Este pequeño submarino contiene:
-Pequeña bodega, donde irán un vehículo terrestre para dos personas (quizás una moto), munición, alimentos, y demás cosas necesarias. Motores y sistemas de ventilación.
-Y la otra planta: habitación con cuatro literas colgantes, baño con comodidades simples, cocina-comedor, y sala de mandos.
Miré a un lado y miré a otro. Elisabeth y Jurgen parecían paralizados. Me acerqué por detrás a Jurgen y le di un suave empujón en el hombro.
-¡Utiliza los brazos del Nautilius para liberarlo del coche! -Le dije asustada mientras había gente arañando el exterior del mini submarino.- ¡Joder! ¡Qué alguien haga algo!
Jurgen estaba en sus cosas cuando Alana le llamó la atención.
¿No andaba todo solucionado ya? Joder, al final tengo que solucionarlo yo todo... - dijo mientras intentaba disimular que se le había ido la cabeza nuevamente, absorto con escapar con el Nautilius para seguir con el descubrimiento de la Atlántida.
Jurgen tras percatarse de la situación actual, apretó un botón - casi más bien le pegó un puñetazo - y cogió un par de palancas para mover los brazos hidráulicos de ese pequeño - en comparación a la "madre" - submarino, y empezó a moverlos a la espera que alguien con más visión que él le confirmara también que ya había quedado liberado y no había más obstrucciones.
El equipo de submarinismo no era una mala idea, lástima que estubiera en el interior del vehículo y yo estubiese fuera con el agua casi al cuello.
- Cerrad la maldita puerta del submarino para poder detonar, ¡malditos bastardos! - por alguna extraña razón tenían ganas de morir dada su parsimonia.
Vi que se desplegaban los brazos del submarino para liberarme, logrando su objetivo pero al liberarme descubrí que tenía un corte algo profundo en la pierna que sangraba bastante. Me arrastré hasta la puerta del submarino como pude y entré girando la manivela de cierre y dejando hermético el interior. Me senté en uno de los asientos del interior y suspiré.
- No he conocido a genios mas estúpidos en mi vida - no les iba a agradecer el gesto de haberle salvado- ahora señoritas y caballero creo que tengo que pulsar este botón para reventar esa puerta de ahí y salir de este maldito lugar - saqué el mando de mi chaqueta que estaba empapada y rasgada, había aguantado bastantes guerras por lo que una batalla más no iba a acabar con ella- Señores pasajeros, por favor, pónganse el cinturón de seguridad, pongan sus asientos en posición vertical, recuerden que están a tropecientos metros bajo el agua con lo cual si pasa algo estamos bien jodidos, si tienen alguna duda consúltenla con su azafata o griten como si las vida les fuera en ello. Sin más procedo a pulsar este botón, gracias por elegir Ophelia Submarine para su viaje - estaba como una cabra pero burlar a la muerte me recordaba que aún estaba vivo.
Pulsé el botón y una inmensa explosión reventó la puerta. Empezó a entrar agua hasta que casí había inundado la bodega mientras no podía evitar reirme a carcajadas disfrutando del espectáculo.