Partida Rol por web

- ¡Alto! – era una voz que conocían bien y al mirar, pudieron ver que se trataba del presidente Kenta, el cual se apoyaba en los hombros de Healing Dragon, la sacerdotisa dragón. Este aún usaba las ropas del hospital y con ayuda de la Sacerdotisa, se acercó a la gigantesca bestia, pero la Sacerdotisa se alejó y llegó con Platinium para ayudarla a levantarse. Puso una mano sobre su hocico y con gentileza le dijo.

- Mariko, por fin te encuentro. Vuelve con nosotros, por favor – y entonces, se gira.

- Por favor, no puede luchar – le dijo a Ilify y la bestia abrió los ojos despacio y casi de manera somnolienta para mirarlo. De repente, sus pupilas se dilataban y sus ojos pasaban de un rojo intenso a un suave azul. Estos denotaban dolor y sufrimiento, pero nada más que eso. Kenta sonrió y tomó su forma de zorro.

Arjimae era hermoso pero la herida en su espalda aún era notoria y su pelaje alrededor de esta era completamente negro.

Los titanes permanecieron estáticos por un momento, casi esperando algo y a Scarlet esto no le parecía bien. Algo estaba a punto de pasar, lo sentía en sus huesos, en sus entrañas y miró alrededor alarmada mientras cerca de ella, pudo ver a Storm levantarse casi como si de un robot se tratara y con una mirada vacía. Tenía lágrimas en las mejillas, lo cual la llevaba a pensar que, fuera lo que fuera, estaba luchando con eso. Entonces, vio cómo comenzó a correr con unas largas garras que parecían haber crecido de la nada en sus manos.

- ¡Detente! – gritó Scarlet mientras corría tras Storm. La guerrera de cabello violeta se dirigía a toda velocidad hacia Arjimae, quien estaba distraído con su hermana, tratando de ayudarle, pero estaba tan débil que no pudo moverse al ver a Storm alzando su mano hacia su corazón. Scarlet logró llegar y cubrir al guardián, pero eso no los salvaría de su suerte.

Los ojos de Storm brillaban rojos de ira y su rostro parecía desfigurado, la sombra de unas alas negras apareció en su espalda y una energía malvada la rodeaba. Sus garras atravesaron el pecho de Scarlet con una facilidad increíble y arrojó a la guerrera contra Arjimae. Su brazo siguió su trayectoria y casi hasta llegar a su hombro, enterró el brazo a través de Scarlet para llegar al zorro de pelaje blanco. El guardián lanzó un chillido mientras Scarlet parecía luchar por respirar y un hilo de sangre salió por su boca.

Storm retiró la mano la mano con violencia y las alas desaparecieron, sus ojos volvieron a la normalidad y la energía la abandonó. Volvía a ser la dulce chica de siempre. Entonces, miró su mano ensangrentada con la sangre de Arjimae y Scarlet y solo pudo gritar. Cayó al suelo de rodillas mientras la bestia gigante miraba incrédula a su hermano. Aulló con tristeza y dolor mientras el sonido de huesos rompiéndose llenaba el lugar y un viento completamente negro cubrió a la bestia. No pudieron ver su cuerpo hasta que se dispersó el viento y lo único que quedaba de esta era el cuerpo de una chica desnuda de cabellos largos y azules desnuda que se encontraba de rodillas y la cual cayó al suelo.

Healing Dragon dejó a Platinium con Ilify y corrió hacia Arjimae, el cual aún estaba vivo, al igual que Scarlet. Esta última estaba a los pies de Storm, la cual la miraba perpleja y solo miró a Animae y con lágrimas en sus ojos, posó sus ojos en los grandes ojos azules de la guerrera – Yo… Siempre… Animae… - y así, escupió sangre una vez más antes de caer presa del sueño de muerte.

Arjimae miró a Healing Dragon y le dijo con rostro suplicante, aunque su boca no se movía – Salva a Mariko. Yo… Moría igualmente. Ella… Apenas… Puede comenzar a vivir – a pesar de su estado, era evidente la fuerza de este guardián. Por ello era el guardián de la Reina de Cristal.

- Mis guerreras, sean valientes. La oscuridad… Está… En todas partes – tras esto, sus ojos se cierran y la Sacerdotisa hace un rezo que pocos entenderían pero que hablaba del Gran Dragón y misericordia. Con esta trágica escena, esta batalla parecía haber terminado.

La figura de la Reina Oscura apareció en el cielo mientras, junto con su risa, una tormenta se desataba y un remolino negro llegaba desde el cielo hasta la tierra.

- ¡Bien hecho, guerreras! Han matado a su propio líder. Lo han logrado, me han dado lo que necesitaba, la sangre del guardián. Ahora, la oscuridad será desatada en este mundo y Kal'Ahd tomará su esencia para reconstruirse. ¡Kal'Ahd reinará! - tras esto, todo el cielo se tornó oscuro, casi como si fuera de noche. Los rayos seguían cayendo y cada vez más constantes. Caían en los edificios, en los árboles, en muchos lugares. El pánico comenzaba a reinar en el lugar mientras el remolino se convertía en un pilar negro.

- ¡Vengan a mí, mis sirvientes! ¡Vengan a sembrar el caos! – y pudieron comprender de qué se trataba al ver que Yami atravesó el rayo de luz con una sonrisa, desapareciendo, tal vez para ir junto con su señora.

Segundos más tarde, un segundo remolino de color blanco apareció en el cielo y golpeó la tierra con fuerza. Su energía y brillante luz irradiaban paz y tranquilidad.

La imagen de una chica de cabellos rojos en su mente apareció y dijo - Este es un portal al Reino Oscuro que no los contaminará, pero deben saber que, a partir de aquí, no habrá vuelta atrás. Soy la última voluntad de la Reina de Cristal - sin decir más, quedaba su decisión. La imagen desapareció.

La caída de ese ser no era lo que ilify deseaba, el solo había luchado por tal de parar el peligro, y de hecho hubiera preferido atacar a los titanes, recostado hacia atrás sobre sus alas, intentó pensar en que hacer. Y su reacción fue simple, se acercó a la víctima sonriente, no era la primera batalla perdida y seguramente tampoco sería la última. Pero la actual batalla aun no terminaba, cerró sus ojos y concentró su habilidad en quien la reina oscura daba por aniquilado. ... ... ... Millones de cristales de hielo se encargaron de mantener el último aliento de aquel ser, nunca podría considerarse una solución absoluta, pero si impedían aquello aunque fuera solo un ápice, tal vez alguien con más sesera que él fuera capaz de reanimarle y transformar una muerte aparente y victoria titánide, en un plan frustrado por su parte, al no tener en cuenta que en el mundo humano era algo habitual reanimar a aquellos que poseen el hilo de la muerte. Tal le dijo su alter ego - vosotros buscar el método de que siga viviendo, y yo buscaré cuando lo creáis conveniente, la ayuda de médicos poco "usuales" que por el precio adecuado, no dirán nada de vosotros. - Ilify miró a su señora y arrodillándose habló - mantengamos su último aliento, conozco bien a alguien de cuyos contactos, aplicaran las operaciones necesarias para salvarle sin importar el aspecto que tenga.

Dawn llego volando lo mas rapido que le permitian las alas, estas al igual que todo le dolian pero eso no la iba a detener. Todos estarian dando su mayor esfuerzo en esta lucha de escala titanica y ella solo se escondio en una grieta cual sauro cobarde, eso sonrojaba sus mejillas de la verguenza y hacia que volara mas rapido aún con el dolor que le costaba mover las alas. Habia llegado en mal momento, sus compañeros estaban seriamente heridos y las Guerreras Magicas con estaban mucho mejor, lo peor es que los villanos parecian no haber tomado mucho daño aparentemente. La Dama Dragón descendio junto a Ilify y le dijo:

-¿Estas bien hermano?-desvió la mirada, como si intentara ocultar su verguenza-Perdón por no llegar antes, pero es que tenia que ir por ayuda.-dicho esto la cebosa figura felina que iba en el hombro de Dawn descendió al piso mirando todo con apatia.

Cursed iba a pedirle a su compañero algo cuando de repente ocurrio aquellos macabros incidentes, una guerrera traiciono y mató a su propio lider, la reina oscura habia regresado y las tinieblas eran mas fuertes que nunca. No podia creer que todo esto estuviese pasando, habia pasado todo tan rapido que parecia una pesadilla diabolica. Mientras intentaba asimilarlo vió como Ilify usaba un truco muy extraño con la magia de hielo, algo que no podia recordar que pudiera hacer. Se acerco a este y preguntó:

-¿Que estas haciendo? ¿acaso tienes el don de revivir a los muertos? 

Entre esto y al notar que Platinium estaba en el piso bastante herida fue hacia ella, era lo mejor concentrarse en los que estaban vivos que en las perdidas. Mientras la revisaba preguntó a su compañero:

-Ñyankuro ¿no puedes darme mas de esa agua milagrosa? solo un poco, Platinium la necesita.

Habia que hacer algo rapido, el portal abierto por la Emisaria de la Reina de Cristal se habia abierto y habia que darse prisa en terminar con la Reina oscura y su Sequito de maleantes, pero ¿como?.

Platinium siente los golpes que le estaban dando, aquel golpe fue realmente fuerte y no pudo evadirlo, cae pesadamente al suelo, sentía que apenas tenía fuerzas, que no era capaz prácticamente de moverse, quería moverse, pero no tenía fuerzas para ello, hace el intento de levantarse mientras susurra:

• No… no puedo rendirme tengo que seguir…

Pero el dolor era demasiado para ella, no podía moverse, sentía como sus costillas estaban rotas por el golpe de Grim y como su ala sangraba por el disparo que había recibido, mientras estaba en ese estado sentía como su  yo interior, su yo humana estaba también herida y cansada, sentía como estaba asustada, a ella no le asustaba la muerte, le asustaba el no poder vengarse de aquellos que le habían hecho daño, pero aun así sentía el miedo de su parte humana. Sin embargo, fue cuando llegaron aquellas personas, aquellos refuerzos y sucedió aquello que no sabía realmente que sucedía, no era capaz de reaccionar, no podía hacer nada ante lo que sucedía delante de ella.

Cuando la reina oscura aparece la mira con odio, ella también le había traicionado, no solo las que eran sus compañeras antes, sino ella también y vio los dos portales y la otra imagen, un portal al mundo oscuro, pero ella no podría hacer nada, al menos en ese estado, cuando Cursed Dawn se le acerco ella estaba muy débil, sangraba bastante y ante sus palabras se queda extrañada mirándola y dice:

• ¿Porque? ¿porque me ayudáis? Me… traicionasteis hace tantos años… me entregasteis como sacrificio, ¿Por qué me ayudáis ahora?

Al escuchar a sus hermanas, Ilify sonrió antes de responder. - ¿revivirle? No, pero los humanos son expertos en reanimar a los que estan aparentemente muertos, yo solo le conservaré hasta que esto acabe y podamos disponer del tiempo de reanimarle. Momento en el que tocará buscar médicos "especiales" que no s asusten al tratarle. Luego miró a Platinium - no se que te han hecho o quien, pero si no eres una titánide no tengo nada en tu contra, y si tengo que despertar a puñetazos cada vez que te vuelvas contra nosotros, lo haré. ¿No eres una orgullosa dragón? Deberías saber que solo nosotros mismos tenemos derecho a sacrificanos si lo deseamos, y nadie tiene derecho a decidir por nosotros. Ni siquiera nuestra señora nos obligaría a ser un sacrificio, al igual que no nos lo impediría.

Healing Dragon solo asintió ante el último deseo del zorro y dejó caer algunas lágrimas – Adiós, viejo amigo -. Entonces, Ilify lo envolvió en hielo y ella se puso de pie para ir por Mariko y cargarla entre sus brazos. Su mirada triste se posó el Ilify y le dijo.

- Si bien es cierto que los humanos pueden revivirlo, la maldición ha consumido todo su ser. Volvería a la vida para morir otra vez. Creo que lo que queda es entregar su cuerpo a las guerreras y que le den sepultura – y entonces, miró el cuerpo de la chica inconsciente que llevaba entre sus brazos – y salvar a su hermana, tal y como era su deseo – se la entregó a Ilify para que él la protegiera y se agachó para alcanzar la mirada de Platinium. A pesar de lo maltrecha, era hermosa y su cuerpo desnudo parecía frágil pero fuerte a la vez.

Miró a Platinium con compasión en su rostro y luego dijo – Mi querida Platinium. No sé qué te ha mostrado la Reina Oscura, pero puedo asegurarte que te ha mentido. Jamás te traicionaríamos. Y aunque aún no tengo el poder suficiente para deshacer lo que te haya hecho, espero que confíes en que quiero ayudarte - y entonces, giró su mirada hacia Ilify.

- En algo te equivocas. No los dejaría cometer tal sacrificio si noto que se trata de una locura – le sonrió y miró a las guerreras – Lamento su pérdida, pero debemos movernos. Debemos escoger un camino -.

Ñyankuro se bajó del hombro de Dawn y cuando preguntó por la poción, se puso nervioso. Tragó saliva y miró a Healing Dragon - Solo lo tenemos permitido para nuestras guerreras asignadas y es una fuente limitada. Lo que sí puedo decirte es que... - se detuvo por alguna razón.

- Es que no se puede. Sigue contaminada por la oscuridad - una pequeña gata de color blanco y adorable rostro apareció de la nada y caminó hacia Platinium.

- ¿Aún no me recuerdas, Platinium? - su mirada era triste.

Al escuchar a su señora, el dragón no se molestó en mantener el gélido manto más allá de asegurarse de que se mantuviera en buen estado y que la sepultura fuera algo más agradable por ver a la víctima en un mejor estado de conservación.

El portal no le importaba en exceso, si era o no posible corromperse, pues se consideraba un ser tan lumínico como oscuro, la idea de corromper su ente era tan solo una ilusión teniendo en cuenta que tenía bien aceptada su parte negativa.

Miró a Platinium y le ofreció su mano de manera simbólica, mientras cargaba aun con la otra muchacha - si no quieres aceptar lo malo, yo lo acogeré por ti, ser malvado o ser confiable, solo depende de los ojos con que se mire.

Miró a su señora y se vio cargando con la petición de salvar a la hermana del fallecido. Pero su mejor forma de proteger a los demás era llevando consigo el martillo de la venganza. Depositó suavemente a la chica en el suelo para cubrirla con su chaqueta, y con la certeza que no podía arrastrarla al tétrico mundo al que llevara ese portal.

Tras un instante de pensamientos, miró a su señora una vez más - sin duda no podemos llevarla con nosotros, ¿cree que podríamos dejarla en el hospital? Cerca de algún escombro como si hubiera sido golpeada por el? Hasta que averigüen quien es, probablemente se harán cargo de ella. Luego bastaría con preparar algo de papeleo y hacerla pasar por la hermana de mi contenedor o algo por el estilo...

La pelea contra la titánide de ojos ígneos había llegado a tal punto que Animae era consciente que sólo saldría de pie quien lograra atacara con efectividad primero. Estaba herida, pero no estaba dispuesta a cae sin seguir con la lucha cuando reconoció la voz de Kenta y volteó a verlo con una mezcolanza de alivio y preocupación para después sonreír cuando lo ve asumiendo la forma de Arjimae.

Sin embargo, le tomó por sorpresa ver a Storm cambiada acercándose a su líder mientras Scarlet gritaba que se detuviera. No sabía si fue por la pérdida de sangre, los sonidos de acoso o la distracción de ver a Arjimae que todo lo sucedido a continuación ocurrió tan rápido que no le dio tiempo de reaccionar o ayudar. Verlos así la paralizó y aunque algo le decía que su contrincante podría aprovechar eso para atacarla no hizo nada. Sus ojos seguían viendo cómo se desarrollaba todo y al encontrar su mirada con la de Scarlet su cuerpo comenzó a temblar. 

-No... No... Scarlet, Arjimae... ¡NO!

Por primera vez se le escuchó hablar y se llevó una mano a su boca para seguir conteniéndose. Sin poder evitarlo rodaron las lágrimas que resbalaban por sus mejillas y negaba con la cabeza, tal vez queriendo convencerse a sí misma que esto no estaba pasando. Su otro yo quería llorar y la culpa la invadía, Animae percibía cómo la oscuridad invadía ese lado de su espíritu y entendía que debía ser fuerte por las dos partes,  y aunque le hubiese gustado abrazar a la chiquilla para decirle que todo estaría bien ella estaba sufriendo, también había perdido a seres que quería con todo su corazón.

La figura de la Reina oscura no le hizo titubear. Alzó su mirada para reflejar un intenso deseo de venganza a través de sus ojos azules cristalinos y aunque ella seguía anhelando la convivencia entre los dragones y los titanes, sabía que sería casi imposible de que se hiciera realidad. Se fue acercando a donde yacía Mariko, los cuerpos de Scarlet y Arjimae* y los demás dragones. Se reflejaba mucho dolor en su rostro, pero no se podía hacer otra cosa. 

Cuando ya se hubiese acercado lo suficiente, su voz emergió temblorosa y al mismo tiempo con ímpetu, aunque a discresión para que el enemigo no la escuchara. El momento había llegado y aunque ya no estaban con ellos Scarlet y Animae, la batalla debía continuar a pesar de todo.

-Es demasiado tarde para Scarlet... como acaba de decir ella-señaló con respeto a la sacerdotisa de los dragones, dándole la razón-... Lo mejor es que.. descanse en paz... Y sí, nos encargaremos de la sepultura... gracias... gracias a todos ustedes.

Se expresó de manera sincera y les dedicó una mirada de agradecimiento tanto a sus compañeras y a los dragones, pero cuando se topó con Storm la evadió con rapidez. Aunque sabía que no era su culpa no sabía si podría confiar en ella.

-Sería peligroso llevar a Mariko, como bien dice Ilify... Si la dejamos en el Hospital seguramente la atenderían... pero... ¿qué hacemos con...? -no pudo referirse a Scarlet y Arjimae, por lo que se limitó a hacer un leve movimiento de cabeza para señalar que hablaba de ellos-... ella está sufriendo mucho.

Se encaminó hacia el cuerpo de Scarlet y cuando pasó a lado de Ilify susurró algo que sólo él podría escuchar. Después se agachó para acariciar el rostro inerte de la pelirroja y sonrió triste.

-Ya lo sabía, Scarlet... ya lo sabía...

Cuando pasó al lado del joven dragón, Animae trató de ser lo más discreta posible puesto que se abriría con él sólo para poder ayudar a alguien que estaba sufriendo igual o peor que ella.

-Ilify... si salimos de esta... Por favor dile a Jaycee que apoye a Katherine... lo va a necesitar. 

Dicho esto se acercó hacia el cuerpo de Scarlet.

y como todos los sinos crueles, éste se cumplió con rapidez, y el hechizo de la reina poseyó por completo a Storm antes de que ella pudiera evitarlo, de hecho, careció de toda voluntad, solo podía ver cómo su cuerpo se movía hacia aquel que debía matar, no podía detenerlo, no podía detenerse, hasta que su brazo atravesó los cuerpos de sus dos aliados, arrebatándoles la vida, y con eso, toda posibilidad de paz. Retrocedió, con la sangre en sus manos, rogando que fuese una pesadilla de la que despertaría, pero le era imposible. ¿Por qué las demás no la detuvieron si les dijo que estaba aquella  maldicion? No, no podía echarles la culpa de sus actos. Era responsable de esas muertes. Y debía pagar... 

todos se agolparon ante los cadáveres mientras los enemigos se retiraban saboreando la victoria, "háganme pagar por lo que hice!", pensó, pero no podía decirlo, estaba paralizada, estaba completamente atontada, aún mirando sus manos envueltas en la sangre que no le pertenecía, cayendo de rodillas. Todos parecían ignorarla, los dragones y las demás guerreras, pero se deberían detenerla, juzgarla, algo, algo, lo que sea para poder pagar lo que hizo. Los había matado, los había matado, haciendo el daño que supuestamente debió hacérselo a quienes los atacaban. 

- ¿qué hice?... ¿Qué hice?...- murmuraba en estado de shock, - ¿QUÉ?- cayó de bruces, mientras su transformación desaparecía, pero no con ello la sangre que aún tenía y que la carcomía. Se repetía una y otra vez lo que había hecho y como no había sido lo suficientemente fuerte como para evitarlo. necesitaba limpiar con su propia vida aquellas vidas tomadas, y vio su mano ensangrentada, debía terminar con su existencia para así enmendar lo que había hecho.

Platinium escucha lo que le dice Ilify, lo que le decía en cierta forma tenía sentido, lo sentía como si fuera algo cercano, pero lejano al mismo tiempo, no sabía muy bien que hacer, le escucha mientras en su mente dos pensamientos se interrelacionaban, el que decía que ellas tenían razón y el que le decía que aquello no era cierto. Entonces Healing se acerca y también le habla, realmente no sabía qué hacer, ella estaba segura que le habían traicionado, era lo que ella recordaba, pero una sombra de duda flotaba sobre su mente, no sabía que hacer, su parte humana le decía que confiara, pero no estaba segura. Fue entonces cuando escucha las palabras de esos gatos, se queda mirando aquella pequeña gata blanca que le pregunto si no le conocía. Aún estaba agotada y le dolían las heridas, con un hilo de voz responde:

• Yo… no… no sé, pero… me resultas familiar… siento como si te conociera, pero no lo sé.

Trataba de esforzarse para saber si era o no alguien que conocía, su parte humana le decía que tenía que esforzarse, que estaban siendo amables con ella, pero no sabía realmente que pensar de aquello, estaba claramente confundida, escucha a Ilify de nuevo que le ofrece su mano, ella asiente y dice:

• No… no tengo miedo a la oscuridad ni a la luz… yo sé que tengo oscuridad y luz en mi

Con una sonrisa divertida, la ilusión que había estado sirviendo de escudo a la Titiritera se desvaneció como si se tratara de humo, dejando que la real saliera de su escondite. Estaba un poco tocada pero nada que no pudiera regenerar en poco tiempo, no había quedado tan mal después de todo, aunque el combate había sido duro, necesitaba despertar bien para el siguiente encuentro después de devorar la ciudad con sus hilos. Sus sirvientes aun flotaban a su alrededor, uno en especifico se encontraba flotando cerca de sus hombro de manera protectora mientras los otros dos se unían a el, eran tan adorables ver como los cuerpos de los enemigos de la Titiritera ahora la protegían, tanto que no pudo reprimir hasta el sonreír con cariño y pasar una mano por su afelpada superficie.

-Grim...tesoro ven aquí. Dijo alzando los brazos y observando como el poderoso peluche se acercaba a ella, la agarraba por la cintura y la sentaba en la palma de su mano, colocando las piernas entre sus garras a modo de asiento, mirando todo el escenario con su sonrisa cosida la cual guardaba todo el tormento de su interior. -Me encantan estas estampas, a ti no? Confusión, miedo, desesperación, caos, muerte….aaaaah...tan dulce, tendré que llevar esta cálida estampa a la ciudad. Decidme que se siente? Lucháis de una manera tan rauda y valerosa pero la oscuridad acabara siempre por devoraros, controlaros, dominaros...Ahora ya sabes porque no te mate cuando tuve la oportunidad, verdad querida. Dijo la Titiritera con una sonrisa macabra mirando a Scarlet. -Disfrutad de este vuestro ultimo día en el mundo que conocíais, rememorad lo perdido, deleitadme una vez mas con la promesa de venganza que no llegara pues nuestra reina cubrirá este mundo con un manto negro.

Dio dos palmadas a Grim y este empezó a caminar hacia el pilar de oscuridad. -Que lastima, echare de menos el burlarme de vosotras por teléfono y fingir ser vuestra amiga.  

El acento de Commutatus Animae, su manera de hablar, sus cadencias, todo esto te recordaba a alguien. Una chica inglesa de ojos azules por la cual Jaycee suspiraba, una chica que había sido amable y valerosa. Se trataba de la voz de Katherine Tempus.