Partida Rol por web

Con una sonrisa en la cara por el regalo que acababa de recibir por parte de Ned, Ulysses decidió que ya era hora de poner los pies en la tierra y dedicarse a las tareas de mantenimiento. Hoy, aparte de la revisión rutinaria de cada fin de semana, debía centrarse en ese canal de ventilación cuya entrada que habían destrozado. -Quién habría hecho aquel destrozo? Qué pretendía con ello?...

Llamó a uno de sus chicos para que le acompañase con cuatro herramientas básicas y una linterna y se levantó con ganas de sentirse útil y productivo.

Genial. Ni siquiera iba a resolver su encuentro con la policía... ni siquiera había hablado con el Sr.Memphis, y quien sabe en que asuntos estaba metido ahora.

¿Qué mierdas está haciendo este gilipollas? ¿Pertenece a alguna organización? ¿Una banda? Manda cojones. No solo me va a salpicar este cambio en las calles de NY, si no que voy a acabar metido hasta el cuello.

Bien, digame a donde ostias vamos. No voy a hacer ninguna locura, solo me gustaría saberlo.

El policía comenzó a reirse al oír la pregunta de Nathan. En el fondo no podrías hacer nada aunque quisieras, estas de mierda hasta el cuello colega. Has tenido muy mala suerte, normalmente la policía pasa de estas mierdas y dejan que sean las propias bandas quienes ajusten cuentas. El tío seguía conduciendo como si nada. Pero en tu caso, joder la comisaría esta como loca buscándote.

El coche siguió por un par de calles antes de que el policía volviese a hablar. Tranquilo todo acabará pronto, así que tampoco le des demasiadas vueltas.  El agente no había contestado a Nathan, pero una cosa estaba clara, aquello olía muy muy mal.

Ulysses fue acompañado de uno de los novatos. El chico básicamente le cargaba las herramientas, porque no sabía hacer mucho más. Tenía fuerza pero no muchas luces...pero incluso él se sorprendido ante la imagen.

La entrada al conducto estaba destrozada. Había sido literalmente arrancada de sus goznes, algo no muy fácil cuando el cierre de aquellas cosas era de puro titanio. Habría hecho falta un coche tirando de ella con una cuerda, pero...en aquella zona ni siquiera había sitio para poder meter un coche: un callejón estrecho y lleno de cubos de basura. Lo único que había ahí aparte de basura maloliente y un par de gatos era una boca de alcantarilla.

Pero no era lo único imposible. El metal del conducto de ventilación estaba arañado en el lateral, allí por donde había sido forzado. Y no el arañazo que dejan unas llaves. Era profundo y relativamente grueso, casi como si alguien hubiera clavado sus dedos y arrastrado. Aunque claro, que tontería. ¿Quién tiene uñas que puedan arañar el metal?

Podría arreglarse, si, con algo de mañana y paciencia. Pero la pregunta ya no era tanto por que habían forzado aquello, sino...¿Quién podría haber hecho eso?

Por más vueltas que le daba no le encontraba sentido a aquello. -¿Quién o qué podía haber realizado aquel destrozo? ¿Qué sentido tenía aquello? ¿Cómo podía haber arrancado de cuajo aquella puerta? Y los arañazos..qué podía haberlos producido?

En todos aquellos años en los túneles Ulysses no se había encontrado jamás con algo parecido. Por un momento se quedó bloqueado, sin saber qué hacer ante aquel espectáculo tan inusual. No quiso parecer nervioso ni desorientado ante el novato, que no hacía más que preguntar qué podía haber sucedido, pero la realidad era que aquello le superaba, y mucho. Con la intención de localizar algún indicio que pudiese darle una pista le ordenó al chico:

- A ver, ilumina aquí con la linterna. Echemos un vistazo dentro del conducto a ver qué hay por aqui!

El chico le miró con los ojos desorbitados y, sin mucho convencimiento, enfocó la linterna hacia el oscuro agujero...

Ulysses tuvo que hacer un esfuerzo para entrar. El conducto era lo bastante ancho para que un hombre pudiese caminar a gatas holgadamente, pero la edad pasa factura y hacía tiempo que el Sr. Brown no tenía el cuerpo que haría falta para zorrostrar las rodillas contra el metal frío y húmedo. Desde luego, le iba a costar tiempo y esfuerzo el darse la vuelta y cambiar de dirección...

El chico, nervioso, entró detrás de Ulysses llevando la linterna, que temblaba agarrada en la boca del chaval para poder avanzar a cuatro patas. La luz rebotaba en las paredes metálicas e iluminaba el túnel de manera indirecta, creando múltiples sombras de ambos trabajadores que aparecían y desparecían de manera inquietante. Pero los ojos expertos del afroamericano sabían que estaban buscando incluso en aquel ambiente tan crispante.

Efectivamente, al principio del camino había más de aquellas marcas, roces de lo que bien podrían ser uñas humanas si no fuera por...bueno, porque era imposible. Sin embargo estas marcas desaparecían poco a poco, dejando un pequeño camino cada vez más tenue, como si fuera lo que fuese que había entrado ahí se hubiese acostumbrado a la sensación resbaladiza del suelo con rapidez. La mirada de Ulysses consiguió seguirlas con esfuerzo hasta una desviación del túnel. Esta bifurcación giraba a la derecha pero...a saber donde llevaba.

Podía estarse días dando vueltas, conociendo la magnitud del sistema de ventilación del metro newyorkino, pero era poco probable que aquello que buscaba estuviera tan lejos. Aunque perderse siempre era una opción...El asunto es que la curiosidad crecía por momentos en el ancho cuerpo del afromericano, y más le valía decidirse rápido...

- ¿Sr. Brown, que hacemos?.- preguntó el novato, llevándose la mano a la boca para sujetar la linterna en el breve parón de Ulysses. Solo tenemos que arreglar la puerta, ¿verdad?

Niños. Siempre preocupándose por hacer lo mínimo.

David aparcó su coche enfrente de la casa de su esposa. Su coche. Por fin. La cucaracha había estado bien y no podía negar que cuando uno se acostumbraba a su enorme tamaño resultaba agradable de conducir, pero no era suya. Igual que aquel edificio estaba bien y había sido agradable vivir allí, pero ya no era su casa. Era de su esposa y su hija.

Clare le abrió la puerta con rapidez, ojeras y una torpe sonrisa en los labios y David entendió porque Charlie le había pedido que fuera. Clare necesitaba hablar de cualquier cosa, de estar con cualquiera tirada en el sofá al menos un par de horas. Y mejor que fuera con su esposo. Hablaron de su supuesta reunión con los productores y el escritor se inventó unas cuantas mentiras piadosas con anécdotas que consiguieron fruncir el ceño de su esposa. Eso es que lo estaba haciendo bien, porque siempre había algo en él que conseguía esa mirada en Clare. Y si no era así, o no era David Standford o era una mentira.

También se rieron con un par de bromas estúpidas y Clare también lloró un poco cuando dijo que la policía no podía hacer más de lo que estaba haciendo. Estuvieron abrazados un rato mientras David pensaba en el número de aquel policía. Tantas cosas y tan poco tiempo...

Al final Clare se despidió con un tímido "cuidate, ¿vale?" y David no pudo hacer otra cosa que asentir y soltar una de sus frases de camino al coche. De camino a Samantha y sus líos con ese supuesto ruso. ¿Que sería de Sasha? Un día de estos se iba a empezar a plantear por que coño había tantas mujeres en su vida. Y entonces se iba a volver a dar a la bebida, pero seguro. Aunque fuera solo para apagar ese pensamiento.

Con ese reflexión en mente llegó a la casa del padre de Samantha, un bloque de edificios de ladrillo que se alzaba rodeado de copias. Un barrio anodino donde alguien como Sam brillaba como un estrella consumiéndose así misma en un frenesí autodestructivo. A la chica nunca le había importado los dedos acusadores, pero su padre probablemente sufría cada uno de ellos como un lanzazo a su orgullo. Su dedo pulsó instintivamente el telefonillo, sin pensar ni siquiera si la chica estaría con su "querido progenitor" o a saber donde. Que siendo Sam, cualquier cosa.

- ¿Diga? sonó la voz de su padre, al otro lado del teléfono. El hombre tenía más o menos la edad de David, lo que hacía que las reuniones generales fueran cuanto menos tensas. Pero ahora mismo no quedaba más remedio.

Estaba claro que había que hacer algo más que arreglar la puerta, pero quizá no iban lo suficientemente preparados para iniciar en ese momento la exploración del túnel. Aquello era bastante más complejo de lo que en principio había sido una orden habitual de mantenimiento. El chico estaba cagado de miedo (y él? no lo estaba también?), y no iban preparados para las posibles incidencias que podían encontrarse si se internaban en el túnel en ese momento. La decisión de Ulysses estaba clara:

- Chico, da marcha atrás!

El chico se giró de un salto y salió aprisa del túnel. Ulysses reculó como pudo y salió marcha atrás manteniendo el tipo. Cuando estuvo fuera, jadeando por el esfuerzo, tomó un poco de aire para tranquilizarse y se rascó la coronilla mientras pensaba.

- Tenemos que informar de todo esto... Parece que alguien (o "algo") se ha colado por aquí y ha causado todo este destrozo... Necesitaremos una puerta nueva, y reparar la pared para poder insertar de nuevo los goznes, y... bueno, ya lo pensaremos más detenidamente!

El chico asentía a todo, deseando salir de allí.

- Pero antes necesito hacer una cosilla...

Ulysses se dirigió de nuevo a la boca del túnel y con su teléfono móvil hizo un par de fotos a la puerta destrozada y a los extraños e imposibles arañazos. Quería enseñárselos a alguien...y se le estaba ocurriendo la forma de hacerlo.

-Ayúdame a colocar la puerta en su sitio, aunque sólo sea sobrepuesta... No vamos a dejar esto como lo encontramos o pensarán que no hemos bajado hasta aquí...

Tras recoger sus herramientas y dejar el túnel lo mejor clausurado que pudieron, volvieron sobre sus pasos hasta la oficina. Ulysses se sentó un rato a reflexionar acerca de lo que podía haber sucedido. ¿Quién podía haberse colado hasta allí? ¿Con qué propósito? ¿Cómo hizo para reventar la puerta de aquel modo? ¿y aquellos arañazos? ¿Qué herramienta podía haber hecho eso? Porque un animal...no, no puede ser... 

Intentó racionalizar un poco todo aquello y ya un poco más calmado se dirigió al almacén donde se guardaban los planos de los sistemas de instalaciones para echar un vistazo al trazado de ese túnel de ventilación. Quizá le aclarase el punto por donde podían haber accedido al mismo o una salida alternativa... o quien sabe.

También contaba con la posible ayuda de su amigo Ned, quien parece que conocía algunas cosas de los túneles que el ignoraba, y aunque Ned estuviese lejos, contaba con su blog para intentar ponerse en contacto con él y mandarle las fotos que acababa de hacer. Estaba deseando de terminar la jornada laboral para llegar a casa y encender el ordenador para poder contactar con él.

La puerta, muy pesada, volvió a cubrir el hueco que había dejado disimuladamente. Era poco probable que uno se acercase a tirar de una entrada a un conducto de ventilación, así que tendría que valer como torpe arreglo hasta que pudiese solucionarse el problema.

Los planos no dijeron mucho. No es que fueran muy difíciles de conseguir, pero reflejaban lo que Ulysses se temía: eran una intrincada forma de llegar a casi cualquier rincón de Nueva York. Los conductos de ventilación se mezclaban unos y otros en varios puntos y de varias maneras, una manera de hacer circular el aire por todo el lugar.

Era cierto que no todos los segmentos del recorrido eran transitables (al menos por algo de tamaño Ulysses Brown), pero si no era de una forma se podría llegar al mismo lugar por otra. Uno podría tirarse allí días si se equivocaba de salida y teniendo en cuenta lo angosto del pasillo Ulysses necesitaría otra manera de manejarse allí dentro si no quería parar en cada intersección par comprobar que iba correctamente.

Ulysses intentó que el resto del día pasase lo antes posible. Estaba ansioso por llegar a casa e intentar conectar con Ned. Cuando llegó se dio una ducha rápida, se puso ropa cómoda y se sentó frente al ordenador. Pensó detenidamente qué poner en su mensaje. No quería molestar a Ned, que estaba trabajando, pero era la única persona que podía echarle una mano con aquello. Tampoco quería comentar abiertamente lo que sucedía, porque cualquiera podía leer el blog de Ned y quién sabe lo que podría suceder.

Tras varios intentos de escribir algo coherente, se decidió por pedirle que se comunicase con él para comentarle "algo importante". Sí, eso sería lo mejor...

- Ned, soy Ulysses, Ulysses Brown, del metro de NY. Perdona que te moleste, pero ha sucedido algo extraño y creo que puede interesarte de cara a la investigación que estás haciendo. Ponte en contacto conmigo...

(Publicado en el blog de La verada que nos ocultan)

Ya sólo quedaba esperar la respuesta de Ned, y esperar que mientras tanto no sucediese nada extraño...

¿Que mierdas podría hacer ahora?¿Huir a comisaría?¿Seguir haciéndome el tonto? Demasiado claro tienen que fui yo el que mató a su matón ¿Acaso john le dijo al camello que su contacto era yo? Como me gusta la sangre! ¿No me puedo controlar? ¿Se va a ir todo a la mierda por hacer picadillo a un simple matón? Que patético... las vegas quedan muy lejos para mi. No quiero volver a vivir encerrado. No quiero vivir fugitivo. ¿Mi vida era tan monótona?

En una calle a la que el coche iba a velocidad moderada me decidí. Esperé a llegar cerca de un sitio que yo intuyera que pudiera callejear.

Mira, no pienso pagar por lo que sea que haya hecho Johny Calavera. Si queréis ir a por sus seres más cercanos, bien por vosotros, pero yo no me apunto a la fiesta.

Le asesté un puñetazo en la sien, y tiré del freno de mano. Salí por patas del coche y heché a correr. Intenté doblar un par de esquinas y seguir callejeando.

En cierto momento en el que creía que no me veía el policía, me quité la corbata y la chaqueta para arrojarlo a un contenedor. Me saqué la camisa por fuera y desabroché varios botones. Sin dejar de correr, llamé a comisaría.

Hola?? Con quien hablo?? ESCUCHE!! me he escapado de el agente Tom Pattison. Decía que me iba a llevar a comisaría, pero en realidad me ha intentado apalear junto a otras personas!!! Me ha revelado que me buscan en comisaría por algo que ha hecho Jon Calavera, así que iré mañana. Pero ahora mismo estoy escapando del agente!!

Intenté evadirle, metiendome en un comercio, nada más doblar un par de esquinas.

Hijo de p... fueron las únicas palabras del policía antes de recibir el puñetazo en la cara. Sin duda no se esperaba un golpe directo, bueno, el matón tampoco. Nathan trató de salir de inmediato del coche, pero entonces la sonrisa del poli y una frase volvieron a su cabeza. Es un barrio peligroso. El muy capullo había cerrado las puertas. La conmoción del policía no duraría mucho, y sin duda no tenía tiempo para averiguar como abrir la puta puerta, por suerte no era la primera vez que Nathan estaba en un coche patrulla y sabía algo, las ventanillas de los asientos de adelante se pueden bajar. En menos de 20 segundos la ventanilla estaba abajo y Nathan corriendo por la calle mientras llamaba a la policía.

- Bienvenido al servicio de atención telefónica al ciudadano del departamento de policía de Nueva York, su llamada es muy importante para nosotros, si se trata de una emergencia pulse 1 si se trata... Nathan pulso el numero sin esperar el resto de opciones mientras se deshacía de sus pertenencias en un callejón apartado de la vista de la gente que paseaba un par de calles más allá. Buenos dias, le atiende el agente Miles... Nathan comenzó a soltar todo lo que tenía en la cabeza de manera nerviosa. ...Me ha revelado que me buscan en comisaría por algo que ha hecho Jonh Calavera, así que...

Pero no pudo soltar más. En el estado de ansiedad en el que estaba no se había percatado de un ruido metálico, y lo siguiente que sintió fue un fuerte tirón en el tobillo, que lo derribó contra el suelo. Su cabeza se golpeó sin piedad contra el canto de una tapa de alcantarillado, dejándolo dolorido y semi inconsciente. Lo único que sintió fue una dolorosa humedad descendiendo por su nuca y después...oscuridad.

David se sentía mal. Por su esposa. Sasha era un mal infinitamente menor en comparación, y Sam, casi más de lo mismo. Ver así a la única mujer a la que verdaderamente amaba le rompía por dentro. Era su talón de aquiles emocional para esa fachada de vividor irreverente. Es mas, todo lo que vendría después para con Bill seguiría siendo fachada. David, pese a lo que pudiese aparentar, era un hombre resquebrajado por dentro en ese momento, pero había aprendido a fingir y hasta creerse sus propias mentiras. Vivía de eso, de ser una mentira en si misma.

No en vano, su fama se debía a ser loco follador, cuando en realidad era un padre de familia. Un pésimo padre de familia y un gran follador, pero en su definición moral pesaba lo primero, a expensas de lo que dijese su cuerpo de alcohólico.

- Venía a decirte que te jodan- dijo David, sonriendo mientras se ponía las gafas, hablando de forma entrecortada por culpa del cigarro que no se había molestado en quitar de los labios-. Por haberte tirado a mi mujer, cabronazo.

Y sin más, David se giró en redondo, volviendo a su coche. No era nada nuevo torear al ex-novio de su ex-pareja, y bien estaba el hombre hasta las narices de David, así que aquello era una ínfima piedra más en la cantidad de cosas malas que había hecho el novelista a sus ojos. No iba a matarle.

Pero en el fondo no lo hacía por joderle, ni de lejos. Le daba un poco igual mientras fuese algo tan superfluo, pero ciertamente lo había usado como excusa para no buscarse una bronca por buscar a Sam en su casa con el padre dentro. Ojalá, al menos, esta estuviese en la piscina, tumbada sobre plástico transparente y bajo gafas en forma de corazón.

También es cierto que, en último lugar, lo había hecho para no darle un disgusto más importante a Bill. Que ya bastante tenía el hombre con una hija así como para contárselo todo.

Sin más, David sacó el móvil. Si no la localizaba en su casa por no querer lo haría por teléfono. Y se acabó el problema. Mientras tanto, el escritor entró en su coche, arrancando el motor y aprovechando para mirar a las ventanas de la casa, a ver si con suerte se encontraba a Bill y podía enseñarle el dedo corazón mientras arrancaba con una sonrisa rumbo a casa de, esta vez, Sasha.

Y cuando se dice casa se dice ático alquilado.

Bill soltó unos cuantos exabruptos ante el comentario de turno de David. Uno diría que tendría que estar acostumbrado, pero lo cierto es que aquello sin una buena reacción acalorada y agresiva no hubiera valido un pimiento. El telefonillo colgó entre murmullos que hubieran sacado los colores a un camionero mientras el escritor aposentaba el culo de nuevo en su coche, buscando el número de Sam en el móvil. 

Bingo.

- Joder, estás vivo. fue la única respuesta de Sam, que se había abalanzado sobre el teléfono a juzgar por lo rápido que había respondido. Que poca confianza había depositada en él. ¿Acaso creían que iba a morir por un par de botellas de vodka y una bañera? Me alegro, capullo. Me alegro mucho...la voz de la chica sonaba cargada de emoción, como si fuera a romper a llorar. Si no fuese porque...bueno, porque Samantha no llora. Primera norma vital. ¿Se puede saber que te pasó? preguntó, recuperando poco a poco su voz más decidida y autoritaria. Sonaba más a curiosidad que a reproche, consciente de que él era tan bala perdida como ella, pero con aún más experiencia en el campo. Si algo le había sacado del juego durante un día...bueno, seguro que era una anécdota digna de oír.

Ay, lo que se equivocaba la pobre.