Partida Rol por web

Hacía rato que la hoguera se había apagado y la claridad del sol naciente había comenzado a iluminarlo todo, definiendo los detalles de los árboles y rocas que nos rodeaban, antes meras sombras deformes. Reacia a moverme para no importunar a Helo permanecí con la mirada perdida hasta que este rebuyó sobre mi regazo.

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Medio atontada le devolví la sonrisa y alcé la mano para acariciar su mejilla cuando posó sus labios sobre los míos. El recuerdo de lo acontecido la noche pasada seguía bien presente y mis labios se demoraron en los suyos unos segundos, disfrutando de su sabor. Luego le dejé ir mientras estiraba mis agarrotados músculos.

-Gracias...-susurré alargando la mano para coger la jeringuilla unidosis. Haciendo una mueca la clavé en mi cuello sin darme tiempo a pensar en ello y sentí cómo el medicamente me quemaba por dentro según avanzaba. Apreté los dientes por la tensión y durante unos segundos fui incapaz de decir nada.

-Cómo odio esto...-de reojo observé cómo se vestía y no pude evitar suspirar con pesar. Me daba pena que se vistiese, pues me encataba verle como los dioses le habían traído al mundo pero era hora de volver al peligro, a la tensión...a la realidad. Tras ponerme el traje de vuelo, aún húmedo y frío, me senté a su lado para tomar la ración que había sido incapaz de tragar el día anterior. Desmenuzándola con los dedos le escuché en silencio, valorando sus palabras.

-Estoy de acuerdo...yo tampoco creo que sea buena idea permanecer mucho tiempo más por estos bosques...-mis pensamientos volaron hacia los compañeros perdidos-destesto tener que dejarlos atrás...-confesé apretando los dientes por la frutración luego le miré atentamente, súbitamente preocupada-¿de verdad crees que querían algo de ti? yo no lo creo. Son Cylons, Helo, no creo que tuviesen ningún motivo en especial, a lo mejor simplemente te estaban conduciendo a...a-vacilé incapaz de enfrentarme a la idea de que quizás le estuviesen llevando a la versión robótica de un matadero.

Terminé de comer mi ración mientras Sharon hablaba. -Sharon -por alguna razón su apodo ya no sonaba bien, me gustaba más su nombre. Quizás si que había cambiado algo aquella noche. -No hay razón para que me mantenga con vida. He destruído dos máquinas en mi huída y esa mujer rubia, la que mataste... iba con ellos. No se quien era, pero algo querían. ¿Para qué molestarse en perseguirme y capturarme? Está claro que con la radiación hubiera muerto yo solo. Con poner unos centinelas en puntos claves no deberían temer por una sola persona.

Miré a Boomer -Si no querían algo de mi, para qué molestarse en perseguirme durante días, para qué molestarse en perder tostadoras siguiéndome día y noche, para qué capturarme cuando podrían matarme. Si era un problema para ellos no tenían mas que disparar cuando me acorralaron. -Miro de nuevo al bosque -Aquella mujer quería algo Sharon, y no era matarme, al menos no de momento. Dios sabe qué habrán hecho con tus compañeros si los han capturado. No han dejado ni rastro, es imposible encontrarlos. -La miro nuevamente a los ojos -Si sabes de alguna manera de encontrarles seré el primero en ir a por ellos. Han arriesgado su vida por mí, yo haría lo mismo si supiera por donde buscar. -Echo un vistazo rápido al Medikit -Calcula cuanto tiempo hace que pudieron desaparecer y dime si no están muertos o agonizantes por los efectos de la radiación.

Mi gesto se tornó sombrío al pensar que podrían estar vivos en alguna parte. -Se quién eres Helo, tranquilo, soy amiga -Aquellas palabras aún retumbaban en mi mente. Tras el forcejeo y el beso de aquella desconocida me había llamado por mi nombre. ¿Qué tipo de amiga te esposaba y te hacía caminar por el bosque? No se me ocurría ninguna perversión sexual que coincidiera con esos actos, así que no encontré el sentido de aquello. -Me llamó por mi apodo -dije poniéndome en pie y asomándome al bosque para poder estirar mi cuerpo -me llamó Helo y dijo que era mi amiga, que estuviera tranquilo. Tenía información sobre mí, Sharon.

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Mi mano se congeló a medio camino de mi boca al tiempo que mis ojos se clavaban en él. Dejando a un lado los restos del desyuno, me incorporé y me acerqué a él entrelazando mis manos con las suyas. Con el ceño fruncido por la preocupación vacilé unos segundos mientras ordenaba mis pensamientos.

-Yo...no sé..sé que suena extraño y aterrador...puede...puede que tengas razón...-insegura sacudí la cabeza y me encogí de hombros-puede que realmente escuchases tu nombre pero...son máquinas Helo, ahora mismo controlan todo, absolutamente todos los ordenadores y archivos que hayan quedado intactos tras el bombardeo forman parte de su red..y, por tanto, seguro que tienen acceso a todos los listados del personal de la flota..-mis ojos buscaron los suyos y le transmitieron confianza y seguridad. La idea de que tuvieran algún tipo de plan era espeluznante pero...no..no podía ser-tu uniforme te delata, Helo, sólo tuvieron que hacer una breve búsqueda en su base de datos y ya está...-resistiendo el impulso de apoyarme contra él en busca de consuelo, finalmente le solté y continué al tiempo que daba un paso hacia atrás-en cuanto a mis compañeros...el suelo estaba muy movido, parecía que había habido una lucha pero tampoco me puse a buscar su rastro, teníamos demasiada prisa-confesé bajando la mirada un tanto avergonzada. Todo había sucedido tan precipitadamente que realmente ni me había parado a buscar. Puede que sonase egoísta pero el miedo a ser capturados y no lograr huir se había impuesto a todo lo demás.

Al tiempo que bajaba la mirada y la escondía de él mi cerebro, o mejor dicho la parte de él que trabajaba como tal, saltaba de un pensamiento a otro. No puedo permitir que siga por ese camino...si piensa demasiado va a empezar a sospechar y pondría en peligro todo...nerviosa reprimí a duras penas el impulso de mordisquearme los labios y me las arreglé para mantener mi expresión ligeramente avergonzada. Tenía que alejarle de allí y cuanto antes, por mi, por él, porque no soportaba mentirle de esa forma. Al principio, cuando se me había comunicado mi misión, me había sentido orgullosa y confiada de que la llevaría a buen término. Y, si era sincera conmigo misma, realmente todo había resultado muy fácil, tal y como lo habíamos planeado...los humanos eran tan previsibles...veían solo lo que querían ver, solo había que tocar los resortes adecuados en el momento adecuado y ¡ta chán! iban por donde querías.....Y, de hecho, así había sido...tal y como había esperado, Helo enseguida se había rendido a mis besos y había dejado caer toda barrera y precaución, entregándose a mi sin reservas...y todo hubiera salido perfecto si yo no lo hubiera hecho también. No...no lo entendía, estaba entrenada, sabía lo que me esperaba, sabía como era, al fin y al cabo todos los recuerdos de la verdadera Boomer estaban ahí y para mí eran tan reales como el bosque que estaba a nuestro alrededor...pero ahora empezaba a darme cuenta de un fallo en nuestro plan. Había sido tan estúpida...nada, ni nadie, ni ninguna proyección, ni ningún recuerdo habían reflejado fielmente el flujo de sensaciones y sentimientos que se habían adueñado de mí en el momento de nuestra unión..humanos, meras polillas, transitorias en su existencia, y, sin embargo tan reales, tan vivos....por primera vez aquella noche me había sentido viva, había amado y sabía que nada volvería a ser igual. De repente, el mero hecho de que Helo pudiese descubrir la verdad me hacía sentirme aterrada y dolorida por dentro, quería cuidarle, quería ser merecedora de su amor, quería...¡oh, qué Dios me ayudase! quería ser como él.

-Quizás tengas razón. Creía que habíamos aprendido algo en estos años sobre criptografía y seguridad en nuestras bases de datos, pero quizás no fuera así.

Me di la vuelta y la miré. Parecía avergonzada al admitir que había huido de aquel lugar sin buscar a sus compañeros. -Lucha dices. Si hubo lucha no hubo muertos. Los capturarían vivos. Para matarlos solo necesitan un blanco a cientos de metros de distancia, no fallan. Tal como estaba el Raptor podían haberlos matado desde cualquier sitio, aunque si habían puesto centinelas las huellas de lucha estarían también por los alrededores o al menos una muestra de que tus compañeros lucharon con las armas.

Me acerqué a ella y la abracé contra mi pecho. -Aún nos quedan dosis para una semana. La lluvia ha debido borrar todo rastro de sus huellas. Ahora es aún más difícil buscarles. Podríamos volver e intentar seguir el rastro. Hoy puedo ir más rápido -dije tocándome la pierna y sonriendo. Me dolía bastante menos, el descanso había obrado milagros en mi maltrecho cuerpo. -O podemos ir a la ciudad y buscar al forma de salir de aquí. Hacer una llamada o buscar una nave que nos saque de este planeta.

Estaba confuso. No sabía si arriesgar mi vida y la de Boomer por buscar a gente cuyo rastro era ya imposible de seguir, por la pérdida de medio día de camino desde el Raptor y por la posibilidad de que si volvíamos, nos encontraríamos a un Cylon aguardando nuestra llegada al Raptor. O por el contrario salvar a la gente que había arriesgado su vida por buscarme. Unas vidas por otras... difícil decisión.

Dejé que Helo me abrazase y apreté mi rostro contra su hombro buscando consuelo y la fuerza para tomar la decisión que sabía era la correcta. Su calor y olor eran reconfortantes, algo familiar a lo que agarrarse y durante unos segundos cerré los ojos limitándome simplemente a disfrutarlo. Finalmente, tras enlazar mi mano con la suya, di un paso atrás separándome de él al tiempo que un suspiro se escapó de entre mis labios.

-No sé si sobrevivirían a su encuentro con los Cylon...pero a estas alturas deben de estar muertos o si no lo están nos iba a resultar muy difícil-comence alzando la cabeza para mirarme en sus ojos-míranos Helo, llevas días sin dormir ni descansar, estás herido...y ninguno de los dos estamos debidamente entrenados para buscarle...-sacudí la cabeza desalentada antes de concluir con decisión-no, debemos de continuar adelante, alejarnos de este infierno, ir a la ciudad y buscar una forma de salir de aquí, de este infierno.

Soltándole me agaché y comencé a recoger el equipo que habíamos desperdigado por nuestro improvisado refugio asegurándome de repartir bien la carga y de no dejar ninguna huella de nuestro paso.

-Bien, a la ciudad entonces, y que los dioses de Cobol se apiaden de ellos. -Mientras Boomer preparaba las mochilas, me dediqué a apagar el fuego y esparcir las cenizas por el suelo para posteriormente taparlas con la tierra del alrededor. Era difícil tapar las huellas como trataba Sharon, pero tampoco había que perder mucho tiempo. Era mejor salir corriendo cuanto antes y llegar donde fuera.

Estaba seguro de que cualquier huella, por pequeña que fuera sería advertida por los Cylons. Encontrarían una pauta, una secuencia o cualquier tipo de indicio de que la tierra había sido removida, el suelo pisado y la leña quemada. Lo importante era sacarles ventaja.

-Será mejor que nos pongamos en camino cuanto antes. Si nos están buscando han tenido una noche entera para seguirnos. -Recojo la radio e intento buscar una señal mientras Boomer termina con los preparativos.

El silencio se instaló entre vosotros mientras terminábais de recoger y ocultábais vuestro paso por alli. Las nubes que apenas alcanzábais a vislumbrar por encima de las copas de los pinos parecían amenazar más lluvia y una atmósfera opresiva y densa os rodeó cuando os pusisteis en camino. Los rectos y resinosos troncos de las coníferas se erguían como estatuas allá donde miráseis y la alfombra de helechos susurraba a vuestro paso, haciendo llegar hasta vosotros el olor a tierra mojada. Como consecuencia de su marcha a través del bosque tras su captura, Helo era incapaz de saber decir con exactitud dónde estábais pero, por fortuna, Boomer tenía gravadas a fuego las coordenadas de aterrizaje del raptor y tras un rápido cálculo llegó a la conclusión de que aproximadamente debíais estar a unos cinco o seis días de camino de Cáprica City. Agotados a pesar de las horas de descanso rodeasteis vuestro refugio nocturno y avanzásteis paso tras paso hacia lo que creáis que era el este sin dejar de mirar alrededor atento a cualquier presencia extraña y a los ruidos de estática de la radio, la cual seguía sin registrar ninguna señal. Las horas fueron pasando y si no fuera porque la luz pareció aumentar o porque a media mañana por fin el cielo se abrió sobre vosotros descargando su contaminante manto no habríais podido decir si habíais andado mucho o poco. Los árboles se sucedían unos tras otros, todos iguales en tamaño y grosor y los helechos eran un mar de verde, monótono y confuso, de tal forma que sólo podíais confiar en que los hubieseis orientado bien y estuvieseis yendo en la dirección adecuada. Por fin, a mediodía os visteis obligados a deteneros, tras horas de andar sin apenas descanso y, a pesar de que el ritmo que habíais imprimido a vuestros pasos no había sido muy alto, os encontrábais hambrientos y bastante cansados, sobretodo Helo cuya pierna ardía de dolor por el esfuerzo. La lluvia seguía cayendo sobre vosotros, empapándoos con su constante gotear hasta tal punto que ya no sabiais si algún día volveriais a entrar en calor y a estar secos.

-Estoy harta de esta lluvia...y de este bosque también dicho sea de paso-murmuré mientras dejaba caer la mochila junto al tronco de un árbol y me apoyaba pesadamente en él. Mientras me apartaba los mechones de pelo mojados de la frente, destapé la cantimplora y di un largo trago. Luego se la ofrecí a Helo, cuyo aspecto no me gustaba nada.

-¿Cómo te encuentras...?-le pregunté frunciendo levemente el ceño y atenta a su expresión. Le conocía lo suficiente como para saber que era capaz de decir que bien.

No pude mas que sonreír al escuchar a Boomer quejarse del tiempo, del bosque y de la caminata. Yo llevaba algo más de una semana corriendo y sufriendo aquella selva con una herida en la pierna y sin poder dormir y hoy, por fin, pese a la lluvia, estaba desacnsado. Había dormido como un niño chico cuidado por su madre, solo que Boomer no era mi madre y el sexo era mejor que un vaso de leche caliente antes de dormir.

-Gracias -dije al recoger de su mano algo de agua no contaminada. -¿Para cuantos días tenemos agua? -no sabía si podíamos depurar el agua de lluvia, por lo que si había poca tendríamos que racionarla. -Estoy bien, no te preocupes. -Solté la mochila y me senté junto al árbol, a los pies de Boomer. Saqué nuevamente la radio y traté de captar algo que no fuera ruido. -5 o 6 días es mucho tiempo de viaje. ¿Como te encuentras tu? -dije al saber que Boomer no estaría muy acostumbrada a esto y podría sufrir psicológicamente además de físicamente. Era importante no desanimarse, así que con una de mis mandos agarré su pantorrilla y la acaricié mientras escuchaba la radio. Un contacto físico siempre reconforta.

La lluvia seguía cayendo a vuestro alrededor con tal fuerza que durante unos segundos dudásteis de lo que estábais oyendo. Esta vez cuando Helo accionó los mandos haciéndolos girar en un intento de captar alguna señal, en vez del habitual ruido de estática, un característico y nítido "bip" resonó como si fuera un estruendo por encima del goteo y el viento. Tras unos segundos de incrédulo silencio a ese "bip" le siguió otro y luego otro más siguiendo un patrón claro que pasados unos segundos volvió a repetirse. Por fin, vuestros intentos habían dado frutos y una nueva esperanza parecía renacer en vuestro interior. Allí fuera, en algún lugar de aquel planeta moribundo alguien seguía vivo e intentaba comunicarse.

Al sentir el roce de la mano de Helo sobre mi pierna desvié los ojos de la espesura y le sonreí cálidamente. Tomando la cantimplora que me devolvía abrí la boca para contestarle pero en ese momento un bip resonó como una campana entre los árboles dándome tal susto que apunto estuve de derramar el preciado líquido. Sobresaltada me giré y descubrí incrédula que provenía de la radio que hasta entonces había permanecido inactiva. Agachándome al lado de Helo fruncí los ojos levemente mientras intentaba descifrar su significado.

-¿Sique un patrón no?...¿tienes idea de lo que dice?-susurré en voz baja súbitamente sobrecogida. Alguien sigue vivo...no estamos solos después de todo...

Miré la radio incrédulo, al fin hacía algo que no sonara a tormenta radiactiva. Aquel bip me hizo sonreír. -Tenemos señal -dije triunfal. -Si, es una señal de la milicia colonial, pero no puedo descifrar lo que dice sin el código. Al menos sabemos que hay alguien transmitiendo en este planeta -aunque podría ser una trampa -Tenemos que localizar el origen de la señal, para ver de donde proviene.

Escuché un poco más el pitido e intenté memorizar la secuencia. Si se repetía una y otra vez estaba claro que era un mensaje grabado que se transmitía automáticamente. Puede incluso que no hubiera tal superviviente pero que su mensaje seguía repitiéndose constantemente. -Descansemos un poco y sigamos en dirección a la ciudad, parece que vamos en buena dirección -Entonces hice chasquear la radio en aquella frecuencia esperando alguna respuesta o cambio en la actividad de aquel "bip" continuo. Si había alguien al otro lado y escuchaba los chasquidos quizás intentara comunicarse.

El cíclico pitido continuó su incesante canto mientras Agathon se esforzaba por hacer entender al emisor que alguien estaba escuchando su llamada. Las posibilidades de aquel descubrimiento eran casi infinitas, al igual que las posibilidades de que los Cylon hubieran encontrado el lugar del que provenían y que solo quedasen los restos humeantes de algún viejo puesto de la milicia colonial. Pero, ¿y si quedara alguien con vida en el planeta? Aquella era una posibilidad demasiado terrible como para dejarla pasar.

Vuestras fuerzas eran escasas tras sobrevivir a la continua presión que las incansables máquinas ejercían sobre vosotros. Helo parecía encontrarse cada vez mejor de la herida que había sufrido en la pierna, la inflamación había remitido lo suficiente como para permitirle apoyar el peso sobre la extremidad y los bordes de la cicatriz habían comenzado a tornarse rosáceos, signo inequívoco de su recuperación. A su lado, Boomer se esforzaba por alejar los fantasmas de sus compañeros ¿Habría sido su destino la muerte a manos de las tostadoras? Aquel mundo, su mundo, le hacía castañetear los dientes de terror. Todo lo que una vez fuera cálido, hermoso, esperanzador, se había tornado en un pálido gris capaz de arrancarle a uno el último aliento.

El camino continuó serpenteando entre la densa arboleda a lo largo de todo el día. Apenas habíais parado a descansar y el agotamiento marcaba vuestros rostros con la huella de unas profundas ojeras bajo los ojos. Cuando os empezábais a plantear que quizás era el momento de ir buscando un refugio para pasar la noche descubristeis que enfrente vuestro los apretados árboles parecían abrirse y estar más separados y cuando os acercásteis más pudisteis ver incrédulos la sombra de una carretera apenas a cien metros de distancia.

Tras todo un día de caminar sin apenas descanso sentía mis músculos flácidos y blandos como gelatina y hacía rato que tenía la sensación de caminar como entre nubes. Temerosos de ser detectados apenas habíamos intercambiado un par de palabras y mi garganta estaba ya tan seca que dudaba incluso de que ahora fuese capaz. La monotonía del paisaje, ese mar de verde y marrón que nos rodeaba, silenciaba mis pensamientos y emociones hasta tal punto de que ya sólo era capaz de dar un paso y luego otro y otro guiada por la repetitiva señal que llevábamos captando desde el mediodía...Pero algo rompió el patrón, la luz que se filtraba delante nuestra parecía ser mayor y los árboles, aunque poco, parecían abrirse y espaciarse dándonos un respiro. Apartando con una mano los mechones húmedos de sudor de la cara, me detuve parpadeando para aclarar mi visión súbitamente enturbiada por el agotamiento. Tras lamerme mis resecos y agrietados labios logré que mi voz cobrase vida.

-¿Ves eso Helo...? ¿Es una carretera no...? ¿Tienes...tienes idea de a donde llevará?

Caminamos durante un largo tiempo. Llevaba tantos días caminando que no sabría decir cuantos kilómetros había recorrido. De cualquier forma, todos aquellos kilómetros pasados no eran más que parte de los que aún nos quedaban por recorrer. Hacía días que había huido al bosque, en dirección contraria a la ciudad, y ahora, me encontraba de nuevo yendo hacia el único lugar donde podría encontrar algo que nos sacara del planeta.

El pitido de la radio, silenciado al mínimo, nos acompañaba paso a paso a través del bosque. Era un sonido que invitaba a la esperanza, aunque solo fuera por saber que más allá de aquellos bosques, había alguien intentando comunicarse con algún superviviente más. -Eso parece -dije a Boomer al ver la carretera -va hacia... -miré en una dirección y en otra intentando recordar qué carretera era y hacia donde iba. Estaba seguro que sabría hacia donde se dirigía ya que era mi planeta natal.

-Hacia allí -dije señalando a la izquierda -se llega a una colonia de veraneo situada en la zona de los grandes lagos. Y en aquella otra dirección -señalé entonces hacia la derecha -está la ciudad de Cáprica y nuestra posible ruta de escape. Quizás algún día pueda volver y veranear aquí de nuevo.

Hacia la derecha vais a Cáprica y hacia la izquierda vais hacia una de las colonias de veraneo en los grandes lagos.

Parada junto a Helo escuché su explicación mientras mis ojos examinaban con detenimiento ambos lados de la carretera. Debía de reconocer que tras horas de caminar entre aquellos malditos árboles cualquier cambio se agradecía ya que aquel mar verde y monótono terminaba por crispar los nervios de cualquiera. Sin embargo, al mismo tiempo no podía evitar desconfiar. Si...puede resultar una buena ruta pero también puede ser aún más peligroso...pensé frunciendo el ceño.

-¿Estás seguro que el pitido nos conduce hacia Cáprica?-susurré tocando levemente el brazo de Helo más por sentirle cerca que por otro motivo. Las horas de viaje parecían haber enfriado un poco la intimidad vivida durante la pasada noche y de pronto necesitaba desesperadamente saber que podía contar con él.-El caminar por la carretera nos haría avanzar más rápido la verdad...pero también puede que estemos más expuestos-plasmé mis dudas sin dejar de mirar entorno nuestro, inquieta sin saber muy bien por qué.