Partida Rol por web

Este estado... Ya había oído hablar de esto antes. ¿Cuándo fue? ¿Había sido una de nuestras compañeras? ¿Tal vez la propia Muricia...? ¿Qué cojones ocurre aquí...? Sí, realmente había sido una de nosotras, pero no consigo recordar... Si hubiera prestado más atención... Este estado, el ataque de un millar de espíritus animales. No quería admitirlo, pero todo indica que es obra de una hermana. Pero ¿cómo puede ser? ¿Acaso no desaparecieron todas?. Bueno, es evidente que no. Estoy viendo a una. ¿Y si una de nosotras se hubiera vuelto loca y hubiera comenzado una caza contra las demás...? ¿Quién podría haber sido?

Esto no me gusta. No me gusta nada.

Dice María a nadie en concreto.

 De vuelta al edificio, coges un taxi, le echas otro vistazo al diario, no parece decir nada importante, es el diario de una gangrel más. Cierto que se podrían hacer varias películas con su vida, pero con la tuya también. 

 El taxista te deja en una calle cercana al piso franco.

Iba a contestar a María cuando sus palabras em cortaron. Extrañado me aproxime a ella y a Cynthia con el ceño fruncido.

-¿Que pasa?

¿Eh, que? - Dice María sumida en sus ensoñaciones. Mira a Samuel y de repente vuelve a la realidad y continúa hablando quitando importancia a sus palabras. - ¡Ah!. Sí. Digo que no me gusta nada esto de que acosen a Cynthia desde el más allá.

Háblame de ti, de Vernius y de Abisai, Samuel.

-No tengo mucho que contarte. -Digo sacando un cigarrillo de mi abrigo- A Saul lo conocí esta misma noche cuando pasasteis a buscarme. En cuanto a Abisai... estoy tratando de establecer tratos con él, me ofreció acompañaros como guardaespaldas y yo acepte en "señal de buena voluntad".

Enciendo el cigarrillo y le doy la primera calada.

-Ya ves que no tengo mucho que contar. A la que mejor conozco es a tí...

mierda

-Y tampoco es mucho ya que te conocí hace unas semanas, cuando  empezaste a entrenarme.

Llego con expresion distraida en la cara. Parezco como ido. Pero estoy bien. Un respiro a estos deprimentes pensamientos dado por mis queridos antidepresivos.

-Hola a todos ¿Como ha ido la cosa Maria?- Miro la hora- mejor que nos acostemos ya, pronto amanecera.

 Cierta claridad empiza a entrar por la ventana de la habitación contigua. Observais que la puerta se cierra herméticamente. Cynthia sigue exactamente igual, y sin pinta de mejorar al menos de momento. Pensais que es una buena idea comenzar a prepararse para pasar el día. 

María iba a contestar a Samuel, pero la llegada de Vernius le hace cerrar la boca y continúa como si no tuviera nada que añadir.

Tienes razón, - Responde a las palabras del recién llegado - si os parece, yo cuidaré de Cynthia. Dormiremos en alguna habitación que nos proporcione algo más de privacidad...

Se acerca al cuerpo yacente de su amiga con intención de cargarla con suavidad sobre sus brazos y trasladarla a alguna otra habitación.

 Protegida de la luz solar sólo queda el cuarto de baño, aún así está preparado para que quepa confortablemente otro colchón en el suelo. Preparais las cosas y las chicas en el cuarto de baño, y ellos en el dormitorio principal os disponeis a pasar el día. 

 Cuando las sombras de la ciudad quedan ya muy largas te despiertas sobresaltada, nunca te has despertado muy tarde, pero hoy es escepcionalmente temprano. Te levantas, miras a tu alrededor, estás a orillas del Mississippi uno de los refugios que solías frecuentar cuando todavía estabais todas, acababas de ser abrazada, y tu mentora hablaba con Mauricia. En una casa cercana tres de tus hermanas discuten sobre economía y la cosecha de este año.

 Dolor, revuelo, incomprensión, terror, angustia, sabor metálico, vacío. 

 Te despiertas, en tu reloj la hora a la que siempre te sueles despertar, al menos llevas décadas haciéndolo. A tu lado Cynthia está exactamente igual que como la dejaste. 

 Os despertais, nada ha sucedido durante el día. Al menos todo está igual que cuando cerrasteis los ojos salvo por el celular de Saul que no deja de vibrar. Un pitido repetitivo indica que tiene mensajes de voz en el contestador.

Mientras me termino de despertar, alargo el brazo para mirar el mensaje, y levantandome despues direccion al cuarto de baño para ducharme y arreglarme para la noche.

Mientras me termino de despertar, alargo el brazo para mirar el mensaje, y levantandome despues direccion al cuarto de baño para ducharme y arreglarme para la noche.

 Saul se levanta y se dirige al otro cuarto de baño de la casa, mientras consulta el movil por el camino.

 Es un mensaje de Abisai lo mandó poco después de que os durmiérais, aún era denoche en NYC cuando ustedes estabais durmiendo ya. Te vuelve a recalcar la importancia del diario, que intentes intentes escapar de nuevo al apartamento, y que lo mantengas informado de cómo está la chica o de si os vuelve a suceder algún suceso extraño.

Cuando me despierto compruebo el estado de Cynthia.

¿Podría ser que haya perdido demasiada sangre? ¿Si le doy algo de mi sangre... esta le será de utilidad? - Piensa Max aún observando el cuerpo yacente de su amiga - Con la conexión que recibimos al realizar el ritual y una gota de mi sangre ahora, se fortalecería bastante el vínculo entre ambas, y tal vez le ayude a despertarse... Puede que no le guste este vínculo, pero sólo quedamos dos de nosotras y debemos protegernos. Si es necesario yo misma beberé su sangre cuando despierte y así las dos nos sentiremos igualmente unidas.

Max intenta comprobar el estado de su amiga antes de decidirse a darle algo de su sangre.

 Observas a tu compañera reposar en el colchón. Parece sana, de hecho tiene hasta buen color puesto que la sangre está constantemente circulando por todo el cuerpo. No crees que le haga falta más sangre, al menos no de momento, quizá si lo haga si no sale de este estado pronto. Escuchas movimientos normales en la otra habitación. Alguien abre la ducha del otro cuarto de baño.