Partida Rol por web

Enola simplemente chasqueo su lengua luego de recibir el ataque de la rubia y aunque retrocedió un poco eso simplemente le provocó más y sus ojos indicaban que les veía como presa fácil. Aunque sus tres sirvientes las rodeaban, ella alzó su mano indicandoles que no atacaran hasta que ella diera la orden y que sería el primer golpe un trofeo suyo.

Ella era la generala de la guerra, por lo que una vez dispuesta su arma, apuntó y jalo el gatillo.

La ráfaga de su arma moderna, era de alcance pero eso no era lo asombroso, se movía rápidamente, en poco tiempo había lanzado múltiples ataques.

Pudo seguir pero paró, no era de las que platicaban, pero le debían una respuesta, sin importar si estaban ilesas o sanas, volvió a preguntar.

Si juran lealtad saldrán con vida, no he escuchado su respuesta -su voz reflejaba un enojo que descargaba sobre ustedes. Si no dicen nada, considerare eso como un No.

Sus sirvientes seguían observando, tres chicas alrededor suyo, rodeando con su respectiva cautela y sus armas, si ellas se sumaban al ataque, quien sabe como se pondrían las cosas.

De pronto Nereida sintió que volvía a pensar con claridad.

Oh, pero que he hecho! Lighting... estará bien? En que estaba pensando?

Luego se dio cuenta de que estaban bajo un ataque.

Que es esto? Enola! Nos esta atacando!

Nereida intento esquivar los ataques de Enola, pero ya era demasiado tarde. El incidente con Lightning la había distraído lo suficiente como para que no tuviera ya tiempo de defenderse.

Mi ataque apenas hizo daño a Enola, pero al menos conseguí impactarla. Mientras no la perdía de vista, pude observar como mis esfuerzos dieron su fruto y Nereida salía del control mental de Enola. ¡Genial!  Por fin un poco de buena suerte. Me acerqué a ella para ver cómo se encontraba, pero entonces me despisté y me comí completamente lo dos ataques de Enola. Venga, Lightning, concéntrate o no saldréis de esta.

Viendo que Nereida ya estaba bien y que Enola se acercaba, sujeté fuerte mi hoz durante unos segundos analizando los movimientos de nuestra adversaria. Sus trucos eran peligrosos y no tenía la seguridad de que pudiera conseguir escapar de ellos una segunda vez, pero la mejor manera de hacerlo era atacarla de frente. Las estrategias nunca habían sido lo mío, por lo tanto, me puse en posición de ataque y me lancé sobre ella intentando impactarla con mi arma con un doble ataque.

Enola trato de parar los ataques de la guerrera eléctrica, pero no había esperado algo tan repentino, ya había reaccionado tarde al primer golpe cuando el segundo la envió a volar.

En el aire su figura golpeada se compuso, giro como un felino para caer de pie evitando el golpe al suelo, estaba herida, no lo ocultaba, sin embargo parecía disfrutar la pelea, un enojo se destilaba en sus movimientos.

Está bien, sin diálogos… veamos que puedes hacer -un paso tras otros comenzó a avanzar, sus largas piernas aceleraban. ¡Esbirros, ataques a Nereida!

Empezó a disparar mientras corría, aunque su ventaja era a distancia, embestía contra Lightning, sus ojos ardían en llamas, estaba dando todo en aquel enfrentamiento.

Cuando acortó la distancia, freno en seco, miraba directamente a la chica mágica al tiempo que su arma brillaba en una luz enfermiza, estaba preparando un ataque a corta distancia.

Little Man Bomb!

Una onda de energía negativa salió disparada, en tan solo un pestañeo aquel movimiento trataba de impactar a la guerrera Lightning, tanta energía era capaz de crear una gran explosión.

Por su parte, las chicas esbirros tomaron sus posiciones, la primer en atacar parecía la más débil, sus movimientos eran lentos, su arma era una pistola de 1 tiro.

Por su forma de apuntar era casi seguro que fallaria.

La segunda en atacar a Nereida tambien actuo de manera lenta, su arma también era a distancia e igual que la primera, era fácil ver a donde disparaba.

La tercera tambien ataco de la misma manera, básicamente las tres habían fallado.

El anterior ataque de Enola la había tomado por sorpresa, pero esta vez estaba preparada y los esbirros eran débiles. Así que Nereida no tuvo problema en esquivar los tres disparos.

-Ahora es mi turno, acabaré con ustedes una por una. -Y mirando a Aria- Tú primero! Toma esto! -Dijo lanzándole un puñetazo.

Contemplé satisfecha como mis ataques alcanzaban mi objetivo y lancé una sonrisa confiada a Enola.

- Ahora es cuando empieza la verdadera lucha, titánide, no te atrevas a subestimar a las guerreras de Andelivian - la desafié apuntándola con mi hoz - ¡Nereida, cuidado!

Al ver que sus esbirros atacaban a mi compañera, corrí rápidamente a intentar ayudarla, pero Enola no me dejó. Me atacó a distancia y no me permitió acercarme a ella. Si quería ayudarla, tendría que librarme antes de ella, por lo que volví a coger mi hoz y me lancé tan rápido como pude contra la titánide. Entonces, vi el ataque y mis ojos se abrieron como platos. Como podría esquivar eso. Me preparé para intentar defender de ellos usando mi hoz para desviar los ataques y atacar tan pronto como pudiera.

Enola estaba muy cerca, para una titan acostumbrada al combate lejano esquivar aquellos golpes le era muy difícil, apenas trataba de detener uno, otro la golpeaba, esa guadaña era excesivamente molesta.

Aunque su apariencia era femenina, sus movimientos no lo eran, al estar tan cerca, se pudo ver una sonrisa en su rostro.

¿Te atreves a mirar a otro lado? ¡Preocupate por ti misma!

*Su rifle lo uso como arma cuerpo a cuerpo, aunque solo la punta del arma era filosa, pues llevaba una bayoneta, manejaba como si fuese un arma cuerpo a cuerpo con cada golpe.

Con su velocidad danzaba entre cada ataque que lanzaba, a sus costillas, a su vientre, en los pies y en el pecho. Disparos, golpes, se valía de todo estando tan cerca.

Seguía girando súbitamente en su encuentro, su pecho se alzaba entre sus respiros, sus ojos envueltos en llamas parecían disfrutar de la batalla.

¿Guerreras de Andelivian? Será Asesinas… es hora de pagar.

Tan cerca se podía apreciar el olor de la pólvora junto al calor del arma al ser disparada repetidas veces, sería fácil esquivar aquel gesto de la Titan.

Sus heridas no le parecían importar, sus ropas mostraban cada golpe y posiblemente también su piel, que había recibido de la guerrera Lightning.

Veamos cuánto aguantas.

Las esbirros seguían disparando contra Nereida, aunque fallaban, era evidente que no la dejarían ir o interrumpir el otro combate.

Aunque no pudieron evitar sonreír al fallar el ataque de la guerrera azul, no se confiaban y mantenían su distancia atacando con esas armas de fuego.

Lightning intentaba ayudar a Nereida y Enola aprovechaba esos momentos de descuido para atacarla.

Tengo que terminar con esto pronto. No quiero que Lightning se preocupe por mí. Ya tiene suficientes problemas.

Aria había logrado esquivar mi primer ataque, pero no dejé que eso me desanimara.

No me rendiré, aquí voy denuevo!

- Maldic... - apenas tuve tiempo de maldecir mi mala suerte cuando los ataques me impactaron. 

Aunque atacar de más cerca me permitía darle menos margen para sus ataques a distancia, esa ventaja era un arma de doble filo, pues yo misma me encontraba en apuros ante sus múltiples ataques. Enola no un adversario para tomarse a la ligera, sus ataques eran certeros y destructivos. La única ventaja que había era que sus sirvientas al menos no parecían tan eficientes como ella y Nereida no estaba teniendo problemas con ellas.

- No me vengas con sandeces, titanide, yo misma vi como arrasabais nuestro mundo - le dije con el ceño fruncido.

Hice girar mi hoz y salté para poder atacarla con toda mi fuerza mientras mi arma no dejaba de girar sobre mi cabeza.

Estaba herida pero no era nada, podía con ello. Echaría abajo a Enola y ayudaría a Nereida. Y juntas podríamos salir de allí para juntarnos con nuestras compañeras de nuevo. Todo saldría bien. Enarbolaba mi hoz con fuerza sin hacer caso de mis cada vez más graves heridas. La titánide me había impactado varias veces y sentía como mi cuerpo acusaba la fatiga, pero aún así seguía adelante. 

Me lancé en un fiero ataque con la intención de desarmar definitivamente a Enola y derrotarla cuando una nueva andanada de ataques me tomó por sorpresa. En esta ocasión no pude evitar ni uno de ellos, en una fracción de segundo vi como todo mi mundo se volvía rojo de sangre y dolor. Por un interminable segundo, me vi volando por el aire antes de aterrizar pesadamente en el suelo. Mi hoz aterrizó a varios metros de mi con un ruido metálico y se quedó en silencio.

Un quedo gemido salió de mis labios e intenté moverme, pero mi cuerpo no me respondía. Mi exceso de confianza y mis ganas de ayudar a mis amigas habían perdido ante Enola. Era mi fin y con frustración, me di cuenta que no podía hacer nada. Miré a Nereida, ocupada con las sirvientas de la titánide, y extendí débilmente mi mano hacia ella.

- Ne-Nereida... vete... no puedes con... - tosí, interrumpiendo mis entrecortadas palabras - ... corre...

Noté como mis fuerzas me abandonaban y la oscuridad me cubría. Acunada por la negrura, esperé en silencio que la muerte me reclamara.