Partida Rol por web

La criatura mostró una actitud seria y cuando habló Kyran, su garra empujó su rostro hacia el suelo. -Ssssssilencio ladrón- dijo de mala gana, pero sus ojos volvieron a mirarlos a todos, mientras seguían evadiendo la mirada.

Las palabras de Errol hicieron que bajara su cabeza, tratando de quedar a una altura similar. -¿Qué te paressse ssssi vuesssstra recompensssssa es no perdeeeeer vuesssstras vidaaaas?- sisea amenazantemente la criatura mientras abre sus alas y ocupa todo el espacio. -Los kithaaaaain ssssois codisssssiosos y traisssssioneros. Por essssso esssste ha robado el tessssssoro de madre- dice, poniendo algo de peso sobre Kyran y arrancándole un gemido de dolor. -Habéissss sssssido vosssssotros quienes habéisssss robado a madre, ¿por qué he de darossss algo?- el basilisco parecía a punto de volver a entrar en su furia asesina.

-Pero paresssséis querer conssssservar vuessssstras vidas. Queréisssss jurar, podéissss jurar. Jurad que haréisssss lo necesario, que torturaréis a vuessssstro amigo para recuperar el tesssssoro de mi madre, y que lo traeréisssss ante mí junto con la mano del ladrón sssseparada de ssssu cuerpo- dice con una sonrisa maliciosa.

-Pero los kithain no ssssssois dignossss de confiansssa. Sssssólo os dejaré juraaaar si esssstáis disssspuessssto a darme una garantía...- y observa a Errol. -Mírame a losssss ojosssss,  recuperador-de-cosssaas. Asssssércate y dime tu nombre verdadero- exige la criatura.

Tragué saliva al ver la facilidad con la que la criatura ponía al sátiro contra el suelo. Sin embargo, no pude evitar sonreír de medio lado al pensar que a la gata le habría gustado hacer lo mismo, aunque de otro modo.

Acto seguido, cuando el basilisco se puso como... Bueno, como un basilisco, cambié el peso de pierna. Estaba claro que razonar no era su fuerte. Miré a mi bolsillo, dedicando un suspiro a Mest y dando por hecho que en ese instante se estaría cagando en mis muertos...

—Vamos cosa por cosa —dije entonces—. Jurar, lo que es jurar, yo no quiero —aseguré. Y me maldije a mí mismo al notar de nuevo ese hormigueo. Otra vez me iba a venir arriba, lo notaba... Y no podía evitarlo. Bueno, quizá sí podía. Pero estaba tan acostumbrado a forzar los límites que ni me planteé no hacerlo. Además, en el peor de los casos, siempre podía desaparecer—. Por lo menos no si no juras tú también. Yo lo que quiero es que estemos en igualdad de condiciones. Yo te digo mi nombre, si tú me dices el tuyo. Y yo juraré cuando hayas jurado tú. Y te traeré el tesoro cuando tú hayas traído otra cosa que sea valiosa para entregarla a cambio. De todas formas... Te recuerdo que nosotros no hemos robado nada de tu madre —expuse, con un gesto que abarcaba a todos (incluso a Neakail) menos al sátiro, para luego señalarle a él—. Yo a él le he conocido hoy, y dice que ni siquiera es el ladrón.

—Si prefieres matarme, adelante —añadí después, aunque esperaba que no lo hiciera—. Pero entonces no tendrás quién lo recupere.

En ese punto me desvanecí en el aire, apareciendo unos metros a la espalda del basilisco.

—Podría haberme marchado, y no lo he hecho —dije entonces—. No respondo por otros, pero si me he quedado es para tener un buen trato. Para tener amenazas, mordiscos y arañazos, habría vuelto con mi ex.

Va...le. Quizá ahí me había pasado un poco en lo de ir de sobrado. Bueno, un poco no, bastante. Pero habíamos ido a jugar, ¿no? Vale, no. Habíamos ido a por la puta cría. Pero esto ayudaba a lo de la cría. De hecho, era necesario, o eso quería creer. Porque si no me justificaba de esa manera a mí mismo lo que estaba haciendo... Entonces hasta yo iba a pensar que estaba haciendo el subnormal.

Ya la rabia se le hizo bola en la garganta, tan espesa y negra que obturaba la entrada de aire por su tráquea y le costaba respirar en ese ambiente cargado.

- ¿Pero quieres callar la puta boca? ¿queréis callaros todos?- y la bola salió por boca, sin más, hacía el pelirrojo - Juremos, dale tu nombre y calla la puta boca. Nos va a matar, joder. -siguió vomitando palabras viendo los ires y venires de Errol, que parecía gustoso de boicotear cada intento de negociación con aquella quimiera. ¿Lo hacía a propósito? ¿envíado por su mentor?

Y viendo que solo parecía querer empeorar por momentos la mala pinta que tenía todo, pasó lo que tenia que pasar. Expresó con palabras lo que su mente le gritaba a toda voz.

- Mátalo. Mátalo si lo ves necesario para enmendar toda la mierda que está soltando por la boca. Entenderemos que se lo merece y apechugamos. - señaló al pelirrojo-  El resto seguimos dispuestos a jurar a cambio de que nos dejes seguir el camino y encontrar a quien buscamos - y lo dijo, a la quimera. 

Parece que el señor dragón se calma, o no. Quiere que le ayudemos a encontrar algo y ya, que para mí es suficiente. Podemos ayudar al dragón si nos ayuda a encontrar a Alice, eso es lo correcto.

^{_{-Estaría bien no perder nuestras vidas y que nos dejaras pasar para encontrar a Alice. Nada de traición y codicia, una ayuda por otra, quid pro quo}}- aunque el señor pelirrojo tiene otra idea y es que parece querer otro algo. Quiere que el dragón, que está enfadado, haga cosas antes.

Niego ligeramente para mí y luego más enérgicamente.

^{_{-No, no, ese no es el plan. El plan es encontrar a Alice, luego podemos explorar el otro camino y luego ayudamos al dragón-}} explico al pelirrojo, que como llegó el último quizás no había entendido cómo se hacían las cosas. Quizás de dónde él venía las cosas se hacían de otra forma, una que no era lógica para mí.

Después Neakail se exalta de nuevo y ahí hago aspavientos cuando empieza a decir que mate al pelirrojo.

-^{_{No se tiene que morir nadie, es fácil pero el dragón no me escucha. Encontramos a Alice y luego… pues luego le ayudamos, pospondremos explorar el otro camino si es necesario y el señor dragón lo necesita mucho}}- accedo, aunque seguía pensando que el otro camino habría sido una buena idea, no una que nos llevara a Alice pero una buena idea igual.

- Por todos los pelos de gato que hay en el suelo de mi casa...-maldijo, suspirando, al observar lo que hacía el pelirrojo, con los ojos bien abiertos, tragando saliva y sintiendo el corazón palpitante, a punto de salírsele del pecho, tras haber escuchado la sugerencia macabra y siseante del basilisco- No le haga caso, señor basilisco. No se ha tomado las pastillas. Está mal de lo suyo.-dijo- Eso de acabar con el rabo y las orejas tiesas suena fantástico, así que yo estoy dispuesta a hacer el trato.

Con la cara pegada al suelo y la garra del basilisco sobre su espalda, Kyran sólo se enteraba a medias de lo que pasaba tras él. Y aún así era lo suficiente para tener la certeza de que aquello iba a salir mal, por un lado o por otro. Mal porque el bicho se cabreaba cada vez más y mal porque no iban a poder conseguir la égida para cumplir con aquel trato. El sátiro ya estaba convencido de que iban a morir todos, los chavales allí y él repitiendo por última vez su peor pesadilla, entre las fauces de la madre de la criatura. 

Le repateaba los higadillos sentirse responsable de esa panda de críos, hasta el punto de que estuvo a punto de decir alguna tontería y que se los comiese a todos si quería. Siempre había esquivado establecer lazos firmes con ellos, más allá de las reuniones en casa de Orsi o cuando acudían de fiesta a su Ensueño. No les hablaba de su vida privada, ni de lo que le importaba. Y, sin embargo, se daba cuenta en ese instante de que sentía cierta lealtad hacia ellos. Una lealtad inoportuna en el momento más inoportuno. Culpa del mosquetero, sin duda, que le había ablandado. 

Maldijo mentalmente antes de alzar la voz, desde el suelo.

—Yo juraré —dijo—. Juraré que recuperaré la égida que le robaron a tu madre —remarcó las palabras dejando claro en ellas que él no era el ladrón—. Y te traeré la mano del ladrón. Pero deja a los críos en paz. Ellos no tienen nada que ver con este asunto.

Maldito momento para ponerse a hacer el héroe. Según terminó de hablar ya se estaba arrepintiendo de lo que había dicho.

La criatura escuchó a Errol, todos sentís como su mirada se fija en el pelirrojo mientras emitía un silbido y su cabeza se movía. -¿Queréissss ssssssaber mi nombre? ¡Ja!- dice mientras comienza a reírse de forma siseante. -¡Estáissssss frente a Mordraugh, hijo de Nathair, ssssseñor de lassss catacumbassss!- dice y cuando menciona a su madre, las motas de luz vibran y parpadean para apagarse de repente, dejando en su lugar un frío desagradable capaz de helar la sangre de vuestras venas. Sólo el rostro del basilisco parece tener algún fulgor que no os animáis a seguir.

Cuando todos los demás hablan, la criatura comienza a reír abiertamente. -Lo habéissss oído ya, recuperador-de-cossssassss. Hassssta el ladrón jurará, y traerá el tesssssoro de madre que ha robado. Nada debo darossssss a cambio y nada ossss daré, másss que vuessstras vidasssss. A tusss amigossss lesssss paresssse ssssufisssiente.-hace una pausa pensativa- Y ssssiento que jurarán traer tu lengua sssssi así lo requiero. Huye ssssi quieresss, recuperador-de-cossssassss. Pero tu amigo ssssabe mejor que nadie que tarde o temprano, caerásssss bajo las garrasssss de nossssotros, ¿No esssss verdad? Huye ahora, pero tu vida acabará bajo missss garrasssss- dice mientras presiona al sátiro contra el suelo una vez más.

-Si juráisssss, vuestrasssss vidasssss ssssson vuessssstrassss mientrasssss mantengáissss vuessssstra palabra Kithain. Apresuraossss, jurad y jurad pronto. Jurad que antesssss del siguiente pesssstañeo de la luna, traeréissss ante mí la égida negra de Nathair, la mano del ladrón...- dice susurrando e inclinando su cabeza hacia Kyran -... y la lengua de todo aquel que inssssssinúe querer ssssacar provecho de ella. Y yo juraré, juraré que vuesssstrassss vidasssssss no terminarán por missss actos, aquí, y ahora, hassssta que cumpláissss vuestra promessssa- El basilisco de nuevo adopta una postura erguida, convirtiéndose en una gran mole que tapa toda luz.

-Y miradme a losss ojossss cuando juréisssss, Kithain- añade, mientras retira su pata del cuerpo de Kyran y baja su cabeza. El brillo de sus ojos parece extinguirse poco a poco. -y asssí creeré vuessstras palabrasssss-

Vértigo, casi podría decir que estaba experimenta auténtica sensación de vértigo:

Sensación ilusoria de que las cosas externas están rotando o desplazándose alrededor de uno o de que es uno mismo quien está dando vueltas en el espacio.

¿Acaso no es eso lo que sentía? Que las cosas externas rotaban a su alrededor, a su antojo, pisando su propios principios, sin pedir permiso. “Oh, Neakail ¿te importaría cagarte en tus principios por un apego que no deberías estar experimentado?” “Claro que me importaría, chúpame un huevo, gracias”.

Casi podía sentir también ese zumbido tan propios en los oídos, pero pudo oír perfectamente lo que decían sus compañeros y el propio basilisco. La luz existente se extingue con la sola mención de su madre y eso hace que vuelva a mirarle.

¿Hasta el próximo pestañeo? Sin duda, debía referirse al ciclo de la luna. Si, eso debía ser. Y si no se equivocaba estaban cerca del Cuarto Creciente, eso hacían…

- Dos semana… - pensó en voz alta- Tenemos dos semanas para cumplir el juramento, hasta la próxima luna nueva... – expresó ahora para el resto y miró a Kyran, que aun yacía en el suelo, recién liberado de las garras de la quimera.

Taladré a Neakail con la mirada en cuanto me habló de esa forma. Estaba claro: se lo iba a cargar todo. Y yo estaba convencido de que sí, me estaba emocionando con las exigencias... Pero lo tenía controlado. Pero con su miedo y su manía por jurar de todo antes de tiempo iba a echarlo todo a perder. Y ya cuando dijo que me matase apreté el puño, tentado de dejarme llevar y hacer algo que podía acabar muy pero que muy mal... Para él. Joder, si yo era el primero que había hablado de recuperar la mierda esa, fuera lo que fuera. Pero eso no era suficiente para que se diese cuenta de que él no tenía ni idea.

En fin, qué se le iba a hacer. Íbamos a acabar trabajando gratis para una mierda de basilisco. Primero trabajaba gratis para una baronesa, y luego para una serpiente con patas y alas, esto mejoraba por momentos. A este paso acabaría trabajando gratis para Neakail, que ya sería lo peor de todo.

Entendí que los demás se achantaran, la verdad, y me sorprendió un poco el arrojo del sátiro. Bueno, a lo mejor no le importaba jurar lo que fuera porque tenía él la mierda esa, después de todo. No era tonto, el maldito.

Cuando la criatura volvió a hablarme, dándome su nombre y haciendo que nos quedásemos a oscuras, sentí un escalofrío y con sus amenazas, suspiré. Al final iba a tener que ceder por culpa del alcornocker de Neakail. Y ya no tenía claro si yo era parte del juramento o sólo de las amenazas... Pero cuando puso sus condiciones mi ceño se frunció y negué con la cabeza. Joder, veía a estos capaces de caer en una cosa tan absurda como la que planteaba.

—Pero vamos a ver, señor Mordraugh, señor de las catacumbas —dije como si quisiera sembrar un poco de cordura—. Hay que cambiar un poco ese juramento. Porque si lo hacemos como decís, señor —enuncié volviendo a tratarle con respeto—, nada garantiza que no acabéis con todos en cuanto cumplamos la promesa. Y hacer todo esto sólo para alargar dos semanas la vida mientras trabajamos para usted, como que no es plan. Yo les ayudaré y guiaré para recuperar ese tesoro sin obtener nada más a cambio que mi vida —concedí al final, con un repentino dolor de mi corazoncito que me hizo añadir unas palabras que abrieran al menos la posibilidad a la vacía esperanza— y lo que vos queráis darme. Pero conservando mi lengua. Y la mano será del verdadero ladrón. Si lo hacemos así, señor, me comprometo a que si el ladrón tesoros tiene más tesoros le traeremos alguno más, como... —Vale, Errol, piensa...— el Ojo de Agamotto.

Vale, quizá no había sido el mejor ejemplo. Pero uno no podía encontrar las mejores palabras cuando estaba en conversación con un basilisco así de grande, lejos de casa y sin saber qué cosas le gustaban a esas criaturas. A lo mejor con un rascador para gatos le servía, o con una culebrilla que pudiera convertir en su novia y tener culebretes juntos.

Nathair, la madre de todas las serpientes. Una antiquísima criatura que algunos dicen es conocida en otras culturas como Jörmungandr o Quetzalcoatl, y otros profesan que estos son sólo parte de su extensa progenie. Su sólo nombre parece atado a terribles y oscuros recuerdos en tu memoria, y lo que has leído y oído siempre ha venido en forma de leyenda y susurro. Sin embargo, tienes en claro que Nathair es una criatura quimérica que ha existido más allá de la División, cuando poderosas y místicas criaturas rondaban la tierra.

Terrible como su nombre, las historias la describen como una colosal serpiente negra capaz de tragar montañas enteras, con un temperamento volátil y una vena cruel. Sus hijos siempre son objeto de conflictos y monstruosas catástrofes. El solo rumor de su nombre ya es presagio de mala suerte, y aquellos lo suficientemente estúpidos o valientes como para ir en su enfrentamiento, rara vez vuelven con vida.

Recientemente, poco se sabe de su paradero. Se dice que dormita en algún lugar escondido del Ensueño, rodeado de sus vástagos quienes atienden todas sus necesidades y velan porque nada turbe su sueño. Algunos dicen que quizás ha muerto ante la falta de sustento, pero estos últimos parecen pensar más con el deseo. Las historias más recientes tienen un tono más profético y relatan que cuando Nathair se despierte una vez más, arrastrará su vientre sobre los campos del Ensueño de regreso al mundo Otoñal y comenzará a devorar al mundo, dando inicio al Invierno y a la muerte de los últimos vestigios del Glamour y la fantasía.

El rostro del Nocker se torna sombrío y preocupado. La sensación se vértigo se agudiza y el zumbido en sus oídos se hace más chirriante, si cabe. Siente como las piernas se le aflojan por momentos y tiene que hacer un verdadero esfuerzo por no desfallecer. No podía permitirselo ¿verdad?  

¿Qué otras opciones había? ¿Morir ahí abajo? Aquí y ahora no veía muchas más alternativas y aunque el camino era afilado y kamikace como caminar sobre el borde de una espada, realmente es el único camino que veía para salir de alli con vida, al menos por ahora.  

La sobredosis de imágenes y emociones hace mella en su cabeza. Ve a Orsi, a Lady Ban. Ve lo que puede pasar con ellos. También presiente y huel oscuros y mortales recuerdos... pero finalmente cierra los ojos y formula palabras, de las que quizá se arrepentiría más tarde, pero que en estos momentos era su única salvación envenenada.  

Eleva la voz, por encimad de las palabras del pelirrojo. Por encima de sus pensamientos, que le gritan que pare, su lado egoista, su lado mas Oscuro. Pero no es suficiente para frenar un tren que marcha  a toda velocidad: 

- Oscuras y caóticas, como la Noche Sagrada, 

que estas galerías den testimonio de los hechos, 

y que la Madre Luna se torne evocación máxima 

de la promesa aquí gestada. 

Mordraugh, hijo de Nathair, Señor de las Catacumbas, 

Ante vos al Ensueño invoco, 

para sellar este juramento que a este lugar queda ligado, 

y mil veces maldito quede 

 si mi palabra revoco. 

Antes de que la Luna Negra de paso a 

la proxima Luna Nueva, 

Yo Neakail, juro que traeremos ante vos la égida negra de Nathair, 

la mano impía de quien oso hurtarla 

y la lengua de los buitres que pretendan usarla. 

Este es mi Juramento sagrado,  

que guardará nuestra vida ahora 

Y una vez acabado. 

Tras lo cual, abre los ojos y escupe en su propia mano. Luego mira a sus compañeros, porque debían hacer lo propio.

Espero que Neakail haga su juramento, porque el pelirrojo solo quiere sacar su beneficio parece. O sacar algo. No sabía que los pelirrojos eran tan codiciosos, no recordaba a Tommy así, o quizás es porque era la excepción que prueba la regla. Puede que sea que los khitain pelirrojos son codiciosos, en ese caso debía dar la razón al señor dragón. Aunque si fuera codicioso, no habría venido a ayudar a buscar a Alice, porque ayudar era de buenas personas, o no personas en este caso pero lo mismo era.

Antes de que pueda pensar nada más, Neakail comienza el juramento. Habla sobre sellar ese juramento a ese lugar. No entiendo de qué lengua habla, pero esperaba que no tuviera que cortarla yo.

Cuando Neakail acaba se escupe la mano, repito el juramento tras él y sin pensar mucho lo del escupitajo hago lo mismo, no sé muy bien qué íbamos a hacer con aquellos fluidos, pero que no se diga que no estoy dispuesta a compartir si hace falta.

Mira atento la acción de Leonore, pero luego niega.

- Repite el juramento también. Todos debéis repetirlo - enuncia. 

El sátiro se puso en pie en cuanto la enorme zarpa de la criatura se apartó de su espalda. La oscuridad ocultaba la expresión de su rostro y tanto mejor, pues por una vez sentía su confianza mermada ante lo que se avecinaba. 

Mientras el basilisco siseaba y el pelirrojo daba vueltas y vueltas sobre lo mismo, Kyran valoraba otras opciones y sus ojos se movían de un lado a otro con rapidez. Todavía estaban a tiempo de echarse atrás. Todavía estaban a tiempo de correr. Todavía podían atacar a la bestia ahora que no se lo esperaba. Todavía... La voz de Neakail invocando al Ensueño cortó todos sus pensamientos. Todas las posibilidades se esfumaron de golpe con su juramento. 

Kyran resopló. Eran idiotas y unos suicidas. Sólo estaban aplazando su muerte dos semanas, pues estaba seguro de que no iban a encontrar la égida ni en cien vidas. Pero si querían lanzarse sin mirar si había agua en la piscina, no iba a dejarlos solos. Ya encontrarían la forma de librarse después. 

Dio un paso adelante y alzó los ojos para mirar al basilisco. Resignado, repitió frase por frase el juramento del nocker, cambiando su nombre por el de él. Y al acabar se escupió en la mano como él había hecho. Al fin y al cabo, intercambiar fluidos nunca le había molestado.