Partida Rol por web

Tosur escucha una melodiosa voz que se dirige a él...

- Amigo trrrovadorrr, tendrría a bien acompañarrros, aunque la prrresencia del elfo...grrrr... Aunque rreconozco que nos vendrrría bien su ayuda.... dice recordando las dos flechas que sobrevolaron su cabeza e impactaron en el bandido que le iba a abrir en canal...

Acto seguido, Tosur escucha al humano montaraz...

- Humano! Perrro si el prropio bosque nos está diciendo que vayamos porrr esa senda!!!! dice ironicamente, saludando con una falsa risa a los arboles...

Mirando a Jabien y a los demás intervengo, mientras me dirijo a Adrahil..

- El problema es que tú, Gregori y Narmo son quienes hasta ahora nos han sabido guiar por el camino. Por lo menos, si vamos a seguir tras los pasos de los bandidos, necesitamos la presencia de uno con nosotros...

Luego de hacer un breve silencio y observar con aceptación a Tosur y a Jabien, culmino..

- Si ninguno de vosotros decide acompañarnos, deberíamos seguir vuestros pasos tras el hobbit.

El elfo contempló la escena desde la distancia, no pensaba entrometerse en algo tan habitual y mundano como aquello; los humanos pasaban la mayor parte de sus cortas vidas de disputa en disputa, ya fuera por pequeños malentendidos como en el que en aquel momento les ocupaba, o por cosas más importantes para ellos, como los bienes materiales y el dinero.

Mientras todo el grupo estaba pendiente de la disputa, Narmo pensaba en cuales podían ser las ventajas e inconvenientes de tomar una decisión u otra, mirando hacía el interior del bosque. Lo que estaba meridianamente claro es que el grupo debía priorizar y asegurar el rescate del hobbit, a él poco le importaba la recompensa que se había de cobrar al final de la misión, estaba aquí para vivir nuevas experiencias, salvar la vida del joven y devolverle la ilusión a su padre, nada más...

En un momento dado, ambos grupos reclamaron la ayuda del montaraz, ambos con sus propias razones, el elfo tuvo que tomar parte y tomar una decisión, por lo que intervino con voz clara y decidida...

- Puede que el valiente Eorlingas tenga razón y un grupo tan númeroso de aventureros pueda partirse en una misión hasta el momento tan fácil como esta. También es cierto que si al final nos separamos ambos grupos necesitarán rastreasores para dar con sus diferentes objetivos, uno de los tres se ha decidido y ha manifestado su intención de buscar al hobbit, yo lo voy a hacer ahora dando mis propias razones, que no quiere decir que sean las mejores.- añadio haciendo una pequeña pausa - Mi decisión no puede ser otra que encontrar al hijo de Sacovilla cuanto antes y con la mayor seguridad posible, la vida de ese chico sin duda tiene un valor mayor para su padre que la carga robada. Es verdad que nos encomendaron tanto una cosa como la otra, pero mis convicciones me impiden ir tras un puñado de objetos valiosos cuando hay una vida en juego. Siento las molestias que esto pueda causar al grupo y os aseguro que de encontrarlo facilmente como algunos sugerís, volvere con el que esté dispuesto a recuperar la carga y dar cuenta de los bandidos, pero por el momento dedicaré mis esfuerzos a dar con el hobbit-

- Si tanto Narmo como Adrahil parten en busca del hobbit poca ayuda nos queda para seguir el rastro de los bandidos, lo único en que podemos confiar es que el bosque esté con nosotros - digo un tanto abatido ya que esperaba poder contar con la ayuda de uno de los dos rastreadores.

A Jabien le preocupaba mas la razón por la que los bandidos se habían llevado al hobbit, que el mediano en si mismo, todo este asunto le daba vueltas a la cabeza ... ¿quien en su sano juicio se llevaría un hobbit como rehén?

Con el mismo semblante desde que culminó la discusión con Giroth, me dirijo a Jabien y a Tosur principalmente.

- Jabien, por más de que el bosque pueda abrirnos el camino en pos de los bandidos, no tendremos ayuda para discernir si bajaron su número, si lo aumentaron, si se separaron.. es muy riesgoso que nos aventuremos sin la ayuda de uno de ellos tres, señalando con la palma hacia arriba a Adrahil, Narmo y Gregori, - Y por más de que estemos de acuerdo en que separarnos sea la mejor opción, no debemos lanzarnos a la boca del lobo sin un cuchillo en la bota...

Acomodo mi equipo y tratando de poner mi mejor cara

- Vamos... tal vez siguiendo las huellas del hobbit nos encontremos con una sorpresa... quien dice... en una de esas el pequeño fue el mismo artífice del asalto... culmino irónicamente....

Asiento silencioso ante las palabras de Aboldir y me dispongo a ir por el camino que indican los montaraces.

- Vamos, amigo enano, busquemos a ese mediano y ya ajustaremos cuentas con los bandidos - le digo a Tosur.

Tosur pone cara de asombro....

- Como? Grrr... Burbruburgrrrr seguro que nos quedamos sin el oro y la plata.... grrrr....

Algo mas enfadado si cabe, Tosur termina de recoger todos sus enseres, incluyendo el enorme hacha, el cual se lo cuelga rapidamente a la espalda para no llamar la atencion del bosque, y sigue a los demás sin dejar de soltar improperios por lo bajo...

Al fin el grupo se pone de acuerdo, y todos se dirigen río arriba, hacia el rastro dejado por el pequeño hobbit. El viaje transcurre sin peligro, siempre bajo la atenta mirada del bosque, y sin desaparecer nunca esa sensación de estar siendo analizados, la cual, por otra parte, comienza a ser asumida por los viajeros, quienes tienen en la cabeza que si el bosque quisiera verlos muertos, ya estarían formando parte del mantillo del suelo.

El claro del río hace que podáis ver el sol, lo cual os da una idea clara de la hora en la que os encontráis y el rumbo al que os dirigís. Es la tarde del primer día de viaje, y hace muchas horas que no dormís. Estáis realmente fatigados, pero ninguno tiene en mente permitirse poner tiempo de por medio para que al pequeño fugitivo le ocurra algo malo. Aún así necesitáis un descanso, y pronto escogéis el sitio más apropiado para ello: la sobra de un viejo y enorme sauce que descansa en la orilla, junto fresca hierba verde.

Colocáis lo que parece ser una inútil guardia en los dos lados del camino, y el resto se deja caer en el suelo alrededor del sauce, totalmente derrengados. Pero algo sucede, y en menos tiempo de lo que se tarda en decir: “perra de guerra” unas raíces tan grandes como brazos de un beornida se trenzan alrededor del tobillo de Rotengon, quien es arrastrado hacia al tronco del sauce. No tenéis tiempo a reaccionar, porque en menos de lo que se tarda en decir: “el fuego luego”, escucháis un canto que os requiere toda vuestra atención, una voz tenue, y algo alocada, que hace que hasta el hobbit que está siendo arrastrado se quede fascinado:

¡Hola, dol! ¡Feliz, dol! ¡Toca un don diló!

¡Toca un don! ¡Salta! ¡Sauce del fal lo!

¡Tom Bom, alegre Tom, Tom Bombadillo!

saltando y bailando a lo largo del sendero, por encima de las cañas, asomó un viejo y estropeado sombrero de copa alta y larga pluma azul sujeta a la cinta. Un nuevo brinco y un salto y un hombre apareció a la vista, o por lo menos algo semejante a un hombre; demasiado grande y pesado para ser un hobbit y no bastante alto como para pertenecer a la Gente Grande, aunque hacía bastante ruido, calzado con grandes botas amarillas, tranqueando entre las hierbas y los juncos como una vaca que baja a beber. Tenía una chaqueta azul y larga barba castaña; los ojos eran azules y brillantes y la cara roja como una manzana madura, pero plegada en cientos de arrugas de risa. En las manos, sobre una hoja grande, como en una bandeja, traía un montoncito de lirios de agua blancos. Al acercarse continuaba cantando, y hasta el mismo sauce parecía aflojar su presa:

¡Hola, ven alegre dol, querida derry dol!

Ligeros son el viento y el alado estornino.

El viejo Tom Bombadil trayendo lirios de agua

vuelve saltando a casa. ¿Lo oyes cómo canta?

¡Hola, ven alegre dol, derry dol, alegre oh,

Baya de Oro, Baya de Oro, alegre baya amarilla.

Pobre viejo Hombre-Sauce, ¡retira tus raíces!

Tom tiene prisa ahora. La noche sucede al día.

Tom vuelve de nuevo trayendo lirios de agua.

¡Hola, ven derry dol! ¿Me oyes cómo canto?

El extraño hombre llega a vuestra altura, y para entonces el sauce descansa, como cuando lo encontrasteis, y Rottengon se encuentra libre, y mirando asombrado a la criatura que os encara:

-Hola amigos, ¿qué hacéis aquí? ¿Jugando con el viejo hombre sauce? Tenéis poco tiempo, porque el pequeño hobbit está en los túmulos, y vosotros jugáis. Ho ho, soy Tom Bombadil, no me aplastéis los lirios, que son para Baya de Oro y  me espera. Uy que tarde, que prisa, y vosotros también. Qué hacéis parados, ¿eh?, ¿eh?

Jabien se queda pasmado ante la irrupción en escena de tamaño personaje, mientras rebusca en los recodos de su mente alguna historia de un personaje similar el bardo acierta a replicar:

- ¿Los túmulos?, y ¿eso por donde queda? amable señor ... y porque tenemos poco tiempo, ¿acaso el hobbit corre peligro? - el bardo ni siquiera se pregunta porque ese extraño personaje sabe de su misión ,.... "total, si los árboles caminan y marcan caminos". El escepticismo de Jabien sobre todas las historias que alguna vez ha narrado y cantado comenzaba a desaparecer.

-Ay, mi joven trovador, río arriba están los túmulos, en los túmulos está el hobbit, vosotros vais tras el hobbit, vosotros vais río arriba. Pero vais muy lentos, porque el peligro acecha, y pronto sin vuestra ayuda la muerte del hobbit estará hecha.

Yo ya sé de los bandidos, osados, desdentados. Los estorninos me dijeron que cuando estos vinieron hubo gran alboroto, y todo roto. Pero eso más tarde, que arde, ahora id id, y pasad luego por mi casa río abajo, allí charlaremos, si queremos, con Baya de oro, uy que me espera.

Y sin decir nada más, el personaje que vino por el camino desde arriba, coge camino hacia abajo, y se pierde de vuestras miradas atónitas, que no aciertan a decir nada más, mientras continúa con su alegre canción:

¡Oh delgada como vara de sauce!
¡Oh más clara que el agua clara!
¡Oh junco a orillas del estanque! ¡Hermosa Hija del Río!
¡Oh tiempo de primavera y tiempo de verano, y otra vez primavera!
¡Oh viento en la cascada y risa entre las hojas!  ...

Durante la tranquila caminata a lo largo del cauce del rio hasta llegar a aquel extraño sauce, Tosur no dejó de hablar entre dientes, que si la recompensa, que si los dichosos elfos, que si en Nogrod tal y cual... Sin embargo, al oir la palabra descanso de en boca de los exploradores, el estado de animo de Tosur se relajó un poco... solo pensar en comer algo se le hacia la boca agua...

Pero una terrorifica sorpresa le saca de su estado de calma, cuando ve al sauce agarrar al mediano cuan esparrago delgaducho... Tosur levanta su hacha y se dispone a empezar a podar, con cara de confusion al principio y de "Al ataque!!!" posteriormente... Pero esa cara se transforma rapidamente en asombro y estupefacción cuando ve bailar y oye cantar a ese personaje tan extraño, mas o menos de su altura...

... No, un enano no puede ser... los enanos apenas cantamos, quizas silbemos cuando estamos picando piedra y adornando el metal, pero cantar, en raras ocasiones...

Tosur sigue con sus peculiares reflexiones mientras el personaje no deja de hablar con esa voz tan cantarina, sin dejar de poner cara de asombro a todas la palabras y todos los bailoteos de ese individuo... Tom Bombadil dice que se llama. A Tosur ese nombre no le dice demasiado, pero de algo le suena... Enseguida lo olvida para centrarse en lo que dice dicho personaje...

- Estimado caballerrro... Y porrr qué no le ha ayud...??? Sin lograr terminar la frase, Tom Bombadil sale bailando dejando la palabra en la boca a Tosur y en pocos segundos desapareciendo de la vista de todos... grrrr... menudo perrrsonaje tan extrrraño.... Alquien sabe quien erra ese individuo??

Mirando durante un momento hacia atras, observando el camino por el que han venido, y por el que acabada de marcharse el feliz, cantarin y bailarin personaje, Tosur comenta...

- Mmmm... Pues ya que la rrrrecompensa la hemos descarrrrtado hace tiempo... Que hacemos parrrados como pasmarrotes!!??? Vayamos trrras ese mediano!!! dice cargando todo su equipaje de nuevo y dispuesto para proseguir el camino hacia arriba, un camino mucho mas accesible para un enano como Tosur...

Narmo también había corrido hacía el hobbit durante el incidente con los arboles, su intención, aunque sin demasiada convicción, era salvarlo. Pero estaba seguro de que ellos seguían allí porque el bosque así lo quería. Justo cuando el montaraz barajaba todas las posibilidades para intentar salvar al mediano hizo aparición el que después diría llamarse Tom Bombadil.

Sin duda se trataba de un personaje peculiar y extraño pero en ningún momento su presencia presagió un riesgo para el grupo. El anciano bajaba saltando y cantando por el camino como si estuviera en su casa, y es que probablemente esta era su casa. Narmo lo miraba extrañado por su actitud tranquila, el elfo no era de hablar con todo el que se encontraba y dejo esa tarea a otros, cómo Jabien, que fue el único que acerto a cruzar unas palabras con él antes de que se marchara, ante las caras de estupefacción de todos.

Antes de irse nos había advertido de que el hobbit se encontraba en unos túmulos y de que al parecer corría peligro. Narmo no tenía ni idea de como aquel viejo bonachon lo sabía, pero intuía que el abuelo era más que un simple campesino, desprendía una especie de "magia" que no sabía explicar muy bien. De echo cuando hizo su aparición los arboles cejaron en su empeño de atrapar a Rotengon.

Con el semblante serio, Narmo cargo con su equipo una vez más y se dispuso a seguir buscando al hobbit. Mientras, el enano seguía mascullando por lo bajo, el elfo rió viendo una vez más el caracter de los enanos y se atrevió a decirle con respeto al pasar por su lado -Maese Tosur, no hemos renunciado a la recompensa, el senescal de la feria dijo que la recompensa sería por encontrar al hobbit, y que nos daría el 50% por ciento del valor de la carga recuperada además de esta- seguidamente se dirigió al principio del grupo para ver si podía encontrar algún rastro.

Las palabras del extraño personaje del sombrero picudo hacen despertar en Jabien una urgencia desconocida para él, por un momento un temor irracional se apodera de su mente temiendo por la vida del hobbit .... para pocos segundos después pasasrse a preocuparse por msu propia vida.

¿que demonios puede estar amenzando la vida de un hobbit en los túmulos? .... La respuesta a esta pregunta Jabien no sabía si quería conocerla.

Sin embargo la determinación de Tosur acaban dando el empujón definitivo al bardo.

- De acuerdo, vamos allá -  Dijo Jabien preocupándose por una vez en la vida por alguien aparte de si mismo.

La situación era por demás confusa. A pesar de que la mayoría quería descansar, me sentía impaciente, ansioso por seguir mi camino y volverme a encontrar con Argento. Tal vez haya sido que me refresqué y limpié con el agua. Quitarme por un momento la humedad y el calor del bosque fue gratificante.

Aún así accedí a quien estuviera cansado pudiera reposar, pero me mantuve en guardia ante cualquier eventualidad.

Sin aviso alguno, el maldito arbol gigante en el cual varios de los nuestros se habían reposado comenzó a mover sus raíces aprisionando a nuestros compañeros. Con gran velocidad, corrí, apoyé las plantas de mis pies contra la base del árbol, y mientras con una mano intentaba retener a Grégori y separarlo de las raices, con la otra intenté ayudar a Rontegon, quien se encontraba debatiéndose entre lo que parecían ser manos de madera que lo rodeaban.

Cuando parecía ya que el árbol nos tragaba a todos juntos como si se tratara de un gran calamar, apareció un curioso personaje que con sus cantos pareció calmar al gran árbol, y nos salvó de tan bochornosa situación.

Luego de escucharlo con atención y dejar a Jabien la interacción con este misterioso Tom Bombadil, traté de recordar algo que pueda darme indicios sobre peligrosidad en los túmulos. Como el nombre lo indica, no es más que una colina sobre una tumba...

Me acerco a Adrahil.

- Tal vez debamos acelerar el paso. Igualmente algo en lo que dijo este alegre hombre me preocupa. Corrígeme si me equivoco, pero los bandidos no van hacia los túmulos... conoces algún peligro por allí?