Partida Rol por web

La elfa analizó con detalle el mapa antes de contestar –Aproximadamente una hora de camino, maese Bradoc. Yo aconsejaría partir a media tarde, para tener un buen margen de tiempo y estudiar bien la zona, encontrar el mejor punto para emboscarlos, vías de escape en caso de que la cosa se desmadre, e incluso poner alguna trampa que nos dé ventaja. Es posible que el emisario y sus secuaces se encuentren en el punto de encuentro antes de la hora prevista, por lo que sería bueno ir con el mayor tiempo posible de antelación.–

Viendo que Bradoc se ha ofrecido a acompañar a Rowen a visitara visitar al hermano de su maestro y tras ver el mapa que pone encima de la mesa me adelanto en la mesa y digo:

- Yo tengo que arreglar algunos asuntos en Bree antes de partir. Además quizá obtenga algo de información que nos pueda ser útil.

Miro las caras de mis compañeros para ver su reacción y sus intenciones. En Bree de momento no es todo como parece ser a primera vista. Mucha gente tiene cosas que aclarar o esconder en esta mesa y de nuestros nuevos amigos. 

- ¿Alguien me acompaña? Podemos aprovechar a hacer algunas compras antes de partir.

Espero la reacción de mis compañeros para ver si alguien decide acompañarme. Mientras mis compañeros piensan me levanto y pregunto a mis cimpañeros.

- ¿Otra ronda? - Digo levantando mi jarra. - Aprovechare para reservar mi habitación, alguien más dormirá aquí.

Me dirijo a la barra a pedir otra ronda y negociar las habitaciones para pasar la noche con el tabernero. Aprovecho mi conversación con Ham, para indagar sobre mi tío Ramaviva. Por la taberna pasa mucha gente y siempre tienen información interesante. Hago indagaciones sin revelar quien soy. No quiero que el albacea se entere de nada antes de que tenga la información y las pruebas para saber si me quiere estafar.

- ¿Conoce a Ramaviva botánico en Bree? Me han dicho que es muy bueno y conoce bien la zona. Nos ayudaría mucho en nuestro próximo viaje.

Aprovecho la conversación para hablar con el tabernero de sus posesiones y sus trabajos por los alrededores. Además si veo la oportunidad aprovecho la conversación para hablar del albacea.

La historia de Mithgannel resultó ser del todo desgarradora. “Ahora entiendo el porqué de su comportamiento”. Rowen había quedado paralizada tras escuchar la escueta desventura, conteniendo las lágrimas. Si tuviera algo de valor en su pequeño corazón se hubiera levantado para abrazar a Mithgannel, a pesar de que eso rompería toda la etiqueta del momento.
[B]—Lamento vuestra pérdida —dijo, sincera, afectada —. La venganza no os dará descanso, pero puede que la justicia lo haga [/B]—terminó, sin saber muy bien que más decir o donde meterse.
Estaba de acuerdo de que aunque todos debían acudir al punto de encuentro, debían ser solo los más hábiles los que se acercasen para inspeccionar el encuentro sin ser descubiertos. No era parte de sus habilidades aquellas tareas de subterfugio. Mithgannel seguramente sabía ser discreta, y el hobbit. Y Bradoc, claro, Brandoc servía para todo dentro de su imaginación. No obstante, el enano debía permanecer atrás y en silencio, como refuerzo por si las cosas se complicaban.
Pensando de aquella manera había quedado distraída de las palabras que eran vertidas sobre la mesa, quedando sorprendida cuando Bradoc se dirigió directamente a ella, haciéndole una propuesta. “¿Acompañarme? ¿A mí? ¿Quiere decir los dos solos?”. El rubor acudió a sus mejillas. “Podéis acompañarme a donde queráis”, fue su primer pensamiento. No logró articularlo. ¿Por qué sentía la lengua como de trapo y las rodillas temblándole?
—Si, claro…podéis venir…—terció al final, mirando hacia otro, con una vocecilla de pajarito.
Siguiendo el hilo de las palabras de la elfa, y después las del hobbit, Rowen añadió algo más.
—Yo también necesito hacer unas compras. No me entretendré mucho. Por otro lado, soy de la opinión de maese Mithgannel. Partir cuanto antes para llegar antes que aquellos a los que esperamos es una ventaja táctica que no podemos desaprovechar. Quizás por ello maese Bradoc y yo deberíamos adelantarnos y encontrarnos con el resto una vez nos hayamos reunido con el maestro Aranuir. Si os parece buena idea, por supuesto —dijo mirando momentáneamente a Bradoc; su voz solo se había quebrado ligeramente al final.

- ¿Ramaviva? ¿Tommy Ramaviva? Sí claro, le conozco. Sin embargo hace mucho tiempo que no le veo. ¿Está usted interesado en la botánica, eh? Bien, si no recuerdo mal vivía no muy lejos, en Bree, podéis probar de encontrarle. Es un excéntrico ese Tommy, gustaba de hacer largas expediciones, algo inusual en los de su raza. Pero nunca contaba mucho de lo que veía por ahí. Su hijo le seguía los pasos, creo que se hizo explorador de la guardia de Bree...¿Muerto, el viejo Ramaviva? No, no lo creo! Nos hubiéramos enterado, supongo. Aquí en Bree entra y sale mucha gente, pero solemos estar al corriente de los que llevan mucho tiempo instalados aquí....¿Boffin Needlehole? Extraño nombre, jaja. No me suena de nada. ¿Albacea, dice que es? Si, si, esa dirección es de Bree, no está lejos de aquí. Desde luego que no es un habitual de "El Descanso Real" ese tal Boffin, pero me quedo con su nombre - dice Ham, en un acceso de locuacidad. 

- Quedan reservadas las plazas, señores. Lo más económico es que compartan esta habitación comunal de 6 camastros, saldrá a 2 monedas de cobre (mc) por cabeza, y os sobra una cama para poner el equipamiento. Si es tan amable de informar a sus compañeros de que al término de la comida deben pasar por aquí a pagar, se lo agradeceré. En estas fechas la reserva es imprescindible, no me puedo permitir quedarme con habitaciones sin ocupar - dice solícito el posadero. 

Mithgannel agradeció en silencio las muestras de afecto. Se habían conocido poco antes, pero quitando las rencillas ancestrales y caracter propio, le parecía que eran buena gente. Mucho tiempo llevaba ella vagando sola, evitando el contacto más allá del estrictamente necesario por la búsqueda de información. Y ahora se había arrancado a contar sus miserias a un grupo de desconocidos. Los mismos que habían aceptado una misión complicada que llevaba a otra incluso más oscura, y ahí estaban. Ninguno parecía disponer de dotes claras de liderazgo y quizá algunos no habían entrado nunca en combate real, pero entre unos y otros se iban organizando para llegar al fondo de lo que parecía un asunto turbio, algo que no les habían pedido y que, de ser descubiertos, podría llevarlos a un final fatal. –Agradecería si la próxima ronda fuese en otro momento. Vayamos entonces al mercado juntos y luego nos dividimos. Por cierto, podéis llamarme Mith–. Una vez estuvieran todos de acuerdo, la joven sinda se dirigiría a pagar su cuenta y una noche en la posada –Supongo que el baño tendrá que esperar...

Después de las confesiones de Mithgannel y Bradoc, los signos de conmiseración de Rowen y la tabernícola camaradería de los dos individuos de corta talla, os encontráis en una disposición de ánimo que se aproximaría bastante a la de una comunidad. Por primera vez desde que os encontrasteis habéis trazado algo parecido a un plan común, por primera vez ha rosado las mejillas de Rowen una sensación que no recordaba desde hacía demasiado tiempo (¿desde la niñez, tal vez?)...

Tras algunos ajustes parece que el plan es el siguiente: Rowen y Bradoc visitarán la morada de Aranuir a la salida de Combe; Mithgannel, la ágil montaraz, realizará en solitario una cauta visita de reconocimiento de la casa en las afueras, a plena luz del día, para poder investigar el terreno y tomar las precauciones necesarias para todo el grupo; Ruby Moss y Öter, hijo de Hreimdar, visitarán la casa de un albacea relacionado con la familia del hobbit, ya que, a juicio de Ruby, podrían encontrar información de utilidad para las próximas aventuras - En efecto, Öter ha preferido sin duda acompañar a Ruby, dado que las alternativas tenían que ver con magos y con elfos, y el sentimiento de comunidad todavía no es tan fuerte como para llevar a cabo tales conversiones en sí mismo, aún, aunque reconoce que empieza a tolerarlos...además Ruby Moss es el único de ellos que es más bajo que él, y eso siempre sienta bien.

Tras todo esto os reuniréis todos en el centro de Archet a las 19.00h, donde Mithgannel compartirá las averiguaciones acerca de la casa para realizar la aproximación más conveniente a la misma.

El día invita a la acción, la claridad del cielo es total y ninguna nube se cuela en el que podría ser el primero de los escenarios de acción de vuestras andanzas.

Me parece buena idea. Pensaba proponer hacerlo más tarde pero no sola sino con Bradoc o el hobbit. Ahora mismo no tengo tiempo. ¿Podrías hacerlo tú y luego yo sigo desde ahí?

Hmm tambien me parece buena tu idea, que acompañes al hobbit a ver al albacea y luego vayais los 2 a explorar la casa. Al enano lo dejareis en Archet esperando, que es muy torpe. Esta tarde lo acabo de pensar... Gracias! 

Lo he pensado bien y creo que sera mejor que vayas en solitario, por varios motivos. En primer lugar porque 2 personas multiplica el riesgo de ser descubiertos en esta mision de reconocimiento . En segundo lugar, porque las dos únicas personas del grupo con dotes montaraces sois tu y Ruby, si pasa algo cuando estais juntos dejais al resto del grupo desprovisto. Y en tercer lugar, porque en tu camino te espera una benefactora aparición, que tiene mas sentido si vas sola... Pronto sabras algo más.

Por tanto, te borro sólo la frase en que dices que acompañas a Ruby, el resto se queda igual. Gracias y disculpa por la modificación! 

Ok, tu mandas. Yo la verdad no creo que necesite comprar nada, y revisando la tabla de pesos (no sé si querrías añadirla en los anexos) tiene pinta de que tampoco puede cargar nada mas si quiere seguir sin penalizaciones en las tiradas de movimiento xD. Eso si, estoy abierto a sugerencias jeje. Esperaremos réplica de los compis.

Saliendo de la pedanía de Combe empiezan a verse las primeras líneas de copas verdes de los árboles del bosque de Chet. Rowen y su compañero Bradoc han seguido en medio de un confortable silencio las siempre diáfanas indicaciones de su maestro, y tan certeras han resultado éstas, que en menos del tiempo previsto os encontráis llegando a una pequeña y tranquila casa solariega rodeada de castaños. El sol de la tarde, todavía joven, tamiza el suelo con una suave luz filtrada por las ramas, mientras una leve brisa acaricia vuestros cabellos.     

Rowen toca a la nudosa puerta y en breves instantes aparece un anciano de pobladas cejas, envuelto en vetustos y largos ropajes. Lleva la cabeza desnuda, y sus pocos cabellos blancos se disparan en todas direcciones con rebeldía. Al primer vistazo, para Rowen no cabe duda que es hermano del maestro. Ahora mismo en esa familiar fisonomía se trasluce un gesto de curiosidad. Su mirada bajo aquellas gruesas cejas alterna entre la maga y el guerrero, el guerrero y la maga, interrogativamente...

Sea por la reciente comida, o por las emociones en ella compartidas; sea por el calor - ya profundamente primaveral - de la tarde o por la quietud que reina en los senderos que se internan en el bosque de Chet, lo cierto es que te sientes terriblemente cansada y somnolienta. No recuerdas cuándo fue la última vez que tuviste un sueño reparador, o la última vez que dormiste en un catre bajo techo. En el Barrio de los Mercaderes acompañaste a tus compañeros, pero tu cabeza ya empezaba a dejarse arrullar por esa sensación que debe ser semejante al amodorramiento de la siesta, según cuentan los hobbits que la practican después de sus pantagruélicas comidas.   

En aquel lugar, bajo el trino de los pájaros de Chet, justo cuando sientes que estás próxima a desvanecerte, tiene lugar un increíble acontecimiento. Apenas puedes creer lo que ves: Gilmith, tu hermana, viene caminando por el sendero, en silencio, sin apenas mover una hoja bajo sus pies, sonriéndote.

Ahora se ha acercado a tí y te está mirando con ternura, pero tu garganta no emite palabra alguna, algo te lo impide. Entonces Gilmith te toma de la mano y te habla, con mucha suavidad: 

- Hermana, hoy abriste tu corazón y descargaste la pena que te aflige tan amargamente. Este gesto es algo que necesitabas más de lo que tú misma estás dispuesta a comprender. Después de mucho sufrimiento, vuelves a tener algo que podría llegar a importarte alguna vez. Decidiste confiar en ellos y lo hiciste sin que nadie te ayudase a discernir entre la bondad o la maldad en sus corazones: lo hiciste ciegamente, a través de un sentimiento. Cuando creas que ha llegado el momento, toma el collar que te di hace años en la mano y repite estas palabras - a continuación Gilmith recita dos breves frases en sindarin - Protegerá aquello que ahora ha vuelto a importarte ¿sus vidas, tu vida? y te ayudará a discernir entre las voluntades perversas y aquellas benefactoras. Sé que mi ayuda te llega muy tarde y nunca reparará lo que ya está hecho, pero tal vez el escenario de la vida opera los cambios sólo cuando estamos preparados para recibirlos, y no antes. Déjame ir ahora, hermana, y no olvides lo que te he dicho en la lengua de nuestra amada tierra.

Con un zumbido en la cabeza despiertas al pie de una gruesa encina. "¡Increíble!¿De veras me he dormido?" piensas al principio, con gran disgusto de tí misma. Pero cuanto más piensas en el sueño, más vívido te parece, cuando lo razonable sería que se fuera difuminando en tu memoria. Las dos frases en sindarín dan vueltas en tu cabeza, una y otra vez. Agarras el colgante de tu collar impulsada por un curioso instinto; comienzas a recitar una de las frases y notas cómo el colgante adquiere un súbito calor. Detienes el recitado antes de finalizar la primera frase, el colgante se enfría: en un golpe de lucidez te das cuenta de lo que es esto, de lo que puede ser esto. Tu hermana se te ha aparecido en sueños y te ha enseñado dos sortilegios que están asociados al collar que un día te regaló. Has leído mucho sobre objetos mágicos en tu juventud, pero nunca tuviste uno entre tus manos.

La nube de somnolencia ha desaparecido de tu cabeza. Miras al cielo, el sol no parece haberse movido mucho de su posición. Debe haber sido todo muy rápido. Con un nuevo fuego en tu corazón y todos tus sentidos alerta, te adentras por el último sendero que marca el plano del pergamino, aunque no has necesitado mirarlo otra vez. 

Hacia tu destino.   

¿Podían tenerse muchas ganas de hablar y a la vez, terminar por no decir nada? Su pulso palpitaba de forma acelerada cada vez que sus ojitos se deslizaban hacia la posición de Bradoc. Entonces se imaginaba con el suficiente aplomo para iniciar una conversación. ¡Había tantas cosas que le gustaría saber! ¡Había tantas cosas que ansiaba preguntar! Pero no lograba arrancar. En otros momentos se imaginó sin preguntar, hablado ella, tomando las riendas de la conversación. ¿Y de que podía hablar? Todo lo que sabía estaba atrapado entre las páginas de los libros. Su propia vida había sido monótona. Incluso antes de su educación, no había nada memorable que destacar. Salvo algunas lágrimas ya olvidadas y un temor que la perseguía allí a donde iba. Su único acicate había sido intelectual. ¿Qué podía ofrecer ella a alguien que había viajado de ciudad en ciudad? Temió, en algunos casos, resultar pedante, en otros, parecer un ratón de biblioteca. Ella deseaba hablar pero, tristemente, no encontró el momento ni el tema. Cuando, en la distancia, empezaron a vislumbrar el punto de destino, lamentó haber perdido la oportunidad. ¡Tan largo viaje y no ni una palabra había surgido de sus labios! Nada más vislumbrar el rostro de Aranuir, Rowen sontió tenuemente. Entre magos andaba el juego y si bien a algunos aquellos menesteres les inquietaban o los asustaban, ella se sentía cómodo sumergida en aquel ambiente erudito. Su lugar, quizá, no estaba en el camino con alguien como Bradoc, sino encerrada entre cuatro paredes con un anciano como aquel. Tras una breve mirada de escrutinio del anciano Rowen se percató de que se había quedado sin decir nada. —Disculpad la interrupción mi señor Aranuir. Mi nombre es Rowen y vengo de parte de vuestro hermano Enuanor. He tenido a bien ser su discípula durante los últimos años —le entregó la carta de recomendación que llevaba ya preparada —. Mi educación con vuestro hermano ha llegado a su fin, y, como señala la carta, él desea, y yo también, que mi estudio pase ahora a estar tutelado por vos —sonrió —. Aunque me temo que hay un asunto que debemos discutir antes de que pueda ponerme a vuestro servicio, mi señor.

El corazón de Mith latía de alegría después de ver a su hermana en sueños. Tenía muchas ganas de verla y abrazarla, y ponerse al día con sus historias de aventuras. Aunque ahora era ella la que estaba viviendo aventuras, y no parecían ser tan divertidas como las que su hermana le contaba. Probablemente una vez pasadas todas las peripecias una historia se recuerde con más cariño y menos dolor, y así se haga entender a los que no la han vivido.

Tras adentrarse en el sendero unos metros, Mith se agachó, puso la mano en el terreno e intentó comprender si el camino había sido recientemente usado. Sin sacar nada en claro, se dispuso a avanzar de manera cautelosa, intentando no pisar en el follaje salpicado sobre el camino y atenta a posibles sonidos abruptos que denoten movimiento inesperado.

- Entrad, entrad, debemos estar a salvo de miradas indiscretas. En los últimos días he sentido una presencia merodeando alrededor de la casa - dice el mago, como si no tuviera mayor importancia - No hago ya grandes paseos. Solía hacer largas caminatas, antes. Pero habitualmente mi única salida diaria está dedicada al cuidado de mis hierbas. Y aquí fuera, bajo los muros de mi propia casa, me he sentido observado...últimamente - a pesar de la gravedad de esta información, Aranuir transmite la sensación de quien ya no tiene miedo a nada. 

Entráis en una caótica y polvorienta morada, atestada de libros y frascos con todo tipo de hierbas, en las estanterías, sobre las mesas, en los alféizares de las ventanas, incluso en el suelo. El suelo de madera cruje con intensidad con cada paso que dais para situaros con un mínimo de comodidad en tan abigarrada estancia.

- Me alegro de que no haya sido ese Morthac* quien haya elegido mi hermano para venir aquí. Siempre vi brillar un egoísmo sin límite en el corazón de ese hombre - directamente a Rowen - A tí no te conozco, pero no me equivoco si digo que en tí late un corazón sencillo y bondadoso. Lo mismo me inspira tu compañero - lanzando una mirada cómplice a Bradoc.

- Maestro Aranuir - comienza Rowen con una mezcla inseguridad y reverencia - en realidad no he venido hoy para quedarme, aún - Le explica brevemente los últimos acontecimientos, sin omitir ninguna información. La calidez de Aranuir inspira una gran confianza, es fácil dejarse llevar sin reservas ante su tranquilizadora presencia. Le enseñáis el pergamino en lengua negra con las runas en adunaico, y le explicáis la ubicación de la casa en las afueras.

- Conozco esa casa abandonada, pero ignoro totalmente de qué se trata esta cita - se mesa la barbilla pensativamente - Debéis ser extremadamente cautos, sin duda se trata de un oscuro asunto. Y sí, puede existir una explicación de por qué las runas están en adunaico, una lengua emérita en nuestra era, aunque también atemporal: sospecho que pueda tratarse de la voluntad de alguien de subyugar a través del lenguaje. Pues en las tumbas de los túmulos yacen los reyes, príncipes y grandes nobles de Arnor y los reinos que surgieron posteriormente, todos ellos descendientes de la - a todas luces superior - civilización de Númenor. Además, fue Númenor quien redescubrió los túmulos en la Segunda Edad. Creo que, quien sea que esté utilizando la ancestral lengua de Númenor en relación a los túmulos, lo hace para lograr algún tipo de ascendencia mágica sobre todos esos grandes señores. Evidentemente, el lenguaje por si sólo no es suficiente para ejercer ese tipo de dominación, pero podría ser parte esencial de un potente sortilegio que sí la ejerza, un sortilegio del que aún no sabemos nada.

Todo esto lo dice Aranuir en medio de una gran concentración, como si no existiera nadie más en la estancia - Aún iría más lejos. Estas runas sobre el pergamino son sólo un identificador. Intuyo que se refieren en realidad a otro elemento, en otro lugar, donde seguramente estas mismas runas existen con una entidad mágica propia. 

Rowen y Bradoc siguen haciéndole preguntas atropelladamente, presas de una creciente excitación - ¿Valandur?, Sí, es uno de los reyes de Arnor y sin duda está enterrado en uno de los túmulos. Se han escrito tomos con prolijas descripciones de los túmulos y sería posible localizar todos ellos, seguramente. Lamentablemente yo no tengo ningún libro sobre ello, tal vez los sabios de Fornost...

En relación a los túmulos, Aranuir os explica que sobre muchos de ellos pesa una terrible maldición: justo después de la Gran Plaga, el Rey Brujo pervirtió a los caídos enterrados allí y los esclavizó haciéndoles siervos de su voluntad, pasando a ser malignos espíritus llamados tumularios. Se dice que son extremadamente difíciles de destruir, y que quienquiera que retire los objetos mágicos que yacen en los túmulos con fines egoístas acabará siendo él mismo destruido irremisiblemente. Sólo la destrucción de un tumulario por un motivo justo, diferente al expolio de sus tesoros, puede liberar el sortilegio del túmulo definitivamente. De lo contrario, el túmulo volverá a ser ocupado por otro espíritu maligno, una y otra vez.

Ahora vuelve a referirse a vuestros hallazgos:

- Lo más alarmante de esta trama es que esté sucediendo en un modo tan silencioso. Tengo la sospecha de que los grandes poderes de la Tierra Media aún no han reparado en el peligro que me estáis relatando: Gandalf estuvo aquí hace un mes y medio, le recibí en esta misma casa, y no hizo mención a ninguna amenaza en el suroeste. Tal vez está demasiado ocupado con Rhudaur, luchando junto a Radagast por averiguar los planes de las fuerzas de Angmar. Tal vez el Rey Brujo de Angmar esté utilizando el frente de Rhudaur como maniobra de distracción para llevar a cabo sus auténticos y oscuros designios en los túmulos - continúa con gravedad - o lo que sería aún peor, que haya acumulado tanto poder que sea capaz de desafiar a los Pueblos Libres desde ambos frentes. Sólo son conjeturas, claro está, pero con esta descorazonadora información no podemos descartar nada. No debéis fiaros de la Guardia de Bree, tal vez no se trate de corrupción generalizada, pero todo parece indicar que hay algún servidor del mal en su alto mando; utilizadles para vuestros designios si con ello se os facilita el camino, pero tened en cuenta que el destino último de este funesto avatar está solamente en vuestras manos. 

Las últimas y amargas palabras de Aranuir os sumen en grave preocupación. Aranuir parece percatarse. 

- Venid, voy a daros algo que os puede servir - Se desplaza lentamente a su escritorio, e inclinándose trabajosamente sobre la superficie de trabajo, empieza a escribir sobre un pergamino. Su nivel de abstracción es total. Pasan cinco minutos, tal vez diez. Finalmente le entrega a Rowen un rollo atado con un cordel -  Ten, leelo cuando estéis en apuros, hasta en tres ocasiones. Después de la tercera vez, perderá su poder, definitivamente. Contiene el poder elemental del Fuego. Podrás envolver en llamas cualquier objeto que toques, pero ese fuego no te afectará a tí ni a quien tú decidas que lo porte. Ah, y un pequeño obsequio de mi jardín - le entrega a Bradoc una bolsita de tela que parece contener hierbas.

Con gran pesar en vuestros corazones os despedís del maestro y de la calidez de su hogar - Mi querida Rowen, considera esta aventura parte de tu entrenamiento en Bree, el que tanto habías ansiado. A veces el destino nos presenta nuestros anhelos en formas imprevistas, pero no por ello debemos renunciar a ellos o sumirnos en la confusión. Os doy mis bendiciones para vuestro camino a partir de aquí. Tened mucho cuidado - dice, mirando en el último momento fijamente a Bradoc, como si estuviera diciéndole "Protégela con tu vida, si es preciso". 

Levantándome de la mesa apremio a Öter y Mithgannel para emprender el camino. Hay muchas cosas que hacer y poco tiempo, después del reconstituyente almuerzo y con la impaciencia de obtener algunas informaciones sobre mi tío Ramaviva no dejo de meterles prisa.

Antes de salir de la posada paso a pagar la cuenta y la reserva al posadero^[1], no sabemos si haremos uso de la habitación pero mejor tener un lugar donde volver a descansar.

-  Vayamos a hacer algunas compras antes de separarnos. Luego iré con Öter a buscar al albacea.

Nos dirigimos al barrio comercial para hacer algunas compras me gustaría encontrar algunas hierbas de Arfandas para prevenir las lesiones. Ademas me gustaría encontrar una cuerda que nos permita salvar algún obstáculo complicado o incluso si se da la ocasión sujetar a algún prisionero.

Cuando terminamos las compras le propongo a Öter seguir nuestro camino y me intereso por si Mith quiere acompañarnos o prefiere ir ya a las afueras a investigar la casa.