controlado del molinillo el y pitido del vaporizador de la máquina, los golpecitos del portafiltros contra el acero del mueble para tirar los posos a la basura, el chasquido de los platitos al prepararlos sobre la barra, el olor a café, a leche caliente y curasanes tostándose en la plancha, todo era como la melodía armoniosa de un ritual ideado para despertarles con amabilidad.

Ahora tras la barra sólo había un hombre mayor de aspecto profesional y una chica muy joven con gafas y delantal. Una de las limpiadoras terminaba de embolsar las papeleras mientras su compañera esperaba el desayuno de ambas mirando la tele, en la pared, que a esas horas echaba "Euronews" sin sonido.

El día empezaba como con timidez, como nublado.

Conforme llegaron se acomodaron en una mesa alargada y pudieron ir pidiendo.

A las cuatro y media de la mañana el puntito que señalaba el móvil en el mapa del ordenador se había puesto en marcha y estuvo en un punto del barrio antiguo de Sassanova—cerca de los pisos de Nikita y Bediviere— desde las seis hasta emprender la marcha hacia el bar. Los que llegaran antes pudieron seguir el camino de su profesora hasta llegar a su cita con puntualidad en el bar.

Notas de juego

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05/10/2020, 00:41
Amadeo Hindley

A Joana le acompañaban un hombre de un metro noventa y aspecto de ex-convicto, tatuajes y dientes con fundas de plata incluidos y un galgo esbelto de tres patas.

Él caminaba como si llevara espuelas y ella con toda naturalidad, como si fuera un día de clase normal.

Joana dejó la bolsa con los móviles encima de la mesa y les presentó a sus acompañantes. Él era su novio: Amadeo Hindley. El galgo se llamaba Fly y fue el primero en ser atendido. Mientras Amadeo les chocaba la mano o les daba dos besos el camarero experto le puso al perro una escudilla con sopas de leche con canela.

En unos segundos el perro engulló su desayuno y Amadeo se fue con la misma parsimonia con la que había entrado.

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05/10/2020, 00:46
Joana Arraúte

Habiéndose despedido de novio y perro con una sonrisa y un gesto con la mano Joana contó sin más dilación su periplo:

—Esos tipos me llevaron a un club donde tenían a un compañero con un brazo engangrenado. Me dijeron que lo visitaba una strigoi, una extranjera de la que él había sido cliente habitual. Que la pobre trató de huir por el desierto y se desorientó. Y como no sabían lo que hacer con el cadáver lo enterraron en el mismo sitio en el que había caído, en medio de la nada. Pobrecillos… ¿Verdad?

Hicieron una pequeña pausa mientras que la camarera de gafas se tomaba nota. La chica saludó a Joana por su nombre. Se notaba que se conocían.

—Enterrar a alguien que ha tenido una mala muerte en el desierto ya de por sí es mala idea. Otra cosa es que, está claro que no me dijeron toda la verdad. Yo creo que la mataron. De una forma u otra la mataron, en realidad. Bueno, le hice una cura a ese desgraciado, les di un par de recomendaciones para protegerlo y el resto lo harán los antibióticos.

En unos minutos tenían todos lo que habían pedido. Ella dio un largo sorbo a su café.

—Si la cosa no se resuelve les llevaré a alguien que sabe más que yo de esas cosas. Pero eso les costará un precio. En fin… Si la cosa llega a ese punto quiero que vengáis y conozcáis a ese tipo... Y vosotros… ¿Cómo habéis pasado la noche?*

Notas de juego

(*) Cada uno es libre de postear cómo ha acabado la noche. Si tenéis que poneros de acuerdo utilizad "recapitular" :-)

3 de 3

Ya podéis postear.

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05/10/2020, 20:04
Nikita Pontecorvo

El breve sueño de Nikita fue bastante agitado aquella noche. En pie antes que sus compañeros de piso, se dio una larga ducha y después se arrastró hasta la cocina para tomar el que seguramente sería un primer café de muchos. El móvil de Bryony no se había movido desde que parara no muy lejos de allí y de nuevo se puso en marcha, esta vez hacia el campus como era de esperar. Dejó la pistola desmontada dentro de una bolsa bajo algunas mantas dentro del armario de su cuarto. Pensó en un lugar en que esconderla pero no tenía tiempo de hacerlo en aquel momento. Se subió de nuevo al todoterreno; debía devolverlo y su propio coche se había quedado aparcado cerca de la facultad el día anterior.

Respiró aliviado cuando al fin vio a Joana. En un primer momento pensó que la había seguido hasta allí uno de los Perros, pero en realidad aquel tipo hacía que el tal Serge pareciera una colegiala. Observó curioso los tatuajes de sus dedos cuando le estrechó la mano y se sonrió de lado cuando lo vio marchar cafetería abajo con aquel aura de peligroso —pero domado— fuera de la ley. Bueno, no cabía esperar menos de una bruja. Nada más recuperó su móvil lo encendió en busca de mensajes y tras comprobarlo lo dejó sobre la mesa en cuanto Joana empezó a hablar.

Cuando la mujer nombró a la strigoi, Nikita cruzó miradas con sus compañeros. Buscaba ver si ellos habían entendido aquel término y sobre todo si la palabra les encajaba con lo que habían visto. Por la narración de ella se hizo a la idea de que era alguna especie de muerto viviente vengativo, alguien con una mala muerte o incluso una mala sepultura, en este caso parecía que las dos.

Por la naturalidad con que Arraúte les preguntó cómo había ido su noche le pareció claro que no tenía la más mínima sospecha de lo que habían tenido que enfrentar. Volvió a mirar a los demás sin saber si empezar a contar o dejar que lo hicieran aquellos que habían visto a la criatura mucho mejor que él y se decidió por lo segundo. Mientras se recolocó en la silla apoyándose en el respaldo y saboreando el mejor café del campus según Katerina. Dejó vagar su mirada alrededor; si era así tal vez pudiera encontrarla desayunando por allí algún día.

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05/10/2020, 21:32
Ingvild Hoem

Hubiera sido un sueño reparador de haber contado con más tiempo. Ingvild suspiró, somnolienta, revolviéndose entre las sábanas, estirando un brazo hacia la mesa de luz en búsqueda de su celular, pero allí no había nada. Entonces recordó. El salón de actos y los científicos. Amapolas. Perros. Zombies. Bryony y Bediviere saltando desnudas por la arena. Adam con aspecto derrotado. Branwen y su cita para ver Lost interrumpida. La pericia de Nikita con las armas.

Se restregó los ojos varias veces, intentando ocultar con algo de maquillaje las profusas ojeras que se adivinaban a la tenue luz de la mañana. Cuando se dio por satisfecha, escuchó con atención. No quería saludar a Giulá, no quería saludar a nadie en realidad. Hasta jugueteó con la idea de quedarse tendida en la cama. De no ser por el peligro al que se habia enfrentado la profe, probablemente lo hubiera hecho. Hacerse la rata al segundo día de clases no constituía una gran omisión para la noruega.

Condujo su pequeño y cómodo vehículo hasta el punto de encuentro, donde los primeros adictos al café comenzaban su peregrinaje. Dió un respingo cuando vió a Joanna escoltada por aquel tipo, con apariencia más feroz si cabe que el perro del desierto del día anterior. Afortundamente pronto quedó claro que sólo se trataba del novio de la profe. Ingvild estiró la mano para acariciar las orejas del perro antes de que can y señor se despidieran.

Al parecer la cosa no había ido tan mal. Para la profe. No para esa strigoi, sea lo que fuera. Miró desconcertada a Nikita, intentando comprender, pero no pudo sacar nada en claro. Por lo pronto, una sonrisa asomó en sus labios. La profe estaba de regreso y en una pieza, y aunque no quería ser ella la primera en abrir la boca, el silencio reinante de alguna manera la empujó a ello.

—Me alegra que estés bien, profe —dijo con una sonrisa de pato— Nosotros... bueno... —se rascó por encima de una ceja— Cuando los perros se fueron contigo... algo procedente de la ruta del campo de amapolas... nos atacó. Era como un zombi —ahora sí que ya se sentia una completa idiota, por lo que buscó con apremio la mirada de sus compañeros a efectos de reforzar sus palabras— ¿Verdad? —preguntó suplicante, mirando al resto del grupo.

—Y bueno... comenzó a correr detrás de nosotros, casi atrapa a Adam... y de pronto todo olía a mil demonios, como cuando mi tío Øystein nos invitó a su cabaña para probar lutefisk1 —dijo arrugando la nariz, entreverando un tanto con su narración la cronología certera de los acontecimientos.

Omitió todo lo demás. A veces lo mejor era comenzar por el principio. Aunque tenía muchas ganas de saber qué había pasado con sus celulares, consideró inoportuno mostrarse tan egoísta, en especial cuando con toda seguridad alguien más lo haría.

Notas de juego

1 Un manjar noruego. Esto es, si conseguís resistir el impulso de vomitar incontrolablemente durante el resto del dia XD 

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06/10/2020, 09:45
Adam Dyer

Aún era noche cerrada cuándo Nikita dejó a Branwen y a Adam en la puerta de su Colegio Mayor. El chico tenía cierto reparo al llegar tan tarde. Aún tenía esa extraña sensación de que aquello era un internado y no una residencia de estudiantes. Pero no fue así... nadie puso objeción alguna a la llegada de los chicos. Estos se despidieron en los pasillos y cada uno se fue a su cuarto.

Nada más entrar, Adam volvió a sentir que aquello no le pertenecía. La habitación era bonita y espaciosa y el ventanal que conectaba con la terraza y el resto de instalaciones compartidas le llevaban a pensar que estaba en un resort. En el caso de Branwen era su padre pero, ¿y en el suyo? ¿Quién corría con los gastos de todo aquello? ¿Sus padres de buena gana con tal de quitárselo de encima...? ¿El doctor Trevorrow...? ¿una beca? ¿Acaso existían becas para estudiar algo así? Quizá la propia Universidad de Atlaneva estaba interesada en tener estudiantes como Adam con los que experimentar. Ya lo había dicho la Arraúte... "el juguete nuevo sois vosotros".

El chico se quitó la ropa que aún le parecía que le olía a vómito y se dispuso a guardarla en una bolsa. No debería tardar mucho en localizar la lavandería o aquel cuarto pronto sería un estercolero y Adam no era especialmente dejado. Pero de momento necesitaba una ducha. El agua cayó abrasadora por su cuerpo durante al menos media hora. Se secó despacio. Sentía que sus gestos eran lentos pero se encontraba verdaderamente cansado. Aquel día había parecido durar un mes entero. Se tumbó desnudo sobre su cama y allí buscó de nuevo con sus dedos en su vientre ese ombligo que jamás había estado allí. Sus ojos se clavaron en el techo sopesando las posibilidades de aquel hallazgo... visionando todo lo visto y todo lo vivido en aquella jornada. Las aulas... las amapolas... los faros de las motos en la noche... las ametralladoras... la chica zombi... y, finalmente, como una imagen intrusa que no se corresponde con las otras, la imagen de Bry y Bediviere bañándose desnudas en aquel mar limpio y ancestral. En su visión, ambas se encontraban desnudas y no solo Bry y él, el propio Adam, se unía a aquel baño nocturno entre risas y caricias. Y, tras masturbarse, se quedó dormido.

Se despertó unas horas después. Aun no clareaba pero no tardaría en salir el sol. Y Adam había quedado. Y no pensaba llegar tarde ni mucho menos, no asistir. Como la profesora bruja había predicho, sin saber cómo, se sentía atado a aquellas cinco personas. De un modo extraño pero casi físico. Se vistió a toda prisa y salió en dirección al Campus casi a la carrera: una camiseta de manga corta (con capucha, por supuesto), pantalón cómodo, chaqueta vaquera y zapatillas. Y mientras corría pensó que no había tenido una pesadilla. O, simplemente no lo recordaba. Pero se encontraba ciertamente descansado.

Casi al tiempo que la camarera servía a Adam su latte macchiato, la profesora hizo su entrada triunfal y este no pudo evitar recibirla con una sonrisa amplia al verla en perfectas condiciones. El novio le saludó con un - excesivamente fuerte para Adam - apretón de manos y tras las explicaciones todos se miraron intentando adivinar quién daba el primer paso y contaba el episodio de la chica zombie. Finalmente fue Ingvild.

- Bueno... y no solo eso. - completó Adam al asunto del olor a podredumbre. - Ese bicho dejó fritos literalmente varios aparatos eléctricos como la cámara de Bry o el portátil de Branwen. ¿Cómo puede ser? Aunque, bueno... la pregunta realmente importante es, ¿qué habría pasado si nos llega a atrapar?

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06/10/2020, 22:45
Branwen Glyndwr

La esencia del primer día en la F.E.E, extendida como una mancha, hizo que el segundo día no pareciera empezar al menos en las primeras horas de la mañana.

Había experimentado su primera noche Asteropeana en blanco y los restos de la misma aún la seguían, pegados a sus neuronas, por mucho que se hubiera dado una buena ducha y, tratado de enfundarse nuevas intenciones a añadir al batiburrillo persistente de la anterior jornada.

El cierre nocturno se repartió bien. Vale que estaba acostumbrada a trasnochar, más de lo que es sano, para conseguir tiempo extra para sus cosas, pero con el disparado consumo de adrenalina de aquella tarde, hubiera creído que se caería redonda a media madrugada. Pero no sucedió.

Estuvo fresca, en el tono suficiente para poder vigilar el puntito estático de la pantalla del ordenador, tener la preocupación controlada y no sentir, en demasía, el mal sabor que el escupitajo de realidad de los Perros y el Antro le habían provocado.

Bien entradas la cuatro, el objeto de su atención se desplazó justo en la cuarta entrada de su repertorio discontinuo de tarareos de los Manic y puntadas de charla curiosa sobre pinceladas de historia autóctona, arte en general y su baraja de Tarot de Llewellyn con el que había pretendido, fracasadamente, enseñar la posibilidad de jugar a la Jenga.

Eran ahora las siete y media y, las risas y las bromas, saltaban al asiento de atrás de la memoria después de haber pasado por el colegio mayor y sentirse más limpia pero, no más apaciguada. Había olores en la cafetería seduciéndola con su doméstica naturaleza de simplismos. Café y leche y miel. Sostuvo el tazón caliente entre sus manos, más como un centro que como alimento y, amasó la conversación en su interior para cuando los demás fueran apareciendo.

No había pegado ni una cabezada hasta llegar al momento exacto en el que, la profesora, apareció por la puerta del bar de la facultad. Cuando la asaltó la modorra post limpieza, se había dedicado a desmontar pieza a pieza su maltrecho ordenador con su multiherramienta y, prepararlo para su futura intención de investigación y cuando no fue suficiente, se calzó las brincadoras y con una muda y una Moleskine en la mochila trotó a ritmo por el pintoresco camino que le enseñara Víctor rumbo a la Universidad.

La confirmación de la seguridad de la Profesora, hecha carne traspasando el umbral del local y, reciamente escoltada, le desató uno de los nudos invisibles en el alma, de esos que a veces ni tú sabes que estaban. Revigorizada, no escatimó afabilidad en el reparto de saludos.

Con la puesta en nuevas que le siguió el sentimiento no fue igual de bueno. La crudeza del relato de lo que le pasó, dotado de las turbadoras aristas puntiagudas de los detalles del acontecimiento que le precedió, la descompuso un poco. Recordando el término que Arraúte empleo de sus lecturas de Drácula, se preguntó que quedaría de humanidad en la criatura, ahora casi totalmente convencida que era la que les siguió y cerrando el círculo de pensamientos que, le había hecho sospechar, que era alguna de las chicas de aquel Antro del Yanna.

Algunos de los demás empezaron a desglosar el trasiego de andanzas tras su marcha después que Joanna se interesara por ellas y empezó a asimilar las perspectivas que les había quedado a Ingvild y a Adam. O al menos las cosas de las que querían hablar.

Cuando el canadiense menciono el aspecto del PEM Branwen asintió.

- Es cierto. Lo desmonté para echarle un vistazo pero no he querido trastear más. Quizás en un laboratorio podría averiguar más... Estaba quemado en parte... Pero... un Strigoi ¿No es un tipo de vampiro? ¿Son capaces de hacer eso? - mesuro el tono - ¿Podría haber sido la misma chica? - compartió el mismo matiz de interrogación con la mirada que había puesto Adam en voz alta. ¿Qué nos habría pasado a los vivos?. Luego trago saliva y añadió consternada de estar hablando de lo que hasta haría poco era una persona que con crueldad había sido asesinada.

- Has hablado de precios Joanna... ¿Qué es... que es lo que se paga para acabar siendo una criatura como esa?

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07/10/2020, 01:38
Bryony J. White

En el agua, chapoteando bajo un cielo oscuro, Bryony había terminado de encontrar la calma que proseguía a una buena descarga de adrenalina. Había salpicado entre risas a Bediviere y había flotado boca arriba, dejando que la negrura del cielo y el mar la envolviese en un abrazo. El rumor de las olas, el olor del salitre y el sabor dulzón del tiramisú hicieron de aquel momento uno perfecto. Y permaneció ahí hasta que las yemas de los dedos se le arrugaron y la piel se erizó de frío.

Cuando salió se sentía lánguida, con los músculos relajados y el peso de las horas despierta sobre la espalda. Se secó con la manta, se vistió y permaneció allí algunos minutos más, aunque no tardó en despedirse para ir a dormir a casa. Una vez allí se hizo consciente del desastre que tenía montado en su habitación. Apenas había parado allí desde que había llegado a Sassaneva y tenía las maletas sin deshacer, con ropa y material de pintura y fotográfico esparcido por todas partes. Lo único que había montado antes de ir a clase había sido el iMac. Así que con un resoplido se dio la vuelta y huyó de su propio desastre para refugiarse en su baño. Se dio una ducha y se quitó los restos de arena y salitre.

Luego se fue a buscar a Frida y le contó todo lo que había pasado durante el día, el lugar secreto de las amapolas en la cima, el encuentro con los Perros y con el zombie... Era consciente de que tal vez su compañera de piso no se creyera nada, pero, dado quién era su madre, le interesaba leer en su reacción si ese tipo de cosas eran algo común en la isla o había sido un día lleno de sucesos excepcionales1

Al final comprobó la situación del teléfono desde el ordenador, programó una alarma que la despertase al día siguiente y se metió en la cama. Con tantas emociones creyó que le costaría conciliar el sueño, pero... en menos de cinco minutos ya estaba profundamente dormida. 

Outfit

Al día siguiente Bry llegó al campus conduciendo un Mini. Se había levantado tan temprano que Frida aún estaba dormida y no había querido despertarla antes de tiempo. Se había vestido cogiendo cosas al azar de las maletas abiertas, y se había entretenido peinándose con un par de trenzas de raíz en el lateral de la cabeza y maquillándose los ojos con kohl y los labios de color borgoña. Al salir se había despedido de Ángeles cuando la mujer llegaba, le había dado las gracias por el tiramisú y un beso en la mejilla, imitando el estilo asteropés. 

Cuando entró en la cafetería llevaba un vestido de girasoles en tonos amarillos, verdes y anaranjados y una camisa de cuadros negra y roja por encima. En los pies, unas martens granates y a la espalda la misma mochila transparente del día anterior, con la cámara escacharrada dentro todavía. En la barra se había pedido un café «fuerte y dulce, uno que sea típico de aquí» y unas tostadas de aguacate y huevo, si es que tenían. 

Había contemplado con curiosidad la llegada de la profesora con aquel maromo y el perro. Les había saludado de buen humor, porque después de verla entera ya las preocupaciones habían terminado de disiparse, y había escuchado a Joana con atención, pero también estudiando su indumentaria, en una búsqueda involuntaria del lugar donde debía tener los teléfonos de todos. Asintió con la cabeza cuando Ingvild necesitó confirmación y al final preguntó lo que, supuso, todos estaban pensando.

—Oye, profe, ¿tienes los móviles por aquí? —Pero no esperó respuesta antes de agregar algo más—. Es verdad, lo de la cámara ha sido una mierda. Y menos mal que ha sido la compacta, si me llega a explotar la cámara buena me da algo. Además me dio calambre —contó, frotándose los dedos de la mano que se le había dormido un rato después de aquello, para seguir liberando su curiosidad—. ¿Y quién es ese tipo? ¿Un exorcista o algo así? ¿Un Van Helsing moderno?

Aunque se le escapó una sonrisilla de medio lado al pensar que si Joana seguía en la misma línea que el día anterior, encontraría el modo de responder sin hacerlo.

Notas de juego

1Este párrafo lo dejo a discreción de Cusa, si Frida ya estaba dormida o algo así, lo podemos quitar y ya tendrán esa conversación al día siguiente. 

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07/10/2020, 10:23
Bediviere Lafayette

Bediviere disfrutó del que sería el primer baño que se daba en aguas mediterráneas, en toda su vida. Había querido probar el agua, desde que había visto la costa, y era cuanto menos hilarante que lo hiciera en aquellas circunstancias. Pero la compañía no estaba nada mal, y la noche siempre había sido su preferencia, a la hora de ir a una playa. Se quemaba fácilmente, y odiaba las multitudes adictas al bronceado.

Había acabado dormitando, durante las horas que transcurrieron desde la marcha de Bry hasta que cada uno se fuese a su casa. Se había enrollado en la manta y se había tumbado en la arena, mientras el resto esperaba a que una señal les dijese que los perros del desierto se movían. Había vuelto a Sassaneva, junto a Nikita, y había ido a su piso, entrando con cuidado de no despertar a sus compañeros. 

Se había duchado, y tumbándose sin a penas haberse secado el pelo, había dormido en lo posible, un poco más. Después, se había despertado con la habitual pesadez. S fumado el primer cigarro de la mañana. Se tomado un primer café, y se había tomado la fluoxetina. No tardó demasiado en vestirse y arreglarse, para ir al campus. 

La visión de Arraúte entera y de una pieza le trajo un alivio considerable. Aunque su parsimonia, sin saber muy bien por qué, le chirriaba, mientras se despedía de su novio y de su perro con la mano. Quizá fuera la tranquilidad con la que se tomaba el asunto, después de la noche que habían tenido. No podía culparla, se dijo. No debía saber lo que les había ocurrido pero por lo que contaba, algunas cosas le quedaron claras y otras terminaron de confirmarse- ¿Lo veis?- dijo, una vez la profesora terminó de hablar, agarrando su teléfono y encendiéndolo, para revisar los mensajes, después de haber pedido otro café, un zumo de naranja y unos huevos con bacon- Os dije que ellos debían olerse lo que nos encontramos. Que todo ese recibimiento no era normal. Y que seguro que el compañero no tenía una herida cualquiera. -inquirió, suspirando, y siendo consciente de que quizá hacía falta una descripción algo más específica de lo que habían visto.

- Después de que se fueran los moteros, vimos una figura humana, muy pálida, femenina. Olía exactamente a cadáver. Adam había salido del coche y la pudo ver mejor.-indicó- Parecía querer atacarlo, tras verlo, pero pudimos meterlo dentro y arrancar antes de que nos diese alcance. Aún así, corría de manera... En fin, creo que ni siquiera Usain Bolt correría de esa manera. Casi era un borrón detrás del coche. Y como han comentado los compañeros, en su presencia, se rompió la cámara de Bryony, y el portátil de Branwen. Y los faros del coche dejaron de responder adecuadamente.-indicó- La perdimos de vista, poco antes de llegar a una zona más iluminada. 

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07/10/2020, 13:14
Joana Arraúte

Joana no disimuló su sorpresa mientras le contaban lo que había ocurrido la noche anterior. Abrió la bolsa que había dejado sobre la mesa para que todos repararan en que tenían sus móviles ahí.

A Adam le vino la imagen de la chica acuclillada frente a su vómito, de noche, comiéndoselo, como si fuera la imagen fugaz recuperada de un sueño que se hubiera olvidado.

—Era ella. Debía ser ella. No saldréis de aquí sin una bolsa con sal cada uno. Si notáis esa presencia o alguien raro, que os mira… Si os sentís como observados por un depredador, verted un surco de sal a vuestro alrededor y no podrá cruzarlo. Si es en una casa es suficiente con hacer una línea de sal en el umbral de la puerta. Y en las ventanas, sólo si están las persianas subidas… Su imagen la invoca así que tratad de no pensar en ella. También hay una oración, aprendérosla.

Se puso a revolver en su macuto y luego buscó ella también en la bolsa y sacó su móvil.

—Os puede herir, o incluso matar. Se alimenta de sangre y de energía de las personas. Trae podredumbre allí donde esté. Una forma de detectar su presencia cercana es que se agríe la leche o se funda una luz.

Se puso a trastear con el smartphone y tras abrir un grupo de WhatsApp e invitarles —lo llamó "Grupo de Prácticas Antropología y Tradiciones Orales"— les envió un mensaje que decía:

"Guarda il sole sommerso al foc. D'escalza't i acudeix'ha-crida de l'acua de Kawthar. Estolta s'ha veu, dolça i amena "Qui di voi percepirà l'alba? Chi ci agiterà come polvere volante? ... Oppure, come Mosè alla ricerca del Fuoco, dirigendosi verso un Cespuglio!"

—Aprendéroslo de memoria. Si aparece se lo tenéis que decir con severidad, sin flaquear. Es una versión local de un poema sufí que la conmina a ir hacia la luz. Esas palabras son antagónicas a su permanencia en este mundo así que las rechazará y acabará huyendo de ellas… hay registros que dicen que se ha utilizado y que ha funcionado. Pero la sal es una solución más habitual. Son cosas raras, pero ocurrir, ocurren.

—El precio a pagar, no estoy segura a qué te refieres, Branwen. Ella murió con mucha rabia y mucho odio y quiere llevarse a alguien… Si el herido al que atendí ha causado su muerte probablemente tendrá que irse con ella para apacigüarla... Eso ya se lo dirá el que sabe… Hay gente los pastore di mortoque se dedica a guiar a estos muertos vengativos hasta sitios como el precipicio que visteis ayer. Organizaré una visita para que le conozcáis, y si la striga aparece por aquí tendrá que venir, aunque no le gustan las ciudades.

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07/10/2020, 13:21
Camarera del bar

Les interrumpió la camarera de gafas con una bandeja bajo el brazo y el mando a distancia de la tele en la mano, que apuntó hacia la pantalla para darle voz.

—¡Ahí, está… ¿Qu'he opines tú que saps…?

Y tras la negativa de Joana, haciéndole entender arrugando la nariz que no sabía a lo que se refería, la chica se pasó al inglés.

—¿No te has enterado, Jona? ¡Llevo toda la noche esperando verte para preguntarte tu opinión! Mira, mira… alucina…

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07/10/2020, 13:22
Nick Cave

Ya con volumen, la imagen de la tele mostraba una sala con fotógrafos, cámaras y un palco. Entró un hombre trajeado, con el pelo largo y una alopecia a medias, serio, acompañado de una mujer esbelta y otro hombre, también con traje. El rótulo de la noticia pasaba por debajo diciendo "Explosiva rueda de prensa de anonche, de Nick Cave".

Los flashes se dispararon y el cantante habló.

—Aprovecho la presentación de mi nuevo disco "Canciones para las Estrellas" para hacerles un anuncio de suma importancia. Es un reto para mí presentarles esta noticia histórica sin que parezca el delirio de un artista y supongo que durante unos días mis palabras serán tenidas por las palabras de un loco. Pero habrán signos y el tiempo pone a cada uno en su sitio y eso me da valor para la tarea que se me ha encomendado. Mi sitio en este momento cumbre para la historia de la humanidad.

Durante siglos los hombres hemos sido inspirados, ya sea por la naturaleza, por el amor, por dios, cada uno lo llama como quiere y cada uno tiene su vocecita que le habla en sus sueños. Bueno, la mía es mi esposa, y ella me puso en contacto con su familia, que hace mucho tiempo tuvo que emigrar a vivir en sitios lejanos pero que nunca nos ha abandonado del todo y que ahora quiere volver.

Dio paso a su mujer.

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07/10/2020, 13:26
Susie Cave

Ella habló con voz pausada, como buscando la reacción de sus palabras en el público.

—Yo soy una de las miles de personas cambiadas que hay en el mundo. El canje, que a ojos de nuestra cultura puede parecer una costumbre cruel es una práctica ancestral de los pueblos feéricos con la que mantienen lazos como "buenos vecinos".

A los trece años conocí a mis padres biológicos y ellos, cuando conocí a Nick, me dijeron que era alguien muy especial, que tenía una tarea muy importante que hacer, y él aceptó la tarea, que comienza hoy.

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07/10/2020, 13:29
Nick Cave

Él sacó con gracia una nota del bolsillo de su chaqueta y empezó a leer, proyectando su voz como si fuera un comunicado oficial.

—Según con quien hables, sabe, intuye, sueña, o reprime una verdad ancestral. Un fenómeno que cercenó nuestro mundo por una herida de la que mana la melancolía: hace mucho, mucho tiempo, los hombres con su política expansionista basada en la expropiación de los recursos expulsaron a los seres que hasta entonces compartían la naturaleza con ellos, a tierras más sutiles, debajo de las montañas. A todos nos falta un brazo o un trozo de corazón. El mundo que percibimos está incompleto, lo sabemos y sufrimos por lo que nos falta.

Pero tras siglos de oscuridad el signo de los tiempos ha cambiado. Llevamos años preparándonos para ese nuevo desafío cultural en el que cada uno tenemos la responsabilidad de posicionarnos. Los pueblos feéricos de los reinos de las hadas me han elegido como su embajador. He aceptado y mi primera tarea ha sido anunciar que pronto y paulatinamente irán regresando a estas que son sus tierras ancestrales. Lo harán de buena voluntad, como nuestros primos hermanos, trayendo sus regalos y con los brazos abiertos. Y este encuentro será el mayor progreso de nuestra sociedad, mayor que la Ilustración. Nos piden que abramos nuestros sentidos a las maravillas, que volvamos a ser un poco niños, que entendamos sus luces y sus sombras, que también las tienen. Nos anuncian que los tiempos de primacía del hombre o de cualquier criatura sobre el resto de la naturaleza han acabado. Que si lo hacemos bien salvaremos el mundo de los monstruos del progreso y que lo que ocurra será otra cosa, inesperada, nunca vivida antes.

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07/10/2020, 13:31
Joana Arraúte

La nocitia acabó allí y la camarera volvió a silenciar la tele para mirar con cara divertida y desafiante a Joana y luego, a sus alumnos.

—Bueno, madúralo y luego me dices si es marketing o puede tener algo de cierto.

El otro camarero, negando con la cabeza reía, como si fuera el testigo de una broma muy elaborada y ella volvió con él, tras la barra.

Joana se quedó mirando a sus alumnos con pasmo y una sonrisa dubitativa, sin hablar.

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07/10/2020, 14:39
Nikita Pontecorvo

Mientras sus compañeros describían lo sucedido, Nikita retomó el móvil para mandar un mensaje a Achille. Era importante ponerlo al día cuanto antes:

Mi profesora está d vuelta, todo bien.

Y recordando cómo había llamado Mariam a su tío, añadió.

Gzm1, Boss ;-)

Al levantar la vista de la pantalla se encontró con el gesto de asombro de Joana. Tal como habían imaginado en la conversación en la playa, aquella criatura tenía que ver con algo que los Perros hubieran hecho. También, como habían supuesto, sería necesario aprender cómo protegerse y Nikita comenzó a leer el poema en cuanto llegó a su teléfono. No era muy largo al menos y lo de la sal era fácil de conseguir, aunque imaginaba lo locos que podrían parecer vertiéndola a su alrededor de pronto al sentir un sobresalto mientras caminaban por la calle o en el umbral de su casa. Peor sería las explicaciones que tendría que darles a Irene y Jamiu:

«Nada, chicos, no os preocupéis. Es solo por si un vampiro que vimos el otro día tiene ganas de visitarme».

Sintió un escalofrío repentino. Lamentó no haber conocido el truco de la sal y aquellas palabras protectoras mucho antes. 

Escuchó con mucha atención el resto de explicaciones de Joana. Ahora los Perros y ellos tenían como meta común librarse de aquel peligro, y si había alguien que podía conducir el alma en pena hasta su lugar, le pareció que era algo que debía ser hecho.

Iba a preguntar si la chica podría así descansar en paz cuando la camarera irrumpió en la conversación con el mando de la tele en la mano.

Nikita reconoció a Nick Cave en la imagen y pensó que la chica no tenía ni idea de lo que estaban hablando allí o no los habría interrumpido por una simple noticia de cultura. 

Pero no. Aquello era mucho más extraño de lo que hubiera sido capaz de imaginar. De hecho dudó en algún momento si estaba oyendo bien y observó los gestos de sus compañeros buscando el mismo desconcierto que él sentía. Viendo la cara de pasmo de Joana, se echó a reír sin poder evitarlo: si era una especie de performance o de broma tipo Orson Wells con “La Guerra de los Mundos”, le pareció una genialidad; qué no podría creer la gente con los tiempos que corrían. Pero si era verdad el mundo iba a convertirse en un lugar muy, muy extraño.

Tócate los huevos, las hadas saliendo del armario...

De pronto la imagen del vientre sin ombligo de Adam asaltó sus pensamientos. ¿Y si aquello era verdad y él uno de esos intercambiados? Quién sabía si las hadas nacían de las piedras. O de un repollo. Detuvo la mirada sobre el chico por un instante pero al momento la desvió. Su caso era demasiado serio para gastarle bromas o aventurar absolutamente nada. A cambio se volvió hacia la británica y le dijo:

Confiesa, Bryony.

La propia cara de Nikita era un poema al desconcierto.

Notas de juego

1. Grazie mille

Edito: solo aclarar el sentido de la abreviatura del mensaje.

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07/10/2020, 19:38
Adam Dyer

Solo intentaba beber un sorbo de aquel brebaje revitalizador. Un latte machiato bien cargado y con sus dos correspondientes dedos de espuma de leche. Oh sí... efectivamente la fama de la cafetería de la Facultad de Filosofía y Letras no era en absoluto inmerecida. Pero no. A Adam Dyer no le salían bien las cosas. No acostumbraban a salirle como a cualquier otra persona. Esa era, al menos, su percepción. Solo un sorbo y, lo que tenía que convertirse en un deleite, implicó un leve atragantamiento.

La imagen de aquella... ¿cómo demonios la había llamado la profesora... strigoi? ¿Eso no eran los vampiros zombies de la serie esa de Guillermo del Toro? La cuestión es que la mente de Adam se vio asaltada. No era infrecuente. Las pesadillas del canadiense no solo le invadían dormido. Solían hacerlo pero, a veces, también lo hacían estando despierto. Una imagen... como un flash... en el que la chica de la curva olisqueaba su vómito. ¿O se lo estaba comiendo? Era repugnante pero, a la vez resultaba imposible eliminar aquella impresión de la retina del chico. Él se llevó el dorso de la mano a su ojo izquierdo... como si una punzada doliente hubiese acompañado a la visión.

Se atragantó cuando sucedió. La espuma de la leche subió en lugar de bajar y esa sensación desagradable de tener café con espuma de leche en la nariz le hizo estornudar sonoramente.

- Perdón...

Otro estornudo. Los estornudos... como las malas noticias y los policías de tráfico, siempre vienen de dos en dos.

- Perdón... - volvió a musitar Adam advirtiendo que tenía el bigotillo manchado de espuma de leche. Rápido se abalanzó sobre el servilletero para corregir este punto y, a la vez, replicó a la idea de la Profesora Arraúte. - ¿Cómo que no pensemos en ella? Esto es como el principio del elefante blanco. No se puede ignorar así como así.

Un resoplido rubricó sus palabras y continuó hablando para sí. - Como si yo tuviera control sobre en qué pienso...

Adam habría esperado una respuesta de la profesora. Algo que fuese útil. Lo de la sal lo apuntaba y el "conjuro"... al fin y al cabo no era la primera vez que Adam conseguía algo insólito usando palabras en lenguas que no conocía desde que había puesto un pie en Astérope. Pero lo de no pensar en la chica zombi era un verdadero ejercicio de futilidad. Pero esta, la respuesta, no apareció. Fue la camarera la que hizo su entrada de forma algo aparatosa. ¿Qué pollas quería con el capullo de Nick Cave diciendo que desde niño ve hadas? Ese tío se ha pasado con la coca... está claro.

La mirada de Nikita intrigó a Adam que se encogió de hombros. Sin embargo, de pronto este echó a reír e hizo una cómica referencia a Bry. Sugería que ella era un hada... ¡vale, buscaros un hotel!.

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07/10/2020, 22:31
Bryony J. White

Una vez más la profesora esquivó la pregunta de Bryony y la sonrisa de la chica se estiró un poco más, con cierta guasa al notar ese hecho que empezaba a ser la tónica entre ella y Joana. Pero poco le importó cuando se dio cuenta de que ahí estaban los teléfonos. Alargó la mano para hacerse con el suyo y se echó hacia atrás en el asiento, apoyando la espalda en el respaldo y enfrascándose en la pantalla del aparato. Quitó el modo avión y empezó a navegar por redes sociales y aplicaciones de mensajería, comprobando las novedades y enviando algunos emojis a sus amigos de Londres. 

Embebida como estaba en la vuelta a la tecnología escuchaba solo a medias a la profe y sus palabras tardaron algunos segundos en calar en su cerebro. Cuando lo hicieron, apartó la mirada del teléfono para contemplarla a ella con la boca abierta. 

—¿Sal... qué? —preguntó, dudando por un momento si realmente había oído lo que creía.

Su desconcierto fue creciendo a medida que Joana les fue dando las instrucciones para protegerse de la zombie, hasta que llegó la respuesta indirecta a la pregunta que había hecho ella, pero aquellos consejos se le antojaban tan... de brujería, que casi ni percibió ese hecho. Estaba ya a punto de hablar cuando la camarera los interrumpió señalando la tele. Y ahí ya sí que Bry flipó del todo.

—Joder, qué pedrada —comentó por lo bajo, en mitad del discurso del músico, contemplándolo con los ojos como platos. 

Se acordó del tema que había sacado a colación en la reunión con el decano y el viejito adorable del nobel y se dio cuenta de que la vivencia de la noche pasada había terminado de abrir su mente, incluso más que los experimentos de su madre, porque de verdad se estaba planteando que lo que decía Nick Cave podía ser absolutamente cierto. A esas alturas era difícil para ella asegurar qué era real y qué una fantasía. 

Tardó un segundo en reaccionar a la broma de Nikita y lo hizo con una carcajada, que un poquito sí que venía motivada por los nervios. Agradeció esa toma de tierra en un momento en que su cabeza amenazaba con desvariar demasiado. Alzó las manos con las palmas hacia delante en un gesto universal de rendición.

—Confieso, me has cazado —respondió, divertida—. En realidad el SoHo es nuestro escondite, el único lugar de todo el Smoke en el que los Niños del Bosque podemos vivir en paz. —Hizo una pausa y alzó las cejas, como desafiándolo con una seriedad fingida—. Y dime, Nik, ¿qué vas a hacer ahora que has descubierto mi secreto?

Se rió otra vez y luego exhaló el aire mirando a Joana. 

—Oye, profe. Volviendo a la zombie asesina. ¿No sería mejor ir a buscarla y librarnos de ella, en lugar de ir por ahí tirando sal si notamos mal yuyu? ¿Qué pasa si le cortamos la cabeza y la echamos al mar, seguiría funcionando su cuerpo sin cabeza? ¿Y si la quemamos? O la tiramos por el acantilado ese. Tiene que haber algún modo de cargársela, ¿no? 

Desde luego no mostraba mucha empatía por el alma errante que había sido una pobre mujer asesinada. Pero es que a Bry le importaba más la parte en la que el bicho en que se había convertido quería alimentarse de su sangre y su energía.

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07/10/2020, 23:03
Ingvild Hoem

Contemplando el rostro de sus compañeros, Ingvild creyó ser la única que había fallado en asociar el incidente del zombi con la del strigoi. A diferencia del resto de sus compañeros, el asunto de la sal que recomendó la profesora para cuidarse de la criatura no le pareció estrambótico. Después de todo, se asemejaban a las directivas que su abuela les daba cuando visitaban la granja familiar en el campo. Esas que aseguraban que los nisse —pequeños duendecillos de níveas barbas— cuidaran de la familia y de los animales. El resultado si uno se olvidaba de darles regalos regulares, como el plato de avena en Nochebuena, eran unos cuantos animales muertos... o mutilados, si el nisse era de los más compasivos. 

Lo de la oración ya le gustó un poco menos. Se le daban fatal los idiomas. No creía ser capaz de pronunciarla de la manera articulada y decidida que demandaba la profesora.

Cuando Nick Cave apareció en televisión la noruega pestañeó un par de veces. La perplejidad le duró unos instantes, hasta que interpretó aquello como el comienzo de un nuevo video clip, como esos absurdos que mostraban a David Byrne haciendo cosas delirantes al son de una letra existencial. Oh, sólo los dioses sabían cuántas veces había bailado imitando la coreografía del Talking Head en Once in a lifetime. Pero la música no comenzaba, y con ello retornó la confusión. Susie Cave le recordó a Yoko Ono buscando prensa.

—Mm —asintió como si aquello tuviera todo el sentido del mundo— En escandinavia las hadas jamás se han ido por completo —murmuró pensativa. Que lo feérico retornarse de manera tan abierta le generaba sentimientos encontrados— Mi abuela, la de la granja, nos contaba que los nisse comían y lamían la punta de los dedos de mi padre cuando se iba a dormir. Y les mataban o extraviaban el ganado si se olvidaban de darles regalos. Un poco de sal no es la gran cosa —concluyó encogiéndose de hombros, mientras repasaba con la mirada la cafetería en búsqueda de un sobre de sal.

Ahora se replanteaba la interpretación de varias de las letras de Nick Cave. Algunas de ellas cobraban mayor sentido. Sí, necesitaría al menos una noche para analizarlas todas, decidió mientras sonreía levemente ante la posibilidad aventurada por Nikita de que Bryony fuera en realidad un hada. Pero la sonrisa se le esfumó al escuchar las imaginativas opciones de descuartizamiento que proponía la británica para la pobre criatura. A lo mejor sí que es una puñetera hada. Y de las malas. Tragó saliva antes de añadir.

—Los que merecen que les corten la cabeza son esos perros... ¿Es que las autoridades de Astérope no hacen nada con ellos? ¿Cómo pueden pasearse tan a sus anchas? —preguntó en un tono no exento de incriminación hacia la profesora y Nikita.