Partida Rol por web

Berlín Nocturno — Hijos de la Revolución

Capítulo I

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09/10/2019, 12:03
Narradora

«Amamos profundamente a nuestro Berlín… Pero a quienes lleguen a él deprimidos o solitarios les debe de parecer un lugar horrible…»

George Eliot

 

 

Berlín guarda muchas lecciones, my darling —explicó en un susurro suave como las olas lamiendo la playa y una sonrisa perdida en la comisura de sus labios.— Durante mucho tiempo fue conocida como una ciudad dividida. Dos Príncipes, uno al Este y otro al Oeste, luchando por el control con el telón de fondo de la Guerra Fría. El Muro de Berlín cayó, pero la guerra civil de los Vástagos tan solo se volvió más intensa. De hecho, se volvieron tan obsesionados con sus propias guerras de poder que se tornaron ciegos ante los problemas que ocurrían en nuestras calles. No estoy señalando a nadie. Yo también estuve tan ciega como cualquier otro, al principio...

Con un suspiro quedo exhaló el humo del cigarrillo, dejando que se fundiese con la oscuridad de la habitación. Lo sostenía con gracia entre los dedos, dejando caer la mano enguantada lánguidamente con la pose de una diva.

Todos querían ser Príncipe, pero esperaban a que otros limpiasen el patio de juego para poder hacer sus movimientos. Siempre supieron que estábamos en la ciudad, pero nunca les importó realmente. Los Príncipes pensaron que éramos irrelevantes, útiles para un momento de cruel entretenimiento en una aburrida noche en el Elíseo. Pero nos dimos cuenta del poder que nuestra amada Berlín tenía en el mundo mortal, y el poder que un sueño podía tener sobre Vástagos recién Abrazados.

Apoyó los codos sobre la mesa, inclinándose hacia adelante con aquellos hipnóticos ojos negros. Todavía sonreía cuando dijo:

El último Príncipe de Berlín murió en la calle, desmembrado por una multitud rabiosa de Anarquistas. Shia Slusser sostuvo su cabeza en las manos. —Y lo dijo con la naturalidad de quien habla del tiempo, con aquella melodía diáfana sonando de fondo como si fuese algo que había sido esperado con anhelo—. Eso es algo en lo que pensar si crees que la Camarilla es infinita, o que los jóvenes e ilusos Chiquillos del Movimiento Anarquista jamás serán una amenaza real. Berlín era una de las grandes barricadas del corazón de la Camarilla... hasta que dejó de serlo. Es la ciudad perfecta si quieres ir a algún lugar donde las reglas están en cambio constante, donde un joven vampiro puede poner su marca. Pero te aviso: nadie te debe nada, y ya no hay ningún Príncipe que te pueda proteger.

Se encogió de hombros como si no fuese con ella, de forma coqueta, aplicando los labios rojos a la boquilla.

—Una última cosa. Sé lo que estás pensando. ¿Qué hago contándote esta historia? My darling, es algo que tendrás que descubrir.