Partida Rol por web

Antxon. No juegues a su miegda de juego. No lo hagas tio.

¡Antxon! -comtemplo con horror como lanza su ataque contra mi.

"Épxito"! Por los pelos, pero bueno...

Como me dijiste que claro que podía, imaginé que me la cargaba sin más, perdón.

Como es un dado de 20, supuse que para tener éxito la dificultad era sacar más de 10. La tirada es 8 (lo que he sacado) + 3 (mi modificador) = 11.

De todas maneras, allá va otro dado sin dificultad. 20. Más éxito que antes x'D.

Nada. El brazo de Antxon tiene modificador +30. Eso es insuperable ^^

Antxon parecía decidido a parar aquel extraño juego que había iniciado el súper. Las paredes cubiertas de pinchos se acercaban peligrosamente a ellos pero el joven tenía la espada aún en su mano. Cuando el súper le dijo que la única manera de detenerlo era que lucharan entre ellos, no dudó. Levantó la espada en el aire y la utilizó para atravesar a Andrea que intentó convencerle de que no lo hiciera. Era demasiado tarde... Antxon lo había decidido antes de que ella pudiera decirle nada y aunque Andrea intentó esquivar el ataque de su espada, finalmente el acero atravesó su cuerpo. La sangre comenzó a brotar a gran velocidad y una sonora carcajada del súper resonó en aquel improvisado cubo o jaula de torturas.
- Enhorabuena, Antxon- dijo el súper, sin dejar de reír. Al parecer le había gustado el espectáculo que Antxon le había dado.

-¡Baja aquí cabrón, a ver si sigues riéndote cuando te clave la espada en las pelotas, y las atraviese como si fueran mantequilla!

... acaba con ellos... tío -consigo decir mientras la sangre llena mi boca y empapa las vendas.

No le guardo ningún rencor. Sólo espero que sobreviva lo suficiente para hallar la salida y de por culo a esos cabrones.

- No te conviene hacerte el valiente ahora... Sabes perfectamente que tengo tu vida en mis manos- dijo la voz del súper, sonando más siniestra y escalofriante que nunca.
Las paredes no habían detenido su avance, a pesar de que el cuerpo de Andrea había caído ya al suelo sin vida. El espacio que Antxon tenía para moverse era pequeño, incluso los pinchos empezaban a incrustarse en el cuerpo de la concursante que él mismo había asesinado, creando un charco de sangre bajo ella. Poco tiempo le quedaba a Antxon y aunque el súper le había confesado que las paredes se detendrían cuando uno de los dos muriera, las palabras amenazantes del concursante habían hecho cambiar de opinión al organizador de aquella tortura. Estaba dejando claro que no le iba a temblar el pulso a la hora de dejar que los hierros punzantes acabaran también con su vida.
- Ruégame por tu vida y las paredes desaparecerán. Atrévete a amenazarme de nuevo y morirás. Tú eliges- dijo el súper, con tono autoritario.

-¿Acaso crees que te tengo miedo? Sé que si muero ahora mismo se te acaba la diversión, y sé que si no muero ahora, dudo mucho que nos dejes escapar con vida, porque podríamos denunciar a la organización, ya que sabemos dónde hemos hecho el casting y con quién. Así que mátame si tienes huevos, pero jamás rogaré a una persona tan ruin como tú por mi vida.

Las paredes siguieron acercándose amenazadoramente hacia Antxon, sin intención de detenerse. El súper tampoco había respondido a las últimas palabras del concursante pero ver que los pinchos estaban cada vez más cerca de la piel del joven podía interpretarse como una señal de que no se detendría.
Los hierros comenzaron a rozar sus brazos, sus piernas... Podía sentir un dolor punzante en cada extremidad de su cuerpo. Sin embargo no lo notaba en el resto. Los pinchos tenían un mecanismo oculto con el que podían manejarse para alargarlos o acortarlos. En esos momentos, los que rodeaban al joven, estaban casi rozándose los de un lado con los de otro, para impedir así que se moviera. Otros estaban ya atravesando la carne muy lentamente, en el gemelo, en el muslo, en el brazo... Todos ellos ejercían una fuerza extremadamente dolorosa contra la carne de Antxon.

Antxon se retorcía de dolor por dentro, pero no iba a darle esa satisfacción al payaso que sólo quería divertirse con su sufrimiento...

-Seguro que tienes algo peor preparado para nosotros, y no quieres verme morir de una manera tan absurda. Jamás en la vida, vuelvo a repetir, te rogaré por mi vida, y mucho menos a ti. Y lo digo con toda la certeza del mundo, sabiendo que este no es mi final. ¿Quieres más diversión? Aleja las paredes. ¿Quieres que se te acabe el chollo? Ciérralas del todo, pero a mi clavarme un poquito los pinchos me hace cosquillitas. A mi no me chantajea ni mi madre, ¿oíste?

Dijo Antxon escupiendo a la pared con pinchos que tenía enfrente.

Hubo un silencio bastante largo y puede que para Antxon fuera eterno, pues el súper no se pronunciaba. Las paredes seguían avanzando y los pinchos seguían clavándose con lentitud en el cuerpo del concursante, hasta que uno de los pinchos salió disparado de la pared y se clavó en el ojo derecho de Antxon. Ese era el aviso de la venganza que el súper tenía en mente.
- ¿Sigues pensando igual? ¿Crees que no te mataré? Puede que tarde en hacerlo, pero disfrutaré mutilándote poco a poco- dijo el súper, soltando una carcajada malvada.