Partida Rol por web

Con la explicación de Barrik la estrategia de sumar a los kobolds a nuestra causa me pareció una maravillosa jugada por parte de Dasing, los hombres de Fe siempre están en busca de lo mejor de todas las criaturas pensantes. Espero que resulte la estratagema que propone el clérigo del grupo, pero... ¿cómo lograrlo si la influencia sobre los kobolds es muy fuerte? —me pregunto esperando que se me ocurra algo.

—No queda más que enfrentarse a ese Lord Kroakus, aún si los esclavos de este no desean liberarse y enfrentarlo, nosotros debemos seguir en nuestra misión —voy diciendo al grupo.

Y finalizo: —No cabe duda que de nuestro éxito dependen muchas vidas. 

Dasig cambia entonces de estrategia:
-Si Lord Kroakus es tan poderoso como decís, sin duda no queda otra opción que someternos a su poder... ¿Cómo podríamos llegar hasta él, para rendirnos? No queremos matar a más de los vuestros, que sin duda nos cortarán el paso pensando en que somos intrusos y no nuevos adeptos. ¿Cómo podemos llegar Lord Kroakus?

Dasig se fija, mientras habla así, e los ojos de los Kobolds, en busca de una presencia maligna en ellos.

Siguiendo con la estrategia de Dasig añadí:

- Pensándolo bien... No es mala idea postrarse ante Lord Kroakus... ¿Sabéis? Estoy harto de ésta vida, de tener que tomar decisiones. El bondadoso Lord Kroakus las tomaría por mí. Ya no tendré que pensar en nada más, ¡sólo en servirlo! -. Mostré la más radiante de mis sonrisas. Aunque tenía los dientes algo sucios. La vida del aventurero... - ¡Siempre quise tener un kobold como amigo! Por favor, muéstranos el camino para rendir pleitesía a Lord Kroakus. 

—Cruzad el lago subterráneo siguiendo el camino hacia el este. Está deseando conoceros.

Dasig puede contemplar una presencia maligna en los ojos del kobold que probablemente esté hablando por él. La sonrisa complacida de la criatura no augura nada bueno. No parece siquiera el mismo kobold, por lo que la posesión total de su cuerpo probablemente no sea constante.

El otro kobold mira a su compañero como una esfinge, sin mediar palabra.

- Bien, entonces en marcha. Dejemos aquí a los Kobols en la Jaula. Atémoslos en la jaula y vendémosles los ojos.

Una vez hecho eso, Dasig se reúne con los demás a una distancia prudencia e indica por señas que deberían ir por el camino contrario al que indicó el Kobold.

Estaba claro que los kobolds eran una herramienta de Lord Kroakus y él hablaba a través de ellos. Una vez que nos dieron la información que queríamos, los encerramos en la jaula, maniatados. Dasig proponía de ir por el lado opuesto al que había dicho el kobold, por seguridad.

-"No es mala idea, puede que así evitemos alguna trampa de ese ser y podamos cogerle desprevenido."

Una vez encerrados los kobolds era hora de ponerse en marcha. Le di la bienvenida al nuevo aprovechando el momento de tranquilidad.

- Bienvenido al grupo Beohal. No es por ser agorero pero espero que dures más que el bueno de Leyacar. El pobre cayó en combate y no pudimos darle ni un entierro digno.

La idea de ir en dirección contraria a la que nos dió el kobold no era mala. A saber qué trampas nos tendrían preparadas. Allí abajo caminábamos a ciegas y era fácil extraviarse en aquel sistema de cavernas. Iba fijándome en detalles del terreno para reconocer el camino de vuelta.

- ¿Qué creéis que será ese Lord Kroakus? ¿Un espíritu?¿Un demonio?

-mucho gusto- volteo de golpe levantando la ceja-Leycar,... Dijiste leycar?-se puso muy triste -la anciana va a estar muy triste

Los kobolds tratan de resistirse, pero desarmados y superados en número acaban en la suite que había alojado a Beohal.

Si salís de la gruta que hace la función de campamento de kobolds, a vuestra izquierda podéis ver la charca que bordeasteis para llegar hasta aquí. En el caso de querer hacer lo contrario de lo que os ha dicho la criatura, deberíais volver a la bifurcación que dejasteis atrás y tomar el camino de la izquierda. Por otra parte, frente a vosotros se abre una extensión de terreno subterráneo grande y oscura, tanto que no alcanzáis a ver sus límites. El eco trae voces de kobold, golpes de pico, pala y sonido de movimiento de tierra.

Es posible que alguien eche en falta a los compañeros que habéis encerrado.

Antes de salir de aquella gruta reparto las monedas que se encontraban en el cajón de madera.

—Si salimos de esta nos vendrían bien unas monedas extra — reparto el botín de la manera más equitativa posible—. Preparémonos que la parte más difícil de nuestra aventura apenas comienza.

Cogí alguna moneda que el mediano me dio y me coloqué en el medio del grupo. Con una antorcha en una mano y mi bastón en la otra. Después de encerrar a los kobolds, estábamos listos para seguir el camino. Tendríamos que andar con cuidado, dado que Lord Lroakus ya sabía que estábamos en su territorio. Aunque diéramos un rodeo, tarde o temprano se daría cuenta de que habíamos ido por otro camino, así que debíamos de darnos prisa si queríamos sorprenderle.

-"Yo me llamo Barrik Medianoche, encantado. Has tenido suerte de que estuviéramos aquí, Behojal, sino seguramente habrías muerto en poco tiempo. Síguenos y ayúdanos a terminar con el mal que habita en este lugar."

Cogí la monedas que me dió Garsam y le di las gracias. Las gastaría en una buena cerveza cuando saliera de allí. Si es que salía claro. Entonces escuchamos ruidos.

- Parece que están cavando, tal vez abriendo alguna galería. El ruido nos vendrá bien para pasar desapercibidos. Pero también nos puede jugar una mala pasada y no los escuchemos llegar. Deberíamos actuar rápido antes de que vengan a buscar a esos dos.

Volvéis sobre vuestros pasos hasta la bifurcación que dejasteis atrás y tomáis el camino de la izquierda. Se trata de un túnel húmedo y de larga extensión. El aire que emana está bastante viciado y os cuesta respirarlo, tanto que os agotáis con facilidad. Tras un buen rato de caminata, escucháis ruido de pasos. Garsam, que encabeza la marcha, puede ver a dos kobolds, uno armado con una lanza y otro que carga penosamente una asquerosa lombriz de gran tamaño. El de la lanza, más fresco que una lechuga, apremia al otro, que está sucísimo y lleno de tierra. Ambos caminan en la misma dirección que vosotros y, por lo tanto, estáis a sus espaldas, así que todavía no os han visto.

Sigilosamente me vuelvo para avisar a los otros de mi descubrimiento. 

—Dos kobolds —digo suavemente—, sigámoslos , seguro nos guiarán hasta el lugar en donde se encuentra lord Kroakus. Además uno de ellos carga a una lombriz, quizá sea su cena.

Beohal mira la situacion, con los 2 kobolds poseidod encerrados y los 2 kobolds caminando-deguro esa cosa sabe que vamos a ir.... Verdad?

Por alguna razón me sentía más cansado de lo habitual. ¡Pero si soy un enano! Aquel túnel no era normal, tal vez fuera la influencia de Lord Kroakus. Garsam nos avisó de los dos kobolds. Al parecer existía algún tipo de jerarquía incluso entre aquellas alimañas: unos hacían el trabajo sucio mientras otros se dedicaban a mandonear.

- Lombriz para cenar... ¡Dioses! ¿Dónde mierda nos estamos metiendo? - gruñí sin alzar la voz - Está bien, sigámoslos. Y con cuidado, que no quiero convertirme en la cena de nadie.

Los kobolds llegan hasta la vera de un río subterráneo. Se detienen y observan a ambos lados, como esperando que algo malo pueda aparecer. El guerrero prepara su lanza y apunta hacia todas partes bastante nervioso mientras lo van cruzando. El agua prácticamente les cubre por completo. Cuando se da cuenta, multitud de ojillos brillantes los están rodeando. Trata de espantar a lo que sea que hay en el agua.

Otra vez a meterse en el agua... No es que no me guste. Soy un enano aseado que se lava de vez en cuando. Es sólo que me ponía nervioso aquella gruta. Me sentía observado. Como si hubiese un enemigo oculto tras cualquier piedra o bajo cualquier charco. Nos metimos y a mí me llegaba a la altura de la nuez. ¿Habrían sanguijuelas allí también? De repente apareció un par de ojillos. Cuatro. ¡Ocho! ¡No dejaban de aparecer! ¡Nos estaban rodeando!

- ¡Atrás! ¡Largo! Os juro que os ensarto un ojo con la lanza. - amenacé sin saber si entenderían mi idioma - ¡Salgamos rápido del agua antes de que nos coman las pelotas!