Partida Rol por web

Siguiendo el ejemplo de Helo, me cargué la mochila al hombro y le devolví la sonrisa al tiempo que aseguraba las correas para ajustar mejor el peso. No me pasó desapercibido su inicial tambaleo como tampoco las gotas de sudor que empezaron a perlar su frente en cuanto nos pusimos en movimiento, pero no quise insistir en ello. Al fin y al cabo, no teníamos más remedio que continuar avanzando hasta encontrar un sitio más o menos seguro donde descansar. Sin dejar de mirar alrededor caminé detrás de Helo y cuando nuestros pasos nos llevaron a la linde del bosque no pude evitar mirar atrás, a la nave que podría haber sido nuestra esperanza de salvación y que ahora yacía allí en medio completamente inútil.

Quizás si no hubiéramos estado tan amenazados podríamos haber intentado repararla pensé meneando la cabeza al tiempo que reanudaba la marcha.

-¿captas algo, Helo?-pregunté en voz baja mientras caminaba por la mullida alfombra que era el suelo del bosque-¿se te ocurre algún sitio a donde podamos ir?

En fila india y sin dejar de mirar entorno vuestro, os abristeis paso entre los helechos que tapizaban el suelo del bosque. Avanzando con esfuerzo Helo no dejaba de trastear con la radio, cambiando de un canal a otro cada cierto tiempo en busca de alguna señal. Sin embargo, de los altavoces del aparato sólo la estática os contestaba haciendo que vuestro ánimo poco a poco decayese. Rodeados de aquellos árboles centenarios y aplastados por la asfixiante humedad que había sustituido a la lluvia, el silencio pendía sobre vosotros, opresivo, haciendo que pareciese que erais los únicos seres vivos en millas a la redonda. ¿a donde se habrían llevado los Cylon a vuestros compañeros? ¿hubierais logrado salvarles si hubierais ido en su busca en vez de avanzar en dirección contraria? Preguntas sin respuesta se agolpaban en vuestra mente mientras temerosos de no lograr escapar imponíais un ritmo alto a vuestros pasos. La noche caía rápidamente entorno vuestro y apenas llevabais caminando una hora cuando os disteis cuenta de que ya no erais capaces de ver más allá de unos cuantos metros. Jadeantes, respirando con esfuerzo, os mirasteis a la cara pero vuestros rostros estaban bañados en sombras, apenas definidas sus formas. Y justo en ese momento primero una gota, luego otra, comenzaron a caer sobre vosotros, filtradas a través de las copas de los árboles. En cuestión de segundos un mar de agua se derramó sobre vuestras cabezas empapando vuestros trajes y pegándoos los cabellos al rostro.

Caminamos durante un buen rato hacia no se sabe donde. No encontraba la forma de saber cual era la forma de escapar de aquel lugar y por más que trasteaba con la radio no encontraba más que el crepitante sonido de las interferencias. Finalmente dejé a un lado la radio apagándola y guardándola en la mochila. Quizás en un lugar más elevado o más limpio pudiera encontrar algo, aunque dudaba que quedara nadie en ninguna parte para recibir su señal.

Al cabo de una hora la oscuridad nos cubrió y nos dio una mejor cobertura, aunque tratándose de máquinas, posiblemente fuera una desventaja el andar por ahí en la oscuridad, ya que ellos no tenían los medios de detección que tenían las tostadoras. Miré a Boomer y comprobé que no veía mucho más a mi alrededor, quizás fuera hora de parar o buscar un escondite seguro. -Perfecto... -dijo al notar como se ele volvía a empapar el pelo, el traje y el agua recorría su frente hasta su boca. La cual abrió y dejó que parte de ese agua venenosa entrara hasta su estómago refrescándolo y pudriéndolo un poco más.

-¿Alguna idea de qué debemos hacer ahora? Quizás en la ciudad encontremos alguna nave intacta con la que podamos salir de aquí. En el bosque poco más encontraremos y no hemos visto huella alguna de Cylons o humanos en todo el camino. Es como buscar una aguja en un pajar. Usa ese sexto sentido tuyo para encontrar gente -dije en broma. Necesitaba una sonrisa, algo que me animara, pero el chiste no era muy bueno, así que no conseguí que mi rostro reflejara mucha felicidad, aún teniéndola a mi lado.

Intentando responder a la broma de Helo sonreí brevemente aunque sin mucha convinción. Ya no sólo teníamos que huir como vulgares criminales sino que encima el tiempo decidía volver a castigarnos con aquella lluvia infernal. Súbitamente furiosa, me retiré los mechones mojados de pelo de la cara y dejé caer la mochila a mis pies sobre los helechos. Sino la cubro pronto se va a empapar su contenido..pensé aunque no me moví del sitio. En su lugar permanecí quieta mirando a uno y otro lado en un intento de ver algo en la creciente oscuridad que se cernía sobre nosotros.

-Puede que lo de la ciudad sea buena idea...pero no sé muy bien a qué distancia está. En cualquier caso a este ritmo tardaremos varios días en llegar-contesté al fin tras meditarlo largamente y darme tiempo para calmarme. Cabrearse no lleva a ningún sitio eso está claro-Creo que continuar en medio de esta oscuridad no lleva a ningún lado. Necesitas descansar Helo y yo también si mañana queremos alejarnos más aún de esas tostadoras...-concluí agachándome para coger de nuevo la mochila-Ven, busquemos si hay algún maldito sitio en este bosque que no esté demasiado mojado donde podamos pasar la noche...-añadí y tendiéndole una mano intenté esbozar una sonrisa animosa. Al fin y al cabo se lo debía-quizás ese sexto sentido que dices que tengo ayude..

Acuciados por la prisa de encontrar un refugio antes de que la noche se hiciese impenetrable, girasteis sobre vosotros mismos con los ojos bien abiertos para captar las irregularidades del terreno. Por fortuna, una de las cosas que habíais encontrado en las cajas del raptor eran unas linternas y con ayuda del fantasmagórico halo que proyectaban caminasteis entre el sotobosque en la dirección que vuestro instinto os indicaba. Apenas habían pasado unos minutos cuando a Boomer le pareció ver una protuberancia del terreno y, al acercaros más, pudisteis ver que unas rocas puntiagudas e irregulares asomaban entre los helechos y los troncos caídos. Cuando deslizasteis la luz amarillenta del foco sobre la gris superficie calcárea en busca de alguna hoquedad ésta iluminó las gotas de lluvia que cada vez caían con más fuerza, haciéndolas resplandecer como diamantes. Y justo cuando empezabais a pensar que os esperaba una larga noche a la intemperie pegados a la fría piedra vuestras dilatadas pupilas captaron una oscuridad más profunda que las demás. Parcialmente oculta entre los helechos y detrás de un alto tronco, una enorme roca se había desprendido y caído de tal forma que una de sus esquinas formaba un abrigo natural. No es que fuese muy profundo y ancho pero si lo suficiente como para que os pudieseis sentar hombro con hombro, apoyar la espalda contra la dura tierra e intentar secaros un poco.

Las linternas alumbraron nuestro camino hasta una roca. Por suerte la visera proporcionada nos cubría del agua que ahora caía con más violencia si cabe. La naturaleza se estaba revelando con toda su furia para limpiar aquella radiación que la estaba destruyendo poco a poco y debía empezar por limpiar la atmósfera.

Llegamos a la roca y nos colocamos hombro con hombro en el estrecho refugio. Apoyé la espalda contra la piedra y me desabroché la chaqueta. Estaba empapado y no estaría de más secar un poco la ropa antes de que no solo tuviera que luchar contra la radiación sino contra un enfriamiento. Escurrí la chaqueta e intenté que toda el agua que aún se resbalaba por mis pantalones y mi camiseta quedara reducida a la mínima expresión sacudiéndola con las manos.

Miré mi pierna y con el medikit volví a hacerme una cura. Normalmente, en condiciones higiénicas óptimas, con reposo y cuidados médicos, mi herida tendría mejor aspecto, pero dadas las circunstancias aquella herida amenazaba con acabar conmigo, si no lo hacía antes la radiación o un Cylon oculto en la oscuridad. -Debemos dormir. Haciendo turnos de vigilancia. -Me recosté un poco hacia atrás intentando encontrar una postura más o menos cómoda para relajarme -Hace días que no duermo, necesito descansar. -Hacía una semana que estaba huyendo de aquellas máquinas y mi cuerpo estaba a punto de reventar.

Saqué mi arma para tenerla preparada y coloqué la chaqueta escurrida tras mi cabeza para evitar los molestos salientes de la piedra en mi cráneo. -Apaguemos las luces y no hagamos ruido. Mañana será otro día. -Una triste sonrisa de medio lado acompañó a mis palabras. La sonrisa de saber que ella, Valerii, había venido a rescatarme arriesgando su vida y estar allí conmigo. Triste, por verla en aquella situación y saber que no saldríamos de allí con vida.

Imitando a Helo dejé caer la mochila al suelo al tiempo que sacudía el mono de vuelo para quitarle las gotas de lluvia. De poco servía, pues estábamos calados hasta los huesos, pero tenía que intentarlo. En silencio contemplé cómo mi compañero se acomodaba en el abrigo que habíamos encontrado y se curaba la herida. Ójala pudiese hacer algo pensé mientras observaba cómo se vendaba la herida. Una vez me hube asegurado de que estaba bien cómodo me agaché junto a él al tiempo que correspondía a su sonrisa.

-Nada de turnos, Helo-comenté mientras rebuscaba en el interior de la mochila hasta encontrar una de las raciones de viaje-en cuanto comas algo vas a dormirte y mientras me encargaré de velar tu sueño-hablé en tono tajante, que no admitía ningún tipo de discusión pero por si acaso añadí para que quedase bien claro-en cuanto mañana salga el sol tenemos que seguir alejándonos de aqui y no estoy dipuesta a cargar contigo. Yo no llevo una semana huyendo sin parar así que puedo pasar sin dormir, créeme-tras tenderle uno de los RMA cogí otro para mí. Luego miré alrededor con el ceño fruncido evaluando el terreno, los helechos que nos rodeaban, los centenarios troncos y la constante lluvia que caía sobre nosotros ahogando cualquier otro sonido-y creo que deberíamos hacer un pequeño fuego. Estamos empapados y sólo nos faltaba coger un resfriado. Si hacemos una hoguera lo suficientemente pequeña no tiene por qué verse con la que está cayendo y podríamos entrar en calor...

No había tiempo para perdelo en discusiones. Aunque no hablase sabía que Helo se sentía bastante mal, sólo había que ver el color macilento de su rostro. Así que, sin esperar a que él mostrase su conformidad a mi idea, dejé a un lado el RMA y rebusqué en la mochila el mechero que habíamos encontrado. Frunciendo el ceño miré alrededor achinando los ojos para ver en la creciente oscuridad. Finalmente me incorporé con cuidado de no darme contra la roca.

-Voy a buscar algo de leña...tiene que haber algo por aquí que esté relativamente seco-dije dubitativa, mientras cogía la linterna. Luego me volví hacia él y le miré con intensidad. Si le pasa algo mientras estoy ahí fuera...

Boomer insisitó en que me quedara dormido y no hiciera ningún turno. No supe decirle que no, así que me eché hacia atrás y cuando dijo que iba a buscar leña me incorporé -voy contigo -pero al moverme la pierna me dio un latigazo. Un dolor que me llegó hasta el cuello e hizo que mirara poco más que por encima las posibles ramas que hubiera dentro de la improvisada tienda de campaña.

-Todo lo que esté fuera estará empapado. No te molestes, quizás mejor así -dije intentando morderme la lengua para no gritar de dolor. Por suerte el nervio se calmó o se cansó de fastidiarme y pude volver a relajarme -comamos algo, no sabemos cuando podremos estar tranquilos de nuevo -dije abriendo la mochila y sacando un poco de comida de la que había guardado Boomer antes de salir de excursión.

Al sacar la comida y girarme escuché debajo de mi un sonido característico. -¿Crack? -Me moví un poco para ver qué era lo que tenía debajo y casualmente era un poco de madera sobre la que me había sentado. El entumecimiento y la poca sensibilidad que tenía mi piel había hecho que no notase las ramas sobre las que me había sentado.

-Mira, madera -dije como si hubiera salido directamente de mi trasero, como si hubiera puesto un huevo en el momento más oportuno.

Preocupada observé como Helo alzaba la cabeza y tensaba la mandíbula. Frustrada apreté fuertemente la linterna que sostenía en la mano para contener el impulso de agacharme a su lado y abrazarle. Viendo que recuperaba el control e intentaba disuadirme negué con la cabeza testarudamente.

-No, a lo mejor encuentro algo...-dije volviéndome para salir de nuevo a la intemperie pero un "crac" me hizo detenerme.

Cita :
Mira, madera

Estupefacta giré sobre mí misma y le miré sin poder creérmelo. Con cara de guasón Helo señalaba debajo de él y también él parecía sorprendido.

-¡Qué dices! Pero...¡es genial!..-movida por un súbito impulso dejé caer la linterna al suelo y me arrodillé a su lado abrazándolo fuertemente riendo sin poder parar. Ya fuese por el agotamiento o por la tensión vivida en los últimas días, una vez iniciada una risa que rayaba en el histerismo salió a borbotones de mi boca sin poder contenerla haciendo que me dolieron las costillas de estremecerme y se me saltaran las lágrimas. Sin poder detenerme, reí durante varios minutos, la cabeza enterrada en el hombro de Helo, apenas consciente de lo que hacía. Finalmente logré recuperar el control y apartándome ligeramente me llevé una mano al rostro para limpiarme la cara mientras posaba la otra sobre su hombro-lo siento Helo...yo...bueno...-súbitamente cohibida le miré a los ojos que estaban a escasos centímetros de mi rostro y me quedé con la mente en blanco. Nuestro refugio húmedo y en penumbra, apenas iluminado por la linterna que había dejado caer de cualquier manera, de repente se me antojó como una isla de paz y quietud acunada por la lluvia que sonaba fuera. Los Cylon, la muerte, el dolor y la desaparición de todo lo que había sido mi vida hasta ese momento pasaron a un segundo plano al ser arrastrados por la presencia de Helo junto a mí y la consciencia de que probablemente éramos los únicos seres vivos de nuestra especie en millas a la redonda. Un pensamiento absurdo pero que sin embargo me hizo dudar y enrojecer mientras que, moviéndose sin mi permiso, mi mano se alzaba hacia su cara y lentamente recorría las huellas del dolor y el cansancio marcadas en su piel.

Parecía que el hallazgo de cuatro ramas que estuvieran secas fuera el acontecimiento del año, casi más que el poder salir de aquel planeta. Boomer se volvió loca por momentos y lo celebró como si hubiéramos ganado la guerra. Quizás no fuera la guerra, pero habíamos conseguido la oportunidad de descansar en seco y calentarnos. La verdad es que debíamos celebrarlo.

Apreté a Boomer contra mi pecho cuando se acurrucó en mi hombro y rió histérica hasta dejar que los nervios se desvanecieran. Era joven aún y estaba seguro de que pocas veces hubiera imaginado en acabar una misión en aquellas circunstancias. Debía tener un aluvión de sensaciones y de dudas, igual que yo, solo que yo conseguía mantener la calma, al menos hasta ahora.

Sharon se separó de mi y me pidió disculpas por su actitud -no hay nada que perdonar -dije correspondiendo sus manos y le acaricié la mejilla, muy cerca del ojo, mientras con el pulgar rocé apenas la comisura de sus labios. -Saldremos de aquí -no supe qué decir, mi corazón empezó a latir a mil pulsaciones por minuto. La cara de Boomer tan cerca de la mía y yo allí, deseando sus labios tanto que olvidé que tenía una pierna herida y un cuerpo tan machacado que apenas podía sentir sobre lo que estaba sentado.

¿Sentiría lo mismo que yo?

El pulgar de Helo acarició mis labios suavemente, apenas un leve roce, pero fue suficiente para que cientos de escalofríos me recorriesen la espina dorsal. Mareada por la llamarada que su suave caricia había provocado en mí, cerré los ojos al tiempo que mi corazón empezaba a latir desbocado y mi respiración se aceleraba. En el silencio que se instaló entre nosotros pude sentir su cercanía, su cuerpo sólido y cálido apretado al mío y su aliento sobre mi rostro, impregnado del olor a tierra húmeda y a ozono. ...¿qué estoy haciendo...? pensé brevemente pero la canción primigenia que comenzaba a resonar por todo mi cuerpo arrastró cualquier pensamiento coherente. Sin saber qué iba a encontrar, finalmente abrí los ojos y descubrí su mirada intensa y penetrante. Insegura me mordí los labios todavía marcados por la huella de su contacto mientras mis dedos buscaban los suyos y los recorrían dubitativamente. Estaban resecos por la sed y cuarteados por la radiación pero en aquel momento no había nada que desease más que besarlos. En los segundos que pasaron mientras mi rostro se inclinaba hacia el suyo y mis brazos se cerraban entorno a su cuerpo ningún pensamiento cruzó por mi mente. Ni el peligro que los Cylon suponían, ni la posible muerte de mis compañeros, ni siquiera se me apareció el rostro de Galen. Sólo importaban el aquí y el ahora y la canción de la vida que recorría mis venas y bañaba mi cuerpo.