Partida Rol por web

Muralla Kaiu. Hora del Sol.

-Saludos de nuevo, Daichi-san. He oído que me buscabáis. -Mirando ahora a Sayuri. -Supongo que el hecho de que estés aquí indica que ya marchamos, ¿no es así? Tengo ya todo listo, dejadme recogerlo y podremos marchar cuando queráis.

Con unos rápidos pasos, Kigaru entra en la habitación que se le habia asignado y sale al de unos segundos con su tetsubo y una pequeña bolsa. Qué contiene la misma, lo desconocéis. Tras ello, se queda plantado delante de vosotros, esperando a que digáis algo.

Así es, Kigaru-kun, salimos ya. Tendrás que guiarnos en nuestro camino hasta las proximidades del lugar, entonces ya sabes que yo me adentraré e infiltraré para descubrir sus debilidades. Cogí mi bolsa y la puse sobre mi hombro, en ella estaba todo lo que había adquirido en el almacén, además de mi equipo que siempre solía llevar.

Esperadme un instante. Les indiqué dejándolos a un lado y entrando en mi estancia. Entonces pinté mis caras con las pinturas Kuni de cazadores, la cara completamente blanca y varias líneas negras formando un patrón complejo y único, determinado por el sensei y el joven aspirante a cazador Kuni. Una vez terminado, me acerqué a los dos samurai que esperaban, completamente preparada para adentrarnos al otro lado de la muralla.

Mientras esperamos que al cazadora cumpla con sus rituales , yo compruebo que mi equipo esta todo en su sitio y preparado para el viaje así como de llevar bien a mano mis armas.
-Es para mi un honor y un privilegio que Sayuri San y usted me hayan tenido en cuenta para esta incursion Kuni san. -Digo para cumplir con el protocolo para luego volver a sumirme en el ostracismo hasta que la chica vuelve hacia nostros con todas sus pinturas de guerra.

Muralla Kaiu. Hora del Sol.

Una vez preparados, bajáis las escaleras de la edificación hasta las bases de la misma. Daichi comienza a recordar estos mismos pasos cuando hace unos días bajo a luchar contra aquella pequeña patrulla que perseguía la explorador Hiruma.

La base de la Muralla bulle de actividad. Los preparativos nunca terminan. "La Muralla nunca duerme", es lo que os viene a la cabeza. Un lema que habéis aprendido desde pequeños.

Las puertas, enormes, comienzan a abrirse. Tras superar unas cuantas de ellas, os encontráis por fin en la tierra de nadie. El Imperio queda a vuestras espaldas, las Tierras Sombrías y todos sus horrores se encuentran en cualquier lugar que pueden ver vuestros ojos. Lo sabéis. La oscuridad se cierne sobre estas tierras malditas, como por un horrible conjuro.

La tierra mantiene una luminosidad muy baja, como si los rayos de sol fuesen incapaces de llegar debido a una gruesa capa de nubes, las tinieblas comienzan a engulliros mientras avanzáis.

Salimos al peligroso y austero paisaje de las tierras oscuras. Cogí el dedo de jade con fuerza entre mis dedos, rezando por su protección antes de adentrarme, luego con precaución y premeditación dí el primer paso con el pie derecho, dispuesta a enfrentarme a cualquier ente que pudiera aparecer. Tras dar el primer paso miré a Kigaru y con una mirada seria, nada relacionada con la juguetona que había mantenido hasta el momento, le dije. A partir de ahora tendrás que guiarnos Kigaru. Debemos protegernos unos a otros, y volveremos juntos.

Observo la apertura y el paisaje agreste que se extiende delante de nosotros sin prestar demasiada atención las palabras de Sayuri , aunque asiento mas por hacer algo que por haber escuchado el mensaje de verdad. Aquí me hallo , con una extraña sensación en el cuerpo , casi premonitoria y una sola idea en mente. Guardate de las sombras y de la ponzoña.
Me giro rápidamente hacia los demás.
-Debemos movernos rápido , si tienen oteadores nos habrán visto salir.

Muralla Kaiu. Hora del Sol.

Kigaru asiente ante las palabras de Sayuri y se gira cuando Daichi habla.

-Así es, hermano. Deberemos ir con cuidado. Nos adentraremos con velocidad hacia aquellas colinas de allá. -Lo cierto es que apenas veíais unas ondulaciones en la dirección señalada, muy a lo lejos.

Sin mediar más palabra, Kigaru comienza a correr. Su recorrido no es recto en ningún momento, haciendo abundantes quiebros, aprovechándose de lo accidentado del terreno para despistar a cualquier posible observador, ya fuese encaramándose a alguna loma o siguiendo el rastro de algún riachulo ponzoñoso u ocultándose tras algún talud.

Lo cierto es que su ritmo es alto, pero intentáis seguirle lo mejor que podéis.

Corrí tras Kigaru, siguiendo sus grandes huellas en el suelo, tratando de que mis pies coincidiesen con aquellas grandes huellas, aunque me resultó difícil dado el tamaño del samurai cangrejo. Sin embargo conseguía mantener su ritmo, con el cuerpo agachado, evitando ser vista por cualquier criatura que se encontrase oteando, aunque me resultaba imposible pensar que algún demonio podría tener la capacidad como para enviar a alguien a espiar, claro que apenas llevaba unos meses como Cazadora de Brujas. El sensei siempre me había dejado claro que durante mi lucha encontraría cosas que nunca imaginaría, y éstas podían estar en cualquier lugar.

Comencé a correr detrás de los otros dos cangrejos , pero antes de querer darme cuenta un inoportuno tropezón y una mala caída dieron con mis huesos en el suelo. Con gesto de humillación me incorpore con celeridad y seguí corriendo detrás de los otros samuráis , si bien el golpe me había producido una leve cojera que hizo que quedase algo rezagado , aunque logrando mantener el alto ritmo impuesto por kigaru en la cabeza.

Muralla Kaiu. Hora de la Luna.

Poco más adelante, llegáis a un lugar protegido, donde Kigaru se para. Llegáis todos.

Kigaru se gira y mira la leve cojera de Daichi.

-Hermano, ¿te has hecho daño? Espero que no sea nada grave. En cualquier caso, si has sangrado hay que curarlo bien o te puedes infectar con la mancha. ¿Sangraste?

La mirada expectante de Kigaru es coreada con la de Sayuri.

-No te preocupes , solo ha sido una torcedura sin importancia , en cuanto tenga un poco de tiempo de descanso sanara por si misma , y no me impide correrdigo mirándoles mientras descanso el cuerpo sobre la pierna sana dejando tiempo a la torcedura a que alivie la presión

Con preocupacion me acerque al samurai herido y observe la pierna herida con detalle. Permitidme. Le indique a Daichi instantes antes de que mi mano ya tomase la pierna y la palpase tratando de determinar que le sucedia y como podria sanarla. Esto podria retrasarnos, ademas que debes tener muy en cuenta cualquier herida en estas tierras. No nos podemos permitir ningun desliz, Daichi-san.

Ademas aproveche la situacion para elaborar mi primer boceto de mapa del camino que nos habia guiado hasta alli. Tenia que dejar claro el camino que habiamos usado, ademas de accidentes geograficos que pudiesen facilitar seguir el camino para posteriores incursiones y para poder identificar donde ibamos.

Muralla Kaiu. Hora de la Luna.

El cuidado de Sayuri te alivia el dolor del pie rápidamente. Dictamina que no ha sido nada.

-¿Seguimos? -Dice Kigaru.

Nada mas ver la herida de Daichi cogi el carboncillo y comence el boceto de mapa del recorrido hasta el momento usando los pergaminos y materiales que habia adquirido en los almacenes del clan. Con suerte termine el mapa antes de lo pensado y tras una rapida inspeccion me resulto un resultado satisfactorio. 

Esta bien. Dije mientras guardaba el pergamino en mi bolsa. Ya podemos partir sin retrasarnos mas. Estamos todos listos.  

Frente a la salida de las tierras oscuras decidi realizar un pequeño rezo para pedir la ayuda del mayor de los kami. Hida no kami, guia nuestros pasos y nuestra fuerza en esta mision que tenemos frente a nosotros, no dejes que la duda invada nuestras mentes, que el miedo se haga con nuestros brazos o que la furia nos ciegue.

-Muchas gracias Sayuri-San digo sin mas palabras aprovecho para descansar mientras la joven samurai dibuja su mapa mientras con la vista analizo el paraje que nos rodea. En un lugar como este mi padre sucumbió a la traición y a los Oni. Ese pensamiento pasa por mi mente y me es bastante complicado dejarlo de lado cunado llega de nuevo el momento de volver a ponernos en camino.

Muralla Kaiu. Hora de la Luna.

Cuando estáis listos, Kigaru comienza a correr de nuevo.

Mientras le seguís, no podéis evitar mirar hacia atrás, hacia donde debiera estar la muralla, pero no la veís. Aunque parezca mentira ya habéis recorrido una buena distancia, aunque bien es cierto que la enfermiza oscuridad que parece rodear todo no ayuda.

Por doquier, colinas, llanuras y barrancos, marrones, muertos, desnudos de vegatación. Los pocos árboles o arbustos que veís son raquíticos, a menudo negros, como quemados, ya secos. Algunos parecen brotar fuertes, aunque con tonos apagados, pero su aspecto resulta amenazador, como variantes corruptas de otras plantas comunes al otro lado de la Muralla.

El ritmo del Cangrejo es incansable, pero sabéis que cuanto antes lleguéis será mejor para todos. Vuestras reservas de jade son escasas y no podéis estar demasiado tiempo en esas tierras.

En un momento indeterminado, Kigaru sigue moviéndose con velocidad pero se acerca más al suelo. ¿Una patrulla? ¿Alguna criatura?

Corro rapidamente tras de Kigaru, atento a sus pisadas y su gran espalda que me resulta tan sexy y atractiva, la verdadera presencia de un cangrejo y un samurai de la familia Hida. Los pensamientos se me hacen suculentos y lujuriosos, pensando en la victoria, en una imagen en la que Shukei se encuentra a salvo y sano, en que Kigaru se propone ante mi y mis ancestros celebran mi felicidad. Sueños, puede, pero si conseguia protegerlo, si conseguia mantenerlo con vida y traerlo de vuelta a la muralla, podria ser verdad. Ademas con el honor y reconocimiento del clan en caso de demostrar una victoria, podriamos vivir juntos y luchar siempre juntos.

Mis pensamientos divagaron, ajenos a lo que me rodeaba, solo en la imagen de su espalda en mis ojos. Seguia sus pasos con la misma agilidad que demostraba el cangrejo, con la misma entereza y entrega, sin dificultad alguna. Emulaba sus movimientos con facilidad. Nos compenetrabamos bien. 

Cuando el cangrejo se agacho, fue cuando fui consciente de mi alrededor, de la distancia que habiamos recorrido y de que debia concentrarme mas, dejando los sueños a cuando estuviesemos volviendo a la muralla, o mejor aun, tras la propia muralla. Que ocurre? consegui susurrar a Kigaru mientras miraba a Daichi, la preocupacion de su pierna volviendo a mi mente.

Sigo corriendo a buen ritmo detrás de mis dos nuevos compañeros. Por algún motivo sigo estando bastante distraído aunque estoy inmerso en pleno territorio enemigo , pero por mas que lo intento los sucesos del ultimo día aun pululan por mi mente como si de una mala miasma se tratara.
Un poco mas adelante veo como los otros se agachan y se detiene , detenidamente yo detrás entre en estruendo de mi armadura mientras pregunto un poco mosqueado:
-¿Que sucede?

Muralla Kaiu. Hora de la Luna.

El trayecto iba bien, hasta que un pequeño tropezón de Daichi, que si bien no había tenido relevancia para su integridad, hace que la parte metálica de la armadura que porta golpee a una piedra y haga ruido.

Os agacháis aún más. No parece oirse nada. Pero de repente como salidos de la nada un grupo de patrulla de samuráis corruptos salen a vuestro encuentro. El enfrentamiento es inevitable y todo pasa muy rápido, pero creéis intuir a 5 guerreros.

El combate comienza.