Partida Rol por web

Tras revisar varios volúmenes y pergaminos sin exito, Baldac se marchó hacia el pequeño balcón con la intención de observar todo lo que rodeaba a la torre.

Iorlas se detuvo dubitativo antes de seguir bajando escalones. Se encontraba frente a la ornamentada puerta de la Biblioteca, donde Baldac acababa de entrar con decisión. Caleb con su sabueso también había proseguido camino hacia abajo con grandes zancadas. A Iorlas le inquietaba que todos parecieran tan tranquilos aquel día. Todos parecían saber qué hacer exactamente, pero en cambio él tenía grandes dudas. Después de un instante de concentración resolvió: bajaría hasta el vestíbulo principal de la planta baja y seguiría buscando cualquier indicio de sus compañeros. Necesitaba saber dónde estaban, el porqué de su tan madrugadora ausencia. Si encontraba a algún bedel en planta baja preguntaría por ellos. Con fingido desinterés, evidentemente.

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   Hábilmente ocultas la nota en un bolsillo cosido en un pliegue de la parte interior de tu túnica roja. Lo tienes preparado para tal efecto, guardar notas y pergaminos cuando te desplazas sin que se dañen. Luego tratas de aparentar que estás aquí arriba para otra cosa.

   Un instante más tarde, a través de la puerta abierta, ves la capucha blanca que cubre la cabeza del mismísimo Saruman, asomando por la escalera de caracol. El mago sonríe al verte.

   - ¡Vaya, hola, mi joven amigo! - dice con voz suave y tranquilizadora. - Me sorprende verte en la azotea a estas horas, ¡es aún muy pronto para estudiar las estrellas! Tanto ímpetu en los estudios, ¡muy bien! -

   Se queda quieto y mira al cielo, a pesar de que aún es de día y que está ciertamente nublado a ratos. Una fría ráfaga de viento los agita, y el blanco de sus ropajes al reflejarse en la luz grisácea parecen por un instante cambiar en otras tonalidades multicolores.

   Saruman vuelve a hablar, al principio, casi para sus adentros.

   - La vista es todavía bastante defectuosa, además de estar en el cuarto creciente, pero aún así se pueden apreciar la mayoría de las constelaciones. - Se vuelve hacia tí, mirándote fijamente. - No serás capaz de sacar conclusiones de las estrellas hoy, deberías dejarlo para otro momento. ¡Hasta luego! -

   Saruman se vuelve y desaparece escaleras abajo envuelto en sus ropajes blancos.
 

   Cuando se ha marchado vuelves a sacar la nota y la relees:

   A los elfos de Lorien.

   Yo, Aegon, un aprendiz de Saruman el Blanco de Isengard, escribo este mensaje pidiendo ayuda. Deseo viajar a Lorien sin el concurso de Saruman, enviad a un mensajero a mi encuentro esta medianoche, estaré esperándoos en...

  Una vez satisfecho con la nota, la introduces en uno de los diminutos cartuchos y lo atas en las patas de Elramar (Ala de Estrellas), un pájaro mensajero muy fiable. El ave aletea ruidosamente y emprende el vuelo rodeando la torre antes de desaparecer en dirección nordeste, donde se haya el Bosque de Oro de Lorien.

   Esperas un rato antes de bajar.

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   Echas un vistazo rápido. Al fondo del pasillo que da al este y a la puerta de salida, te parece ver dos guardias de pie montando vigilancia al pie de la puerta de salida, con los uniformes negros bordados en plata muy parecidos a los de la guardia del Rey de Minas Tirith, sólo que estos tienen bordada una mano blanca en vez de un árbol blanco. Sabes que al aldo hay una sala de guardia en la que habrá más.

   Enfrente y al oeste cruzando toda la gran estancia están las despensas, hacia el sur las cocinas, donde duermen los siervos que la atienden y en general, pasan casi todo su tiempo. Y al norte la sala de estar.

   La puerta de la sala de estar nunca está cerrada con llave, aunque tú puedes cerrarla con una de las tuyas. En tal caso, sólo Saruman y alguno de los otros aprendices podría entrar. Aunque no hay ventanas al exterior es una estancia agradable, con gruesas alfombras, brillantes tapices... y muchos sillones. Esta sala es uno de tus lugares preferidos para leer. El mago rara veces viene aquí, prefiere pasar su tiempo en el laboratorio o en la biblioteca. No te sorprende ver la estancia vacía. Cierras la puerta.

   Durante unos veinte minutos buscas detrás de todos los tapices y debajo de los almohadones, pero no ves nada en partícular en esta sala. Y nadie entra, como imaginabas. Reflexionas un rato, desde luego tiene que haber sirvientes en la cocina, pero es bastante probable que la despensa esté vacía (de gente) y desde luego en la puerta está la guardia, al menos una o dos parejas. Conforme se asciende a los niveles superiores, salvo Saruman y los aprendices, es poco probable ir encontrando gente, salvo alguna sirvienta haciendo las habitaciones.

   Oyes pasos en la sala de entrada, alguien está ahí.

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   Revisas de forma exhaustiva las zonas de la biblioteca que te parecen interesantes, pero no encuentras nada que te llame realmente la atención. Si ves que algunos lugares faltan algunos libros, sospechas que Saruman o algunos otros aprendices deben de estar leyéndolos en su habitación o en alguna sala. También encuentras varios mapas del Valle del Mago en una mesa cercana.

   Te asomas a la balconada.

   Al fondo cubierto por la niebla, está el Valle del Mago. Y más abajo el círculo de Isengard. Si fuezas la vista ves el círculo oscuro de la muralla circular que rodea Orthanc. Todo parece estar tranquilo y no sacas nada en claro, aunque de vez en cuando, el viento te trae el aullido lejano de un lobo.

   Has perdido bastante tiempo aquí, pero no has sacado nada claro.

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   Dejas la puerta de la biblioteca y el tercer nivel de Orthanc y sigues bajando. Caleb está abajo sin duda, Aegon y Baldac quizás en la biblioteca, de Eldeb y el otro aprendiz nada sabes, aunque el sexto aprendiz normalmente siempre suele estar ausentado de la torre.

   Llegas al segundo nivel, en este rellano encuentras una puerta alta de pulida madera de roble. El dormitorio de los invitados, la puerta está cerrada. Por lo que sabes, hace años que no hay visitantes de fuera hospedados en Orthanc. Continuas bajando por las escaleras.

   Llegas a la base de la escalina de piedra que asciende retorciéndose en espiral por la parte central de uno de los cuatro impresionantes pilares de Orthanc. En los otros tres hay otras tantas escaleras. Una masa de piedra maciza rodea la base que conforma el inicio de la escalera. Del muro cuelgan unos largos estandartes, cuyos colores se han apagado con el paso de los años. Ni ellos, ni los fanales colocados a intervalos regulares hacen mucho para combatir la sobrecogedora negrura de la estancia. Un pequeño pasadizo en la piedra comunica con la estancia central, lo sigues.

   La hermosa sala de entrada tiene un techo abovedado, cubierto de paneles labrados de fina madera de roble. El suelo es de mármol negro pulido, y hay muchos objetos y obras de arte en hornacinas repartidos por todo el perímetro. El ruido de tus pasos resuena en la amplia habitación, Urko es más silencioso. Desde aquí puedes pasar a cualquiera de las cuatro escaleras que suben en espiral en el interior de los pináculos, entrar en la cocina, en la sala de estar, ir a la despensa o disponerte a salir de Orthanc dirigiéndote al puesto de guardia interior de la entrada de la torre.

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 Decido que mi destino sea la entrada del Valle del Mago, por lo que decido que ese sea el lugar de la cita. Tratando de no llamar la atención, uso las diferentes escaleras de la torres, para bajar hasta el piso de abajo del todo, mirando buscando cualquier cosa que pueda resultar llamativa. Una vez fuera, miraré como ir a mi destino sin ser visto.

Al oír que hay alguien en la entrada.
trato de Echar un vistazo sin que me vean. Antes de salir.

Si no veo a nadie haciendo nada sospechoso sigo mi camino sin decir nada.

   Ves a uno de los aprendices. A Iorlas, acaba de llegar a la sala central de la planta, baja, lo ves a través de la rendija de la puerta sin que te vea.

Iorlas se sorprendió de entcontrar tan poca actividad en las amplias estancias de Orthanc. Aquella puerta cerrada...¿sería posible que durante años nadie de fuera hubiera entrado en Orthanc como huésped?¿Por qué? Aquella circunstancia reflejaba fielmente los cambios operados en la actitud de Saruman. Cerrado sobre sí mismo, egoísta e independiente. En fin. Con un poco de suerte aquella noche sería la última, y todo quedaría atrás. ¿O no?

Por un momento, Iorlas sopesó hacer una breve salida al exterior para anticiparse a lo que podría encontrarse aquella noche, pero finalmente optó por no hacerlo. Alguien podría verle merodear sin justificación y dar la voz de alarma. Estaba convencido de que el viejo mago disponía de informantes, alguno de ellos entre sus propios compañeros.

Finalmente decidió hacer otra cosa. Sería mucho más sencillo escabullirse esa noche por una puerta secundaria o de servicio en lugar de hacerlo por la puerta principal. Estaba cerca de la cocina, y seguro que estaría comunicada por el exterior para la recepción de víveres. Nunca había estado antes en las cocinas, pero si lograba localizar este acceso al exterior, y le parecía suficientemente seguro, lo utilizaría esta noche en lugar de la salida principal, mucho más vigilada. 

Salgo de la habitación, no tengo tiempo para seguir a mis compañeros en sus tareas,
voy dar ese paseo de reconocimiento y ver la guardia y puertas de la salida Sur de Isengard.

Silbo para que Urko me siga. Actuó como que no he visto a Iorlas.

Cansado de vagar de aquí para allá por la biblioteca, el Sol se alzaba alto y los bostezos de su inseparable compañero, le decían que allí había poco que ver. Aún así decidió asomarse por el balcón, desde donde pudo contemplar el Valle del Mago, nada fuera de lo normal ocurría allá fuera.
Todo parecía tranquilo.

- Sea lo que sea que trama Saruman está bien escondido, ningún foráneo se daría cuenta de nada raro, si no es el mismo mago blanco quién decidiera mostrárselo.- pensó Baldac mientras llamaba a su sabueso Jambo.

Recordó como era la torre de Orthanc y decidió seguir descendiendo hacía el siguiente nivel, mucho más atractivo, ya que habían varias dependencias que merecían su atención.

Se dirigió hacía la puerta que daba a la escalera S9 para descender al salón.

Junto a él, su preciado can iba en silencio, descendiendo la tortuosa escalera.

- Es muy raro no habernos topado con ningún guardia o siervo de Saruman. - le dijo a Jambo en unos susurros apenas inteligibles.

Aún así, lo mejor que podemos hacer es no confiar en nadie e intentar salir de esta torre, con suerte cuando caiga la noche, ya estaremos fuera de esta torre que se ha convertido en nuestra prisión. - pensó el aprendiz de mago mientras llegaba al primer piso de la torre, donde se ubicaba el salón y el comedor.

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   Tras esperar un buen rato, te deslizas escaleras abajo, dejando el observatorio y el séptimo nivel de Orthanc. Bajas al séptimo nivel, aunque el rellano aún es angosto, a partir de aquí cada vez empieza a ser más amplia la escalera circular. Al otro lado está la puerta de piedra negra, sigues bajando.

   Pasas junto a la extraña puerta de cierre inusual del quinto nivel, donde están los laboratorios, sigues bajando en espiral. Bajas al cuarto nivel, enfrente está la puerta que da al estudio de Saruman, constinuas bajando. Llegas por fín de vuelta al tercer nivel y a la puerta de madera que conduce a la biblioteca. Pero los escalones continuan y tu continuas bajando.

   Por fin llegas al rellano del segundo nivel, donde unas grandes puertas dobles conducen al salón principal, puedes echar un vistazo al salón o continuar hacia abajo al primer nivel y salir a la gran estancia que hace de recibidor y sala de entrada.

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 Procurando no llamar la atención de nadie que pudiera estar observando, salgo por la entrada principal, buscando un sitio por donde deslizarme sin ser visto, tanto por lo alrededores como desde lo alto de la torre, hasta mi destino, el punto de encuentro con el que he quedado en mi mensaje enviado a los elfos.

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   Dejas la puerta del salón y sigues descendiendo. Llegas al rellano del primer nivel y a la base de una de las cuatro enormes escaleras de caracol de Orthanc. La espiral de piedra maciza llena la estancia de forma que sólo es visible el primer giro.

   Te detienes al parecerte oir el eco de pasos lejanos. Sin embargo, al quedarte parado, sólo el silencio llega a tus oídos. Hay fanales colocados a intervalos regulares en las paredes para disipar la negrura de la estancia. Un pequeño pasadizo en la piedra comunica con la estancia central, lo sigues.

   La estancia central es una hermosa sala con un techo abovedado, cubierto de paneles labrados de fina madera de roble. El suelo es de mármol negro pulido, y hay muchos objetos y obras de arte en hornacinas repartidos por todo el perímetro. El ruido de tus pasos resuena en la amplia habitación. Desde aquí puedes pasar a cualquiera de las cuatro escaleras que suben en espiral en el interior de los pináculos, entrar en la cocina, en la sala de estar, ir a la despensa o disponerte a salir de Orthanc dirigiéndote al puesto de guardia interior de la entrada de la torre.

   Te diriges al pasillo que lleva al exterior y a los puestos de guardia que vigilan la única entrada (y salida) que conoces de Orthanc.

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   Tras examinar la balconada largo tiempo, vuelves a entrar en la biblioteca. La atraviesas rápidamente y abres la pesada puerta de paneles finamente labrados en madera oscura de cerezo. Empiezas a descender del tercer nivel al segundo, donde sabes que está el salón. Llegas al rellano del segundo nivel, donde unas grandes puertas dobles conducen al salón.

   Entras en el salón, una estancia muy poco frecuentada. Entras perdido en tus pensamientos, y cuando quieres darte cuenta estás en el centro de las estancia. La habitación está vacía. Las pesadas cortinas de terciopelo están corridas sobre las ventanas y un fuego crepita en el hogar, proyectando múltiples y cambiantes sombras por toda la estancia.

   Te sientas en uno de los sillones pensando que hacer cuando te  levantas, algo te ha llamado la atención. Te aproximas y buscas detrás de unos de los muebles menos usados y golpeas ritmicamente le panel de madera que te llamó la atención, ¡una sección suena a hueco! Un examen posterior revela que el portalámparas montado en la pared no está bien sujeto. Cuando lo agarras y tiras de él, se desliza a un lado una falsa pared.

   En el interior hay un espacio del tamaño de un armario, con una escalera de hierro que sube por el lado izquierdo. Puedes subir por esa escalera o cerrar el panel e ir a otro sitio de la torre.

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   Baldac entra sin fijarse hasta toparse con... nadie, por fortuna Saruman no ha venido aquí tras dejar la azotea. Pero observa algo que le llama la atención. Encuentra algo tras un tapiz.

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   Te diriges a las cocinas y entras en sus estancias. Las cocinas no sólo son el lugar donde se prepara la comida para los habitantes de la torre, sino también los aposentos de los cocineros y criadas. Aquí hay siempre, como mínimo, entre dos y cinco sirvientes ajetreados en sus quehaceres. Los conoces de vista a todos, pero tienden a mantener las distancias contigo. Los sirvientes te consideran, como al propio Saruman, un ser mágico  y, por tanto, sienten cierta aprensión hacia ti.

   Respetuosamente se apartan a tu paso sin hacerte preguntas y caminas por las cocinas. Nunca la habías explorado a fondo, pero ahora que lo haces, constantas que no hay puertas traseras que salgan de las cocinas. Parece ser que sólo hay una forma de salir de Orthanc, pasando por el puesto de guardia de la puerta principal.

   Puedes comer algo si quieres, ya que estás aquí, o pedir a un sirviente que te prepare algo. O continuar.

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   Dejas la salita y cierras la puerta. Ves a Iorlas entrar en las cocinas. También oyes pasos de una de las escalintas, alguien baja desde los niveles superiores. Te aproximas a la sólida puerta de roble que da al pasillo que comunica con las enormes puertas de salida.

   Este corredor se extiende entrea la gran puerta de piedra negra que guarda Orthanc y una puerta interior de madera pulida de roble que da a la sala de entrada y la cual acabas de traspasar. Normalmente, la puerta interior permanecer abierta, es decir, si echar la llave. La puerta exterior tiene un control a cada lado; para abrirla, hay que introducir una llave especial en la pared adyacente y darle una vuelta. La llave activa entonces un contrapeso que levanta la losa maciza de piedra que parece indestrucitible hasta una abertura de la pared superior.

   A un lado del vestíbulo hay una puerta (siempre abierta) que da a una pequeña estancia junto a la cual, siempre hay dos hombres haciendo guardia.

   Sabes que si te acercas tal como vas, los guardias te verán y te darán el alto. Puedes, como aprendiz, usar alguna de las contraseñas que te dijo Saruman para salir. O deslizarte en silencio pegado a la pared del otro extremo confiando que con la penumbra no se fijen en tí. O pensar en otra cosa.

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