Partida Rol por web

Audaces fortuna jubat

Segundo Acto: El Castillo

Cargando editor
07/06/2010, 01:57
Gonzalo de Castrojeriz

Mientras apura su copa de vino. Así que nada digno de mención. ¿Y vos Malaquías no tenéis ninguna historia de tierras navarras?

Los invitados no se privan de nada, comen y beben a todo tren, este es el castillo de la opulencia, los criados no dejan de traer platos y jarras y jarras de vino.

Un buen contraste con los campesinos que visteis cuando veníais de camino, famélicos, desdentados y paupérrimos...

Cargando editor
07/06/2010, 08:31
Alejandro Zanjón

Ahí, ahí señor conde. Dele palique al Malaquías que pa eso está en su mesa y déjenos a nosotros en paz. Bastante contención he puesto ya ante esta mesa que ofende a los mismos ángeles del cielo. No se puede estar uno quieto teniendo frente a los ojos y la nariz tantos y tan buenos alimentos.

Pero aún no estoy seguro de si podemos empezar a comer así que me contengo un poco más a ver si alguien hace una seña o comienza antes para seguirle. Para no sufrir más la tortura que sufro mirando la comida, oliéndola y sintiéndola tan cerca doy un vistazo al salón del castillo donde nos alojamos. Me fijo en las puertas o vanos, tapices, chimenea, guardias, alfombras, muebles, techos, lámparas, los trajes de los cortesanos, si hay perros, los criados y sirvientes, en cualquier cosa que me permita distraerme de la mesa hasta que empecemos.

En tanto espero el momento de comenzar mi cabecita no puede dejar de notar la diferencia entre lo que habitualmente veo con lo que hay en este castillo. Aunque las palabras en mi mente pueden ser otras el resultado es el mismo: opulencia, riqueza, abundancia, exceso, poder.

Siempre ha habido y siempre habrá un Gonzalo de Castrojeriz, un conde que esquilme a sus súbditos y vasallos para mostrar ante otros nobles sus estatus. Cuidado Ramón, estás muy lejos de tus bosques de caza. Aquí no eres cazador sino presa.

Cargando editor
07/06/2010, 13:04
Inés de Toledo

Tras escuchar las buenas palabras de Ramona sonriendo ante su facilidad de palabra y soltura, me vuelvo a sentar pues ahora el Conde había cambiado de objetivo para sus preguntas.

Miro a la gente a mi alrededor y me doy cuenta de que, salvo los de nuestro grupo, todo el mundo se ha puesto a comer a dos carrillos ignorando en gran parte lo que el Conde estaba preguntando y las respuestas que se le iban dando. Me dió asco esa clase de gente... Sólo estaban allí para hacer bulto y aprovecharse de cenar gratis y muy bien. Sin embargo, fuera de toda esta parafernalia, la gente moría de hambre y a la nobleza eso le traía sin cuidado. La gente de fuera de esos muros eran personas como yo y mis compañeros, como yo y mi familia a la que hace tanto que no veo...

La rabia que tenía por dentro ante semejante exhibición de riqueza dentro y pobreza fuera no me quitó, sin embargo, las ganas de comerr y me dispuse a ello con rapidez. Mis manos se movían ligeras y rápidas de un plato a otro de la mesa cogiendo de aquí y de allá.

Cargando editor
07/06/2010, 18:26
Malaquías de Tolosa

La pregunta del Conde pilla a Malaquías con un trozo de grasiento marrano entre las manos, y gran esfuerzo tiene que realizar el hombre para tragar el pedazo que ya estaba en la boca, que baja como pesada bola por su garganta mientras parece que se le enrojece el rostro. Finalmente llega a su destino, y tras limpiarse con el paño de un sirviente y devolvérselo hecho un sucio ovillo, responde:

-Pocas nuevas de Navarra, cada día que pasa se hace más difícil desempeñar con honra el oficio de mercader... sin ir más lejos, el otoño pasado yo mismo fuí víctima de las tretas de un grupo de truhanes venidos de Cataluña, que decían ser comerciantes interesados en mis telas... y cuando quise darme cuenta... ¡zas!, habían desaparecido con todo mi material sin pagarme una mísera moneda... desde entonces no me adentro en los caminos sin hacerme acompañar por hombres de armas.

Como si rememorase con amargura ese viejo golpe, Malaquías ahoga sus penas en una de las abundantes jarras de vino que vienen y van.

Tobías, mientras tanto, está tan ocupado llenándose el buche que apenas levanta la vista de la mesa para prestar atención a las palabras de su señor.

Cargando editor
07/06/2010, 18:28
Gonzalo de Castrojeriz

La sala al oir la palabra " Catalanes " enmudece, el conde cambia su semblante y grita.

Catalanes dices?! se le llena la boca . Ya se sabe que esa escoria amigos de los Trastámara, los catalanes y los aragoneses no son más que...

Cargando editor
07/06/2010, 18:30
Director

En ese momento uno de los criados, un chico que no debe pasar de los quince años, bien vestido pero famélico y con el pelo rubio enegrecido ha acto de aparición en la sala.

- Mi señor, el Barón de Sant Andreu , Jordi Ripoll y sus hombres que van a hacer la guerra al infiel piden asilo en el castillo.

El muchacho titubea y le cuesta pronunciar la frase entera.

Cargando editor
07/06/2010, 18:33
Director

No se oye absolutamente nada en la sala, todos dejáis de comer incluído Tobías que sonrie mostrando su desdentada sonrisa. Se escucha como varias de las damas cuchichean entre ellas, la tensión puede cortarse con una daga. El Conde retrocede dos pasos y mira a varios de los presentes, hace un guiño a uno de los hombres que va armado antes de contestar.

Cargando editor
07/06/2010, 18:34
Gonzalo de Castrojeriz

- Maldita sea, que entren. Dudando y... tratarles bien, dad forraje a sus animales y que vengan a cenar.

El hombre hace una mueca extraña y se levanta colocándose en la entrada de la sala para recibir personalmente a los catalanes.

Al cabo de varios minutos de tensión aparecen cinco hombres desarmados y sin armadura ninguna. El conde parece respirar aliviado al ver que no llevan armas aunque aún reticente.

Bienvenidos a mi morada, mi criado dice que vais a matar morisma.

Cargando editor
07/06/2010, 18:30
Roberto Alvarez
Sólo para el director

Respiro aliviado al ver que la atención del Duque se centra sobre Malaquías y me cuesta disimular una malvada sonrisa a verle atragantarse. El comerciante esta fuera de su habitual posición de superioridad y es un momento ideal para que denote sus más intimos miedos y deseos. Observo con detalle su cara al casi atragatarse con el pedazo de gorrín, me fijo en el desprecio que muestra al criado al devolverle el paño sucio. Percibo el cambio en el tono habitual de su voz que se hace más agudo, más infantil y no pierdo detalle de su lenguaje gestual, otro revelador casi inequívoco de los íntimos pensamientos de las personas.

Estas habilidades no las había aprendido en la escuela evidentemente. Mi instinto para leer los ánimos de la gente viene de una necesidad de autodefensa. En cuantas ocasiones estas pequeñas revelaciones me habían librado de una paliza al anticipar los movimientos de mi padre. Si llegaba a casa frotandose con nerviosismo las manos, venía sereno y me esperaba una buena paliza de alguien mucho más fuerte. Si en cambio sus manos estaban tranquilas pero se balanceaba un poco al andar, estaba borracho. También me intentaría pegar, pero era mucho más facil esconderse y esquivarle. Cuan útiles le habían servido estas experiencias en su vida de bandido. En algunas ocasiones había acertado a intimidar a algún grupo mucho más poderoso que ellos, pero que revelaban miedo en sus ojos. Y alguna vez les había salvado de unos pobres y hambrientos campesinos que tenían muy poco que perder, pero en ellos se veía la desesperación de quien lucha por la vida de sus hijos.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: Psicología
Dificultad: 25-
Resultado: 86 (Fracaso)

Cargando editor
07/06/2010, 18:39
Julián de Malpartida

El hombre se inclina ante el Conde y posa su mirada de forma rápida en los asistentes.

En efecto Don Gonzalo. Vamos a matar moros al sur. ¡ Dios lo quiere !. Hace una pausa mientras observa la reacción de los demás. Siempre me ha maravillado la hospitalidad castellana. Dice en tono sarcástico.

Sus cuatro acompañantes hombres altos y fuertes de los que no cabe duda que son guerreros, permanecen callados.

Cargando editor
07/06/2010, 18:42
Gonzalo de Castrojeriz

Eh.. sí sí, por favor adelante. Tomad asiento. Da un grito a uno de los criados. JUANIN SIRVEVINO ESTÚPIDO!- el muchacho corre y vuelve con otro par de jarras de vino, mientras los caballeros catalanes se sientan en un extremo de la mesa ante las atentas miradas de los comensales.

la poca autoridad que el Conde tenía ha desparecido, ahora os dais cuenta que la Nobleza no está en la sangre, pues esta persona no es más que un mezquino petimetre y bastante cobarde por cierto.

Cargando editor
07/06/2010, 19:14
Malaquías de Tolosa

Instantes después de que los venidos de Cataluña tomen asiento, Malaquías se pone en pie discreta pero enérgicamente, y se dirige al conde desde su posición:

-Señor, me temo que me encuentro indispuesto por la dureza del viaje, pido permiso para retirarme a mis aposentos a reposar.

El Conde accede sin prestar excesiva atención, pues sus miradas las acaparan ahora los recién llegados, por lo que el Mercader hace un gesto con la mano a Tobías, que se levanta escondiéndose sutilmente un muslo de pollo entre las manos, y ambos se esfuman escaleras arriba guiados por un siervo hacia sus aposentos.

Al no haberse preocupado por dar indicaciones a su escolta, ahora os encontráis solos en la mesa de un Conde, rodeados de extraños procedentes de clases altas.

Cargando editor
07/06/2010, 19:30
Ramona Trescantos

Malaquías parecía inquieto por la presencia de los catalanes en el castillo. Si había venido a tratar algún asunto con el conde, desde luego lo haría más tarde.

Además, nada les había mandado a ellos así que, en principio, podían hacer lo que gustasen aunque bien es cierto que lo más acertado sería ir a dormir, puesto que su señor se había ido.

Sin embargo, apenas había probado un buen bocado de carne y le apetecía mucho más disfrutar del buen vino y la buena comida antes que de un mullida cama, que también.

¿Alguien quiere quedarse? -dijo con voz baja a sus compañeros y con un brillo en los ojos que delataban claramente su voluntad de quedarse...

Cargando editor
07/06/2010, 21:11
Alejandro Zanjón

Yo en tanto haya pan, vino y carne encuentro motivo para quedarme. Pero mia tu que me se yo Ramona, yo soy hombre de campo y taberna. No se nada de condes y zarandajas. Si crees que debemos marchar tras nuestro señor con gran pesar arramblaré cuanto pueda y saldré. Pero si opinas que podemos seguir dando trasiego a tanto manjar de paladar fino dispuesto me hallo.

Y para demostrar con acción mis palabras arremeto contra una jarra de vino que parece estar aquí toda la cosecha de la villa de Borja. Doy buena cuenta de ella y a continuación la emprendo con unas perdices, que harto de cazarlas para otros estoy. También pruebo el pescado en salazón o lo que diantre sea eso que está tan bueno. Mientras opinan otros continúo la danza del vientre, como decía mi tío Santiago.

Cargando editor
07/06/2010, 21:32
Roberto Alvarez

Observo la partida de Malaquías y Tobías con satisfacción. Por fin se ha marchado ese gorrino servil, no lo soporto. Continuo comiendo con tranquilidad, disfrutando ahora si, de estos manjares sin la cara del lacayo engullendo comida.

- Seguro que no le molesta que nos quedemos un poco con estos caballeros. Además después todos los colegas suyos que hemos soportado, bien nos merecemos compartir algo de compañía diferente.
Les digo en voz baja a mis compañeros

Me acerco tranquilo el vaso a la boca y doy un trago mientras observo intrigado y evaluo la actitud de los recién llegados, así como las del duque y sus cortesanos.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: Psicología
Dificultad: 25-
Resultado: 91 (Fracaso)

Cargando editor
07/06/2010, 23:40
Inés de Toledo

Enmudezco como el resto de gente a mi alrededor cuando el crío anuncia la llegada de... ¡oh, sorpresa! ¡unos catalanes! al castillo.
La verdad es que no sé muy bien si echarme a reír o qué hacer después del pronto del Conde con respecto a ese gentilicio en concreto hacía ni un minuto.
Puede haberle oído perfectamente de camino a donde ahora estamos, pienso estudiando el rostro del niño y la estúpida cara del Conde ante la repentina aparición.

Sin saber muy bien por qué mi mirada se dirige a Malaquías. Seguramente por lo que acababa de contar acerca de sus problemas en el pasado con catalanes. Su rostro se muestra demasiado serio, se le nota como agobiado... y no es difícil deducir que la inesperada llegada de nuevos inquilinos en el castillo no es de su agrado. No es de extrañar teniendo en cuenta que solo parece conocer judíos...

Ramona me saca de mis pensamientos con su pregunta. ¿Hace falta responderle de verdad? ¿No se nos nota que ninguno estamos a disgusto aquí abajo zampando como nunca hemos hecho en nuestra vida? pienso mientras escucho las respuestas sinceras de Alejandro y Roberto.

- Yo no pienso irme aún por mucho que esos dos se hayan marchado así tan de repente. Los problemas que puedan tener con los recién llegados no me incumben. - digo en voz muy baja a cada uno de mis compañeros empezando por Ramona, a mi lado. Y tras haber visto cómo Tobías se guardaba un trozo de pollo entre las manos pienso que por qué no habría yo de hacer lo mismo para la jornada del día siguiente...

Cargando editor
08/06/2010, 00:25
Alejandro Zanjón

Se que soy hombre de poco seso, si Dios hubiera querido que fuera hombre de palabras y letras me habría puesto en un monasterio a aprenderlas o en la cuna de un noble. Pero tengo buenos oídos y mejor vista. Esos sí se usarlos y son compatibles con el disfrute del gusto.

Durante el tiempo que estemos en el salón permaneceré atento a las conversaciones ajenas mientras como y bebo sin pausa pero sin prisa. Incluso cuando haya tranquilidad me permitiré comentar con mis compañeros pero bajando mucho la voz:

Una vez pasaron por mi pueblo unos tipos que se decían almogávers o algo así, catalanes casi todos. Habían estado en Atenas y Neopatria y volvían ahitos de aventura y sangre. Contaban truculentas historias sobre lo acontecido en tan lejanas tierras y hablaban muy raro, costaba entenderles. Gente peligrosa como se comprobó más tarde. Iban luciendo joyas y dineros que traían con tal desmesura que un grupo de bandidos pronto se les topó en el camino.

Murieron todos.

Los bandidos.

Cargando editor
08/06/2010, 03:20
Hernán de León

Con una grasienta pata de cordero en las manos , ajeno a toda la escena Hernán es sólo un soldado. Cuando se le pide matar, mata. No está interesado ni en la nobleza ni en intrigas políticas entre reinos, en su León natal ya tuvo bastante.

Hacía años que no comía un cordero como éste

Apurando su copa de vino y aparentemente ausente es el único que se ha percatado de algo que puede ser importante. Susurra a sus compañeros,- ¿Os habéis fijado en la cara de Malaquías? su expresión ha tornado en preocupación al ver a los catalanes- dice con la boca mediollena

Cargando editor
08/06/2010, 20:59
Ramona Trescantos

La opinión de sus compañeros estaba clara y le daban una excusa suficiente para quedarse y disfrutar de la comida y su compañía...

Dicen que los almogábers se encuentran entre los más aguerridos hombres de armas de los reinos, no me extraña que esos bandidos que dices sufrieran dicha suerte...

Ramona estaba a la vez enfrascada en la conversación con sus compañeros y atenta a lo que se cocía entre los nobles. Quería escuchar las nuevas que llevaban y ver cómo respondería el conde a sus comentarios...

Cargando editor
08/06/2010, 23:47
Inés de Toledo

Inés se acercó a hernán tras la pregunta hecha por el mismo a la par que, a conciencia, dejaba ver su escote gracias al ajustado vestido a los nobles de alrededor. Por si acaso pudiera caer alguno esta noche... alguno con algo que poder llevarme de recuerdo... pienso divertida antes de dirigirme específicamente a el caballero a responderle acercando mis labios a su oído más cercano.