Partida Rol por web

Poco a poco desalojáis el bar, que sigue tan lleno como cuando entrasteis, y os marcháis a vuestras residencias de una u otra manera.

Tras una placida noche de sábado, os levantáis el domingo por la mañana tan tarde como podéis permitiros según vuestras ocupaciones. El domingo pasa tranquilamente hasta que llega la hora de acudir a la barbacoa en la nueva residencia de Douglas.

Salgo de casa una hora antes de la hora acordada para la barbacoa. Cuando llego a las inmediaciones de casa de Sarah, la llamo desde el móvil. Comienzo charlando con ella, al acabar la conversación le digo que cuando esté lista la estaré esperando en el bar de abajo, tomando un café y leyendo la prensa.

Eso es precisamente lo que hago. Aparco el coche y entro en el bar que le he comentado a Sarah. Me pido un café y espero tranquilamente a que ella haga acto de presencia.

Darrell pretendía dormir un poco más pero a las nueve y treinta y tres, Nathan enciende la tele para ver el estreno mundial del nuevo videoclip de su nuevo grupo favorito, sus gustos iban cambiando tan rápido como crecía. Así pues se levantó, fue a darse una ducha y cuando terminó preparó el desayuno: un tazón de leche con cereales, un zumo de naranja y tortitas con miel.

Nathan era un poco escéptico ante la idea de tener que ir a una barbacoa con los nuevos compañeros de su padre y ni si quiera el hecho de que hubiera otra muchacha, la hija de Lloyd y varios perros lo animó lo que llevó a Darrell a chantajearlo con ir a ver el próximo partido en casa de los Patriots.

Cogieron el coche y de camino a la casa de Douglas pararon en un drugstore para comprar cervezas. Se había fijado en las marcas que bebían los demás y aunque cogió varias cajas de Budaweiser, también añadió un par de las que les gustaban a a los demás. 

A eso de las once y cuarto de la mañana, aparcaron el coche cerca del lugar y caminaron hasta la puerta. Sacó el móvil y llamó a Douglas porque no sabía si debían atravesar la casa o había una entrada trasera.

Sarah te hace esperar un tiempo prudente antes de aparecer en la cafeteria y sentarse junto a ti.

- Buenos dias. te dice con una sonrisa.

Cierro el periódico (o desactivo el soporte, lo que se estile en la época) y la miro con una sonrisa.

- ¡Hola Sarah! Estás preciosa, como siempre.

Me gusta adularla. Mantiene entre ambos esa tensión sexual latente tan excitante.

- ¿Quieres tomar algo?

Si tenemos tiempo... me tomaria un zumo, de melocoton.

Se acomoda frente a ti y te mira con sus ojos llenos de simpatia. Resulta admirable el buen humor que destila Sarah incluso por la mañana.

¿A que hora hemos de estar alli?

Diane se levantó a las 7 de la mañana, ante la insistencia de Turing (evidentemente, las 7 am era ya muy tarde y su humana había dormido lo suficiente, razonaba el can). Tras prepararse rapidamente, salieron los dos a correr por Boston Common, como todas las mañanas. Una hora después, una humana agotada y un perro con ganas de más, volvían a la casa para desayunar y, en el caso de la humana, darse una ducha. La rutina de cada día, vamos.

Después de desayunar, asegurarse de que el perro estaba más tranquilo, y recoger un poco la casa, Diane preparó el coche, ese que sólo usaba los fines de semana para salir al campo o a donde se disputasen las competiciones, y metió a Turing dentro. El animal estaba tan feliz ya que, generalmente, la cosa ruidosa con ruedas significaba salir a correr y a divertirse con su humana, así que podía tolerar las incomodidades... además, en la parte de atrás tenía una de sus camas, así que no se viajaba del todo mal.

Antes de llegar a la casa de Douglas, hicieron una parada técnica en una de sus pastelerías favoritas, donde compró un par de tartas grandes y, a las 11.30 en punto, estaba aparcando frente a la casa de Douglas, haciendo malabarismos para poder sacar las tartas y al perro sin que nada ni nadie acabase en el suelo.

Desde buena mañana Douglas estaba en pie. Madrugar no era problema, más bien una costumbre, aunque hubiera salido de copas la noche anterior.

Lo primero de todo fue ir a buscar las costillas adobadas adonde le habían recomendado, y para cuando llegó, los del catering estaban a punto de llegar.

Como le había prometido a sus caseros, los Pell, todo estaba planeado. Desde sillas y un par de mesas hasta un par de neveras portátiles ya bastante atiborradas de refrescos y cerveza, pasando por vasos y jarras de plástico y manteles y servilletas de papel, el par de camareros del catering lo fueron colocando todo en perfecto orden de revista

Douglas estaba llevando el carbón hasta la barbacoa cuando llamó Darrel

Dime, Darrell... No, no hace falta que cruceis por toda la casa. El patio tiene unos escalones de piedra que van a dar a un pasillo que conduce al callejón privado de atrás. Un momento y os abro la puerta trasera...

- Buenos días, Douglas. Éste es Nathan, mi hijo, el niño saluda levantando la mano. Espero no haber llegado muy pronto, esperaba pillar más tráfico.

Durante un rato, mientras disfruta del zumo, charlais de forma desenfadada sobre las noticias, las elecciones, y otros temas que para vosotros son de escasa importancia, hasta que se termina su bebida, y se muestra lista para ir hacia la barbacoa.

Hola, Nathan! le saluda Douglas con una cordial sonrisa y haciéndole gesto a Darrell de que pase, añade en tono divertido mientras le ayuda con lo que trae Nunca se llega demasiado pronto a una barbacoa, lo malo es hacerlo demasiado tarde!

Apenas han colocado las cervezas en las neveras cuando aguzando el oído, Douglas le guiña un ojo a su compañero

Me parece que una de las chicas con invitado canino acaba de llegar. Voy a mirar si necesita ayuda. Mientras tanto, sentíos como en vuestra propia casa! Y riendo termina retrasándose unos segundos, mientras le presenta a sus caseros que acaban de aparecer

Bueno, en realidad la casa es de ellos! Darrell, Nathan... los hermanos Pell

Vuelvo enseguida! se disculpa, saliendo para ver quién es la que acaba de llegar

Buenos días, Diane! Espera, que te echo un cable... ¿Así que ésta es tu mascota? dice ayudándola con las tartas e invitándola a entrar

Diane le da las tartas, cogiendo mejor la correa de Turing.

- Si... este diablillo que esta oliendo ya la carne es Turing. Tenía que haberlo traido andando... ¡así estaría más tranquilo! ¿Ha llegado ya alguien más?

Tras apurar el zumo y charlar un rato, decidimos marchar hacia la barbacoa que Douglas ha organizado en casa de Pete. Pago la cuenta y vamos hacia el coche. Abro la puerta y cojo la bolsa que había dejado en el asiento del copiloto con mi aportación a la fiesta. Una vez el asiento está libre, la invito a sentarse y pongo la bolsa en el asiento de atrás.

Subo al coche y arranco en dirección a casa de Pete.

Sheldon llega y os presenta a su compañero, Eugene.

- Gracias por la invitacion Douglas. ¿Donde puedo dejar esto?

Pregunta Sheldon despues de que Eugene salude y agradezca tambien la invitacion. Sheldon lleva un bol bastante grande de ensalada, y cuando lo descubre y os explica.

Es una ensalada griega. Aprendimos a hacerla hace dos años, en un pequeño restaurante en la isla de Santorini, un lugar precioso. Y hablando de cosas preciosas, ¿no me digas que no has invitado a Evans?

Dice esto ultimo con una maliciosa sonrisa ante su propia broma.

Llegamos a casa de Pete.

Aparco el coche, tomo la bolsa con el presente y vamos directamente a la puerta trasera. Como la barbacoa será en el jardín, seguramente ésa será la entrada por donde iremos llegando todos. Así que vamos allá directamente.

Con Sarah del brazo, me presento en la puerta haciendo sonar la pequeña campana rústica que Pete instaló hace unos años.

Segun vais llegando, tambien se presentan los anfitriones de Douglas, Margot y Peter Pell. Peter saluda efusivamente a George cuando este llega, agradecido porque le haya enviado un huesped tan educado y atento, y dice sobre douglas textualmente que Es una bendicion

Diane miró a su alrededor, y habló en voz alta.

- ¿A alguien le dan miedo los perros? Es para soltar a Turing y que pueda investigar a gusto...

La luz de la mañana entraba con fuerza por la ventana del detective provocando que éste se despertara. Despertarse... era casi como una sensación nueva. La noche anterior se lo había pasado bien... una rica hamburguesa, buena compañía... quizá todo un poco forzado... quizá demasiado políticamente correcto pero al fin y al cabo eran todos novatos en una experiencia que no tenía parangón en lo que a la carrera de un policía más o menos normal pueda compararse. Estuvo bien... sí.

Cuando la noche hubo terminado Andrew volvió con su moto a su casa en Cambridge tomó un poco de agua, se lavó los dientes y se metió en la cama con el pensamiento de que, probablemente no se dormiría. Tomó entre sus manos su teléfono móvil y comenzó a escribir dubitativamente un sms para Brenda que quedó inconcluso. Ummm... y lo siguiente que recordaba era... despertar.

Andrew había dormido toda la noche. Por primera vez en muchos meses no se había despertado con pesadillas. De hecho no recordaba haber soñado lo cual, en vista de los precedentes, era de agradecer. La noche había pasado en un sus piro y, aunque notaba una ligera presión en las cuencas de los ojos (probablemente no estaba acostumbrado a tantas horas de sueño) se sentía descansado. Se giró en su cama y se desperezó con regocijo. Qué agradable sensación...

- Mierda! - chilló. El reloj de la mesilla de noche marcaba socarronamente las 11:42 h.

De un salto salió de la cama y vio asombrado lo ordenada que estaba su casa. El día de antes se había afanado a organizar, limpiar y hacer una batida digna de los jodidos SWAT en la que había sido la casa de sus padres. Ya estaba bien, demasiado trasto... la parte mala era que ahora no era capaz de encontrar nada. ¿Dónde demonios guardaría los calzoncillos?

Tras una ducha más que rápida rebuscó algo de ropa cómoda y, en plan comando, salió a zancadas de su casa. La moto le esperaba... tenía que ir a la carnicería y llegar hasta la casa de los Pell. ¿Cuál era la dirección? Mierda... Tomó el teléfono móvil y buscó el número de Douglas en la agenda.

- Douglas... Douglas? ¿Me oyes? Estoooo.. me he dormido. Perdona... Voy ahora mismo a recoger las costillas adobadas y... ¿qué? ¿Qué ya las has recogido tú? Joder... es verdad. Perdona... Er... Te importaría repetirme la dirección. Gracias... tardo diez minutos.

Pasadas las doce Andrew hacía su aparición estelar por el jardín de los Pell.

- Hola a todos... siento el retraso. Me he dormido... - Hasta aquel momento no había entendido lo que significaban esas palabras. Sin darse cuenta sonrió como un bobo ante la sóla idea de dormir.

Yo no tengo ningún problema con los perros, al contrario dice con una sonrisa al mismo tiempo que rascaba a Turing entre las orejas. Jamás había tenido una mascota entendida como tal, fuera de sus insectos, pero era más por ser consciente de toda la dedicación que necesitaban que por otra cosa

Al ver llegar a Sheldon y su pareja, fue a saludarles y a recoger la ensalada prometida Tiene muy buena pinta, desde luego! Y riendo ante la broma del recién llegado contesta, en el mismo tono bromista Pues no... es que en la carnicería me dijeron que no me podían servir para hoy ni las costillas de brontosauro ni los bistecs de mamut que son el menú habitual del cavernícola y claro, no quise quedar mal con nuestro buen amigo Evans

Mientras deja que los Pell saluden apropiadamente a su amigo George y a su pareja, Douglas contesta al teléfono

Tranquilo, Andrew, todo está bajo control, así que sin prisas, que no había que presentarse a formar para revista!

Cuando llega Andy, el CSI le recibe con una amable sonrisa Pasa y sírvete algo, mientras voy a ir encendiendo el fuego... le dice, poniéndose el delantal de rigor...