Partida Rol por web

¿La batalla había terminado? No estaba del todo seguro de ello, pero el ambiente alicaído y agotado parecía indicar que así era.

El musculoso hombre no había terminado con su rival, pero eso no debía menospreciar el trabajo en equipo que había conseguido con Nereida. -Buen trabajo- le felicitó, aunque su voz no denotaba felicidad. Habían perdido mucho en aquella batalla.

Se acercó a la carrera hacia Mariko para evaluar su situación, tomándola sin dificultad alguna entre sus brazos para reunirse con los demás.

Inmersa en mi propio dolor apenas presté atención a mi alrededor hasta que oí un grito. Levanté la mirada y vi como mis compañeros sufrían y la sacerdotisa dragón y el guardián de la tierra estaban siendo privados de su energía. El mismo Arjimae había sufrido ese destino y varios de mis compañeros no estaban en mucho mejor estado.

- ¿Pero qué estoy haciendo? - me reñí con tono decepcionado por mí misma.

Tendría que haber seguido el ejemplo de Onírica. No era momento para lamentos, ya tendría tiempo para llorar mi pérdida. Me dispuse a ir a ayudarlos cuando Shiro hizo algo que me sobrecogió. Brillando con una intensa luz se transformó en un inmenso dragón y detuvo los planes de Heleth para a continuación desaparecer entre pequeñas lucecitas que se iban esparciendo por todas partes. No entendí lo que iba a hacer hasta que oí gritar a Mariko y vi desaparecer poco a poco al imponente dragón. 

Una nueva lágrima se deslizó por mí mejilla. Nuestros enemigos habían huido y había detenido sus planes, pero ¿a qué precio? Habíamos perdido a otra gran guerrera que se había sacrificado por todos.

De pronto, las pequeñas luces rodearon el cuerpo de Allan y este comenzó a reaccionar en mis brazos.

- ¿Allan? - mi corazón dio un vuelco. Cerré un momento los ojos abrazándolo y, después, alcé la mirada hacia el lugar donde Shiro había desaparecido con una mezcla de agradeciendo, tristeza y respeto.

Tenma miró a Mirari cuando esta lo abrazó y aunque se veía agotado, parecía poder resistir en pie, cosa que no veía en la espadachina. Al escuchar su voz, le sonrió - Lo estoy y es gracias a ti - y cuando vio que esta parecía a punto de desfallecer, la cargó con cuidado entre sus brazos. Al parecer, ser el campeón de la Tierra tenía sus ventajas y parecía haberse recuperado rápidamente.

Legolas, el búho que estaba cerca a Mirari, se acercó a esta y dijo - Por lo que pude ver, es como si toda la ciudad estuviera dormida - y es que los asistentes al concierto seguían durmiendo -. Puede que no puedan ayudar por el momento -.

La mirada del pelirrojo se ensombreció mientras empezaba a caminar hacia donde todos se encontraban, pero mirando a Ono y a Takeshi, quienes no parecían reaccionar aún, incluso ante la destrucción que se ceñía en su alrededor. Detuvo su avance al ver a Ephorus abrazar a Calíope. No tardó en notar de quién se trataba realmente.

- Ed... - pero se interrumpió a sí mismo para no cortar el momento de intimidad entre ambos. Se giró hacia Mirari y le dijo con una sonrisa - Él estuvo deprimido desde que desapareció. Tal vez lo mejor sea darles algo de privacidad - sonrió y siguió caminando hacia el centro preocupado y mirando a su alrededor.

Quetkueni se había esfumado y ahora solo estaba un Koichi inconsciente, al igual que Arjimae estaba en el suelo en su forma humana. Era un chico bastante apuesto si se le miraba con detenimiento. El pelirrojo llegó hasta Koichi y una luz de color verde lo cubrió - Lamento que hayas salido lastimado - y entonces, unas cuantas gotas de sudor fueron visibles en su sien. Parecía estarlo pasando mal tras haber hecho eso por Koichi, mas no dijo nada. Ni siquiera se quejó. Solo dejó a Mirari con suavidad en el suelo y se sentó a su lado - No te sobreesfuerces - le dijo con una cálida sonrisa.

Ilify se acercó al escenario, buscando su propia redención ante los ojos de esos dos andelivianos. Al inicio, fue completamente ignorado por Ephorus mientras se acercaba, pero cuando Aimi encontró la fuerza suficiente para sentarse, ambos se giraron hacia él. La cara de Ephorus se contorsionó por la ira, mostrando aquello que había acumulado hacia el dragón por semanas en las cuales sufrió en silencio. Solo unos cuantos habrían podido ver su sufrimiento, ya que supo ocultarlo hasta ese momento. Apretó los puños y se paró desafiante frente a Ilify. Se estaba disponiendo voluntariamente para recibir su ira y no era claro si eso hacía que la ira del comandante creciera o no, pero este no dudó en golpearlo. Un puñetazo, tal vez dos o tres más, pero la velocidad era tal que se habría hecho difícil para un ojo no experto el poder contarlos.

Con voz rasposa y el ceño fruncido, habló por fin - ¡Confié en ti, maldita sea! Confié en que las protegerías, pero no solo dejaste a Aimi sola, sino que Katherine sufrió en silencio. ¡Sufría y tú no la apoyaste! ¿Cómo puedes hablar de amor cuando ni siquiera la ayudaste a sentirse mejor? ¡Basura! - y aunque en su rostro se veía que podría gritarle por horas, no dijo nada más. Volvió con Aimi y repitió el gesto del pelirrojo para dirigirse hacia donde estaba Animae. Llegó a la rubia y en silencio, ambos le sonrieron a la andeliviana del arco. Ephorus posó su mano de manera cariñosa en su cabeza - Lo siento, Animae. No pude ayudarte en tu batalla - mientras sostenía a Calíope con delicadeza y la rubia le sonreía.

- Perdóname, Kathy-chan. Te dejé sola - y la rubia, malherida, empezó a llorar.

Por otra parte, Trickster reaccionaba con despacio en los brazos de Cursed Dawn, quien aún seguía abrazada a Animae. Este vio la posición en la que se encontraba y se sentó, casi como si estuviera asustado, aunque por su rostro tal vez no quería que le ayudaran para no sentirse una carga.

- Gracias - fue todo lo que dijo a la dragona, mientras se alejaba con algo de vergüenza en su rostro. Parecía estar pasando de largo donde estaban la mayoría y llegó hasta Mariko. La miró con preocupación - ¿Qué pasará con Mariko-sama? - y se paró al lado de Heracles.

Allan, el guerrero que Lightning sostenía entre sus manos, volvía a respirar y abría sus ojos perezoso, casi como si lo que hubiera vivido era solo una enorme siesta. Al reconocer la voz de la chica la buscó y sonrió débilmente. Parecía aún aturdido para hablar, pero llevó una mano a su mejilla. Podía estar en un estado delicado, pero hizo lo posible para sentarse y ver la escena que se desarrollaba con aquel destello violeta.

Heracles tomó entre sus manos a Mariko mientras sus manos se manchaban con la sangre de la guardiana. En comparación con la gran figura del Einar, Mariko parecía una pequeña muñeca de porcelana: frágil y delicada. Si no fuera porque era una guerrera feroz, podría hasta mirársele con algo de lástima. La peliazul se contorsionó del dolor en su inconsciencia. Se le veía cada vez más pálida, casi como si fuera a desaparecer en cualquier momento. Se acercaba poco a poco hacia el grupo, pero Arjimae se levantó con velocidad a pesar de sus heridas y le gritó con el ceño fruncido.

- ¡No lo hagas! Mantenla lejos de mí o morirá al instante - y es que su sola presencia la dañaba. ¿Qué pasaría si estuviera junto a él? Asintió a las palabras de Walker, quien parecía ser el único que se percataba de algo importante.

- Los portadores son seres eternos. La muerte no es más que una ilusión para ellos - y miró hacia el cielo jadeando levemente. Posó sus ojos sobre la luz violeta que descendía despacio y que solo Onírica había ido a buscar.

La einar se acercó con velocidad mientras la lucecita bajaba con despacio y puso sus manos justo debajo para poderla recibir. Esta descendió con delicadeza sobre sus palmas y empezó a brillar con más intensidad hasta tomar una forma, la forma de una esfera que cubría sus manos y que tal vez algunos tendrían la capacidad de reconocer. Arjimae miró la esfera y sonrió.

- Cuando muere un portador, regresa a su núcleo. Al cristal que lo creó. Este vuelve allí para recuperar poco a poco su energía y su poder. Este proceso puede tardar siglos, así como la última vez fueron quinientos años. Y este no regresará hasta que su poder sea restaurado por completo. La Sacerdotisa usó su energía vital para darnos vida nuevamente. Ella reside en nosotros ahora - y miró a Zmiy y a Dusklight.

La dragona que se asemejaba a Animae la observó irse después de que le hablara, pero no le respondió. Solo negó con la cabeza y se puso de pie con dificultad. Sus piernas temblaban como si fuera a caerse y miró hacia el lastimero Ilify con una mueca de tristeza. Atraída por aquella luz violeta, se acercó despacio. No muy lejos de allí, Dusklight, hermana de Walker, lo miró mientras se sentaba y le tendía su espada. Lo miró y aunque quería abrazarlo, se contuvo. Parecía que tendría algo importante que hacer. Tomó la misma dirección de Zmiy.

A pesar de estar en las manos de Onírica, brillaba intermitente, como si este reconociera que ella no era uno de sus hijos. Platinium, quien lloraba de rodillas en el suelo, se puso de pie, yendo hacia allí también con rostro serio y con sus mejillas aún enrojecidas.

No cabía duda que aquello que se había materializado sobre las manos de Onírica era el Orbe del dragón. El cristal creador de Hardak. Este resonaba con su esencia, con lo más profundo de su alma. Este los llamaba, les pedía acercarse y más que una petición, la necesidad creciente de ir hacia este se hacía similar al de las polillas hacia la luz de una lámpara. Era difícil de explicar, pero el padre llamaba por sus hijos: los hijos de Hardak.

Cuando la fin comprendí de qué se trataba la luz, ya que ignoré todo lo que sucedía a mi alrededor más allá de asentir a las palabras del zorro blanco, una parte de mí quiso huir. Quiso irse lejos, tan lejos como le fuese posible. Otra incluso quiso atacar con toda la furia y energía que me quedaba, que era absolutamente cero. Aquello sólo podía significar problemas. No quería problemas. Quería... quería irme lejos, abrazarme en la oscuridad y quedarme ahí dormido.

Pero hoy tenía una promesa importante, una pregunta sin resolver y... instintos suicidas, al parecer.

Mi parte más humana, más Notah, me ganó la partida y no pude sino resignarme y avanzar hacia la luz.

No bajen la guardia. Si alguien puede dar energía a Mariko, que lo haga.

No miraba a nadie y mi mirada estaba ausente. Alcé mis alas oscuras y a la máxima velocidad que éstas me permitían volé hacia allá, no sabía qué nos esperaba, pero... estaba seguro que no iba a gustarme. En absoluto.

¿Me lo das, Onírica?

Le pedí, extendiendo ambas manos. Ni siquiera me preocupé si venían otros dragones, aquello... aquello era algo que sentía la necesidad de hacer. Y una carga que no quería para ella.

Se incorporaba del suelo sintiendo una atracción excesiva, pero esa atracción moneda nada ante el hervir de su sangre al ver quién reclamaba el cristal.

- es fácil decirlo - recriminó a Edward - difícil de hacer si notas que hagas lo que hagas le hace daño. No sabes lo que es mantener la distancia por su petición para alguien que daría su vida por ella...

Pero no era momento de recriminar, cuando tal traidor se acercaba al corazón de Hardack. Alzando la voz aunque manteniendo la calma, se comenzó a acercar - las lagartijas traidoras no deberían ni acercarse a ese cristal, vendiste Hardack ¿Dime que pretendes ahora? Mejor quítate los clavos que aún adornan tu espalda y tus alas - ¿El cristal había escogido caer con suavidad en las palmas de Onírica, no tenía intención de quitárselo, pero si Walker se acercaba más le congelaría hasta los huesos.

Aún me encontraba absorte en mis pensamientos sombríos cuando la aparición del cristal me obligó a volver a la realidad. Con gran esfuerzo, me despegué a mí misma del suelo.

-¿El cristal de Hardak? -dije incorporándome y mirando al grupo que se estaba congregando alrededor de aquel artefacto. No lograba comprender del todo lo que estaba pasando- ¿Qué sifnifica?¿Por qué... por qué están dicutiendo por esto?

Sentir de nuevo a Shiro hizo que sus ojos se empañaran en lágrimas, apuró el paso hasta colocarse dónde caería la esfera, y cuando esta alcanzó la altura de sus ojos alzó las manos para cogerla con suavidad y dejarla descansar sobre las palmas. Durante un corto periodo de tiempo la sostuvo sin siquiera parpadear, algunas lágrimas caían de sus ojos y estas golpeaban la esfera con suavidad. Sin apenas darse cuenta apretó ligeramente la esfera con sus dedos.- Lo-....Lo siento....-Le dijo con las lágrimas atragantadas en su garganta.- Siem...pre pen-pensando en los demá-ás... Y olvidá-dándote de ti...-Alzó las manos y posó su frente sobre la esfera durante unos segundos, en ese instante no pudo evitar llorar con más ganas. Todo aquello le parecía tan injusto... ¿Por qué ella? Separó con suavidad la esfera y la observó con una triste sonrisa.- Espero... Qu-que nuestros cami-minos se crucen una vez más...-Se llevó la esfera al pecho, pero aquello apenas duró unos segundos, pues Onírica notó el movimiento de sus aliados al rededor de dónde ella estaba.

Los dragones empezaban a reunirse a su alrededor, bajó la mirada hacia la esfera y sonrió con delicadeza. Sus hijos deseaban reunirse y ella podía notar cómo Hardak los “buscaba”, después de todo... Ella no era una de ellos y no era a quien esperaba. Primero miró a los que se acercaban desde la parte del campo de batalla, pero su mirada se posó en Walker. La rapidez con la que se aproximó hizo que su larga cabellera ondeara con el viento. La joven Einar le sonrió con calidez y tristeza.- Notah....Sabía que pese a que la apariencia no fuese la que conocía, él estaba allí. Dio un paso hacia él, quedándose a sólo unos centímetros, pero no le entregó la esfera si no que la mantuvo protegida con una de las manos, mientras la otra la llevaba hacia la mejilla del dragón.- ¿Recuerdas nuestra conversación, verdad? Ella una vez te sacó de las tinieblas... Quizás esta sea tu oportunidad de devolver el favor..-No había terminado de hablar con él cuando Ilify habló con aquella fiereza controlada. La joven separó la mano de la mejilla de Walker si se giró con suavidad, aún sosteniendo la esfera.

-¡Basta! -Alzó ligeramente la barbilla y clavó su mirada en la del otro joven dragón. No era momento para insultos, ni peleas...Con elegancia y calma volvió a hablar, pero esta vez con tono suave.- No es momento para desprecios...-Llevó la mirada hacia Walker, pero la volvió hacia el resto.- Si Shiro fue capaz de perdonarle ¿Por qué tú no? Da igual que fue lo que pasó... Eso es parte de su pasado y todos merecemos tener la oportunidad de empezar de nuevo. Incluso él.-Se mordió el labio con suavidad, sabía que sus palabras quizás no fueran aceptadas, pero Notah era su amigo.- Esta noche él era el protector de la Sacerdotisa... Y no dudó en poner su vida en juego para protegerla.-Miró al resto de los dragones presentes y finalmente se giró hacia Notah.

- Sois cómo el día y la noche... Siempre juntos, pero eternamente separados.-Buscó la mirada del joven, cómo queriendo encontrar en su mirada a su amigo.- Juraste protegerla...Y yo sé que dentro de ti hay alguien en quien puedo confiar. Eres de corazón noble, aunque no puedas verlo.-Tomó una de sus manos, y con suavidad la colocó encima de la esfera, mientras ella la sostenía por debajo.- Quizás no hayamos podido evitar que se vaya, pero sí protegerla mientras descansa.

Mientras continuaba consolando a Dawn, pues luego de hablar con Walker se había dirigido a ella y a Trickster que apenas recobraba el conocimiento, sonrió con alivio cuando el rubio musculoso fue por Mariko y Lightning estaba con Allan, sintiéndose feliz por ella.

It's not my time.

Cerró los ojos por un momento, pero entonces su "tranquilidad" fue interrumpida por instinto para voltear a ver al escenario y toparse cómo su hermano estaba golpeando a Ilify, apretando sus labios sin poder hacer nada para evitar tal confrontamiento. Sus ojos se humedecieron más, pero no permitió que alguna lágrima fluyera porque no era su momento. Volteó a ver a Arjimae, queriendo decirle algo aunque su voz no acudió a ella, se limitó a estirar su brazo y una cálida brisa se dirigió a al peliblanco como si quisiera darle la bienvenida. No obstante, el silencio aún rodeaba a la pelinegra que ya no acariciaba el cabello de Dawn, pues su atención ahora se centró en el orbe que había descendido del cielo y en la explicación del chico. 

Claro, Kuroryuu pasaría por lo mismo como la Reina de Cristal y sonaba muy bonito que ella ahora vivía en ellos. Sin embargo, al ver el orbe, no pudo evitar recordar las visitas a su casa para beber té y ambas platicar, algunas conversaciones un tanto alegres y otras donde Katherine lloraba por las pesadillas y traumas que la ponían muy mal. Ella era una de las pocas personas que sabía por completo todo lo que atravesaba, lo que sufría... sus sueños, sus esperanzas, sus terrores y sus inseguridades. Era su amiga, y ahora ella ya no estaba.

Con sus ojos nebulosos, volteó cuando escuchó unos pasos y se topó con Ephorus y Aimi. Sentir la mano en su cabeza no la reconfortó... le hizo sentirse peor, así que bajó la mirada mientras comenzaba a temblar; Calíope le pidió perdón y fue cuando alzó sus ojos para verla llorar, por lo que su pecho se hundió para comenzar a dolerle más. Animae no comprendía por qué se estaba sintiendo así, pues aunque intentaba justificarlo por todo lo que había pasado, estaba sintiendo que algo más en su interior estaba a punto de explotar. Pero no era su tiempo, no lo era...

...Pero entonces, las palabras de Ilify cuando él le reclamó a su hermano y después la discusión entre él, Walker y Onírica por lo del orbe... terminaron por hacer que por fin llorase luego de haberse contenido para estar con Dawn. Sus ojos azules, usualmente cándidos y afables, se fueron tornando iracundos y sombríos. Animae se levantó con cuidado para no romper la fragilidad de la draconiana y le habló con seriedad.

-Creo que te está llamando, ¿no es así? Deberías ir, después de todo, es la sacerdotisa quien lo hace-y, desde su lugar, volteó a ver donde sucedía la discusión y su voz dejó escapar toda la ira, todo el coraje y toda su frustración que había estado guardando. Lloraba, pero la mezcla de tristeza y enojo sofocaba la belleza natural de la andeliviana-. ¡Escúchense! ¡Por amor de Dios, Kuroryuu acaba de dar su vida y la están desperdiciando! Ilify, tanto que insistías en que tu no eres ese dragón del pasado.. ¿Por qué no haces lo mismo por él? Y tú, Walker, no eres el único dragón que está siendo llamado, ustedes dos deberían esperar a las demás. 

Apretó uno de sus puños con fuerza, incluso daba la sensación que el viento alrededor de ella comenzaba a agitarse con fiereza.

-Son unos egoístas, ¡egoístas!-se limpió con fuerza sus ojos, temblando de ira y por poco se lastimaba la cara, pero no le estaba importando; sin embargo, ese reclamo parecía que solo iba a una persona que comenzó a ver-. Es justo por eso que pedí que nos tomáramos un tiempo, Ilify. Te pedí que confiaras en mí... ¿Y qué ha pasado? Tuve que enterarme de esta manera que sí eras consciente de lo que hacías a mi persona y que, a pesar de todo lo que ha pasado querías continuar la relación. ¡Yo también estoy dispuesta a dar mi vida por ti! ¡Aún te amo! Y aún estoy dispuesta a pelear codo a codo contigo para defender el único hogar que tenemos... Pero... mientras intentabas razonar con Heleth... y mientras tú-volteó a ver a Ephorus, dejándose llevar por la ira-, dejaste de tener la voluntad de pelear-de nuevo volteó a ver a Ilify- la pelea se complicaba para todos los demás y estuve a punto de morir si no fuera por Schmella, Onírica y Platinium. Y, por supuesto, otros perecieron y ahora, gracias a Kuroryuu, pueden escucharnos una vez más- dio un paso atrás y su mirada se centró en su propia mano para no voltear a ver a alguien más-¿Y así... y así piensan honrarla?-su cara dolida fue tal que tuvo que cerrar los ojos y gritar mientras bajaba la cabeza-. ¡SE SUPONE QUE SOMOS UN EQUIPO! ¿Porque hay reclamos y golpes si somos del mismo bando? ¿Por qué nadie me respondió cuando les estuve pidiendo ayuda? ¿Por qué nadie me hizo caso para poder trazar un plan?

Esas últimas dos preguntas carecían de sentido. ¿Por qué reclamaba eso? Tal vez si hubiesen prestado atención a  su mirada cuando interrogaba con esas frases, se habría notado que miraba a los andelivianos presentes. Sin embargo, al detenerse en Lightning, su respiración agitada se tornó más fuerte, pero el viento  a su alrededor se calmó  para luego taparse la cara y seguir llorando.

-... no importa. Ignoren mi desplante-like always-. Estaré bien.

Bajó su cara y comenzó a caminar en dirección contraria a donde se haría la reunión de los dragones. Animae continuaba llorando y cuando pasó al lado de su hermano, le pidió perdón en susurro y prosiguió con su lento andar. 

Cuando Animae se acercó a su hermano, susurró para que él y Calíope pudiesen escuchar. Aunque se pudo percibir para los demás oídos que pedía disculpas, hubo más palabras en esa frase.

-Perdón, yo... ya no podía más. Me alegra que estén juntos, me alivia... solo... solo que esto fue demasiado. Lo siento, en verdad lo siento.

Ilify no respondió a lo que le decían pero sin duda escuchó todo, sin duda tenía todo el derecho del mundo de recriminar a aquel dragón, era la primera vez que le veía desde su intento de matarle durante su traición, y lo veía yendo directo al cristal de Hardack... Pero tal como ya había razonado antes, el corazón del gran dragón escogió caer en manos de Onírica y no iba a intervenir en lo que decidiera hacer con él. El no sentía esa atracción exagerada hacia el cristal, no sabía si era por estar más acostumbrado a su proximidad como antiguo guardián de la sacerdotisa, o si era porque el cristal ya no le reconocía. Fuera la primera o la segunda, al parecer el corazón de Hardack no le necesitaba.

- el cristal te ha escogido, si crees que puede tocarlo no me meteré... - si os traiciona de nuevo que sea sin inventarme matar a mí - un pensamiento bien justificado, que no necesitaba exteriorizar, y que sólo provocaría que le criticarán algo más a él, daba la sensación que recriminarle a él estaba bien, pero no hacerlo él. Aún así tenía cosas más importantes que hacer, no podía dejar que Animae se retirara así.

No le habían molestado los golpes de su hermano, él se había enderezado a su lado esperándolos, y si intentó razonar con Heleth fue buscando un final mejor que el transcurrido, pero no había funcionado, ya no podía remediarlo, vivir era ya para él equivocarse. No le desagradaría que aquellos problemas se pudieran solventar como sus negocios, pero nada era igual.

Pasó al lado de Edward y susurró algo antes de seguir a lo que de verdad le importaba.

- me alegro de que esté de vuelta, créeme que estaba dispuesto a vender mi alma por la promesa que te hice, pero Heleth... Es alguien incapaz de razonar me temo - le dio un toque en el hombro camino a Animae.

Alcanzaba a Animae metiendo sus manos en los bolsillos - si no lo intentaba, ¿Como sabría que no funcionaría? Además Shiro tiene que volver, es la única a parte de tí que tiene derecho de darme la bronca, incluso si nos lleva dos o tres reencarnaciones volverá para decirme que lamenta que mi intenta fuera un fracaso - intentaba destensar un poco el ambiente, no podían remediar lo hecho, si el cristal de Hardack quería que protegiera a Onírica y Katherine lo secundaba, así lo haría, pero en esos momentos ya no sabía que se suponía que debía hacer, solo sabía que la persona a la que más amaba volvía a llorar y que seguramente fuera su culpa "otra vez".

- se qué meto mucho la pata últimamente, pero si no me guías un poco, podría perderme por completo... Puedo hacer algo bien para variar y ofrecerte mi hombro?

Con las palabras de Kathy, Dawn solo pudo llorar más. Se recargó en el hombro de su amiga, incapaz de acallar sus sollozos y la abrazó. En esos momentos se sentía triste como nunca, así como inmensamente impotente. ¿Acaso podía aferrarse a las palabras de Kathy? ¿Cómo se suponía que debía vivir de ahora en más?

—No tengo nada a lo que aferrarme, Katherine —el tono de voz de Dawn estaba completamente falto de cualquier expresión. Apenas era su voz mermada lo que desvelaba cuán profundo era su dolor—. No pude hacer nada...

Y con esas ideas en la cabeza se mantuvo, sin saber que apenas unos momentos después se le arrebataría el derecho de sentirse así. No podía morir. No aún.

Con la batalla habiendo terminado, Dawn se permitió llorar sobre el hombro de su amiga, al menos hasta que Ephorus llegó con Calíope. No los miró a ninguno de los dos, apartándose rápidamente de Animae y acallando sus sollozos a la fuerza. Vio como Trickster se levantaba y se iba, Dawn tampoco le dijo nada. Con su cuerpo malherido aún y carente de energías, Dawn no tardó en levantarse. Ya no se sentía cómoda con Ephorus y Calíope allí. Se levantó y, luego de asentir hacia Animae, caminó un poco, limpiando con un brazo la humedad de su rostro, aunque en realidad las lágrimas no dejaban de salir. El rostro de Dawn, de repente, se contorsionó iracundo. Trataba con todas sus fuerzas de reprimirse, pero no lo conseguía del todo. Esto no haría más que cambiar apenas veía lo que sucedía con aquella esfera.

Todo su cuerpo se detuvo ante aquel suceso, y toda la ira contenida se disipó de golpe. No pudo menos que mirar aquel orbe completamente absorto. Era como si antes de que explicasen qué era, ella ya lo supiese. Por lo mismo, escuchar lo que era solo la sorprendió más.

—Shiro…

Casi como si fuese un llamado profundo de su alma, Dawn empezó a caminar hacia el orbe, olvidándose por el momento de cualquier cosa que la aquejaba. En esos instantes, solo quería llegar hasta allí, sea como fuese. La atracción era tal que ni siquiera fue consciente que los demás dragones iban hacia Onírica también, aunque no era algo que importase. Ella siguió caminando, prácticamente ignorando lo que sucedía a su alrededor con Walker, Ilify, Animae y los demás; olvidándose incluso de ella misma. Por supuesto, volvió a la realidad al ver a quien confiaba el orbe Onírica. Aquella ira volvió a nacer en su interior. ¿Por qué debía tenerlo alguien como él? Por primera vez en mucho tiempo, no podía estar más de acuerdo con Ilify, aunque la dragona no lo expresó en palabras, sino en su expresión. Apretó su puño con fuerza, el cual se imbuyó con fuerza al instante. 

—¿Por qué él...? —masculló, con furia. Las llamas sobre su puño se extendieron a lo largo de todo su brazo y, cuando parecía que la dragona iba a estallar, las llamas, de golpe, se esfumaron. La ira en el rostro de la dragona se fue una vez más, y esta cayó de rodillas. Las palabras de Animae no sonaban más que como un débil murmullo en algún rincón de su mente— Claro... Debo ser peor que un traidor.

¿Por qué todo tenía que ser tan complicado? ¿Acaso las emociones cegaban a los presentes? Sintió cómo su pecho se oprimía por la tristeza, incluso las palabras de Animae la hicieron bajar la mirada con lentitud hasta la perla en la que descansaba Hardak ¿Acaso habían malinterpretado todos su acción? No entendía nada, sólo podía sentir cómo el corazón le bombeaba con fuerza, cómo si este quisiera salir de su pecho cómo un caballo desbocado. Las lágrimas que se habían agolpado en sus ojos finalmente cayeron por sus mejillas una vez más ¿También iba a fallar en aquello? ¿Iba a ser incapaz también de trasmitir lo que quería? Era fracaso tras fracaso... Y eso hacía que todo su ser se encogiera cómo un conejillo dentro de ella.

Miró a Animae cuando esta la mencionó, pero simplemente inclinó la cabeza. Tan sólo había hecho lo que cualquier otra amiga... ¿Cómo iba a dejarla morir? Terminó de escuchar todo y vio cómo esta se giraba con la intención de irse. No, ella... Ella no debía irse. Ella era quien hacía que los dragones permanecieran juntos.- ¡Animae! ¡No, espera...! Por favor....-Sus palabras se vieron silenciadas al ver que Ilify se dirigía a ella. Sin poder evitarlo sus mejillas se ruborizaron por el mal rato que estaba pasando y negó con energía ¿Cómo podían pensar aquello? ¿Por qué....? Casi al instante Onírica rompió en llanto cómo si se tratase de una niña. Con suavidad apartó la mano de Walker de la esfera, pero no se separó. Por miedo a que esta cayera al suelo la agarró con firmeza con ambas manos, sentía que sus piernas en algún momento la dejarían caer. Aunque al ver cómo Dawn invocaba aquellas llamas el cuerpo de Onírica se tensó ¿Iban a atacar? Ibamos a luchar entre nosotros...”No, no podemos....Todos somos necesarios. Somos aliados....Y amigos”

Soltó una de las manos de la esfera y la bajó hasta sentir la de Notah. Tras eso la cogió con delicadeza y la apretó. Quería sentirse segura...- Ilify, yo no fui escogida por la Sacerdotisa. Ni siquiera soy una de vosotros. Ella me protegió, me dio su amistad.... Y cuando la sentí, tuve la necesidad de despedirme de ella. De pedirle perdón por no conseguir protegerla cómo ella hizo conmigo.... -Algunas lágrimas descendían hasta golpear la esfera y mano de la joven Einar.- Pero, la Sacerdotisa ahora no desea estar conmigo... Quiere estar con todos vosotros. Con sus hijos y esos sois todos vosotros. Desde el más grande al más pequeño.-Miró a los distintos dragones y volvió a dirigirse a Ilify, aunque ahora hacía una llamada a todos.- Por favor, venir con ella..

Miró hacia Dawn.- Yo no he escogido a nadie... No puedo. Eso es algo que vosotros debéis hacer. Y no eres menos que nadie, tan sólo pretendía reconfortar a Shiro... Se siente inquieta al estar en manos de una Einar.

Heracles terminó por caer de rodillas sobre el suelo, sin atreverse a depositar a Mariko en la fría y dura superficie, por lo que la mantuvo entre sus manos. No le importaba continuar manchándose de sangre, solo quería ayudar.

Desde su posición, le dedicó una mirada comprensiva a Onírica, que había roto en llanto. Habría dado lo que fuera por ir a por ella y rodearla en un cálido abrazo, pero en esos momentos debía encargarse de Mariko. Solo esperaba que su compañera fuera capaz de hacerse entender y los demás comprendieran su posición y acciones.

Tampoco comprendía del todo las desigualdades entre unos y otros, menos en esos momentos tan críticos. No veía necesidad de ser tan bruscos. -Podríais dejar lo de ser unos capullos inmaduros para más tarde- regañó con voz profunda y dolida. Todavía buscaba la forma de comprender todo lo que había ocurrido y ayudar en aquella situación. -Ahora deberíamos buscar soluciones, no señalar y culpar- volvió a mirar a Onírica, le dolía verla así.

-¿Alguien puede ayudarme con ella?- su mirada se centró entonces en la frágil figura que seguía descansando en sus hercúleos brazos. Parecía apurado por no saber bien qué podía hacer.

-No puedo prometer mucho, pero tratare -Dijo con una sonrisa a Tenma. Gracias...

Mirari ya no luchaba por seguir en pie, sino por mantener su transformación, esto se debía al contacto con Tenma, pero cuando el la dejo y escucho parte del reclamo a Ilify, su fuerza combativa volvio…

-El cristal.

Murmuro sorprendida, aquello era bastante cruel, pero era asunto de otra especie, eso hasta que de nuevo aquel cobarde abrió la boca.

-…

Estaba por decir algo cuando Onirica calmo las aguas, al menos la de los demás, el estallido de Animae, su mano apretó la espada y sin ocultar que estaba por atacar al Dragón, dejo que su furia tomara forma, no como un fuego descontrolado, sino como una fragua, la ira era útil cuando podia forjar una mejor actitud.

-De mi parte pido perdón a los que dañe en la batalla, Cursed, quedo a su merced -Miro a su alrededor buscando a Rukka, aunque le extrañaba no verla. A otros les debo mi mano amiga…

Mientras decían eso como un discurso de disculpa, las siguientes palabras eran con el mismo fuego que con el que peleo hace tan solo unos momentos.

-Concuerdo con Onirica y Heracles, no es tiempo de pelear, afuera todo parece congelado, no he podido hacer contacto con el exterior y me dicen que estan dormidos afuera, no se mucho mas. Ilify, por tu lado, cuando sea posible, quiero un duelo a muerte, confío en las guerreras y puedo darles a confiar mi vida por Animae y sus líderes, en los dragones por Cursed, pero tendrás que ganarte mi confianza con tu vida y no con palabras.

Luego de eso su cuerpo herido le hizo tambalearse, pero siguió de pie.

-Chicos…

Quería abrazar a Animae y dejar su destino en manos de Cursed, pero la cosa no había acabado.

-Esto aun no termina...

Animae estaba cansada y solo quería salir de ahí para relajarse y, de esa manera, intentar ser la misma de siempre porque su ansiedad le estaba haciendo ver que ella no tenía derecho a explotar de esa manera.. Ni de ninguna otra. Apenas se había alejado para no arruinar el momento de su hermano con Calíope cuando escuchó que alguien se acercaba a ella y reconoció sus pasos antes de que él hablara. Se detuvo y volteó a ver a Ilify con sus ojos azules llorosos y derrotados, con su brillo casi perdido y un semblante alicaído. Se quedó en silencio escuchándolo y mirándole, y cuando apenas iba a responderle cuando Onírica le gritó. Sus ojos se humedecieron más y, si de por sí aún lloraba, su rostro se mostró más afligido.

- ¿Por qué me pides ayuda, Ilify? - reprochó dolida, aún limpiándose la cara. - Comprendo por qué sólo nos escuchabas a Kuroryuu y a mí, pero... No se qué decirte para guiarte. Son tus acciones, tus decisiones.. Y... Algunas de ellas me lastimaron muchísimo. Sé que estás consciente de ello, y ese es el primer paso.. Sin embargo, eres muy egoísta. Dices no querer herir, pero lo sigues haciendo y ahora que Kuroryuu te llama la ignoras. ¿Tienes miedo de algo?

La guerrera se acercó a él y acarició su mejilla, pero el rostro de Animae reflejó dolor al hacerlo. Sin embargo, continuó haciéndolo por unos segundos más.

- No puedo ni debo usar tu hombro cuando los dos estamos mal, no nos beneficia - y entonces el reclamo del rubio musculosos e Irisu se dieron a dar. Si la mirada de la peinegra palidecía, ahora sus ojos se habían perdido mientras las lágrimas aún fluían-. No puedo decirte nada porque... Yo misma estoy cometiendo errores. No sólo hemos perdido a la sacerdotisa dragon y para cuando ella vuelva yo ya habré muerto... Perdí a una de mis mejores amigas y preferí gritarte antes de velar por Mariko... Soy lo peor. Solo.. Trata de asumir la responsabilidad de todo, así como yo lo haré por haberme permitido dejarme llevar por mis emociones.

Animae estaba bastante mal. Se sentía perdida y quería irse de ahí. Retrocedió unos pasos, pero se quedó mirando al suelo aún sollozando.