Partida Rol por web

¿Y bien, caballeros? - pregunta con sosiego la representante de Tiatil, mirando a sus compañeros.

Un correero entra en la sala de reunión y se dirige velozmente hacia Lord Vatinari. Le entrega un sobre lacrado, que él abre con rapidez e impaciencia al identificar el remitente. Tras leer el contenido de la misiva, levanta la vista y sonríe a su homólogo de Puntajana, como queriéndole comunicar que todo iba bien; el negocio para con los esclavos podía progresar adecuadamente.

Anteriormente desestimamos la idea de ir a Gordram debido a que al resto de bancos parecia combenirles... que les parece realizar en esta ocasion dicha expedicion?

-Le encuentro el mismo problema que antes: el mayor interesado en dicha expedición era el representante de Tremera, que actualmente es el más fuerte de entre nosotros. Si seguimos dándole alas, podríamos acabarnos encontrando con una disolución del mercado y un monopolio indeseado.

En tal caso podriamos estimar ir a Sietevalles.

se eligue expedicion al archipielago

producto beneficiado Fruta

Producto penalizado: telas

se compran acciones del Banco de nuevo Holtlam

-Sietevalles me resulta una opción tan buena como cualquier otra, pero... ¿cómo nos organizaremos esta vez? Salta a la vista que la táctica anterior no resultó tan fructífera. Tal vez deberíamos de centrarnos en la obtención del favor del Banco de los Mares y del de Burch, que han sido la balanza en esta última ocasión.¿Qué les parece?- propone Astinus.

Sí... creo que teneis razón en cuanto a obtener el favor del Banco de los Mares y demás pero... no tenemos mucho tiempo, y sigo pensando en que hay que dar pasos con pies de plomo antes de volver a pegar el pisotón. Sietevalle no me parece tan mala idea

Esta claro que los pasos realizados ya no son suficientes y habra que pugnar tanto por el banco de los mares como por el banco de Burch. Aunque para ello tendremos que hacer una fuerte apuesta.

Entonces intentaremos ir a Sietevalles.

Me parece bien... - responde pensativa, secundando la moción en favor de Sietevalles.

-De acuerdo entonces. Vayamos a Sietevalles.

A pesar de que la primavera se cuela en la sala a través de la vidriera que conmemora la Batalla de las Campanillas, en la que el rey Gindâbiet de los albios perdió la cabeza, en esta ocasión los comensales se muestran fríos y reacios a elevar la voz más allá del rumor del mar batiéndose contra el rompeolas sur de Algir. Y es que a resultas de la última expedición los negocios de aquellos que apostaron por el ébano han sufrido un serio revés, agrabado por la entrada en el mercado de Rodroguia, que ha obligado a pactar a sus estados comparsas de la Liga Díntica la exclusividad de sus maderas nobles en todo el norte.

Los grupos enfrentados se hacen ya evidentes a los ojos de todos. Los delegados de los bancos sureños revolotean en torno a Vatinari, mientras que los de las ciudades cercanas al delta del Atura gustan de la compañía de Astinus. Ni siquiera se emplean fórmulas de cortesía ni se intenta un acercamiento entre ambos bandos. Escenas como la de aquella primera noche de negociaciones en la que los delegados acabaron reconfortándose unos a otros mientras contemplaban la pizarra de movimientos de acciones son impensables.

La sesión se da por cerrada cuando cae la noche. Es larga e intensa. Aronni apenas tiene tiemplo de hablar, pues ha de sancionar la lista de productos que los bancos verán premiados -o castigados- en caso de inversión, así que es Donte, presidente del foro de armadores, el que cumple con la ceremonia del reloj y anuncia los resultados de las votaciones. Sietevalles sale escogido por la mínima, lo que los bancos norteños celebran por su mayor flota fluvial, capaz de remontar el Atura hasta las puertas de Sietevalles...

Posteriormente, los delegados visitan la pizarra instalada en el balcón para comprobar qué ha sido de sus acciones.