Partida Rol por web

 Había pasado ya un tiempo desde que te viste impulsada y tomaste la decisión de volverte "investigadora independiente" para perseguir esa sed de conocimiento que la sociedad se negaba a ofrecerte éticamente. En las calles ya corría la noticia de personas que aparecían en los callejones llenos de agujas para acupuntura, "estudiados" de una y mil formas sin que nadie supiese exactamente quién era el responsable tras aquellos actos, pues entre tanto criminal que había hoy en día era difícil seguirle la huella a uno en particular, especialmente cuando se camuflaba tan bien entre la gente como una niña inocente.

 Y esa esos deseos de seguir avanzando en tu investigación de quirks lo que te llevó hasta allí: un callejón en medio de unas calles abandonadas de un distrito pobre de la ciudad, acompañando a un joven de cabellos azules que no vestía más que una sábana blanca sobre todo el cuerpo. ¿Tú objetivo? Sabe más de él, pues en el momento en el que usaste tus ojos por la calle encontraste lo que describirías como un sujeto único y especial, uno que no poseía órganos o huesos, y en su lugar todo su cuerpo parecía formado por una única sustancia que tomaba forma humana.

 Generalmente tenías que hacer algunas cosas para asegurar a tus sujetos de experimento y darte tiempo a realizar los estudios necesarios para estar satisfecha, pero aparte de su particular condición aquel chico solo te hacía el trabajo más fácil siendo tan ingenuo e inocente como para caer en tu trampa sin siquiera cuestionárselo, siguiéndote a una de las áreas más solitarias de la ciudad a esas horas de la noche.

 -¿Estamos muy lejos de tu casa...? -preguntaría finalmente con ese tono monótono de neutralidad, siendo que tu mentira de "estoy perdida y tengo miedo de volver sola a casa" había servido a la primera, al punto de que el peli-azul ni siquiera preguntó en donde estaba tu hogar antes de empezar a seguirte... Era un poco idiota.

 Luego de un tiempo de tu gran revelación al público, las cosas habían sido un poco... diferentes. Después de todo, pasar de ser una famosa Idol a revelarte como villana ciertamente ponía a la gente en una posición complicada, a unas más que a otras. Antes todos te miraban como una adorable cantante, y ahora lo hacían con otros ojos: no podías tener esa libertad de pasearte libremente por las ciudades, pues a diferencia de antes ahora no solo te sacaban fotos o pedían autógrafos, sino que corrías el riesgo de que alguien decidiese aparecer para detenerte... Pero eso no pararía la buena vida que te dabas.

 -Debo admitirlo, Sora... Esto de venir a cenar en el restaurante que acaban de inaugurar no salió tan mal como pensé que saldría cuando lo propusiste -aseguraría Keitaro, ese querido chico que te acompañó básicamente desde que tu abuelo lo contrató como aprendiz de mayordomo para su mansión.

 Y es que realmente las cosas no habían salido tan mal: los atendieron, les dieron buena comida, y ahora podían disfrutar tranquilamente de un dulce postre en vuestra mesa en aquel restaurante completamente vacío, acorralado por la policía y los noticieros.

 -¡Los héroes ya están aquí! ¡Ríndete ahora, Eclipse! -gritaría un oficial desde su megáfono.

 -¿Qué tal si luego nos vamos a un hotel y... pasamos el resto de la noche? -propondría con una sutil sonrisa, ignorando completamente las amenazas de la ley mientras pasaba a llevarse el último bocado de su postre a la boca.

 Así era tu vida ahora: ser conocida básicamente por todo el país, ser perseguida por unos u otros, y pasar el rato con algún chico apuesto. Desde tu punto de vista definitivamente no estaba para nada mal...

 En el salón de aquel palacio, lo primero que llamaba a la vista era el enorme acuario que se encontraba de frente a la entrada. Lleno del todo por un agua limpia y cristalina que a su vez iba suavemente teñida de azul recordando al agua del mar, con su interior relleno de arena, rocas y todo tipo de vegetación natural que hacía parecer a aquello un verdadero trozo del cuerpo marino.

 Frente a su pared de cristal, aquel hombre rubio dueño no solo de la multitud de diversos animales que nadaban en las aguas, sino de toda la mansión y sus trabajadores, tomaría asiento en su sofá colocado justamente frente al acuario, centrado y junto a una mesa de costosa madera donde un sirviente le terminaba de servir un costoso vino, además de que también tenía en ella un toca discos.

 Se trataba de Kazama Nobunaga, un multimillonario que siempre buscaba algo más con lo que sentirse realizado, y no fue hasta tu adquisición que consiguió un verdadero tesoro al cual adorar como ningún otro. Era por ello que ahora te encontrabas sobre la pasarela que pasaba justo por encima del acuario, vistiendo nada más que una gran toalla sobre tus hombros dándote la falsa sensación de privacidad: después de todo, una vez empezado el espectáculo, la ropa solo estorbaría.

 -Hmph... -con esa sonrisa de expectación, el hombre bajaría la aguja del tocadiscos para empezar a reproducir su música favorita para aquel momento, una orquesta clásica de un ritmo suave pero constante, que desde su perspectiva combinaba bastante bien con la sensación de danzar en el agua.

 Y de ese modo comenzaban la mayoría de tus días...

-Gah...y yo que creí que cambiar mi color de cabello sería suficiente. La gente no es tan distraída, parece...ah, mantén la línea un poco más. ¿Sabes por que nos traje a una salida?

Había un sonido de agua viniendo de donde estaba Sora. Sin el staff ahí, había pasado detrás del mostrador al lavabo industrial y estaba quitando el tinte temporal de color naranja de su cabello, y el agua tintada se iba por las cañerías así como su idea de un a noche tranquila. Por suerte, mantener la linea a base de disparos de advertencia era algo bastante fácil para Nakamura.

-Sabía que debería haber traído lentes...que pena, que pena...¡hm! -terminado lo que hacía, sacó de la vitrina de exposición un postre crujiente con mucha cobertura de chocolate, antes de asomar a la ventana y alzar la voz y hablar en modo teatral y quizá demasiado alegre para la situación actual. salió con el bocadillo, pero lo escondió tras la espalda a los segundos. En general, realmente parecía alguien que estaba tratando de ser mala, pero no le salía para nada. Pero la temeridad producía un efecto curioso de todas formas, de que sencillamente estuviese burlándose de las autoridades. No porque lo hiciera, sino porque el pensamiento luego de ver su actitud era "¿cómo alguien con esa actitud sigue evadiendo la ley?". Por supuesto, esto solo si actualmente conseguía mantenerse en libertad.- ¡Fuahahaha! ¡Eclipse o no, ir cerca del sol es pedir quemarse!

Anteriormente había trazado una línea incandescente de asfalto fundido, que de momento estaba sirviendo como límite de la tensa tregua previa. Volvió a salir de vista un momento, sonriente, mientras el cabello se secaba muy rápidamente con la tenue emisión de calor que controlaba desde el cuero cabelludo y cuello.

-Actualmente no es buena la situación, no es nada buena, haha...es momento de hacer una salida. Nunca sabes qué clase de dones tengan los héroes que se presenten y puede haber alguno problemático. Por no decir que hay algunos más interesados que otros en estar aquí. Hm, hm, ¡pero encuentro irónicamente apropiado que hayan cambiado mi nombre de puesta en escena, lo que usan suena exótico! -frotó ambas manos, aunque se desconcentró al escucharle- ¡Kya! ¡Eres muy directo, Keitaro!

Se removió un poco en sitio, antes de volver a frotar las manos y levantar calor en ellas. Bastante calor, como si acabara de encenderse un fogón intenso en el medio de la sala. Algunos manteles de plástico comenzaron lentamente a arrugarse, resintiendo la temperatura cercana.

-Me encantan las citas, pero esa clase de finales adultos...¡no se si mi tímido corazón esté preparado! -carraspeó- ...si, probablemente si, ¡pero aún así, primero tenemos que evadir Tartarus! O al menos yo, tengo entendido que ahí envían los quirks complicados de contener.

Cerró ambos puños, contenta con la temperatura actual.

-¡Bien, al sótano, honey! -dijo esto con un saltito, enérgica- ¡Abriré un pasaje lateral, con algo de suerte deberíamos dar a una de dos opciones: el metro, o el sótano de otro sitio! ¡De ambas formas, es mejor que esperar aquí!

Se encontraba en su habitación relajándose cuando entraron los sirvientes con todo listo para arreglarlo. ¿Era aquello necesario? Le quitaron las gomas que permitían recoger su cabello y comenzaron a cepillarlo para desenredarlo, luego le asearon todo lo que pudieron y le pusieron purpurina blanca en algunas zonas del cuerpo como los hombros y el cuello aunque sin pasarse. El chico no dijo nada en todo el proceso, sabía que cuando los sirvientes entraban de nada servía entablar conversación, Nobunaga les había prohibido hablar con el pues era su pieza de colección. 

Al final lo acabaron desnudando y dándole una toalla enorme la cual se puso sobre los hombros para taparse por completo aún sabiendo que dentro de poco aquello no serviría de nada. Abrió las puertas de su habitación y recorrió los largos pasillos de la mansión para terminar entrando por una sala oscura, en la que se encontraban solo unas escaleras de caracol y una luz tenue que atravesaba el enorme tanque de agua que tenía frente a el daba cierta luz al ambiente. Subió por allí hasta quedar en lo alto, para poder visualizar a lo lejos al hombre que lo había comprado. Comenzó a caminar por la pasarela para poder acercarse más hacia el centro y sentarse, dejando que el agua mojase desde sus pies hasta las rodillas.

La música comenzaba a sonar justo en el momento preciso, el agua se arremolinaba alrededor de sus piernas, trepando por ellas como si tuviera vida propia y adueñándose de las mismas en unos instantes pues, para cuando pasaron 10 segundos... No necesitó más una toalla que lo cubriera. La dejó sobre la pasarela y se introdujo en el tanque de agua de manera suave y majestuosa, mirando fijamente al hombre rubio y levemente hacia el tocadiscos. Todo sonido estaba amortiguado por el agua aunque el escuchaba medianamente bien. Sabía lo que le tocaba hacer y comenzó a danzar bajo el agua, dejando que la parte inferior mostrase toda su belleza en cada movimiento, jugando con el agua a su alrededor para permitirle crear ciertas corrientes en el agua que solo hacían embellecer el momento. 

Aquellas eran sus mañanas, su rutina diaria y solo tenía que dejarse llevar por ella pues solo era una obra de arte viva que debía dejarse ver en todo su esplendor. Pobre de el si algún día mostraba signos de deterioro o algún daño en la piel. Tras finalizar aquel ritual, se sentó frente al hombre y lo miró con gentileza mientras esperaba sus palabras como si fuera aquello lo que le hiciera respirar o vivir. 

Kurai se encontraba extasiada en su interior, llevaba mucho tiempo detrás de alguien con un Quirk de tipo mutante, eran de los mas extraños, pues a diferencia de los emisores o los de transformación, estos no podían ser desactivados, con lo que si de alguna manera, conseguía mermar la capacidad de un mutante, estaría mas cerca en saber que teclas tocar para manipular los poderes.

Lo único que le preocupaba era si podría paralizar a su victima, después de todo, su cuerpo no era como el de los demás, con lo que quizás debía de ir con mas cuidado.

Mientras miraba a un lado y a otro intentando aparentar que se encontraba totalmente perdida fantaseaba con tener a ese chico en su mesa de laboratorio, mientras experimentaba con aquel extraño cuerpo, solo imaginarlo, hacia que se sintiese excitada, hasta el punto de estar a punto de romper su mascarada, por suerte, tras tomar aire miro de nuevo a un lado y a otro y rompió a llorar.

-L...lo lo siento... no... no lo se... no reconozco nada...

Dijo mientras se frotaba los ojos y simulaba intentar mantener la compostura.

-Mis...mis amigas siempre me... me lo dicen... que soy algo tonta... y algo despistada...

Añadió mientras esperaba que el chico se acercase a consolarla, podía aprovechar la oportunidad para pincharle disimuladamente y comprobar como reaccionaba su cuerpo, así sabría si tenia oportunidad de investigarlo mas a fondo.

 Si bien muchos otros hubieran tenido distintas reacciones ante tu llanto, el chico básicamente ni reaccionó al respecto, solo escuchando lo que tenías que decir antes de acercarse y, mostrando algo de sensibilidad con sus acciones y no con su rostro, te abrazaría de una manera un tanto fría y super desinteresada, dándote unas palmaditas en la cabeza, como si estuviese intentando imitar el gesto de dar un abrazo genuino.

 -Ya, ya... Esta bien ser tonta -además de que la sutileza y los ánimos no eran lo suyo.

 El caso es que le tuviste lo suficientemente cerca y distraído como para llevar a cabo tu tanteo con una de tus agujas, con la cual podrías pinchar con suma facilidad una parte escondida de su cuerpo mientras estaba descuidado. A diferencia de como actuaría cualquier otra persona, el chico ni se inmutó: casi podrías pensar que ni siquiera se percató del pinchazo de no se porque voltearía a intentar ver el lugar donde pulsaste con la aguja.

 -¿Hmph...? Creo que hay algunos mosquitos por aquí... -concluiría, siendo que no fue capaz de ver la aguja antes de que la escondieses.

 No solo confirmaste que el chico no parecía tener puntos de presión ni nada similar, sino que te pudiste percatar de que la aguja venía cubierta por una muy delgada capa de una gelatinosa sustancia de color azul, lo que te confirmaba que su cuerpo no estaba hecho como el otras personas.

 -Deberíamos continuar: he escuchado que hay una persona que secuestra gente en los callejones para sus experimentos... -comentaría entonces, dispuesto a continuar siguiéndote. Estaba claro que no podrías inmovilizarlo fácilmente como al resto, pero su ingenuidad podía ser una carta que te facilitase mucho manejarlo...

 -No lo se: ¿simplemente querías salir a comer algo? -respondería el chico con sinceridad, antes de negar con la cabeza cuando mencionaste lo de llevar lentes. -. La gente no es ciega, ¿sabes? No entiendo como tener lentes podría hacer la diferencia -aseguraría.

 Por parte de los oficiales, verte asomada hizo que todos se tensasen preparados por cualquier cosa, apuntándote con sus armas desde detrás de sus autos mientras te escuchaban gritar con tanta confianza.

 -Ese seria ya tu tercera identidad, ¿no? -comentaría con una sutil sonrisa cuando te mostraste alegre por como se referían a ti, aunque no tardaría en alzar una ceja con incredulidad cuando dudaste de si tu "tímido corazón" podría estar preparado para su propuesta. -. Bueno, estar lejos de cualquier prisión siempre es un buen plan: tienes hasta luego de eso para rechazar la oferta si quieres -añadiría con una leve risa mientras contaba las balas de su pistola, sufriendo entonces un leve estremecimiento cuando te referiste a él como "Honey": pese a todo, no terminaba de acostumbrarse aún a esas cosas. -. Muy bien, voy detrás de ti...

 Pero antes de poder llevar a cabo vuestro plan de escape, podrían escuchar como unas figuras se acercaban a toda velocidad, y girando en el aire entrarían una tras otra cinco siluetas a través de las ventanas del restaurante, aterrizando una junto a la otra.

 -¡Alto allí, villanos! -señalaría dramáticamente una de las figuras, tratándose de un hombre con traje completamente rojo. -. ¡Vuestros días de crímenes acaban aquí! ¡Entreguense ahora, o sufran la derrota bajo el poder de... "R of Red"!

 -"¡B of Blue!" -se presentaría una chica.

 -"¡G of Green! -le seguiría un hombre de verde.

 -"¡P of Pink!" -y otra chica de rosado.

 -¡Y "B of Bullet!" -culminaría entonces la mujer de negro.

 -¡El Equipo de Héroes Multicolor acabará con ustedes! -repetirían entonces todos a la vez, posando dramáticamente.

 -Okey, luego de ver eso no te dejaré rechazar la oferta esta noche -te diría fríamente Kotaro, al que no pareció gustarle la presentación del grupo de héroes.

En aquel salón ocupado mayormente por el gran contenedor de agua, lleno de todo tipo de flora y animales marinos de lo más exóticos, el hombre rubio conocido como Kazuya Nobunaga observaba expectante el acto realizado por su mayor adquisición: Aoi. Desde el momento en el que el chico bajó de su pasarela para adentrarse en las aguas, se dibujaría una leve sonrisa en el rostro del hombre que se dejaba llevar por la música y las vistas, siguiendo dedicamente cada movimiento del tritón, sin molestarse en beber de su copa o fijarse en alguno de sus otros peces. Aquel escenario era todo del chico, y el público conformado especialmente por Nobunaga tenía toda su atención en él, hasta que finalmente el peliazul concluiría tomando asiento en una roca cercana a él, haciendo que el hombre se colocase en pie para acercarse al cristal y posar su mano suavemente en él, esperando que el tritón correspondiese su gesto.

 -Fantástico -declararía el hombre con una de sus cálidas y sinceras sonrisas, antes de apartarse y disponerse a subir por las escaleras laterales con las que contaba el estanque, permitiéndole llegar a la pasarela desde la cual el chico se lanzó anteriormente, esperando allí a que subiese detrás de él y se asomase hacia la superficie, momento en el que se arrodillaría y se inclinaría para poder estar cerca de Aoi. -. Eres tan hermoso como siempre: nunca me cansó de verte brillar de esta forma -declararía Nogunaba, quién sujetaba suavemente el rostro del chico con ambas manos mientras le miraba fijamente a los ojos con una sonrisa. -. Desearía poder verte más, pero tengo un trabajo importante para ti hoy... concluiría antes de soltar al chico y apartarse, dedicándole una de sus amigables sonrisas antes de retirarse. -. Te espero en mi habitación.

Kurai escuchaba al chico con atención, mientras se secaba las lagrimas.

-Gra... gracias... eres muy amable conmigo... te lo agradezco.

Dijo con un hilillo de voz mientras en su interior pensaba como podría hacer para examinarlo... ¿Quizas?¿Podría intentar llevarlo a un hotel de esos donde van los jovenes... y conseguir algo de cloroformo... o algo por el estilo para sedarlo...

Maldijo en su interior lo confiada que estaba de su método, no cayo que en quirks con mutaciones podía ocurrir aquello, le daba vueltas a si un quimico funcionaria, o quizas enfriarlo, al parecer era viscoso, quizas su cuerpo era mas sensible al frio... mientras pensaba y pensaba en todo ello, mas ganas tenia de poder investigar aquel extraño cuerpo... se sentia muy emocionada, no podia perder esa oportunidad.

Cuando el chico comento lo de los secuestros ella se acerco a el y intento abrazarlo de nuevo.

-Que... que miedo.... ¿quién haría algo así? experimentar con personas...

Simulo tener un escalofrío mientras seguía dándole vueltas.

-Hay....no se que hacer... y llevamos mucho caminando... podriamos ir a descansar... a algún sitio.

Necesitaba ganar tiempo, mientras pensaba en como podia atrapar a aquel muchacho...a malas... quizás llevarlo a casa, alli tenia quimicos con los que podría intentarlo dormir... pero era muy arriesgado, no quería que supiese donde vivía... no, lo del hotel quizas era la mejor idea...

-No... no quiero quedarme sola... no quiero que me cojan para experimentar....

-¡Hey, Bullet no es un color! -Sora les señaló con cierta indignación al decir esto, deteniéndose cerca de la entrada a la puerta del sótano. Se veía realmente preocupada o cuánto menos preocupada por este detalle, pero volvió pronto a lo que importaba por ese momento.

-¡Y de todas formas, cuatro colores y un no-color..._{lo siento B, pero te timaron,} tengo todos todos los tonos de color contenidos por la luz justo aquí. ¡Lidien con ello, fuahaha!

Abrió la palma de la mano con la que les había señalado para liberar un grueso torrente de luz negra con bordes de brillo solar incandescente, que parecía como si una sombra tapara el torrente luminoso. Pero solo se trataba de la radiación solar concentrada, que hizo sentir el restaurante como un horno encendido. Fue moviendo la mano para dispersar aquel grupo, y tomando pasos para retroceder de mientras. En lo que Sora moderó el estallido inicial para causar quemaduras, cuando no hubo nadie en la línea de fuego aumentó la temperatura a modo de derretir parte de la pared cercaba a la barra.

-¡La lava es peligrosa, prende todo muy rápido! No parece que pueda sacudirme el mal hábito de regarla por doquier, ¡lo siento! -en su usual rutina desentonando con su papel villanezco, aquello sonó a una disculpa apenada de verás, y lo era considerando que esperaba el local estuviera asegurado. Pero dejándoles el lidiar con ese trabajo, ella retrocedió al susodicho sótano, tomando con una cálida e inofensiva mano la de Keitaro para llevarle con él. Se aseguró de cerrar tras ambos, para dar algo extra a los héroes de que preocuparse.

¡Soy buena, pero aún con Nakamura no sé si como para lidiar con 5 a la vez! Además, cada segundo que pasa puede llegar alguien más peligroso y personal. ¡Hm hm!

-¡Cuello de botella! -explico sucintamente- Debería ser más sencillo mantenerlos a raya con solo una entrada, mientras fabrico nuestra salida.

Apoyó su mano en el cristal, aquello era ritualistico pues en cuanto las palmas de ambos conectaron a través del mismo, el chico esperaría unos minutos tras la partida del señor Nobunaga para salir a la superficie allí donde había dejado caer su toalla.

Aquel hombre lo tomó como siempre del rostro para poderle ver mejor y le dio la orden que siempre estaba esperando, la de un trabajo nuevo. -Sí, señor, allí estaré en unos minutos.

En cuanto este se marchó satisfecho por la respuesta, Aoi no dudó en salir del agua para no perder más tiempo y ya sobre la pasarela y fuera del líquido movió sus manos por encima de la cola para remover el agua que se encontraba allí más rápido,  aunque también se ayudó  de la toalla para secarse por entero y que posteriormente se pondría de nuevo sobre sus hombros.

La cola había desaparecido, volviendo a ser un humano a ojos de cualquiera. Aquella escenita matutina era algo rutinario con lo que aquel hombre disfrutaba y si bien a el le encantaba entrar en el agua, no había sido fácil para el amoldarse a la petición extraña y enferma de su comprador. Por suerte para Nobunaga, los años habían hecho a Aoi alguien sumanente obediente.

Marchó a su habitación y nada más entrar se comenzó a vestir con rapidez, llevándose consigo dos ligas para el cabello pues prefería peinarse frente a Nobunaga mientras le explicaba el trabajo que no hacerlo esperar más tiempo. 

Tardó un total récord de 10 minutos en llegar a la habitación del mismo. Con el chaleco desabrochado y sin arreglar su cabello pero bueno, sabía que no recibiría castigo por ello mas que por llegar tarde si alguna vez lo hacía esperar mucho. Tocó a la puerta y esperó.

-¿Disculpe? Señor Nobunaga, soy yo. ¿Tengo permiso para entrar? 

En cuanto le indicase, se introduciría en la estancia y allí empezaría a escuchar lo que el hombre tenía que decirle, todo mientras se terminaba de adecentar. 

 -Bueno, principalmente los científicos, o personas con simple curiosidad... -respondería a la pregunta de una forma un poco bastante literal, antes de observar el entorno tras escuchar tus palabras. -. Tienes razón: es peligroso seguir caminando por aquí a estas horas... Debe haber un hotel cerca donde podamos pasar la noche, y tal vez pedir un teléfono para que llames a algún conocido... ¿Tienes dinero?

 De ese modo, el chico acabaría proponiendo la idea que se te pasó por la cabeza: ir a un hotel a pasar la noche, aunque nunca dejaba sorprenderte con sus ocurrencias tan poco sutiles como que fueses tú, la niña necesitada, la que tuviese que pagar el lugar: eran sacrificios que tenías que hacer por la ciencia.

 Encaminándose entonces a un lugar donde pasar la noche, no tardarían en dar en un hotel cercano que, si bien definitivamente no era un sitio cinco estrellas, al menos se mantenía en pie. Lo que tal vez ignoraba el chico era el hecho de que en la entrada no estaba el típico cartel de alojamiento, sino que se trataba de uno de esos hoteles en los que los jóvenes y adultos iban a... hacer cosas distintas a dormir.

 -¿Hmm...? ¿De nuevo por aquí? -preguntaría el hombre en la entrada, quién reconocería de alguna parte al peliazul que te acompañaba. -. Mira, se que siempre tengo habitaciones disponibles, pero no puedo seguirte dando un cuarto solo para ti para pasar la noche a menos que pagues completo... -le diría de inmediato, antes de percatarse de tu presencia. -. Oh, ¿vienes acompañado hoy? Eso si es inesperado... A ver... -por su parte, el hombre que hacía de guardia y recepcionista te estudiaría meticulosamente de pies a cabeza, visiblemente dudoso. -. Oye... Se que nos hacemos favores de vez en cuando, ¿pero por qué la primera persona que traes a este lugar es una niña...? No quiero involucrarme en esas cosas... -lo había malentendido todo.

 -¡EL "B of Blue" YA ESTABA PILLADO! -respondería "B of Bullet", visiblemente alterado por la observación.

 Por parte de aquel grupo multicolor, ver como cargabas tu rayo y lo usabas para atacarlos y dispersarlos provocaría que, efectivamente, todos empezasen a alejarse del rayo solar, o al menos eso intentaron.

 -¡ARGHH...! -gritaría cada uno en mayor o menor medida, siendo uno que otro más daño por el impacto del rayo y la combustión de los objetos inflamables del restaurante que otra cosa, siendo específicamente "G of Green" y "B of Blue" quienes peor parecieron reaccionar al daño, siendo que este último incluso quedó tendido en el suelo.

 -¡G! ¡Saca de aquí a B! ¡Está herido! -indicaría "R of Red", como posible líder que era dado que fue el primero en presentarse y vestía de rojo, el color genérico de los líderes multicolor.

 -¡Sigo en pie! -respondería "B of Bullet".

 -¡El otro B! -corregiría R, sin percatarse de que por toda la confusión te había dado el tiempo necesario para comenzar tu huida hacia el sótano. -. ¡Rayos! ¡B, P, vengan conmigo! -ordenaría, disponiéndose a saltear el escenario ardiente hacia el sótano.

 Una vez en el sótano, no tendrías problemas para fundir la cerradura de la puerta y de este modo evitar que pudiese ser abierta por métodos convencionales, aunque para tu mala fortuna el grupo resultó ser capaz de seguirles hasta la puerta más rápido de lo que te gustaría, pues pudiste escuchar a R nuevamente del otro lado.

 _{-Okey, deben estar encerrados del otro lado: abriré la puerta con mi "Red Kick", ¡y entonces atacamos a Eclipse!}

 Solo era cuestión de tiempo para que intentase lo que acababa de explicar a sus compañeros.

 Si bien era alguien a quién no le gustaba esperar, y mucho menos cuando era algo relacionado a ti, Nobunaga podía ser paciente cuando se lo proponía, distrayéndose con una lectura del periódico o alguna otra cosa mientras llegabas a su habitación, donde una vez tocases la puerta te indicaría que podías entrar.

 Tal como en otras ocasiones, el hombre se encontraba ahora leyendo las noticias de esta mañana, pasando luego de unos segundos su atención del papel hacia ti: no era quién admitiría que, si bien sus niveles de atención eran bastante grandes, estos se iban por los suelos cuando estaba en tu presencia, sobre todo cuando te atreviste a presentarte ante él sin terminar de arreglarte. Ver el proceso de como terminabas de ponerte presentable era algo... agradable, para él.

 Antes de empezar a explicarse, el hombre dejaría el periódico a un lado y entonces se daría un par de palmaditas sobre el regazo, un gesto simple para que tomases asiento sobre él y poder hablarte directamente desde la cercanía.

 -En esta ocasión te tengo un trabajo especial, uno más importante que cualquier otro que te haya dado hasta ahora -pese a todo, iría al punto directamente, demostrando lo interesado que estaba en que se llevase a cabo la tarea que te encomendaría. -. Verás: estoy al tanto de la existencia de una banda de villanos que anda libremente por la ciudad provocando problemas, y no les había dado importancia hasta que se atrevieron a involucrarme al asesinar a uno de mis "compañeros de negocios" -una manera elegante de referirse a uno de los muchos empresarios que comían de su mano-. El caso es que logré dar con algo de información del líder de la banda, y deseo cobrar la cabeza de mi buen amigo con la suya, pero sin conocer el verdadero potencial del grupo no puedo simplemente ir y mandarlo a matar, o podría tener problemas después con los restantes. Por eso quiero que descubras más sobre esa organización: quiero que me informes de cada integrante, cada plan, cada detalle... Y entonces esperaré el momento justo para aplastarlos -en todo momento su expresión nunca cambió, siendo una sonrisa cálida y serena de control y confianza, más en ese instante sus ojos se afilaron liberando un destello de malicia y poder, amenazante mientras te miraba fijamente. -. ¿Entendiste?

 El humo, los golpes, los aplausos y gritos: todo se mezclaba en aquel centro clandestino donde, a ojos de todos sobre una arena, los más fuertes demostraban de lo que eran capaces en el ring. No era un misterio que el entretenimiento con violencia atraía a todo tipo de personas, y era en las partes más oscuras de la ciudad donde este tipo de espectáculos se podía disfrutar en vivo y en directo, donde incluso aquellos más valientes podían vivirlo sobre la arena.

 El dinero pasaba de mano en mano con las apuestas, los vendedores iban y venían con botellas y otros productos para los espectadores, y las pocas luces enfocaban el cuadrilatero donde las silueta de los luchadores intercambiaban golpes sin cuartel: el ganador se llevaba el respeto de todos, y el perdedor debería vivir con la humillación por el resto de su vida, así funcionaban las cosas allí.

 Y no era un misterio la historia de la chica que, empezando desde abajó, fue escalando puestos entre el ranking callejero, buscando luchadores de toda la ciudad hasta que ellos mismos empezaron a buscarla a ella, y allí estabas tu ahora haciendo demostración sobre de como conseguiste tu reputación, acabando con un minotauro que, si bien sus golpes eran devastadores, tenía una falta absoluta de técnica y movilidad, convirtiéndolo en un blanco fácil que con el tiempo acabaría tendido en el suelo.

 ¡SCORPION WINS!

 Gritaba el anunciador antes de que todo el público saltase de sus asientos, alborotados como siempre luego de cada combate mientras los compañeros del perdedor subían a recoger a su amigo. Nada como otra victoria en tu lista...

-¡Lo siento! Por favor no me persigan, las quemaduras son dolorosas y no me agrada infringirlas.

Apenas cruzar la puerta, dijo esto con un tono de disculpa formal, aunque sin perder la energía. Que ella no pudiera tenerlas regularmente por calor no quitaba que no supiera lo que eran las quemaduras por frío, y debía ser poco agradable en general a juzgar por las reacciones de tocar algo muy caliente de otras personas que había visto.

-Fuh...

No estaba con demasiada carga que pudiera decir, así que definitivamente debería hacer su salida, y quizá tomar la precaución de cargarse bien en su próxima salida.

-De acuerdo, memoria, memoria...hay un teatro por un lado, y una panadería por otro. Creo que es más probable que el teatro tenga un subsuelo, así que...¡ahí va!

La habitación levantó calor y apuntó las manos a la pared izquierda. Estaba algo tensa aunque aún sonriente, después de todo no podía hacer aquello indefinidamente. Ya había experimentado cavar hasta donde pudiera y posteriormente pedir ayuda para salir, o bien aprovechar el sol que llegaba y arruinar el jardín de girasoles de su abuelo para hacer escalones y salir de a poco. Recordaba que el hombre lloró ese día, hasta que Sora le encontró el contacto de una botanista que podía hacer crecer semillas en el día para reparar los daños. Por supuesto que no le libró de tener que ayudar a rellenar de tierra manualmente, pero al menos era algo.

Kurai no podía creer que todo le estuviese saliendo tan rodado, estaba claro que su faceta de joven inocente era capaz de engañar al mas pintado, pero es que además, este chico era confiado en demasía...

-N..nnno... mucho... pero tampoco tengo muchos conocidos... pero no te preocupes... mañana... con mas luz... y descansada seguro que encuentro el camino....

Comento con la cabeza aun algo gacha... una vez en el hotel, seguramente podría conseguir algunos somníferos... y entonces... por fin podría investigar ese maravilloso cuerpo... la joven tuvo que coger aire para serenarse, sentia su corazón palpitar por la emoción y los nervios.

Siguió al muchacho hasta el hotel haciéndose la inocente, y cuando el gerente comento aquello se sonrojo, y no, esta vez no era fingido, tenia que admitir que ir a solas con un chico a un hotel de ese estilo... si bien estaba dispuesta a continuar por el bien de la ciencia, no podía negar que aquello le abochornaba un poco.

-Nnnn...no es lo que creee... me he perdido... y... y este chico... se ha ofrecido a ayudarme... solo... solo quiero pasar la noche... además... no... no soy una niña...

Pese a que ayudaba para parecer mas inocente, en ocasiones, le molestaba que la confundiesen con una niña, solo por que estaba menos desarrollada que otras chicas adultas.

En ese momento se dio cuenta de un detalle, el chico había comentado que quizás había un hotel por la zona, como si no la conociese, pero luego el gerente pareció reconocer al chico aunque por lo visto era la primera chica a la que traía, o quizás todo era parte de la fachada para parecer el chico amable y luego iba a intentar aprovecharse de ella en el hotel... aquello hizo saltar las alarmas de Kurai... debía permanecer atenta, quizás salir de allí, pero si se iba... a saber cuando tendría la oportunidad de poder investigar de nuevo un cuerpo como ese...

En su cabeza estaba teniendo una guerra interna, entre su sentido común y su ansia por la investigación, hasta que punto estaba dispuesta a llegar para investigar... hacia mucho tiempo que había decidido que no existía una línea donde parar si se trataba de investigar... eso incluía la autopreservación... si... continuaría adelante, pero se mantendría alerta, no podía perder una oportunidad como aquella solo por unas ligeras sospechas, continuaría haciéndose la inocente, sólo tenia que estar alerta, y ser mas lista que el.

-Yo... prometo que nos les daré problemas, pero estoy agotada de tanto caminar... y necesito descansar le juro que solo es eso.

Daba igual como era el cuadrilátero en el que entraba, ya fuera un ring de verdad más o menos cuidado, una jaula mal construida con clavos sobresaliendo de las juntas, un garaje de una casa abandonada o incluso simplemente un callejón rodeado del público de la pelea callejera... Cuando entraba en uno de ellos, solo tenía una forma de salir de ellos: Ganando. Para mi caer derrotada no era una opción, después de todo el trabajo que me costó llegar a donde estoy, todo el sacrificio que hice de entrenamientos y mi esfuerzo por no querer de nuevo estar en la misma situación que viví durante mi infancia... Ya nunca sería víctima sino que si alguien me levanta la mano, se la rompo.

Y este combate era igual, no iba a perder por mucho minotauro que fuera mi rival. Por eso mismo no solía usar mi quirk... Al final muchos contrincantes dependen mucho de ello para pelear, y no pulen su técnica de combate. Este era el caso de este minotauro que embestía como un toro y pegaba golpes sin ningún orden ni estrategia.

Yo por mi parte, encajaba bien sus golpes sabiendo bien que cuando era mejor esquivar y cuando rentaba más encajar un puñetazo. El esfuerzo físico y los golpes me hacían sudar y tener tensos los músculos... hasta que pude encontrar la oportunidad de utilizar sus torpes cornadas contra él. En una de sus embestidas por el ring, agarraría al toro por los cuernos apoyando todo mi peso hacia delante hasta que le pude detener. En ese momento haría acopio de mi fuerza y... ¡Le levantaría por encima de mi cabeza sujetándole por los cuernos para estamparle la espalda contra el suelo!

Con eso fue suficiente, otra victoria en la que no había necesitado usar mi quirk para imponerme contra mi rival. Anunciaron mi victoria, otra más a la lista... ya ni siquiera llevaba la cuenta; pero se sentía bien ganar obviamente y gozaría de los aplausos.

Eso si, pese a ganar, yo siempre sentía respeto por quien se atrevía a subir al ring contra mi, y es por eso que ayudé a los amigos del minotauro a llevárselo... que siendo tan grande, podría costarles -Tienes que pulir la técnica. Tener cuernos no significa que debas dar embestidas a diestro y siniestro... Te recomiendo practicar boxeo, para aprovechar la fuerza que tienes en el torso y mejorar el juego de piernas- incluso haría recomendaciones. Era algo normal, parte de mi filosofía: Si algo me falla, lo mejoro para que nadie más. Y quien sabe si me vuelvo a enfrentar a él y me da mejor batalla... Eso es bueno, crearme yo misma los retos que debo superar para ser la mejor.

En fin, después de eso, creo que me iría a por mi recompensa por ganar... aparte de a por algo de hielo para los moratones.

Le daban escalofríos cada vez que Nobunaga le miraba tan expectante. De alguna manera se sentía un conejo atrapado en una trampa cada vez que sucedía aunque pronto se recomponía, siendo que en su expresión no denotaba más que calma. En cuanto acabó de arreglarse suspiró suavemente y en silencio se sentó sobre el regazo del hombre. 

Tenía definitivamente unos gustos muy raros pero qué le iba a hacer, hacía años que estaba acostumbrado a aquello. Casi como un padre cuida a un hijo solo que... No lo eran en absoluto. 

Atendió a cada palabra, haciendo un mohín antes de carraspear y asentir. -Si eso es lo que usted desea, no lo voy a contrar...¿Cómo pretende que le informe? Más importante... ¿Podrá vivir un solo día sin sus maniáticos rituales? Porque soy parte de ellos. Claramente lo último no lo diría. Ahora que tenía una posición sumisa sobre el regazo de Nobunaga, sacó con gran  habilidad el cuchillo de combate que había mantenido oculto en el interior del chaleco (en su espalda) y lo intentó atacar a matar, mientras le sonreía con inocencia, casi siguiendo la conversación que tenían como si no fuera gran cosa intentar matarlo.