Partida Rol por web

Aquella presencia era cada vez más patente en la sala y al final ocurrió lo que tenía que ocurrir, desde detrás del hobbit, una sombra oscura y maligna se alzo para observarnos con sus ojos frios. Una rápida mirada del elfo a sus compañeros le bastó para saber que algunos de ellos no iban a poder hacer frente a la situación debido al miedo que sentían. Sin embargo, Adrahil se mantenía firme y en guardia y, estaba intentando dialogar con aquel ser para convencerlo de que no iban a saquear su morada o, quien sabe si para ganar tiempo...

Narmo también se mantenía entero, aunque aquello no significaba que no sintiera miedo. Nunca había visto hasta el momento a ninguna de aquellas criaturas, sin embargo si sabía que moraban en algunos lugares de la Tierra Media. La reacción del elfo fue rápida, pero puede que no sirviera de mucho, no tenía ni idea de como el grupo iba a hacer frente a aquella presencia que al parecer mostraba una actitud agresiva con ellos. Con decisión tensó al máximo la cuerda de su arco y apuntó a la criatura, a la vez que daba unos pasos hacía atras y cubría a sus compañeros. Sólo pensaba dispararle si atacaba a alguno de ellos y, estaba prácticamente seguro de que las flechas no servirían de mucho contra aquel enemigo...

Pocas cosas y seres terrenales pueden provocar miedo a un enano como Tosur... pero lo que es inexplicable, lo del mas allá es algo que no entra en la mente de un enano mezquino... El terror y pavor domina el cuerpo de Tosur, que ve como ninguno de sus musculos son capaces de reaccionar a sus impulsos cerebrales... Con cara de horror, petrificado, lo unico que pueda hacer es mover los ojos de un lado para otro, observando a sus compañeros y a tal inmundo espectro...

- "Esto no está pasando Jabien, esto no es real, seguro que esto es alguna estúpida broma del senescal, no... simplemente me lo estoy imaginando todo, ...." - la mente del bardo intentaba encontrar una explicación racional para lo que estaban viendo sus ojos.

Mientras tanto sus pies seguían obcecándose en desobedecer a la lógica y a su mente que le decía a gritos que huyera de de ahí.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! -grita el hobbit mientras señala con un dedo al fantasma; sin poder alejarse, sin poder acercarse tampoco, aunque eso le moleste menos.

Ante el aplomo mostrado por Adrahil y Narmo, los seres que más cerca se encuentran del tumulario, éste adopta una posición de espera, sin hacer movimiento alguno aunque amenazante y espectante. Aboldir se abre hueco entre los compañeros y toma al pequeño mediano como si fuera un saco de patatas. Es en ese momento en el que la criatura actúa, lanzandose hacia Aboldir con una mano adelantada.

Narmo dispara su flecha, y el resto...

Tomo al mediano y trato de esquivar el ataque del tumulario, saliendo a la carrera hacia atrás.

Sigo paralizado ante la presencia del tumulario. Había visto perros salvajes, asaltadores de caminos, elfos... Pero nada parecido a esto. Su sola presencia, hace que esté paralizado de terror, sin poder moverme.

Me mantuve firme un instante más. En mi interior crecía el temor a la criatura pero mi compañeros estaban en peligro y debía mantenerme firme.

La espada seguía en su sitio, sin titubear. La punta estaba alineada hacia la criatura dispuesta a combatir con ella al menor movimiento. Mientras vigilaba las timoratas acciones del eorlinga.

Todo permaneció en el mismo estado unos instantes, hasta que Aboldir tocó al mediano. El tumulario se lanzó hacia él y ese fue el momento en que reaccioné. Corrí para interponerme a la carga de la criatura tratando de ganar tiempo para el hombre de la Marca.

—Aprisa. Salid de aquí. Trataré de detenerle mientras sacáis al mediano —ordené mientras me mantenía firme en el camino de la criatura.

Al disparar Narmo la flecha al Tumulario Jabien sale de su estado de aterramiento absoluto.

Narmo se decidió a disparar en cuanto vió que aquel ser se disponía a atacar a sus compañeros, sin duda no deseaba un combate con el fantasma pero no veía otra opción para afrontar la situación. El elfo sólo tuvo que soltar la cuerda del arco, que ya llevaba varios segundos tensa, desde que el tumulario había aparecido.

El primer disparo no fue demasiado bueno probablemente debido a los sentimientos encontrados que sentía Narmo, en condiciones normales nunca dispararia contra un ser de aquellas caracteristicas. Rápidamente recargo, se armo de valor y realizo un segundo disparo perfecto, la vida de sus compañeros estaba en juego y no se podía permitir fallar...

El lugar rezuma ahora odio y miedo, la oscuridad es sobrecogedora y casi ni veis al ente que os enfrenta. Sonidos agitados de respiraciones entrecortadas se extienden entre vosotros anunciando el terror de los aventureros. Aboldir recoge el cuerpo del mediano con facilidad y retrocede con él sin poder dejar de mirar a su adversario, momento en el que el horrible ser se lanza hacia delante en un ataque repentino, alzando la mano frente a sí mismo, en busca de un corazón que atrapar, pero Aboldir no está perdido. Sus valientes compañeros Narmo y Adrahil actúan con presteza ya que estaban prevenidos para el ataque. el elfo dispara una flecha que sale desviada y maldice su mala suerte, mientras Adrahil avanza unos pasos para interponerse entre el cuerpo de su compañero y el ser que carga enloquecido.

Una mano de dedos finos y terribles se extiende hacia el pecho de Adrahil, está a punto de tocar el cuerpo del montaraz, pero un nuevo proyectil mana del arco del elfo para atravesar la cabeza del tumulario que retrocede aullando. Veis como se desfigura la imagen de la criatua durante unos segundos, como lo que parece ser la cabeza se difumina y medio desaparece para volver a tomar su aspecto anterior poco después y un fuerte chillido resuena en toda la estancia.

- HIIIIIIIIIIIII

El ensordecedor ruido hace que os tiemblen los pies por la furia que expresan, y os dais cuenta de que tenéis solo un momento para salir del lugar, de ese túmulo antiguo que jamás debería ser visitado por ser vivo o quizás nunca más veais la luz del día.

En ese momento Gregori, Tosur y Jabien recuperan el dominio de sus extremidades, y parecen reaccionar ante la difícil situación. Rotengon en cambio permanece de pie, inmóvil y balbuceando cosas inconexas, entre la oscuridad y el revuelo de sus compañeros.

Por todo lo que está vivo, ¡hay que salir de aquí!

Todo había sido muy rápido. Gracias a la certera actuación de Narmo podía plantearme una nueva acción pero no era momento de agradecimientos. Teníamos sólo un instante para salir de ese sitio y reaccioné rápido para arengar a los míos.

—¡Vamos, salgamos ahora o será demasiado tarde! —exclamé mientras envainaba mie espada.

Corrí hacia el exterior haciendo una parada para agarrar al mediano petrificado. Rotengon no era dueño de sus actos y no tenía capacidad de reacción. Le cogí de las piernas y le cargue sobre mi hombro como un fardo, con la cabeza colgando a mi espalda.

—¡CORRED, CORRED! —grité mientras me dirigía raudo hacia la salida.

-Atras pretérito señor. No venimos por sus tesoros. De hecho ya nos vamos.-

Y con el mediano acuestas el Eorlinga corre tan rápido como le permiten sus piernas, echando cada vez más de menos a su caballo Argento.

-Hijo del viento, ojalá estubieras aqui.

Tosur despierta de su oscuro letargo...

- Grrrr!!!! Puedo caminarrrr!!!!! Porrr fin!!!!

Rapidamente sale detras del montaraz que carga al picaro mediano, escoltandole como puede, portando su hacha en una mano... y sin dejar de mirar atrasde vez en cuando, temiendo por su vida...

- Se veia venirrr que no errra emprrresa facil ésta!!!! Ay! Teniamos que haberrr ido trrras los bandidos!!! dice quejandose mientras corre todo lo que sus cortas piernas le permiten...

El pequeño Gregori no se lo piensa dos veces, y tras ver que la retirada general ha sido puesta a voz en grito, y que no parecerá un cobarde mentiroso y cuentista delante de sus compañeros si ahora echara a correr, sale escopetado cual perdigón en dirección a la salida de la cueva ¿Su as en la manga? Que no es el último del grupo y posiblemente las cortas patitas del Maese Tosur sean un poco menos veloces que las suyas; aun así el pobre Hobbit no puede evitar consolarse con el desgraciado pensamiento de que, incluso en el desagradable caso de que el malvado muerto sin descanso le atrapase y se le llevase a su cubil, sus amigos seguro que volvían a rescatarle, visto lo fácil que había resultado todo.

¡Pero basta de pensamientos inútiles!

¡Correr! ¡Correr! ¡Correr!

Narmo se sobrecogio al acertar a la siniestra figura, su corazon no se alegraba por no respetar el descanso de aquel antiguo, pero no tenía otra opción. Era una suerte haber contado con el valiente Adrahil y no haber tenido que afrontarlo sólo, el montaraz había echo frente a la figura con gran valor y eso contaba mucho para alguién como Narmo, con unas convicciones tan definidas.

Nada más desaparecer de su vista el espiritú  el elfo echo una rápida mirada a la estancia, viendo como algunos de sus compañeros corrían a ponerse a salvo, mientras otros cogían al mediano o a los que el susto no les permitía moverse. Narmo cubrió la retirada cargando inmediatamente otra flecha y dando rápidos pasos hacía atras, esperando junto a la puerta; deseaba con todas sus fuerzas que la presencia no se manifestara de nuevo, en cuanto todos hubieron abandonado la habitación corrió hacía el exterior con los demás...

Tras oir el chillido enfurecido del tumulario, Jabien solo piensa en poner pies en polvorosa. Atropelladamente se da la vuelta y comienza su huída para tropezar con Rotengón el Hobbit el cual parece no haber oido el pavoroso grito del no muerto. Sin embargo su mente no le permite detenerse más que escasos segundos cerca de la mirada perdida del hobbit antes de continuar corriendo en pos de sus compañeros y la luz del día, la cual espera fervientemente que sea su salvación.