Partida Rol por web

No lo creo factible Lorethel dice Magnus Durbara està en lo cierto. Han fragmentado el grupo a riesgo propio, y no nos quedamos para cuidar al herido, sino para descansar y prepararnos para NUESTRA MISIÒN. Completa imperativo. Entre una cosa y otra, al grupo se le va poco màs de una hora entre la curaciòn, y todo el turno de guardia de Nathan...

Con Nathan aùn de guardia, los despierta a todos el ruido de ramas rotas y el bufar de alguien agitado corriendo... Nathan mismo se prepara para lo peor, espada en mano y escudo en brazo... Pero cuando aùn no logran ver lo que se acerca, escuchan la voz ronga del semiorco...

HUGASH! MURIENDO HUGASH MAGNUS!!!

Un segundo màs tarde entran en el radio de luz creado por la fogata la pelirroja tras del verdozo bàrbaro (empapados en sangre propia y ajena) y en la espalda de Crotar, el inmenso corpachòn de Hugash, con parte de sus costillas al aire... Hecho papilla!

Sin acabar de dormirse profundamente, Magnus ya està de piè sin comprender del todo lo que sucede y le ordena a Crotar

PONLO AQUΠIndicando la propia manta de invierno del bàrbaro que dejara tendida al lado de la fogata antes de salir en alocada carrera...

Mientras el bàrbaro hace lo propio, ahora sì acatando las òrdenes del lider, Magnus negando con la cabeza a modo de desaprobaciòn se pone a trabajar en el cuerpo maltrecho intentando parar la  vida que se escapa de a borbotones desde el interior de Hugash...

Ven como sus manos se manchan con la sangre del bàrbaro al tiempo que Arshade se ruboriza por lo que ha hecho, y casi se averguenza con ganas de no mirar a Nathan a los ojos...

Acate las ordenes del lider, despues de todo para algo lo habiamos elegido... Me fui a dormir tranquila con la seguridad que los trasgos no volverian, pero sin la certeza de que mis compañeros lo harian.

No habia pasado una hora y mis temores cobraron sustancia con lo que vi... al parecer con bastante suerte mis compañeros habian logrado regresar, pero estaban bastante heridos. Hugash, el barbaro, se habia llevado la peor parte con una parte de su costillar al aire libre...

Otro punto menos para nuestro nuevo lider... elegir quedarse a descansar en vez de acompañar y proteger a los miembros del equipo. Por lo menos ya se para donde apuntan sus enseñanzas.

- ¿Qué ha pasado? - pregunto sobresaltado al ver a Hugash gravemente herido. Mientras Magnus va a atender a Hugash, veo cómo Arshade me evita con la mirada, como si hubiera hecho algo horrible. Decido acercarme a ella para preguntarle con serenidad - ¿Puedes contarme algo, Arshade?

La muchacha baja la mirada ante la pregunta de Nathan
-Nosotros... Ellos... Era una trampa Nathan. Los tres con que Samir (dice mirando al explorador) lucho eran la carnada para llevarnos a una emboscada... Y... Y culpa mia entramos en ella... No sé que me ocurrió pero... Quería luchar contra esas bestias... Fue... Fue una carnicería... Nos estaban esperando mas trasgos y un semiorco... (La muchacha se tapa el rostro con ambas manos) uno escapo... A los demás... Los...los matamos a todos...
Baja la mirada y busca algun indicio de que Hugash sobrevivirà.
-Lo siento, no fui sincera al ir tras ellos... Fue la aventura lo que me empujo y no la salud de ellos...

El semiorco tambien lleno de tajos bufa por lo bajo y dice a Magnus
-Perra suerte. Hugash mas guerrero que media sangre bandido. Crotar mandarlo con gurmmush
En ningun momento notan arrepentimiento o culpa en las palabras del piel verde.
-Amigo y maga guerrera escapar de red. Bandidos tramposos...

Dedico una mirada a Durbara, recordando lo que me dijo acerca de que sobreestimaba a los trasgos, y despues vuelvo a mirar a Arshade.

- Por eso dijimos que era mejor dejarlos escapar... y las aventuras no se pueden tomar a la ligera, mi buena amiga.

Pongo una mano sobre el hombro de Arshade, tratando de tranquilizarla.

- Magnus logrará curar a Hugash, tranquila.

Acto seguido me acerco a Magnus

- ¿Necesitas que te eche un cable?

Si Durbara se percató de la mirada de Nathan, no dio muestras de ello. Su atención (y su rabia) estaban centradas en ese momento en el semiorco.

--¡Todo esto es por tu culpa, simio de piel verde! --avanzó la enana señalándolo con un dedo admonitorio--. Si no hubieras echado a correr como una gallina descabezada, nada de esto hubiera pasado. Ojala fueras tú quien estuviera reventado en el suelo, así al menos aprenderías a acatar las órdenes de tus superiores cuando se te dicen, retrasado mental. La próxima vez que hagas algo por tu cuenta, ¡testigos son los dioses, seré yo misma quien te entierre el hacha en las tripas! ¿Entendido?

Sin darle tiempo a réplica se giró para encararse con Arshade.

--Y en cuanto a ti... --silbó la enana en un tono que era como una daga saliendo de la vaina--. Podría esperar que estos dos machos con más pelotas que mollera que lanzaran a la carga sin ton ni son. ¡Pero se suponía que tú tenías algo dentro de esa cabezita tan mona! ¿En qué-demonios-estabas-pensando?

Crotar sano. Crotar fuerte! Contesta el semiorco al paladìn a modo de agradecimiento.

Tras la reprimenda de la enana, la muchacha de rojos cabellos no puede sino esconder su verguenza (y sus lagrimas) entre sus manos... No responde siquiera una palabra...

Crotar por su parte, con el rostro transformado en una mueca de disgusto no deja de mirar a la enana, aùn cuando esta se gira para dirigirse a la imprudente maga... Sin terminar de comprender todas las palabras que profiriera Durbara...

Cuidar lengua, enana cobarde. Si venir a luchar, Hugash sano. Solo tres contra seis. Cobarde! Dice el semiorco, con la sangre palpitando como un tambor de guerra en su interior.

Durbara no pestañeó.

--Me has llamado cobarde dos veces  --dijo la enana levantando los dedos--. Dilo una tercera y será lo último que digas. Lo juro por los dioses, mi familia y mis ancestros.

En ese momento, el clèrigo se pone de piè, con las manos sucias de sangre y el rostro ceñudo como el que màs

SUFICIENTE! Dejen eso! Mal puedo pedirle a mi dios que interseda en la curaciòn de Hugash si estàn matàndose a mis espaldas... Por favor, lo hecho hecho està... Aseguremos el perìmetro, y necesito màs mantas y agua... Asì como avivar el fuego. Vamos, que se nos va sino...

Dice Magnus màs tratando de darles algo que hacer para que dejen de pensar en destriparse unos a otros...

El semiorco entorna los ojos mirando con odio viseral, y aguarda en silencio un instante.

Durbara le mantuvo la mirada con la tranquilidad de una piedra. De una piedra especialmente paciente.

--Por supuesto, Magnus --acabó contestando al clérigo.

Aunque no se movió durante unos latidos de corazón, hasta que le dijo al semiorco:

--Mi oferta sigue en pie.

Dicho lo cual, giró sobre sus talones y se dispuso a ayudar a sus compañeros.

Crotar buscar leña. dice el semiorco, mas no sin antes escupir la piso mirando de reojo a la enana.

Luego de eso, se dirige donde ultimaran a los trasgos que los espiaban.

Arshade, aùn sintiendo culpa por lo hecho, y por la reprimenda de la dura Durbara, busca su manta de invierno y se la lleva a Magnus para que èste cubra a Hugash, aùn con lagrimas en sus ojos...

El bàrbaro se aleja unos pasos, y, antes de salirse del resplandor de la fogata, busca  tu mirada y ves como sus labios pronuncia "Cobarde"... Pero ni un sonido sale de su boca...

Es evidente. Quiere alejarte del grupo para date tu merecido... Uno contra uno, sin que nadie se meta en el asunto... Cosa de bàrbaros... O no?

Cuando terminó de echar unas manos con las mantas y el agua, preparó su hacha y su escudo y comentó de malhumor.

--Voy a asegurar el perímetro. Ahora vengo.

Sin volver la vista atrás, se alejó hacia la oscuridad.

Con el auxilio de Durbara, el clèrigo limpia sus manos de sangre, y cubre al bàrbaro con otra manta.

Ahora sì, Magnus se pone a rezar, ahora con su sìmbolo sagrado entre las manos, casi hasta entrar en trance... Y se mantiene asì un buen rato... Sin que nadie lo interrumpa...

Ven su aura brillar en al menos cuatro oportunidades, y las terribles heridas del bàrbaro se van cerrando... Màgicamente, divinamente. 

Un silencio sepulcral guardan los que cuidan el perìmetro, por no pueden evitar mirar a Hugash "volver a la vida"... Si bien cansado, sucio y cubierto de sangre... El bàrbaro intenta incorporarse sobre sus codos.

Tranquilo amigo, ya estás mejor. Dice amigable, casi paternal el clèrigo del caballero rojo. Debes descansar... Mañana serà otro dìa. Ahora...Ahora necesito reposar...  El clèrigo coje una cantimplora, y, algo fatigado por el lanzamiento de oraciones ininterrumpidas, se va bajo el arbol en que dejara su manta y su equipo. Por favor, traten de descansar, mantengan la guardia compañeros... Mañana vamos a por el templo...

Niego con la cabeza como signo de desaprobación mientras Durbara echaba la bronca y se enzarzaba con el semiorco, hasta que Magnus puso paz, todo esto mientras vigilo que no vienen más trastos, cosa que veo ya poco probable.

Cuando todo se normaliza un poco y Magnus se centra en Hugash, veo que Arshade sigue destrozada por lo ocurrido, y no puedo evitar acercarme a ella para consolarla.

- Eh... tranquila... todos cometemos errores, ¿sabes?. Lo bueno de esto es que de ellos se aprenden a no volver a cometerlos - esbozo una sonrisa para calmarla y poso mi mano sobre su hombro - Confía en Magnus, es un clérigo y va a dejar a Hugash como nuevo, ¿vale? Así que tranquilízate.

Justo cuando menciono eso, Hugash recupera la consciencia. Tras escuchar a Magnus, asiento con la cabeza.

- Eso es. Descansad lo que podáis. Ha sido una noche muy movidita.

Nathan logra calmar a la maga, y Magnus logra sanar a Hugash. Crotar se va a por leña y Durbara se marcha a asegurar el perìmetro...

G-Gracias Nathan... He sido impulsiva... Debo... Meditar al respecto... Quizà he equivocado mi camino... Dice aùn sollozante.