Partida Rol por web

Tosur mira hacia arriba la cara de Adrahil, y retirandole la mano de su hombro le dice....

- Grrrr,... buffff.... Bien a gusto me iba solo porrr el camino corrrto, estoy acostumbrrrado a rrrecorrrer caminos en soledad sin ningun tipo de prrroblemas, prrroblemas que no puedan arrreglarr mis crrreaciones, dice tocando su hacha, perrro muy a mi pesarrr, me temo que van a necesitarrr un buen guerrerrro parrra que les cuide sus espaldas, dice orgullosamente sabiendo que practicamente todos le superan en altura, pero no en destreza con las armas...

Sin mas, comienza a andar lenta y pesadamente hacia donde supuestamente se encuentra el bosque...

- Grrrr, maldito elfo y montarrraces... siemprrre tan felices rrrodeados de arrrbolitos y vegetacion sin sentido... grrrrr

Asisto con los nervios a flor de piel y con constantes miradas hacia el túmulo a la conversación entre el montaraz y el enano.

"Árboles asesinos en el bosque y no muertos despiadados en las quebradas, Jabien nunca has tenido una elección tan complicada" piensa el bardo sarcásticamente. Cuando por fin Adrahil y Aboldir se ponen en camino hacia el bosque el bardo no se siente nada tranquilo y con un encogimiento de hombros dirigido a Tosur se encamina tras ellos.

- Yo tambien hubiera sido partidario de avanzar lo más recto posible hacia Bree, maese Tosur.

Finalmente os ponéis en movimiento, justo cuando escucháis el desgarrador grito de la criatura del túmulo, que cuando la oscuridad es completa se atreve a salir de su morada.

La visión os pilla en marcha, y os hace acelerar hacia una total carrera en busca del bosque, que no se termina de visualizar. El espectro está cerca de vosotros, avanzando como si flotara en esa neblina que os tapa la vista, hasta que al fin se detiene, y es entonces cuando os dais cuenta de que estáis de nuevo en el bosque viejo, y jamás en otras circunstancias os hubiérais alegrado tanto de encontraros allí.

El bosque, de noche, presenta un aspecto mucho más sombrío y tétrico, aunque primeramente lo recibís con alegría, pronto comienza a pesaros su presencia como una losa, y camináis entre los árboles con gran inquietud. Recordáis entonces que el tipo llamado Tom Bombadil os citó en su casa, aunque... ¿qué hacer? El cuerpo del hobbit todavía inmóvil, y con los ojos casi en blanco descansa algo rígido sobre el cuerpo de Aboldir, como si llevara un cadáver, pero es un cadáver con algo de vida, pues aunque frío, su pecho sigue el ritmo de una respiración entrecortada.

El bosque os contempla, y veis como no hay un camino concreto a ningún lado, sino que hay árboleda muy densa, aunque se puede atravesar hacia cualquier dirección. Es la hora de decidir, qué camino tomar, aunque, con esta niebla, menos densa que en las quebradas, pero presente aún, es difícil orientarse.

Suspiré aliviado cuando me vi protegido en el bosque. La criatura no se atrevía a pasar más allá de los imaginarios límites de las quebradas y, aún después de contemplar el tétrico espectáculo que mostraba el bosque, me sentí tranquilo.

Mi ojos no eran tan buenos por la noche y me acerqué a Narmo a sabiendas de la buena vista que disfrutaban los de su raza por la noche.

—Maese Narmo, ¿creeis prudente visitar a ese tal Bombadil? Parecía conocer bien este bosque y quizá él o esa Baya de Oro sepa de algún remedio para el joven Sacovilla —dije en voz alta para todo el grupo—, quizá tú puedas ver ese río para seguirle en su bajada hasta la casa del extraño ser.

Eché un vistazo alrededor, intentando orientarme en tan caótico bosque, intentando buscar el río para seguirlo, arriba o abajo.

—Amigos, todos sabemos que este bosque es peligroso y mucho más en la noche. La oscuridad no es buena compañera y menos aún para los de mi raza que no podemos ver bien bajo su tenue lecho. Propongo visitar a Tom Bombadil. Nos ofreció ayuda y me atrevo a suponer que su casa está más cerca que el lugar a donde tenemos que llevar al mediano. Los últimos augurios de vida se extinguen en el joven Sacovilla. Puede que Bombadil pueda ayudarnos a traerle con nosotros.

Narmo corrió junto a sus compañeros hacía el interior del bosque cuando la criatura arremetió contra ellos... o quizas no. Pronto estuvieron de nuevo en el corazon del gran ser vivo que formaba el conjunto de la vegetación. El montaraz estaba bastante preocupado por el número de horas que llevaban en la misión de rescate, él mismo no estaba especialmente cansado pero sabía que ante cualquier imprevisto aquel podía ser un factor determinante.

En un momento dado, cuando la oscuridad y la niebla no permitían ver prácticamente nada, Adrahil, que estaba resultando un excelente compañero, le pidió al elfo que pasara adelante, ya que su vista en estas circunstancias era algo mejor que la de las demás razas presentes. El montaraz también dió una buena opinión de la situación en la que se encontraban. El mediano estaba expirando por algo que había ocurrido en ese túmulo y debían salvarlo, sin demora. Narmo recordaba muy bien a aquel extraño hombre con el que se toparon en el camino de ida, despedía un aura especial, conocía y vivía en este bosque y no estaba en absoluto asustado por todo lo que pasaba en él. Hasta ahora no se le había ocurrido la posibilidad de ir a visitarlo pero no era una mala opción, el problema ahora iba a ser encontrar su casa.

Desde la posición avanzada del resto del grupo y mientras avanzaba lentamente Narmo habló con sus compañeros dando su versión -Puede que no sea tan mala idea, necesitamos descansar cuanto antes-hablaba sin levantar la voz, como si no quisiera despertar nada de lo que allí habitaba-buscaremos la morada del anciano mientras avanzamos, comprobaremos si nos puede ayudar a mejorar la salud del mediano; si no la encontramos y nos topamos con un buen lugar para descansar pararemos-

-Puez no ze lló zi ez vuena hidea conozé a una pedona que vivé en ezte -el hobbit mira por encima de su hombro a los árboles- bonito vodque, la bedá.

El joven no dice nada más. Quizás el cansancio le esté pudiendo. Ahora solo se limita a arrastrar sus pies siguiendo la espalda del que va delante por la mullida yerba del ¿Camino? Lo que sea. Anda cabizbajo y a grandes zancadas, para seguir el ritmo de los demás, pero siempre embutido en un extraordinario y sencillo silencio, privándose de la molestia de hacer ruido innecesario como quien se priva de un pastelillo.

Con la manga se limpia el sudor de la frente.

- Quizás no tenga un conocimiento tan avezado de los bosques como ustedes - digo dirigiéndome a Adrahil y a Narmo - pero ... antes el bosque nos abría paso y ahora no nos muestra ningún camino ,... eso en mi casa no es una invitación para entrar .... sugiero el que nos replanteemos seguir en este bosque.

- Puede que la mejor idea sea descansar aquí y mañana por la mañana a la luz del día atravesar las quebradas.

A Jabien no le hacía ninguna gracia continuar por el bosque, pero el recuerdo del tumulario a sus espaldas le impedía pensar siquiera en volver.

Tosur mira asombrado y con algo de esperanza al bardo...

- Algo tarrrde llegan sus palabrrrras, amigo barrrdo! Me temo que tendrrremos que meterrnos en este lugarrr de elfos y barrrigudos cantarrines!!! Grrrrrr....

Tosur sigue caminando, no el primero, pues el bosque le impone demasiado respeto y mas con esa espesa niebla nublandole los oscuros ojos...

- Perrro, nuestrrro amigo tiene rrrazón! Acampemos, comamos está comida deshidrrratada y algo pasada y continuemos porrr donde ustedes quierrran! Aunque me pese... grrrrr

Arqueé las cejas y negué con la cabeza.

—¿Acampar aquí? ¿Estáis seguros? —dije un tanto escandalizado.

Seguía negando con la cabeza mientras caminaba para aquí y para allá inquieto.

—Bien, si estáis seguros de que queréis hacerlo yo vigilaré toda la noche. No es prudente acampar aquí pero no puedo oponerme a vuestro cansancio. Mi propuesta es buscar la casa de ese Bombadil un rato más para descansar allí... pero entiendo que estéis cansados.

- Y como se supone que vamos a buscar una casa en este maldito bosque, amigo montaraz - digo un tanto ofuscado a Adrahil para darme cuenta instantes después que quizás halla sido un tanto brusco - Perdonadme, Adrahil, creo que los acontecimientos pasados me han desquiciado, pero la realidad es que no tengo ni la menor idea en que dirección podríamos ir para buscar la casa del lunático ese del sombrero.

Sonreí complaciente.

—No hay nada que perdonar, maese Jabien. Y tampoco quiero tomar yo sólo las decisiones. Somos un grupo y mis aportaciones tienen exactamente el mismo peso que las tuyas y las de todos ellos —dije señalando con el dedo a cada uno de los miembros del grupo—, el único camino que tenemos seguro es el del río. Nunca he visto a un río variar su cauce y según dijo ese Bombadil su casa está río abajo. Me parece el camino más preciso que tenemos, por eso mi opción es seguirlo.

Tras terminar mi razonamiento dirigí la mirada a todo el grupo buscando una respuesta de común acuerdo. Quizá los acontecimientos pasados nublaban mi juicio y quise asegurar mi razón con el resto del grupo.

—¿Qué opináis amigos?

El río puede escucharse a poca distancia a vuestra izquierda, y que según pensáis no ha variado su cauce, tal y como dice el montaraz. En cualquier caso no se ve ya que la niebla y la arboleda os lo impide.

El pensar en una comida tras un fuego caliente hace que se al bardo se le olviden todos los males, y, pese a estar terriblemente agotado la idea de Adrahil le parece la mejor idea del mundo.

- De acuerdo, Adrahil, yo estoy de acuerdo, prefiero cien veces la posibilidad de dormir en caliente que quedarme en este bosque a que me aplasten los árboles.

Jabien se dispone a andar hacia donde se oye el murmullo del río.

La oscuridad es total mientras el grupo de aventureros avanza penosamente por la ribera del río. Los árboles no dejan paso en esta ocasión, y la atmósfera es sofocante, con la niebla impregnandoos de humedad y malos augurios. En ocasiones os parece ver un árbol enorme que se mueve con fluidez por el entramado de troncos a cierta distancia, por lo que más que verlo lo intuís.

El hoobit continúa en su estado de catatonia, pero eso no es lo más preocupante, sino el rostro de Adrahil, que por momentos pierde su tonalidad habitual, para dejar un semblante amarillento, y con marcadas ojeras. Su caminar se hace más pesado, y todos teneis que disminuir el ritmo para esperarle, ya que casi no puede con su mismo peso. Los pies se os hunden en el fango del pantanoso suelo, y el frío os atenaza el alma, pero aún así continuáis vuestro avance en pos de la casa del anciano, si es que existe.

Gregori reacciona, pero no tanto motivado por el cadavérico aspecto de Adrahil como por la horrible perspectiva de que el árbol inquieto se decida a cargar contra ellos. La simple idea de enfrentarse, o siquiera ver de cerca, a semejante monstruo, le inspira tal terror que se decide al instante a llamar al misterioso tipo o individuo que da órdenes a las plantas.

-¡TOM BOMBADIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIL! ¡TOM BOMBADIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIL!

Maldición, su casa no debería estar muy lejos ¿Pero se oirá a través del tupido, tupido, bosque?

-Yo quisiera descansar en caliente y a cubierto...no me gusta la idea de encender un fuego o de acampar por aquí...con tanta oscuridad y odio que nos rodea.

Dice Aboldir, comprobando por encima del hombro si el hobbit que carga se encuentra bien sujeto al menos ya que su estado parece no mejorar.

El bosque sigue impresionando a Jabien y el aspecto de Adrahil no ayuda en nada a calmar su ansiedad. La voz de Gregori saca de su ensimismamiento al bardo que no hace sino pensar en lo absurdo de su situación.

El pensar en el hombre del sombrero picudo y su hablar cantando le hace recordar a jabien una Canción, la cual se pone a interpretar, primero como un simple susurro para continuar a pleno pulmón ....

"Por bosques y montañas corro sin parar

el duende de este sitio soy, me quiero presentar.

Los animales me obedecen sin dudar,

soy dueño de los árboles, los ríos y hasta el mar"

Tosur cada vez esta mas harto del dichoso bosque, de sus arboles, de la niebla y de todo el fango que cubre el lecho del mismo... A cada paso que da, mas costoso que el anterior, maldice a todos los que tuvieron la estupida idea de volver a este laberinto de ramas y lodo...

- Grrrrr!!!!! Ya estarrriamos en Brrree!!! Grrrr!!!! Y ahorrra el montarraz enferrma!!!! Mala idea volverr porrr estos larrres, y encima parrra visitarrr a un viejo gorrrdinflon que no sabe otrrra cosa que cantarrr y bailarrrr!!!

Tosur sigue caminando torpemente, pero avanza sin cansarse, notando como el humano empeora por momentos. Poniendo a su lado le dice...

- Humano, te encuentrrras bien? Soy firrme como la roca, si necesitas apoyo cuenta conmigo! Pero ves como no deberriamos a verr vuelto a este infierrrno de maderra! grrrr

Escucha al bardo cantar...

- Y ahorrra se pone a cantarrr, buffff.... Barrrdo! Vas a desperrrtarr a toda la flora y fauna del este mal.... digo herrrmoso bosque!!! grrrr

Tratáis de ayudar al montaraz, sobre todo con el fuerte apoyo del pilar enano, y avanzáis más, mientras el bardo canta, y pocos minutos despues, aparece un hombrecillo al que ya conocéis.

Ey ey, que ya estoy aquí, me había enterado con la primera llamada, pero el canto ha estado mejor, sí, mucho mejor. Vaya, vaya, vaya, si tenéis al hobbit, y que mala cara, y el montaraz, muy sagaz, pero amarillo, como un chiquillo. Venid, venid, que mi casa está cerca, y Baya espera, con la cena lista, venid, y... bueno, no cantemos, que hay quien prefiere el descanso.

Os sentís aliviados, al ver a ese extraño personaje que rebosa alegría en un paraje tan hostil. Los árboles ya no parecen tan amenazantes, excepto el que os sigue, que continúa por allí moviendose inquieto, hasta que Tom le dirigió estas palabras:

“¡déjanos en paz, Viejo Ucorno negro!
mira al montaraz, está perdiendo el cerebro.
Tus intenciones son aviesas. Yo no me fío.
¡que tus raíces queden tiesas, que yo de ti me río!"

Y con esta ridícula canción, el extraño árbol se aleja para desaparecer entre la niebla, y es entonces cuando la paz se hace con vosotros, y ayudáis a Adrahil a caminar como puede hasta la casa del Tom Bombadil, que aparece ante vuestros ojos unos quince minutos después, situada en la ladera occidental de una colina, que se yergue en mitad del valle, a poca distancia de las quebradas y muy cerca del río Tornasauce.

En el exterior, la planta baja está rodeada por flores, mientras que toda la colina está recubierta de hierba corta y bien cuidada. Una senda bordeada por piedras baja la colina desde la puerta principal hacia el oeste, subiendo por otra loma hasta adentrarse en el Bosque Viejo, en paralelo al río Tornasauce, cuyas aguas se oyen desde la casa. Acompañáis al recortado hombre al interior de la casa y veis que está hecha de piedra y con techo exterior de paja, dispone de dos pisos sobre la colina y uno bajo ella, comunicados por escaleras. Tiene su puerta principal al oeste, al lado de un amplio ventanal. Tras el umbral se encuentra una habitación larga y baja con techo de vigas de madera, en la que hay una gran mesa pulida y brillante rodeada por sillas bajas de mimbre, así como una amplia chimenea. Desde la sala, una puerta al norte lleva a un breve corredor que a su vez da acceso a un cobertizo de techo bajo e inclinado, añadido al ala norte de la casa. Las paredes de piedra están cubiertas por esteras verdes y el suelo está enlosado. Dos ventanas se abren respectivamente en los lados este y oeste, tapadas por cortinas amarillas. Esta habitación puede servir de dormitorio, y dispone de colchones mullidos en el suelo, así como una banqueta larga y cubetas. la casa se ilumina con la luz cálida y dorada de las velas, que cae colina abajo por las ventanas abiertas. Y allí se encuentra Baya de oro:

Una mujer tan bella que os encandila el alma, y no podéis dejar de admirarla mientras Tom le dice que traiga unas hierbas y ungüentos, que en cuanto tiene en su poder aplica unas sobre el hobbit y otras sobre el montaraz, para luego dejar a ambos acostados en los colchones del suelo.

Oh sí, oh sí, habéis llegado a tiempo sí, y es una suerte, y una alegría, pero hoy no habrá fiesta, pues ellos quieren descanso. Reposad aquí, dormid como buenos invitados, y ya mañana hablaremos, de lo que se haya designado. Dormid, mis amigos, dormid.

La aparición de Tom Bombadil es toda una bendición para el grupo y en especial para Jabien, que empezaba a sentirse realmente mal en ese bosque.

"Es realmente extraño como todos parecemos fiarnos sin remilgos de este extraño personaje del sombrero", sin embargo los pensamientos de Jabien se ven truncados por la visión de la mas hermosa mujer que hallan contemplado sus escasos años de vida y solo acierta a balbucear en su presencia.

Jabien, sin apartar la vista de la llamada "Baya" acepta sin atisbo de protesta el irse a dormir tal y como amablemente le ha "sugerido" el extraño personaje .....