Partida Rol por web

 Nuevamente, el héroe mostraría cierta sorpresa e interés cuando Aoi demostró otra de sus habilidades, corriendo velozmente alrededor de él al punto que parecían haber más de un peli-azul.

 -Interesante... -entonces, el cuchillo arrojado por Keitaro acabaría clavándose en su hombro, momento donde el hombre decidiría tomarlos un poco enserio al bloquear el nuevo ataque de Sora: los más observadores podrían percatarse de como, pese a poner el escudo en medio, el rayo ardiente de la chica fue capaz de atravesarlo e impactar en el hombre, momento que Hiroko aprovecharía también para clavarle su aguijón: en un acto de reflejo intentaría bloquearle también con el brazo, lo que si bien reduciría la apuñalada no podría hacer nada contra el veneno que le inyectaría de inmediato. -. Okey, supongo que tienen algunos trucos...

 En ese momento, Bedivere haría girar su espada y la clavaría en el suelo, mirando a Hiroko fijamente.

 -Entonces eres una luchadora callejera, ¿no? Hace no mucho mi compañero se encargó de acabar con una red de peleas ilegales: ¿conocías a esa gente...? -preguntaría con una sonrisa que obviamente buscaba provocar a la chica, momentos antes de que su espada empezase a brillar. -. Honestamente esto no es lo mío, pero se que él entenderá que tome prestada una de tus técnicas.

 Entonces, a gran velocidad unas gruesas capas de hielo verde empezarían a extenderse por el suelo desde la espada, escalando todo lo que tocase a su paso por varios metros: la mayoría no tendría problemas en saltar y evitar ser alcanzados por la ola de congelación, pero con la cercanía Hiroko lo tendría más complicado...

 -¿Eh...?

 Si bien continuaba moviéndose de una forma que podrías describir como nerviosa y amenazada, el chico también quedaría descolocado cuando empezaste a hablar. Definitivamente no parecía que te fueses a zafar fácilmente, pero podría ser peor teniendo en cuenta las posibilidades.

 -¿A-A qué te refieres...? -preguntaría cuando empezaste a habla maravillada de su cuerpo, escuchando con atención tus explicaciones al respecto de la sensación que le hizo despertar de esa forma. -. Y-Yo... No siento nada... El frío es... molesto, y cuando se congela... Duele... -revelaría, momentos antes de que su cuerpo se sacudiese un poco de forma agresiva.

 Seria entonces cuando una de esas peores posibilidades se harían presente, siendo que empezaste a sentir como el gel empezaba a colarse en tu traje, y al entrar en contacto con tu piel percibirías un ardor ligero similar a una muy pequeña quemada: parecía ser que lo único que te protegía de experimentar las reacciones agresivas del gel eran tu traje, el cual por como empezaba a desintegrarse tampoco resistiría demasiado...

Kurai quedo impresionada por la accion corrosiva del gel del que estaba compuesto aquel joven.

"Impresionante, no se si es corrosion o es su manera de digerir"

Al caer en la cuenta de que quizas la estaban empezando a digerir, aquella emocion comenzo a ser sustituida por preocupacion.

-A... a eso mismo me... me refiero, no te parece... triste e injusto, no querrias sentir la calidez del sol por la mañana... el... el viento de la carretera... la... las suaves caricias de una amante....

Esto ultimo le dio algo de vergüenza, pero era un chico, algo extraño pero un chico al fin y al cabo, asi que igusl por ahi se lo ganaba.

-Nnno... no sientes nada... por que tu sistema... nervioso esta licuado, solo el frio, por que hace que se endurezca....si... si encuentro la manera... de que puedas activar y desactivar tu don... no... no seria mejor... es... es lo que investigo... como poder activar y desactivar dones... por... por el bien de aquellos que tienen dones mutantes....

Esto ultimo era medio mentira, ya que si bien su objetivo wra ese, el fin era completamente distinto, pero Kurai era una experta mentirosa, con lo que estaba acostumbrada a enmascarar sus palabras.

-A... ahora... si no te importa... me puedes soltar... me... ke estas haciendo algo de daño... y... y me estas deshaciendo el traje... no... no quiero quedarme desnuda...

"Por no añadir que despues del traje voy yo"

Mientras seguía corriendo alrededor del tipo y las imágenes le permitían sentirse un poco más seguro, sacó de uno de los bolsillos de su pantalón una pistola y no dudó en apuntar y disparar al tipo que tenía delante, esperando poder al menos encajarle la bala en el cuerpo.

Como ya le dije a este idiota... Las palabras se acabaron. Me iba a tomar en serio el combate y eso implicaba que no me iba a distraer respondiendo tonterías. Me estaba tocando mucho los cojones eso de que pueda bloquear todo con su escudito mágico de los huevos... Pero de todas formas el veneno ya debería de estar en su torrente sanguíneo.

Centró su atención en mi, preguntándome si era una luchadora callejera y básicamente diciéndome que sabía lo de la redada y provocándome para que bajara la guardia con una sonrisa boba y altiva. Tengo el suficiente sentido común como para no dejarme llevar por eso, y la única respuesta que recibió de mi fue el silencio mientras mi coleta iba moviéndose como una serpiente buscando el hueco para hincar los colmillos, preparada para sacar mis manos por si debía de bloquear un ataque con los brazos...

Pero reconozco que no me esperé ese ataque con su espada. ¿Hielo verde, en serio? ¿Que mierda de sentido tenía eso? No me dio tiempo a saltar y librarme de él, estaba demasiado cerca de la espada... Y el hielo era fuerte, me costaría librarme de él... Pero siendo que empezaría escalando por los pies, creo que podía aún intentar clavarle el aguijón... Aunque estuviera algo desconcentrada de la sorpresa. ¡NO, EN SERIO! ¡¿PORQUE PUÑETERO HIELO VERDE SALIDO DE LA NADA?! ¡ESE SINSENTIDO ME CABREA MÁS QUE HASTA SU COMENTARIO DE LA PELEA CALLEJERA! ¡LE PIENSO ROMPER LAS PIERNAS EN CUANTO ROMPA EL HIELO!

-¿Ehh? Nunca ví que hicieras eso. -torció la cabeza levemente, confusa- ¡Pero de todas formas...!

Sora tomó un instante para observar. No parecía dudar en cada acción que hacía, pero en esa particular si que podía asegurar estar fingiendo un poco al respecto. Solo un poquitín.

¡Delicado...hm, hm, la delicadeza es parte del oficio también!

En lugar de señalar, abrió toda la mano, y de hecho levantó otra en igual gesto. Tenía cierta experiencia con que dividiendo el foco podía suavizar su quirk. A menos de que le pusiera ganas, pero ahora mismo tenía que hacer eso de forma diferente. Y eso hizo, sintiéndose un poco más cool de lo usual. Fue calmando los nervios y en lugar del destello negro, esta vez amplio y formándose en base a sus dedos extendidos y palmas. Los bordes del halo de luz oscura eran brillantes, inicialmente con una luz rojiza cómo la que estaba en el rayo pequeño, para luego volverse un tono más claro y dorado. Solo los bordes, cómo si fuera luz escapando de un mar de oscuridad.

Por ese momento se sintió un tanto más cool de lo usual, pero no tuvo ocasión para expresarlo. Su expresión mostró concentración, mientras movía ambas manos en sincronía de modo lento, a la vez moviendo la energía a modo de proyectarla por cada rincón. De aquel hielo. Para la chica dentro del mismo, la experiencia fue como estar muy cerca de una estufa, en ese borde de "que calientito" y "demasiado caliente" por unos segundos. Al menos hasta que el primer crack comenzó y el segundo y tercero le siguieron. La prision se desmoronó y de las grietas escaparon destellos oscuros pero cálidos.

-¡...yo si que tengo un poco de experiencia contra Héroe Profesionales, ahaha! -entrecerró los ojos para levantar la vista a ver la luna, sonriente y un tanto reflexiva.

 Habiéndose librado de otro ataque del caballero, el chico sacaría otro cuchillo similar al que anteriormente le había arrojado, disponiéndose a acortar distancias para atacarlo con el filo de su arma y, velozmente, agarrar el otro cuchillo que antes le había lanzado para acertar un segundo tajo: para desgracia de Keitaro, Bedivere resultaba ser bastante ágil para bloquear con su escudo, impidiendo ambos ataques dejando al chico con una mano con los dos cuchillos entre los dedos, y la otra con la pistola.

 Ver al peli-azul continuar corriendo a su alrededor ciertamente llamaba la atención del caballero, quién de vez en cuando entrecerraba los ojos en un vano intento de identificar la ubicación del real, pero sus ojos se abrirían como platos ante el sonido de una pistola y la sensación de haber sido impactado por una bala: ¡el chico le había disparado!

 -Hmph... -aprovechando la situación, Keitaro saltaría atacando con su cuchillo, tomando el que ya tenía cerca del caballero y realizando un segundo ataque, pero ambos serian bloqueados por el escudo del hombre momentos antes de que lo patease para apartarlo un poco.

 Mientras tanto, Sora usaría su poder para liberar a Hiroko del hielo verde, derritiéndolo y básicamente haciéndolo explotar antes de que la chica escorpión se dispusiese a lanzar otra estocada con su aguijón al caballero, la cual acabaría bloqueada por el escudo.

 -Vaya, de verdad pensé que reaccionarías de otra forma -admitiría Bedivere, antes de toser algo de sangre. Los efectos del veneno continuaban en su cuerpo, haciendo daño poco a poco. -. Creo que no debería alargar mucho más esto...

 Por primera vez en el combate el hombre pareció empezar a tomarlos enserio, soltando su espada para dejarla flotar en el aire antes de extender su mano hacia un lateral: de un momento a otra, de la espada empezaron a salir otras cuatro que permanecieron en el aire alrededor del caballero, siendo que se limitaría a tomar una de ellas mientras el resto le continuaba rodeando.

 -Blade Work... Veamos si es suficiente para ustedes -entonces, las cuatro espadas flotantes se dividieron para atacar a cada uno de ustedes.

 -¿La calidez del sol...? ¿El viento...? ¿Las... caricias...? -todo parecía ser desconocido para él, especialmente esto último, casi como si no entendiese en absoluto el significado que había tras esas cosas, y seguramente era así: ¿como explicarle a alguien que no siente las sensaciones...?

 Si bien no te había soltado aún, sus movimientos erráticos poco a poco empezaron a calmarse, escuchando lo que tenías que decir y ofrecer...

 -¿Investigar...? ¿Activar y desactivar dones...? ¿¡Eres una científica!? -justo entonces, su cuerpo volvería a agitarse, de forma más salvaje que antes. -. ¡Lo único que hacen los científicos es hacerte sentir dolor: no quiero sentir eso! No quiero... ¡No quiero volver a esa habitación!

 Como si le hubieses despertado algún trauma, el chico enloquecería. Su cuerpo se agitaba frenéticamente y su interior continuaba deshaciendo tus ropas, aunque por suerte entre tantos agites lograrías zafar uno de tus brazos de su interior. Tal vez tenías la oportunidad de intentar algo, ¿pero qué...?

Kurai continuaba forcejeando inutilmente para salir de aquella situación, su traje estaba en las ultimas y el chico, pese a que parecía dudar no tenia pinta de que le fuese a soltar pronto.

-Para...para...si sigues así me vas a dejar desnuda... y entonces gritare... y si viene alguien estarás en problemas, y no quiero ponerte en problemas.

Comento bastante apurada pues lo ultimo que quería era quedarse desnuda en el interior de un limo, mas por su integridad física que por su decoro, pero aun así, estaba en una situación preocupante.

-Si, soy una científica, pero no como esos barbaros que conociste.

Desconocía quienes tenían al chico, pero empezaban a cuadrarle algunas piezas del puzle, la ingenuidad del chico, la carencia de algunos sentimientos, posiblemente estuvieron investigando con el dios sabe cuanto y como.

-Intento investigar siempre sin causar dolor, no quiero que mis sujetos sufran, es incomodo para ellos y para mi, de hecho, por eso te dormí y te enfrié, por norma general el frio anestesia el cuerpo, buscaba la manera de hacerte el menor daño posible, por norma general uso mis agujas, pero contigo no puedo, al menos no aun, pero te prometo que no te hare daño...

Le dijo al joven con la esperanza de convencerle.

-Además, puedo protegerte para que no te puedan capturar, tengo aliados que pueden ayudarme con eso, si me sueltas te prometo que te ayudare, es lo mínimo que puedo hacer por la amabilidad que me has demostrado.

Se sentía en una situación desesperada, realmente si comenzaba a hacerle daño por el acido gritaría y si llegaba alguien a la habitación ambos podrían estar en problemas, esperaba que el chico también lo entendiera, si no, iba a tener que usar muy pronto aquel silbato, no quería, pero no podía permitir que descubriesen su identidad.

Miraría en silencio a Sora cuando vi que se encargó de derretir mis pies congelados... No diría nada, pero al menos se podía entender como un agradecimiento. Me molestó el que pudiera haber bloqueado mi impacto, pero intenté que eso no me desconcentrara, sobre todo porque él seguía hablando -Que manía tenéis los malos de no callaros mientras peleáis... Y me alegro de decepcionarte...- le diría, sabiendo que lo mío le molestaría más que lo suyo. Porque vamos, el nos está demostrando que si supuestamente nosotros somos los "villanos malos"... él tampoco se queda atrás.

Cuando le vi toser algo de sangre, supe cual era la razón y no pude evitar sonreír -Pues por mi podemos alargarlo el tiempo que quieras...- le diría, sabiendo que era cuestión de tiempo que el veneno siguiera haciendo efecto debilitándole más. Pero se notaba que ahora ya se iba a poner en serio... Básicamente porque se veía capaz de perder frente a nosotros.

Sacó varias espadas que empezaron a flotar -¡Mayordomo, tras de mi!- le diría a Keitaro cuando viese la espada llegando a su posición... Se veía muy delgado para aguantar en condiciones, y yo al menos era robusta y aguantaría más los golpes. Aunque eso significase tener a dos espadas en mi contra mientras le daba cobertura a él -Mayordomo, mi pelo segrega veneno... Después de lanzarle mi ataque, puedes probar a untar tus cuchillos con él para seguir envenenándolo más...- le diría con seriedad al chico en voz baja... Esperando con ello ganar algo de ventaja.

Mientras aguantaba los golpes...  yo intentaba calcular el mejor ángulo. Ignoraría las espadas, pues pese a ser molestas, supongo que una vez el Playmobil verde no tenga fuerzas para pelear, todo lo verde desaparecerá incluido ellas... Así que en cuanto tuve hueco entre corte y corte que sentía sobre mi ropa y sobre mi cuerpo, lanzaría de nuevo un aguijonazo contra el caballero verdoso.

Aoi corría alrededor de Bedivere cuando vio que este tenía dificultad para discernir donde estaba, aunque ya sabía que sería muy complicado burlar a un Héroe de renombre, tenía la esperanza de zafarse de su ataque, cosa que no sucedió ya que en el último momento descubrió su verdadera posición y le acertó de lleno en un costado, provocando un quejido prácticamente inaudible. 

Estaba muy malherido, tenía claro que esto debía terminar cuanto antes. Comenzó a correr lo más rápido que pudo, guardando la pistola y sacando el cuchillo de combate para hundirlo lo más rápido y dolorosamente posible en Bedivere. 

-De acuerdo, de acuerdo, suficiente es suficiente. Ya estás lastimando demasiado a estas personas, y tu también necesitas ir al hospital por como te ves.

Bajó una de las manos, pero esta vez la emisión fue bastante mayor que el rayito rojo-negro que venía usando hasta ahora. Era una negrura mucho más extensa, y lejos del rojo concentrado ahora el color era dorado, cómo el sol, al punto de que la franja que escapaba del negro era imposible de ver directamente sin arrugar los ojos por lo brillante que era.

-¡Kuahahaha! ¡Esto solo es una sorpresa si no hiciste tu tarea! -la temperatura del lugar había subido a una noche de verano, no, a un día de verano extremadamente árido. Aquello era ridículamente caliente, y quedó más que confirmado cuando al tocar suelo cerca de Bedivere, este sencillamente no aguantó el contacto y se fundió , dejando una corta estela de magma en lo que se movía de lado dirigido por Sora para un impacto directo. Aunque en el último tramo, el sueño dejó de derretirse, para solo pasar a estar chamuscado. Se notaba que tenía un buen pulso para regular la temperatura, y que tampoco estaba particularmente inclinada a derretirle la carne de los huesos a nadie a pesar de la intimidación. Incluso a Bedivere.

 -¡No sigas hablando! -gritaría cuando mencionaste el hecho de que en cualquier momento podías gritar y llamar la atención, aunque en todo caso ya lo estaba haciendo él solo con cada respuesta en voz alta. -. N-No es cierto... Todos son iguales, ¡todos son unos mentirosos!

 Si bien el chico estaba convencido de que creerte era mala idea, tus argumentos de alguna manera le hicieron dudarlo, o tal vez era la poca esperanza que le hiciste despertar al mencionar dulces sensaciones que ni siquiera era capaz de imaginar...

 -¿Lo dices enserio...? -preguntaría el chico, mientras poco a poco su cuerpo gelatinoso empezaba a calmarse.

 Dejándose llevar por la ingenuidad, pronto el cuerpo del slime te empezaría a empujar hacia afuera hasta que finalmente saliste por completo, momento donde toda aquella sustancia empezaría a concentrarse sobre si misma hasta formar la silueta desnuda del chico, la cual entonces tomaría nuevamente color en su capa exterior.

 -Y-Yo... ¿Realmente puedo confiar en ti...?

 Por primera vez pudiste ver en su expresión más que simplemente neutralidad: su tono hablaba enserio, y podías ver en esa mirada roja que el chico esperaba una respuesta que pudieses mantener durante el resto de tu vida. Sabías que si no te hubiese soltado habrías estado en graves problemas, y algo te decía que Void valoraba la confianza más que cualquier otra cosa: ¿qué respuesta le darías sabiendo que, de ser una mentira y que él lo descubra, aquel chico no se detendría como hace poco...?

 El mayordomo, luego de guardar velozmente la pistola para sacar otro cuchillo, esquivaría con destreza el ataque de la espada flotante antes de arremeter ferozmente contra el caballero: con cada corte dejaba resbalar los cuchillos de sus manos para poder sujetar firmemente el siguiente, y antes de que siquiera las armas cayesen al suelo tomarlos nuevamente en un feroz ataque.

 Si bien las espadas pudieron resultar amenazantes en un momento, a excepción de para Aoi no resultaron ser un problema destacable, siendo que el grupo arremetería ferozmente contra el caballero con el peli-azul clavándole su cuchillo, siendo seguido por Keitaro quién soltaría una ráfaga de cortes sobre Bedivere momentos antes de que un potente rayo ardiente pasase volando muy cerca del ellos: el camino ardiente que dejó a su paso dejaba en claro que era un poder especialmente dañino, aunque podían deducir que debido a su potencia era difícil de manejar con precisión.

 Finalmente, Hiroko daría el golpe de gracia con su aguijón, clavándose en una de las partes descubiertas del caballero momentos antes de que este expulsase una cantidad abundante de sangre por la boca.

 -Argh... -entonces las espadas se esfumaron, así como el escudo que antes usaba para protegerse mientras solo retrocedía a pasos torpes, intentando cubrir las heridas sangrantes de su cuerpo. -. M-Malditos niños...

 Vuestro rival no tendría fuerzas para continuar en pie, cayendo de espaldas al suelo mientras su cuerpo se iba desvaneciendo en aquel aura verdosa...

 Mientras el cuerpo de Bedivere desaparecía, de su interior terminaría de caer una figura humanoide de piel escamosa color verde, con una gran boca y tres cuernos, así como garras por manos y pies y una cola de reptil.

 -Malditos sean... ¿¡De donde diablos salieron ustedes!? -si bien estaba visiblemente enfadado, el camaleón fue incapaz de resistir el hablar más antes de volver a tener otro ataque de tos con sangre de por medio.

 Seria entonces que lo reconocerían, uno más pronto que otros, pues en las noticias se había hablado no hace mucho de un villano con el poder de transformarse en otras personas y utilizar sus dones: se sabía que era jefe de una pequeña pandilla de delincuentes que provocaban muchos problema para el beneficio que lograban sacar de ello.

 -Pueden irse a la mierda, todos y cada uno -volvería a insultar. -. Pensé que podría aprovecharme de ese maldito enmascarado y los idiotas que aceptarían su propuesta: por eso me emocioné cuando vi a las chicas, ¡pero tenían que ser tercos y pelear!

 -A la próxima nos dejamos matar -comentaría Keitaro, con disgusto y sarcasmo.

-Incluso si Battler-kun no tomó la oferta, estoy bastante agradecida, señorita.

Sora sacudió un poco la palma para disipar el calor y los restos del guante de esa mano, tomó aire para juntar las manos con una palmada breve, cómo quien resuelve poner orden con aire enérgico. Fuera en otro contexto, podría perfectamente ser de esos delegados de clase demasiado entusiastas con su tarea.

-De acuerdo, de acuerdo. ¿Quizá pudieras acompañar a Aoi y al chico de cabello negro al hospital? Si no, está bien también. Podría llamar a la policía o solo iluminar un poco la noche y deberían venir aquí a recogerlos y tratarlos propiamente y a arrestar al señor lagartijo. -puso ambas manos en la nuca, con aire relajado- Me alegra que Bedi-san no sea un matón de mala muerte después de todo.

Dijo esto en tono aliviado.

-¡Bueno! En resumen no me importa mucho cargar culpas si eso les aliviana un poco la noche. Supongo que eso es todo. -movio la cabeza, girandola para señalar con el gesto a la entrada- Si alguien se queda, tomaré mi salida, ¡soy una mala persona después de todo, ahaha! En su caso, la ley de defensa propia debería cubrirlos por el uso de dones.

Kurai suspiro aliviada cuando el joven la libero, por un segundo se temía lo peor, y con la agilidad propia de quien trata con productos peligrosos se quito lo que le quedaba de traje y se puso su bata encima mara taparse un poco antes de seguir conversando. Miro al chico fijamente con aquellos curiosos ojos y tras afirmar con la cabeza dio un par de pasos hacia el para cogerle de la mano.

-Todo lo que he hecho hasta ahora ha sido buscando la manera de que sintieses el mínimo daño posible, soy cientifica, pero antes de eso soy medico, y sigo mi juramento hipocratico, lo ultimo que deseo es hacerle daño a alguien.

Acaricio la mano del muchacho mientras continuaba hablando, igual no podia sentirlo, pero la intencion era lo que contaba.

-Lamento lo que esa gente te hizo, y como te he dicho, hara todo lo posible por protegerte, tu representas totalmente la base de mi investigacion. La sociedad quiere que veamos los dones como algo maravilloso, y no nos deja cuestionarnos los problemas que trae con ello, si alguien se descarrila demasiado o lo ven peligroso simplemente lo detienen, como hicieron contigo, yo, como medico, pienso que si es una molestia para la persona, se puede considerar una enfermedad, al igual que nos esforzamos por hacer que alguien ciego pueda volver a ver o alguien sordo pueda volver a oir, ¿por que tu no tienes derecho a poder sentir?

Acerco la mano del muchacho a su rostro y la puso sobre su mejilla.

-Quiero que algún día puedas sentir esto, como lo puede sentir cualquier otra persona. Por si no lo sabes, mis mejillas son mullidas y agradables de tocar.

Dijo sonriéndole tiernamente.

-No voy a pedirte que confíes en mi ciegamente, pero me asegurare de darte dia a dia motivos para poder confiar en mi.

Aquello podía no ser un mal trato, después de todo tener un espécimen como el de su lado podía facilitarle mucho su investigación, solo tenia que tener cuidado en no hacerle daño y cuidarlo bien, y poco a poco, si conseguia que le cogiese cariño, quizás podia ir probando cosas mas extremas, peor tenia que ser paciente y tener cuidado, despues de todo, hacia unos segundos casi habia sido ¿Devorada?¿Disuelta? prefería no pensar mucho en ello.

Tras clavarle profundamente el cuchillo se apartó lo suficientemente rápido como para ver a Keitaro soltar aquella ráfaga de cortes. Sabía que tenía mucho por aprender, quizá sea muy útil hacerme amigo de este chico... No terminaba de pensar para sus adentros cuando dio un salto hacia atrás, haciendo que tuviera que sujetarse el costado donde lo habían atravesado con la espada por el dolor repentino. Al menos eso era mejor que ser atrapado en puro magma, el cual por cierto evaporó casi al instante las gotas de agua que provocaban la ilusión de varios Aoi. Por unos milisegundos Sora podría sentir en su nuca una mirada asesina antes de que se convirtiera en una sonrisa afable al ver caer a Bedivere. 

-Ah... Gracias por tu preocupación, no es la primera vez que acabo así o peor... Duele, pero sobreviviré. 

Sorprendentemente si bien parecía que le dolía o le molestaba al menos, no se quejaba por tan profundas heridas. Estaba pasando completamente del camaleón y sus insultos mientras miraba a los que habían luchado junto a el.

-Sois bastante increíbles, tengo mucho que aprender de vosotros. Creo firmemente que somos la razón por la que deberíamos seguir con la idea sectaria del enmascarado. Puede llegar a hacernos un gran bien a futuro, nunca está de más continuar las lecciones y quién sabe. En unos meses si nos compenetramos bien, quizá seres como él no nos duren ni un asalto.

Después de todo, por mucho que le molestase ver que Sora le evaporaba el agua eso también le dio una idea a futuro. ¿Qué pasaría si llevara un tanque portátil de agua y entre los dos provocasen una bruma espesa gracias a sus poderes? Por lo que había podido ver hasta ahora, para Keitaro, Hiroko y el eso sería magnífico aunque... Tendrían que solucionar el tema de la visión, llamar a su contacto más valioso... ¿Les proporcionaría gafas termográficas?

Cuando terminó de hablar, tosió sangre pues si bien el estaba acostumbrado al dolor su cuerpo reaccionaba al mismo de la manera común y usual. 

-Oh... vamos... Suspiró - Creo que aceptaré la idea de... ¿Hime...Himeko te llamabas? Debería ir a un hospital. Miró al camaleón hecho un desastre en el suelo sin dar cuentas de lo que este dijera o replicara y preguntaría. - Sabes, no hace falta que asumas las culpas de nada... Nadie te ha visto aquí y el es un criminal. Cuando terminó de decir aquello se dirigió al camaleón y le dio un fuerte golpe en la nuca ahora que no se podía mover del dolor para que este se desmayara, haciendo una mueca de molestia por el movimiento ya que las heridas seguían siendo profundas. -Insultar... está mal, duerme un rato por favor. 

Guardaría por fin el cuchillo en la funda que tenía debajo del chaleco, en su espalda y devolvería el revolver a su posición correcta en el pantalón para que no se notara que lo llevaba antes de sentarse agotado en el bordillo que separaba el camino del terrenito con árboles para reposar y que no le incomodase tanto. - ¿El resto... estáis bien? ¿Tú como te llamas? Se dirigiría entonces al chico volador de pelo negro. -Mi nombre es Aoi, un placer.