Partida Rol por web

Tras escuchar la respuesta del niño tengo claro que me lo llevaré conmigo aunque sea peligroso. Peor sería que lo encontrasen allí solo y lo matasen sin que nadie pudiera hacer nada por salvar su corta vida.
Me inquieto y mucho al escuchar ruido de batalla pisos más abajo, dentro del castillo, y al parecer no soy la única ya que el pobre muchacho rompe a llorar forzándome a agarrarlo de una mano y tirar de él hacia fuera de su escondite.
- Ven, será mejor que vengas conmigo, estarás más seguro que aquí solo. - le digo con dulzura y suavidad intentando aparentar calma y seguridad, una calma y una seguridad que no tengo en estos momentos.- Salgamos de aquí, estoy buscando a alguien, acompáñame.

Ahora que Ramona se ha marchado es hora de utilizar el don que Dios me ha dado. Donde me falta seso sobra puntería, el problema es que tengo que decidir yo sólo a quién regalo mis flechas. Y tengo el alma dividida pero algo sí es seguro, no dejaré que maten impunemente a mis compañeros.

Primero disparo sobre el campesino más belicoso y agresivo de cuantos atacan a Hernán. Pero no pierdo de vista al conde entre flechazo y flechazo. ¿Consiguen los campesinos acercarse a él?

Aún desoyendo una voz interior que le mandaba no acercarse allí donde se estaba librando el combate, Ramona empezó a andar rápidamente en esa dirección para avisar a los hombres que retiraran a los heridos y los enviaran al salón. Los hombres de armas eran disciplinados y estaban entrenados para socorrer a sus compañeros en caso de necesidad, aunque fuera sólo arrastrarlos hacia un lugar alejado de la batalla, mientras otros cubrían su posición.

De pronto un soldado se cruzó en su camino. Iba hacia la puerta donde se estaba librando el combate. Ramona sin temor alguno le cogió del brazo y le detuvo un segundo.

Diles a los soldados que traigan a los heridos al comedor -era un comentario escueto pero bien sabía que el soldado no escucharía mucho más-.

El hombre se fue hacia la puerta del castillo y Ramona no sabría decir si había asentido a sus palabras con un gesto de la cabeza o simplemente se había ido preguntándose porque no le dejaban en paz...

Al instante Ramona se dirigió hacia el salón y empezó a intentar organizar a la gente...

Rápido, tirad al suelo todo lo que haya en las mesas, ¡necesitamos esas mesas para tratar a los heridos! -grita a la gente que está cerca de ese lugar y no está luchando-.

¡Trae sábanas limpias y busca gente para que traiga agua y medicina! -iba dando órdenes a los criados que estaban ahí cerca o que habían tenido el valor de seguirla hacia la planta baja-.

Observó el trabajo de las ancianas para ver si estaban preparadas para atender a la gente o simplemente hacían lo que buenamente podían en esas circunstancias... Luego se giró y gritó otra vez:

¡Y que alguien traiga a los heridos hasta el comedor!

Por la forma en la que tocan las heridas e improvisan torniquetes y vendajes es evidente que las dos ancianas no tienen mucha idea, ponen más voluntad que conocimientos. Aparte de las dos viejas y media docena de heridos de diversa consideración no hay nadie más en la sala, ya que después de haber dado las órdenes los criados han salido corriendo cada uno en una dirección prestos a cumplir tus órdenes.

Parece que estás al mando.

El muchacho sale contigo al pasillo, allí uno de los criados va abriendo puerta a puerta buscando algo. Al veros exclama:

¿ Sabéis donde hay agua o vendas,algo? estamos atendiendo a los heridos en el gran salón.

Diciendo esto entra en otra de las habitaciones.

Viendo que los criados se apresuraban a hacer las tareas que les había encomendado, Ramona Trescantos pasó a inspeccionar a los heridos con la intención de determinar su gravedad.

Las ancianas trabajaban en los que parecían más heridos, puesto que eran los que peor lo estaban pasando y necesitaban más cuidado y atención. Algo perfectamente entendible, pero a la vez poco práctico. Haciendo esto y con la falta evidente de personas en la sala, malgastaban su tiempo en tratar aquellos heridos que no podían salvar, dados sus conocimientos, y dejaban que empeoraran los que sí tenían una oportunidad.

Ramona se acercó a una de las ancianas, le puso una mano encima de las suya y le dijo:

Dejadme esos a mí. Ayudad a los que tengan cortes poco profundos o que hayan recibido contusiones importantes. He mandado a gente para que vaya a buscar sábanas y vendajes. Si hay alguno que haya perdido el conocimiento o que sangre en demasía avisadme. Pronto esto se va a llenar con más gente, necesito que evaluéis a los heridos que vayan entrando. Los más graves colocadlos en la zona norte y trataré de atenderlos cuando pueda, los que sean más leves dejadlos en la zona sur e intentad cerrar sus heridas. Cuando vuelvan los demás criados procurad que os ayuden en cuanto sea menester. -la voz de Ramona procuró ser lo más dulce que podía dada la situación-.

La flecha sale con gran fuerza pero a pesar de haber apuntado al torso del hombre la flecha se desvía y acaba impactando en la pierna derecha del hombre, sin grandes daños para él pero al menos sirve para detenerle.

Me pilla desprevenida al salir al pasillo encontrarme con un criado con aspecto de andar buscando algo, y no tarda en acudir a mí por si pudiera tal vez yo ayudarle con ello.
- No... no sé... Bueno, en aquella habitación había un barreño con agua. - respondo señalando a donde dejamos nuestyros equipajes recordando que todos usamos dicho barreño para intentar ponernos más presentables.

Me agacho junto al pequeño esperando que alce la vista y me mire para decirle:
- ¿Y cómo te llamas, pequeño? Porque un nombre tendrás al menos y preferiría llamarte por el mismo... - le pido amablemente mientras que me quedo esperando a ver si el criado entra en "nuestra" habitación y sale solamente portando el barreño de agua y nada más.

Ves como Hernán acaba con el campesino que tiene enfrente, en cambio el campesino al que disparaste ataca a Hernán con su palo por dos veces. Hernán apunto está de caer hacia detrás, aunque se mantiene en pie a duras penas.

El criado sale de la habitación donde buscaba y corre hacia la habitación donde estábais alojados, en ese momento y antes de que el chiquillo pueda responder, dos campesinos harapientos suben las escaleras perseguidos por tres hombres del conde, los campesinos corren a toda velocidad hacia donde estáis el crío y tu.

Agarro con fuerza al niño e intento esquivar a los campesinos tirándome dentro de la puerta cercana, por la que salí con el muchacho de la mano, pues la tengo junto a mí, antes de ser arrollada por ellos o tal vez algo peor.
¿Por qué les persiguen los guardias? ¿Acaso los enemigos han logrado colarse en el castillo? pienso algo asustada.

Por Dios nuestro señor, cuánta impotencia siento asistiendo desde aquí al combate. Pero puedo ayudar más que ahí abajo. Demasiados palos se ven.

Disparo una nueva flecha, otra vez buscando al más agresivo de los oponentes de Hernán.

Flecheas al campesino que acaba de atacar a Hernán, le has dado pero no puedes alcanzar a ver si es gave o no, lo que está claro es que tampoco en esta ocasión has conseguido derribarle.

Ahora ves como Hernán acaba con el campesino con su espada en dos tiempos. Ahora no tiene ningun enemigo cercano, sólo varios grupitos peleando a cierta distancia.

Roberto está tirado en el suelo como muerto.

Decisiones, decisiones. Se me dan mal las decisiones, esto no es como la caza, tan simple. No puedo dejar ahí tirado a un compañero. Tengo que hacer algo por él como espero que lo haría él por mi. Espero.

Echo el arco a mi espalda y mientras desenvaino la espada corro a la escalera. Bajaré buscando alguien que me ayude. No intentaré decir nada a los soldados si es que veo alguno. Pero si me topo con algún sirviente intentaré que me acompañe para ayudar en el transporte de Roberto. Ojalá viera a Ramona de camino al patio, pero seguramente estará ocupada con los heridos.

¿Y Malaquías? ¿Y Tobías? ¿Dónde se habrán metido? ¡Bah! Ya los buscaremos luego, cuando todo esté más tranquilo. Sobre todo debo evitar que los soldados me tomen por asaltante y que algún noble empiece a darme órdenes o no llegaré nunca a ayudar a Roberto y Hernán. Procuraré no ser visto por los señores. Si apareciera Inés también podría ayudarme carajo.

Piso de abajo:

En un momento dado, Alejandro espada en ristre,aparece en la gran sala donde apenas hace unas horas habéis cenado. Allí se encuentra Ramona atendiendo como puede a varios heridos.