Partida Rol por web

Nathan busca con la mirada al posadero enano, pero no le encuentra.

- Igual se ha perdido entre ese montón de platos sucios... - bromeo

-Cazar no es mi fuerte, así que buscar un enano entre platos sucios, tampoco.

Lo miré con seriedad pero evidentemente estaba bromeando.

-Muero de hambre, si no aparece pronto me comeré su cabeza a mordiscos. Mucho no se perdería.

Su compañía era por demás agradable.

Nathan mira extrañado a Arshade y después se da cuenta de que los dos platos estaban delante de él.

- Creo que este plato era vuestro, milady -acerco a la chica el plato con lo que yo no había pedido - Parece que el posadero los puso frente a mí sin querer.

Mis mejillas se enrojecieron hasta el infinito y quise matar al enano por hacerme pasar tal vergüenza.

-De todos son conocidos los modales de los enanos-dije a modo de disculpa sin ocultar mi incomodidad.-Pero bueno, mejor que me calle o terminaré por aburrir a mi compañero de cena.

- No os preocupéis, yo me habría puesto igual en vuestro lugar... Además, si me llegase a aburrir con vos merecería que se hubiesen olvidado mi cena - respondo, con amabilidad.

Un instante luego de que han comenzado a dialogar de manera amena, una de las camareras se les acerca y, como si tal cosa comenta

Buenas noches, disculpen, me ha pedido el caballero de aquella mesa indicando con el mentòn la mesa más alejada del fogón, y de la puerta de entrada que quieran intercambiar unas palabras con él. Y con una sonrisa abre su mano derecha dejándoles ver que le ha dado dos dècimos en forma de pago.

Comencé a comer con tranquilidad, ya me había pasado una vez que por comer aprisa me había atragantado en una mesa llena de gente de esa a la que llaman importante. Sonreí ante las palabras del paladín, ser amables era algo que se les daba bien a los de su condición.

-Sé que no es una pregunta correcta pero si me conocéis un poco más, sabréis que no soy muy correcta que digamos: ¿Por qué habéis pagado mi cena? Es decir, aprecio la amabilidad pero también me gusta la sinceridad.

Mi aguamiel si que no estaba.

Iba a responder a la muchacha cuando la camarera se acercó a nosotros y dijo aquello. Intrigado, decido acercarme a la mesa donde está ese caballero.

Levanté el plato con mis dos manos y me levanté para seguir a Nathan, me paré justo frente al hombre y lo miré fijamente a los ojos, me hubiera gustado mirarle como me había mirado él pero dado que yo estaba de pie y él sentado, la cosa era complicada.

-Espero que tengáis una buena razón para... Buenas noches-puse el plato sobre la mesa y me acomodé el bolso y el cayado en el hombro, ya empezaba a fastidiarme.-¿Quién sois?

El fornido pero elegante individuo les invita a tomar asiento

Tomad asiento bella Arshade. Vos tambièn buen hombre, que mis palabras pueden despertar también vuestro interés. Desde ya, no esperabas que ese individuo te conociera ni mucho menos... Quizà hubiera escuchado tu nombre al presentarte en la barra...Aunque por la distancia parece casi imposible.

Quién soy no es importante. Para quién trabajo no lo es. Su sonrisa es ahora un encanto, y se inclina un poco sobre la mesa para que no le oigan metiches ¿Barón Firkraag puede que les diga algo?

Bàsicamente, un trabajo... No del todo sencillo, pero que, con algo más de apoyo habrán de resolver si acaso les interesa. Mucho oro y el agrado a mi jefe, con algo más para vos dice ahora mirando a la pelirroja. Algo que ha buscado toda su vida.

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Le oíste mencionar en algún sitio, sin embargo, tan sòlo recuerdas que es un "nuevo noble", de los que llegan a tal estatus vía oro.

A Nathan le suena ligeramente el nombre

- Lo cierto es que me suena de algo, creo que es un "nuevo noble", ¿no?

Sin duda era interesante la propuesta, lo que no me gustaba era que supiera mi nombre pero bueno, ya me enteraría cómo era que lo sabía. No dejaba de ser sospechoso a pesar de que el plan fuera bastante atrayente, a pesar de que el nombre del hombre que mentaba fuera raro habría que darle una oportunidad y escuchar a su mensajero. Miré a Nathan con interés, porque parecía saber más que yo.

En individuo enarca una ceja, como "herido" por el adjetivo calificativo. Sin embargo, vuelve a sonreír Por supuesto, como ocho de cada diez nobles en esta hermosa tierra. ¿Qué dicen? Debo contarlos adentro o...?

Dice inclinando la cabeza a un lado.

Me doy cuenta del gesto que hizo el desconocido y me extraña.

"¿Será él el Barón Firkraag...?"

También me ha llamado la atención el hecho de que conociera el nombre de Arshade, y que tenía algo que ella estaba buscando toda su vida... ¿qué será? Me intriga mucho,  pero decido no indagar en ello, me suena a algo muy personal y no es plan de ponerse cotillas.

- Perdone un momento, quiero preguntarle sobre la naturaleza del trabajo... espero que no haya que hacer nada prohibido ni malvado, ya que en caso contrario me negaré.

Por más que intentaba, no conseguía que el nombre mencionado me dijera nada, así que cejé en el intento. Luego miré al hombre, la apuesta era buena pero me molestaba que supiera mi nombre y que tuviera algo que ver con aquello que había estado buscando.

-¡Un momento, no he estado buscando nada! Bueno, no conscientemente. ¡Demonios!. Bien, vamos a tener que ir con él.

Lo miré fijo a los ojos.

-Además de lo que sabéis, obviando mi nombre, que dudo hayáis escuchado hace unos instantes-inquirí puntillosa.-Decís que hay mucho dinero cosa por demás interesante, aunado a que sabes dónde está algo que he buscado toda la vida-hice una mueca y luego una sonrisa sin carga de ironía al desconocido-,pero como bien dice el señor paladín, si hay que matar a alguien, paso.

Encogiendose de hombros, el individuo mira su copa

Nadie ha dicho nada de matar. El còmo depende de los contratistas.

Tras hacer girar el contenido de la misma con un suave giro de muñecas dice

Pero, ya me he tomado la molestia de buscar... Otros colaboradores. Diganme, les interesa?

Me quedo pensativo durante unos instantes. Tengo muchas, muchas dudas sobre el trabajo, pero mi bolsillo empieza a estar preocupantemente ligero.

- Escucharé su propuesta, señor...

Bajé la mirada unos instantes, la verdad tenía muchas cosas a su favor así que decidí aceptar.

-¿Cuándo hay que partir?