Partida Rol por web

-No creo que haya duda de que está todo entrelazado. Demasiada casualidad, una guerra entre mafias, que barre a los principales capos... a todos. Y una guerra contra los vigilantes, contra todos sin excepción. Si descartamos a ese recién llegado omnipotente, sea lo que sea. Ese tipo fué supongo el que montó el jaleo del helicóptero, fué detenido como sospechoso por asalto en un edificio de oficinas, imagino que es lo que has relatado, Wolf. Pero fué dejado en libertad sin problemas, con todas sus armas, así que me temo que ahí hay algo más que una relación cordial con el gobierno... Si además tenemos en cuenta la conexión del grupo paramilitar de Towers con el gobierno... y las declaraciones del senador... en fin. Mucha casualidad.
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4:00 AM

Durante varias horas el Espantapájaros y Fredric han esperado la llegada de la mercancía en el interior de la casa de O'Rourke. Tras varios intentos infructuosos por parte del Espantapájaros de tener una conversación mínimamente normal con Fredric la cosa se ha enfriado hasta el punto de que el cabeza de paja permanece aburrido leyendo alguno de los libros del deportista - literatura barata en su mayoría - mientras Fredric aprovecha la ocasión para prepararse un tentempié con lo que hay en la nevera.

A las 4:00 una furgoneta entra por el callejón lateral y aparca tras la casa. Dos de los serviciales compañeros de SUT, héroes becarios, sacan con cuidado en una camilla al inconsciente O'Rourke. Fredric se mantiene en las sombras mientras el Espantapájaros, feliz de encontrar a alguien con quien hablar, se reúne con ellos y los ayuda a depositar al bello durmiente en su habitación. Según las indicaciones queda poco menos de diez minutos para que se despierten.

Cuando los chicos se marchan el Espantapájaros y Fredric se reúnen en el salón para tomar una decisión sobre cual será el siguiente paso. Es en ese momento cuando oye los extraños mensajes a través de su interfono.

Hasta ese instante ha escuchado a SUT como planeaba dirigirse al Empire State para poner unos micros en el edificio para un seguimiento de Towers. En ese momento la voz del viejo resuena en el comunicador:

- Algo va mal... Las alarmas del UnderItak están sonando...- la voz del profesor, por primera vez que recuerde Fredric, parece nerviosa - Alarma de intrusión... Han traspasado el perímetro. Creo...

La señal, repentinamente, se cortó. Fredric está a punto de decir algo cuando escucha a SUT hablar:

-¡Kaliópolis está en peligro! Han entrado en el UI, ¡Joder! ¿Qué hacemos...? Mirad, creo que lo mejor es que acabéis esto vosotras, y yo regrese a ver qué ocurre. Temo por el viejo. ¡Lo siento!

Hay una pausa y se oyen susurros de fondo. Las otras zorras deben estar diciendo algo. SUT contesta:

-Espero que todo el personal haya acudido... no quisiera que nada le ocurriera a Kaliópolis... es... como un padre para mi. Aunque también para el resto.

Repentinamente la voz del viejo irrumpe en la línea:

- ¡SUT! ¡NO VENGAS HACIA AQUI!- la voz de Kaliópolis suena desesperada, se oyen disparos y explosiones - ¡ES UNA TRAMPA! ¡NO PODÉIS HACER NADA!

Nuevamente hay interferencias. Pasado unos instantes el interfono suena de nuevo, pero esta vez no es la familiar voz de Kaliópolis la que habla. Es una voz masculina, rasgada, que sin duda pertenece a una persona de avanzada edad:

- Vaya querida, pensé sinceramente que vuestra base secreta nos daría más dificultades. Que decepción. Tantos juguetes que se han roto en el proceso...

-¿Quién es usted? ¿Qué hace ahí? Quiero hablar con el Doctor Kaliópolis...- SUT contesta sin poder ocultar un deje de nerviosismo. Está perdiendo los papeles. Mal momento para hacerlo.

- Me temo que el doctor Kaliópolis no se puede poner en este momento. Se encuentra... indispuesto.- dice con sorna la voz - Quizás podamos llegar a un acuerdo señorita. Su amigo es un hombre que está desperdiciando un enorme potencial. Quizás podamos todos llegar a un acuerdo satisfactorio. Si se entrega a nuestros hombres el doctor podrá ver como amanece. Es un buen trato, no todos los días se tiene la oportunidad de salvar a un amigo ¿verdad?

-Así que tienen a Kaliópolis... pero están dispuestos a hacer un cambio... él por mi. ¿Cómo sé que está bien, y que ese cambio va a ser respetado? ¿Qué garantías me da usted, señor...? Por cierto. Usted sabe quien soy... pero yo no sé con quien estoy hablando. No puedo hacer ningún trato con una voz.- contesta Liza.

- Oh, sí, sí que puedes hacer tratos con una voz, mi niña. Sobre todo cuando esta voz puede dar una orden y cortarle el cuello a tu viejo amigo. No te preocupes, no le haré daño si colaboras. Esto son solo negocios. Pero los negocios obedecen la urgencia del tiempo. No voy a darte demasiado tiempo para tomar una decisión. Tienes media hora para llegar aquí, tiempo de sobra. Ya sabes donde estamos.

-¿Media hora? Media hora...- dice Liza algo confusa.

Fredric se queda un momento pensativo por todo lo que ha escuchado. ¿Sabe la voz misteriosa que había otro interlocutor en la línea? No lo parecía. ¿Donde estará SUT ahora mismo? Lo que parece claro es hacia donde va: hacia el ITAK donde le estarán esperando para darle una bienvenida acorde con la ocasión...

Fredric respira tranquilo. El viejo le caía bien, pero en realidad Fredric no es capaz de tener sentimientos reales por nadie. Activa el micrófono por el que lleva escuchando todo el tiempo y murmura con su voz cascada.

¿Dónde estás SUT? Me acercaré e iremos hasta allí, estoy deseando sorber el alma de Quest de una vez. Conocer todas las tretas que ha hecho, saber cuáles son sus planes.

Fredric murmura unas pocas palabras incoherentes más.

¿Dónde estás?

-Fredric...?

A la pregunta de SUT, Fredric sólo emite un murmullo ronco.

En el momento de su gruñido Fredric oye dos cosas. Una es la voz de un sorprendido Kaliópolis:

- SUT ¿va todo bien? He perdido tu señal... Algo la ha interferido...

SUT contesta con alegría antes de parar su frase en seco... Lo siguiente que escucha Fredric es el repiqueteo de balas, muchas balas, ametralladoras... y la respiración entrecortada de la única persona a la que ha llegado a considerar algo similar a un amigo...

En el momento en que las balas rebotan contra paredes, suelo y estallan en mil sonidos, Fredric expulsa todo el aire de sus pulmones y emite un gruñido fuerte. Cuando escucha la respiración entrecortada de su "amiga", los músculos de Fredric se tensan y aprieta la suela de su bota medio rota contra el suelo casi arrancando el cemento. Su cerebro ha dejado totalmente redimida su parte más dialogante, ahora sólo está la bestia, el asesino.
Fredric corre por los tejados como un animal recién salido de la jungla, dispuesto a arrancar las vísceras de aquellos que hayan dañado a SUT. Sólo emite gruñidos y ahora sería incapaz de hablar con nadie. Aparta el viento con sus manos mientras se agacha para poder ir más rápido.

- ¡Espera! - grita el Espantapájaros - Señor, señor... Lo que me faltaba. ¡A donde coño crees que vas!

Mientras corre Fredric oye un estruendo terrible. ¡Una explosión! Lo siguiente es el ruido contínuo de la estática...

Fredric se detiene un momento en su carrera y luego se lleva la mano al intercomunicador que cuelga de su oído, como si algo grave estuviera pasando.

Fredric escucha los ruidos que produce por su aparato fonador el maldito espantapájaros. Esa panda de desequilibrados disfrazados con mallas siempre están hablando, hablando y hablando. Siempre comentando cómo van a salvar el mundo, siempre diciendo lo buenos que son. A Fredric lo dejaron abandonado mientras se pudría secuestrado por la secta que le crio, que hizo que tuviese fobia a los triángulos y que le hizo sufrir una infancia penosa. Y ese espantapájaros era uno de esos que se quedaron cruzados.

Fredric no responde. Gruñe como una bestia salvaje y corre como un loco por los tejados. No dejará abandonada a la única mujer que ha podido considerar una amiga.

Fredric se aleja del Espantapájaros saltando por los tejados como un animal salvaje. No tiene claro hacia donde va pero en principio parece que al menos su compañero encapuchado no está dispuesto a seguirle, ya que se ha quedado en lo alto de uno de los tejados observando la marcha del sociópata.