Partida Rol por web

Click. Como si de repente una grabadora se hubiera puesto en marcha... Después se hace el silencio en mitad de un fogonazo de luz que os sacude como una pelota de baseball golpeada por un bate. El mundo parece dar vueltas a vuestro alrededor mientras lucháis por incorporaros venciendo a las fuertes náuseas que sacuden vuestro interior; espasmos violentos y escalofríos recorriendo vuestras columnas al tiempo que os invade la sensacion nada natural de que de alguna extraña manera han dado la vuelta a vuestros cuerpos recolocando en vuestro interior las entrañas que os son propias. Igual que calcetines sucios desechados a una lavadora.

Huele a humedad y os sentís pegajosos mientras vuestros músculos comienzan de nuevo a responderos, y batalláis por deshaceros de la neblina que confunde vuestros ojos.
Bajo la azulada luz que baña la estancia en la que os encontráis, algo no va bien, quizás nada va bien. Huele a polvo, a humedad y rancio desamparo, a intenso jarabe para la tos mezclado con una fuerte esencia a cobre. El calor es sofocante y la sensación pegajosa y resbaladiza os hace percibir que el mundo a vuestro alrededor despierta junto a vosotros como una mala pesadilla de Jason Pollock.

El aséptico color blanco de la estancia se confunde con el rojo que tiñe el suelo y paredes, y con el amarillo de una sustancia mucosa y espesa que también cubre vuestros cuerpos. Todo ello hasta volverse casi negro bajo los efectos de las azuladas luces fluorescentes de las las lámparas halógenas que titilan en el techo.
De fondo se escucha el silencio, apenas roto por el sordo sonido de un zumbido incesante que penetra en vuestras cabezas para bailar y mezclarse con un profundo dolor de cabeza que os atosiga; mientras vuestros labios se abren en angustiosas muecas. Como peces buscando hacer funcionar sus aparatos respiratorios, lucháis brevemente por inhalar aire. Es traumático, es como volver a nacer.

Poco a poco los detalles van cobrando forma. Al fondo de la habitación extraños contenedores de cristal, rotos cuyos restos se extienden por todas partes. Nidos de cables de colores conectados a ellos, como serpientes enroscadas unas sobre otras. Y contemplando la escena, en una esquina de la habitación: el cadaver en descomposición de alguien vestido con una bata blanca. Su cabeza ladeada hacia su lado derecho, en un absurdo gesto que parece indicar una interrogación que ya jamás encontrará respuesta. Su mano izquierda todavía sostiene un arma de fuego entre sus agarrotados dedos. Su acartonada y grisácea piel, contrasta con el blanco de sus ropas, y la oscuridad de las cuencas de sus ojos, que debieron disolverse junto al charco que forma sus entrañas a sus pies, hace ya mucho tiempo.

¿Pero esta visión no es nada comparada con el dantesco espéctaculo que se extiende frente a vosotros?

Uno, dos, tres, cuatro... Hasta media docena de cuerpos vestidos de negro, siniestramente encapuchados yacen esparcidos a pocos metros. Tres de ellos parece que recibieron una muerte rápida aunque no exenta de dolor, a juzgar por las antinaturales posturas y ángulos que forman sus cabezas, brazos y piernas. Los otros corrieron peor suerte... Dos han sido totalmente despedazados y sus miembros, órganos e intestinos, parecen haber sido esparcidos con violencia por toda la estancia, salpicando con ello paredes, suelo y techo.

El último que finaliza el recuento es casi una broma macabra: Lo que antes pudo ser un ser humano, ahora permanece aplastado contra una de las paredes, como si alguna extraña e inhumana fuerza lo hubiera propulsado hacia atrás como quien revienta un huevo con furia. Consiguiendo que mediante la fuerza del impacto quedase adherido a la superficie del muro; con los brazos extendidos en perpetuo gesto, propio del inconsciente que le extiende un amigable abrazo a la muerte.

Extraño presagio, lo que queda de su mano quebrada apunta hacia un hueco realizado en la pared, de bordes irregulares, cubierto de polvo y restos de mortero y ladrillos. Un espacio que se abre a la negrura que se extiende más allá de la habitación en la que os encontrais, justo ante vuestros ojos

Os encontráis en una habitación en las condiciones antes descritas. Se trata de un cuarto de apenas treinta metros cuadrados, vacío en su mayor parte salvo por los restos humanos y la presencia de un extraño conjunto de máquinas cuya descripción ya se os ha facilitado.

El grueso de la estancia lo ocupan los restos de ocho extraños contenedores circulares, de unos dos metros de alto por medio metro de ancho, realizados en cristal (cuyos restos están esparcidos por toda la estancia) salvo por la bases y topes superiores metálicas que conectan con nidos de cables, que a su vez enlazan con unos aparatos de aspecto todavía más extraño.

Parecen un conjunto de generadores eléctricos, situados junto a dos grandes columnas blancas que recuerdan a altavoces. De los generadores diversos tubos de plástico parecen conectar con los contenedores como si conformaran un circuito cerrado que suministrara algún tipo de líquido o sustancia, para después revertirlo a otra enorme pieza de maquinaria cuyo diseño recuerda vagamente a un aparato de diálisis o a un gigantesco corazón artificial.

Os encontráis totalmente desnudos, y manchados con una viscosa sustancia amarillenta que se mezcla con restos de sangre, probablemente de los cuerpos que os acompañan en la escena, muertos a vuestro alrededor. Vuestra mente se encuentra confusa, como si estuvieráis inmersos en algún tipo de afasia cerebral que os impide recordar nada hasta el instante previo a abrir los ojos. Nombres, familia, amigos, trabajo... Nada. Un opaco silencio oscuro es la respuesta que os embriaga cuando tratáis de recordar quienes sois.

Una respuesta tan oscura como la oscuridad que se abre paso a través del hueco de la pared que da a un estrecho pasillo...

Cuando conseguí llevar mi mano a mi rostro para frotarme los entumecidos ojos, note como un líquido pegajoso se adhería a mis pestañas, el dolor de cabeza me producía un agudo silbido en la mente similar al de una resaca pero mil veces ampliada.

Cuando por fin mis ojos fueron capaces de vislumbrar algo mas que el fondo gris tan habitual cuando uno lleva sin usarlos largo tiempo y aunque la falta de mis gafas no eran de gran ayuda para ver con nitidez, la escena que contemple me produjo una arcada que de no ser por la sensación de que mis entrañas habían sido recolocadas posiblemente habría esparcido las mismas por el suelo lleno de sangre y liquido amarillento.

Junto a mi habían otras siete personas en la misma condición de desnudez y posiblemente desconcierto que yo mismo.

Intente recordar como había llegado al lugar y quienes eran tanto los vivos de mi alrededor como los muertos pero a causa del dolor de cabeza o de aquellos artilugios de cristal con miles de tubos conectado, mi mente estaba totalmente negra sin recuerdo alguno intente recordar algo mas lejano como familia, amigos o mi propio nombre pero la oscuridad se cernía en toda mi mente.

Al ver que me era totalmente imposible recordar algo de mi pasado mas allá de lo ocurrido actualmente, me encamine al hombre de la bata, parecía ser un científico mire si portaba unas gafas ya que su ropa no me interesaba por eso de estar llena de vísceras y de olor a descomposición, aunque a decir verdad yo tampoco estaba en mi mejor momento así que me puse su ropa y sus gafas que a pesar de no tener la misma graduación que las que yo necesitaba me permitían ver un poco mejor que sin nada.

Finalmente me dirigí al resto de personas vivas que se encontraban en la estancia y trate de decir algo pero mis labios entumecidos inicialmente no fueron capaces de articular más que extraños ruidos y balbuceos, tras varios intentos logre decir.

-¿Dónde estamos? ¿Quienes sois?
Mis propias palabras resonaron tan fuerte en mi cabeza que me vi obligado a agarrarla fuertemente para aplacar el eco de mis preguntas.

Incluso en esta situación tan extraña y con el dolor y el zumbido taladrándote el cerebro, sientes como si algo se apoderase de ti... Una voz en tu interior...

"Presta atención a los detalles IV, podrían salvarte la vida. Todo está en los detalles... ¿Qué es lo que ves?"....

- El hombre de la bata blanca - piensas...

Es como un resorte que se activa en tu interior, apenas lo has mirado pero sientes que podrías describir la escena con los ojos cerrados...

"Las prendas que viste son simples y denotan antiguedad y funcionalidad. Camiseta blanca de media manga, y pantalones elásticos, zapatos con suela de goma antideslizante y bata de calidad media a juego con el resto del conjunto. Sin duda son prendas orientadas a quien viste así en su trabajo y da la sensación de que este podría estar relacionado con algún tipo de hospital o laboratorio. No lleva documentación encima, ni tampoco reloj o cualquier otro elemento de carácter personal, exceptuando la pistola que conserva todavía en su mano si es que pudieramos extender este tipo de categoría a algo así."

Click.

Y una nebulosa que engulle cuanto soy, y lo regurgita en un torbellino de colores y sensaciones, de texturas. No puedo abrir los ojos, no aún. O quizá sí, porque ese torbellino tiene rojo, rutilante y sanguinolento, y tiene amarillo, yo soy rojo y amarillo, y blanco. Mi piel pálida como la cera está manchada, y ahora la veo. Los ojos están abiertos, no cerrados, y algo azul brilla en el ...¿techo? La mucosidad amarilla no puede cubrir mi desnudez, estoy en una playa sintética, que lo es todo menos aséptica, acabo de nacer en un laboratorio abandonado, en un útero artificial y roto.

Oh, sí, y no estoy sola.

Otros cuerpos en amarillo y rojo, desnudos como yo misma, otros ojos legañosos, perplejos, hasta siete pares más, vivos. Y otros descarnados, vacíos, cuencas muertas de expresión petrificada en el terror. Tortura, rápida, apenas la muerte que suspira o grita, pasa, y se lleva sus presas, fácil o difícil, algunas, muy difícil. Un esperpento en bata blanca añade una nota de película nazi al conjunto, un esperpento podrido en la corrosión del tiempo, y otros esperpentos de negro, encapuchados, uno como una escultura hipermoderna, atrapada en la pared. Tengo un flash, ¿es real? No, es un fotograma de ciencia ficción, sólo que más macabro.

Todo lo que me rodea es ciencia ficción, las cápsulas de mantenimiento vital, rotas, y sus tubos de alimentación, la maquinaria. ¿Qué tecnología así existe? ¿Existe...?

Ni idea, sólo siento confusión, y un marasmo de sensaciones, y, extrañamente, entre el caos y el mareo, las arcadas y náuseas, estoy rehaciéndome. Y, aún más extraño, debería estar maravillada, o aterrada, o ambas cosas. Pero no es así, sólo estoy... confundida.

¿Quién coño soy, qué hago en este escenario de pesadilla?

De pronto, a mi lado, uno de los recién nacidos se calza las gafas del Mengele y su bata, y pregunta algo. Le miro, apenas si puedo entenderlo, la mierda amarilla debe estar ocupando todo mi conducto auditivo.

Está tan ridículo que siento ganas de reír. Simplemente, no puedo. Joder, necesito un cigarro, y despejarme...

La estancia gira a tu alrededor como una dantesca y extraña atracción diseñada por las palabras de William Gibson. Tu cara se refleja en los cristales de tu compañero mientras observas como sus labios se mueven espasmódicamente. Como un pez que tratara de decir sus primeras y orgullosas palabras...

Te devuelven tu propio reflejo cubierto de la sustancia viscosa que se mezcla con la sangre y el sabor cobrizo en tu boca.

No es la primera vez que has probado ese sabor... La voz acude a tu cabeza como si no viniera de ninguna parte y a la vez estuviera por todas partes. Sabes que viene de tu interior y aunque te resulta complejo de explicar sabes que es una parte de ti misma... ¿O quizás no?

- VIII céntrate, respira... Tu entrenamiento, recúerdalo...- la frase resuena en tu cabeza.

- La vida es como una instántanea. Un fotograma aislado- te dices a ti misma como si fueras una niña atendiendo a una lección magistral- Si prestas atención a los detalles puedes saber que vino antes y quizás adelantarte a lo que vendrá después...-

Tus ojos examinan la escena, van desde los contenedores hasta tu propio reflejo cubierto de esta extraña sustancia...

Y entonces los pensamientos acuden a ti de nuevo, como un mecanismo engrasado que nunca ha dejado de funcionar. Un golpe de lógica aplastante en una escena irreal propia de una pesadilla:

"El extraño líquido al parecer estaba almacenado en el interior de los contenedores, y se liberó extendiéndose con fuerza por toda la estancia cuando el cristal de los tanques de contención se rompió. Dado que tú y tus compañeros estáis cubiertos por dicha sustancia en buena cantidad, es de suponer que en algún momento os salpicó lo que fuera que había en el interior de los contenedores, o aunque suene descabellado, no sería imposible pensar tampoco que lo que albergaban los contenedores era a vosotros mismos. En cualquier caso se trata de una sustancia densa y viscosa que desprende un olor y un sabor similar al jarabe para la tos tradicional infantil. Alguien debería de tomar una muestra."

- ¿Alguien debería qué...?, ¿Pero qué coño se supone que está pasando?, ¿De donde viene esa voz?- te preguntas a ti misma. Pero únicamente el sonido del silencio y los espamos de tu compañero preguntándote dónde estáis y quiénes sois son esta vez tu única respuesta.

Cristo, ahora sí sientes auténtica necesidad de fumar un cigarrillo

Recuerdo un muelle. Puedo ver los tablones podridos de madera carcomida y húmeda, puedo oler aquellos vapores salinos y escuchar los estertores guturales de las olas golpeando entre sí.... o quizás sólo estoy delirando, sumido en alguna especie de febril alucinación.

Luego todo se sacude, como si el mundo fuese partido a la mitad y se detuviese violentamente. Las luces parpadean con cataclísmica fuerza y se agitan de forma satánica, hasta que finalmente las tinieblas lo cubren todo. Tengo la impresión de que siempre han estado allí y he estado imaginando cosas durante minutos, horas, días. No sabría decirlo. La misma oscuridad misma se retuerce con una violencia que no recuerdo haber experimentado nunca antes.

Tengo ganas de vomitar.

Y de repente, es como si fuese sacado del negro alquitrán de alguna pesadilla por una mano invisible, que me agita en el aire mientras me arrebata de las profundidades del abismo. Puedo respirar.

No sabía que podía respirar.

Aquello me impacta tanto que tomo una gran bocanada, como si hubiese estado sumergido aguantando la respiración. Mi corazón se acelera y late con enorme fuerza, los pulsos distantes y desiguales en mi cuerpo me informan que estoy en el suelo. Tirado. Desnudo. La cabeza me late con una potencia desgarradora, y cada latido es el equivalente a golpearme de frente contra la pared. Duele.

La sensación babosa y desagradable me recuerda algo que no atino a recordar. Esta vez hago un segundo esfuerzo por abrir mis ojos, mientras en la torpeza del despertar de mi letárgico estado, termino escupiendo y tosiendo hacia un lado.

Las formas difusas y nubladas de cortes geométricos, ángulos y luces empiezan a hacerse sólidas y a reconstruirse lentamente ante mis ojos. De repente el mundo gana solidez y mi cerebro comienza a funcionar de verdad. Estoy despierto, estoy vivo. Pasan algunos instantes antes de que me decida a moverme.

Mi brazo responde, aunque con un dolor atenuado que se refleja en una queja silenciosa. Toso un par de veces más, sintiendo como se escapa de mi boca una sustancia viscosa y asquerosa que no tengo ganas de observar. Espero un momento antes de intentar levantarme, de sentarme en el sitio en donde estoy.

Los sonidos me son lejanos, no esucho más que susurros entretejidos, seguidos de un silbido profundo que va devolviendole la forma a los ruidos. Me siento como un niño pequeño, observando, detallando, aprendiendo. Tengo la impresión de que todo esto ya lo sabía hacer antes. Aún sin saber lo que antes pueda implicar.

Primero noto los cuerpos, las figuras negras no lejos de allí, en un espectáculo sangriento. No recuerdo que debería sentir, pero una punzada en el estómago me hace mirar al suelo y escupir algo más de aquel líquido amarillo. Lo cubre todo, el suelo, mi cuerpo, los otros...

Hay otros.

Entonces descubro que no estoy solo. Como insectos abotargados y atontados, comienzan a moverse ante mi mirada sorprendida. Están desnudos, como yo, cubiertos de aquella sustancia, hacen ruidos, murmullan, se quejan. Están vivos.

Y está el sujeto de los lentes, de la bata, que parece dar bocanadas de aire con sonidos huecos y apretados que apenas si me recuerdan algo.

Está hablando.

Intento imitarle, pero una exhalación profunda escapa en lugar de algo coherente. No escucho lo que dice, no sé lo que dice. Me siento enfermo, me siento asqueado. Las ideas rebotan con cierta potencia antes de que esas palabras que he escuchado antes cobren un sentido que jamás habría imaginado.

¿Dónde estoy?

Click. Despierto, pero el instinto me dice que no me mueva incluso antes de comprobar lo entumecido de mis miembros.

Abro los ojos con cuidado y entre las pestañas veo mi propio cuerpo desnudo cubierto de una mezcla de sustancias amarilla y roja que empieza a convertirse en naranja.

Fingiendo un sueño falaz dejo que mis sentidos se despierten y observo. Observo la sala de blanco violado. Observo los otros siete tanques con cuerpos desnudos como el mío. Observo los cadáveres y cómo uno de mis compañeros recién nacidos saquea impunemente uno de ellos.

Pregunta algo, pero finjo no oírle por ahora. Espero que se me revelen las respuestas.

La voz surge de lo más profundo de tu ser, como si alguien en alguna parte hubiera pulsado una tecla de puesta en marcha de algún reproductor...

- ¿Qué es lo más importante al llegar a una escena?-pregunta

Tu respuesta es instintiva, un mecanismo de supervivencia. Algo fruto de un condicionamiento que no comprendes, que no puedes recordar; pensamientos que se escurren. Tan inalcanzables como tratar de capturar gotas de mercurio entre los dedos.

- Identifica la escena. Cataloga los riesgos. Asegura el perímetro-te respondes instintivamente a ti mismo. Desde tus ojos que fingen seguir entrecerrados recorres lo que la escena y tu posición te permiten ver. No es mucho. Tu compañero registra un cádaver pero está demasiado lejos. Sin embargo los otros cuerpos están bastante más cerca de ti...

"Al parecer el grupo de individuos muertos estaba formado por séis hombres que provistos de armas automáticas entró en la habitación. Desde tu posición no puedes precisar mucho más, pero casi con toda seguridad entraron abriendo un hueco en la pared para ello. Sea lo que fuere que esperaban encontrar, algo o alguien los encontró a ellos primero y no pudieron hacer nada para evitarlo. Visten ropas sin distintivos, y chalecos antibalas; van encapuchados como si fueran miembros de algún tipo de unidad militar o paramilitar, pero no tienen placas de identificación. Apostarías un polvo con la morena que mira a tu compañero roba cadáveres a que tampoco llevarán ningún tipo de identificación".

Mi mente estaba sumida en una especie de estado de duermevela, mi subconsciente luchaba por mantenerme en un estado de absoluta inconsciencia luchando contra la luz que se colaba entre mis párpados; contra el tacto pegajoso y antinatural de esa asquerosa sustancia amarillenta; y los ruidos que a mi alrededor sucedían y que mis oidos no podían seguir ignorando por mas tiempo; manteniéndome en un mundo onírico que se antojaba sensiblemente mas agradable que la cruda realidad a la que había de enfrentarme tarde o temprano.

-¿Dónde estamos? ¿Quienes sois?...

Y esa pregunta directa me hizo abrir los ojos de golpe y dar un salto hacia atrás mientras mi corazón comenzaba a palpitar al doble de velocidad. La información llega a mi cerebro por ráfagas. Cadáveres torturados; prisioneros desnudos, cables y máquinas en un escenario que podría provenir de alguna horrenda película de serie B. y un tipo vestido con una hedionda bata de laboratorio manchada de sangre que me pregunta quién soy.

Soy... casi había comenzado a contestar por inercia con un hilo de voz pero mi mente se bloqueó. La cruenta escena pudo mas que mi cordura. Ni siquiera sabía que responder. Ni siquiera sabía si debería responder. ¿no debería estar chillando de terror al ver todos estos cadáveres y este cruento escenario? Sabía que así debería ser pero parecía como si fuera algo natural para mi, como si estuviera acostumbrada a ver este tipo de macabras escenas.

Mi mente luchaba aún por despertarse, buscando explicaciones que nunca llegarían. Miré a mi alrededor, me miré a mi misma. Me cubrí la desnudez pudorosamente con mis manos, medio sentada en el suelo.

soy... ¿y tú? ¿y tú quién eres? ¿quién diablos eres? Le miro su cara y ningún recuerdo aflora a mi mente. La misma reacción que al ver al resto de los hombres y la mujer. Algunos despiertos, otros en proceso. Todos unos completos desconocidos. Y como único nexo de unión esta horrible sustancia amarilla y este hediondo aire impregnado del tufo a muerte y a química, que compartimos en este sucio laboratorio de pesadilla.

Soy.... ......

.....

..

.

Observas la pistola entre tus manos... es antigua, o eso crees... Tienes la sensación de haber visto algo así alguna vez pero no eres un especialista en armas, puede que sea tal vez... ¿Una Luger? No estás seguro. Hay una inscripción grabada en la corredera... Parece alemán pero no puedes saber que significa. Sólo resaltan las iniciales HH al final.

La voz vuelve a resonar en tu cabeza... -No es lo que parece haber, y a veces no es lo que parece que falta, pero siempre es lo que nunca acaba de encajar. ¿Cual es la nota discordante IV?-

- El hombre de la bata blanca- musitas mientras ves a algunos de tus compañeros recuperarse de los primeros instantes por los que acabas de pasar tú mismo...

"Podría pasar por un médico o especialista salvo por la ausencia de cualquier tipo de nombre bordado en la ropa. Las manos todavía conservan restos de suciedad en las uñas como si en realidad este hombre se hubiera dedicado a labores de limpieza. No obstante, la piel de sus manos, aunque acartonada, no muestra los signos de deterioro propios de quien se dedica a este tipo de tareas durante mucho tiempo. Sigue habiendo algo que no acabas de entender."

soy... ¿y tú? ¿y tú quién eres? ¿quién diablos eres?. Oigo decir a una mujer al despertar como yo me desperté unos segundos antes.

Yo soy…
Intento pensar pero un resplandor de la mano del hombre al que unos minutos antes le había quitado la ropa y sus gafas, distrajo mis pensamientos.

Al acercarme para ver el brillo en mi mente se dibujo una peculiar escena.

Un grupo de hombres que portaban pistolas. Pistolas.

Eso era lo que tenia el hombre ahora desnudo en su mano. Mis rodillas no notaron el impacto en el suelo cuando me arrodille para coger dicha arma.

En mi mente se aglutinaban los pensamientos.

Ese hombre trabaja aquí, portaba un arma y la había utilizado para defenderse, vestía de blanco, con botas con suela de plástico adherente…

Rápidamente me gire de nuevo hacia las 7 personas que estaban allí conmigo.

-Perdona. Le digo a la mujer que me pregunto de mala manera ¿quién diablos eres?-No estoy muy seguro de poder responderte, pero creo que en esta situación lo mejor seria buscar la forma de salir de aquí.

Tras lo cual inspeccionó por encima el lugar, buscando alguna cosa con la que poder limpiar un poco la bata.

Hacía rato que permanecía consciente... Mis ojos aún se mantenían cerrados, queriendo no abrirlos, al escuchar gemidos y quejas de personas que no me resultaban familiares quería que esa pesadilla terminase y pasara al siguiente sueño de tantos que llenan tu mente cuando estás tendido plácidamente en tu cama.

Sin embargo, este sueño no pasaba... Maldita sea, esto no parece un sueño...

Al intentar coger aire y respirar hondo, una tos mucosa me provoca náuseas y comienzo a vomitar en el suelo, al tiempo que intento abrir los ojos lentamente. Y con mis brazos apoyados en el suelo, levanto la vista y me encuentro con el panorama...

Tras un momento de "shock" y asimilación de las circunstancias en las que me encontraba, miro otra vez al suelo, cierro los ojos y medito... Sea lo que sea lo que haga aquí, tengo que averiguarlo, no pienso quedarme de brazos cruzados.

De modo que por pudor me dirijo a uno de los cuerpos encapuchados que parece estar con menos vísceras y me visto con su ropa al tiempo que me intento fijar en los detalles que hubieran conducido a la desastrosa muerte de aquellos cuerpos, inspeccionando a su vez por si portaran algún objeto que me pudiera interesar en ese momento, la sensación de estar desnudo en todo el amplio sentido de la palabra me producía una sensación bastante indeseable.

En un momento, oigo a alguien formular una pregunta, a lo que le respondo con una mirada fija en su bata, parecía un profesor de laboratorio algo "chiflado", la viscosidad de los fluidos que recorrían su rostro dejaban claro que sufría en apariencia alguna especie de amnesia, tal cual estaba sufriendo yo, sin embargo, no mostré más interés por él que por el arma que acababa de recoger del suelo, no sabía si verle como una amenaza...

VIII, céntrate, respira.... recuerda.... tu entrenamiento...

Podía ser, podía hacerlo. Centrarme, respirar. Acompasar mis latidos, mis inspiraciones, acallar el grito de pánico que a pesar de mi aparente control iba creciendo desde la base del estómago.

Lo hago.

Una de las arcadas me arranca un enorme coágulo mucoso, y me quedo a cuatro patas, mirándolo. Un segundo. Luego me yergo, sin pudor ninguno por mi desnudez, simplemente no es algo que importe, en un entorno como el que me rodea.

No sé la razón, pero algo ha despertado un método en mi, un... entrenamiento. Y un número con él ha llenado mi mente, VIII, tendré que pensar en ello más tarde, ahora hay que actuar. Es evidente que esto no es un simulacro, no es... entrenamiento. Sino que es el momento para el que si ese entrenamiento ha existido, ha tenido razón de ser.

Control. Método.

Mis ojos recorren el lugar, analizan, valoran, escudriñan. Carraspeo. Miro a los demás, los recién nacidos.

-Yo soy VIII. Y he estado entrenando. Quizá para esto. No sé más, es sólo eso, una... frase. Pero sí sé que... alguien debería tomar una muestra de esto...

Otra frase. Y con el índice recojo un grumo de moco amarillo.

Si es necesario, yo misma la llevaré, aunque, ¿qué coño haré con ella...? Tomar una muestra... Busco a mi alrededor algo donde guardar un poco de esa sustancia. Y también compruebo los movimientos de los demás, por primera vez me doy cuenta de que si quiero salir de aquí, mejor hacerlo vestida. Por eso, tengo más que buscar. Y es buscando cuando soy de pronto consciente del boquete que la mano yerta señala, los ladrillos caídos, la boca del lobo... o el final del túnel.

-¿Salir de aquí...? Ahí hay un agujero...

Me despierto tirado en el suelo cubierto de un extraño líquido, al intentar incorporarme noto que resbalo y soy en ese momento consciente de mi total desnudez, tengo la visión borrosa y oigo a otras personas alrededor mio, a los pocos segundos empiezo a ver con mayor claridad y puedo ver el extraño escenario en el cual me encuentro, intento articular palabras pero lo unico que sale de mi garganta son ruidos raros seguidos de vomito, permanezco a cuatro patas vomitando hasta que finalmente haciendo acopio de fuerzas termino de incorporarme, al ver la situación que me rodea me quedo sorprendido, pero curiosamente pese a que considero racionalmente que ante una situación así debería sentirme asustado y perder los nervios realmente permanezco tranquilo, miro antentamente a las otras personas que se encuentran en la misma habitación que yo y se las ve igual de desorientadas que a mi, finalmente logro hablar - ¿Que cojones ha pasado aquí ? -cuando repentinamente noto que me fallan las fuerzas y me tengo que apoyar en una pared, intento recordar como he podido llegar aquí y, me doy cuenta de que no me acuerdo de nada, ya no solo de que hago aquí con esta gente, sino que no recuerdo nada de mi vida, ni como me llamo, ni mi edad, ni donde nací, estoy completamente en blanco. 

Al oír a varios de ellos preguntar que que ha pasado o quienes somos intuyo que todos estamos igual de desorientados y con algún tipo de amnesia,veo los cadáveres en el suelo pero al menos para mi la prioridad es salir de aquí y luego ya me preocuparé de averiguar que ha ocurrido, parece que una de las mujeres ha pensando como yo porque la veo acercarse a un agujero en la pared que parece ser la única salida viable, intento acercarme a ella mientras resbalo sin parar por culpa de la cantidad de liquido derramada en el suelo.

Y como único nexo de unión esta horrible sustancia amarilla y este hediondo aire impregnado del tufo a muerte y a química, que compartimos en este sucio laboratorio de pesadilla.

VIII escribió:

Las voces de tus compañeros todavía te parecen irreales, pero poco a poco tu cerebro empieza a despejarse...

-Vas a necesitar un laboratorio para analizarlo- piensas para ti misma.

Un laboratorio... Máquinas. Las máquinas. Vuelves la vista hacia los contenedores rotos...

Los pensamientos te asaltan mientras las observas absorta. Tú entiendes de estas cosas, es como si de alguna manera supieras que las máquinas siempre han formado parte de tu vida en algún sentido u otro.

"No son aparatos propios de un hospital o laboratorio normales. Es imposible deducir realmente para que se utilizaban y cual era su función, pero si hubiera que hacer una hipótesis aproximada, parece que lo que tienes delante recuerda mucho a contenedores destinados a almacenar algo en su interior, y que a su vez estaban conectados a algún tipo de mecanismo de soporte vital autónomo, y algo similar a un equipo de sonido o de producción de ondas.

Las miras con más atención y te das cuenta de que el diseño de la maquinaria es claramente tosco y funcional, propio de mediados del siglo XX, pese a que en esa época debía de ser impensable la existencia de este tipo de diseño. Sencillamente la tecnología de soporte vital no era algo siquiera soñado todavía.

Quien la diseñara desde luego estaba muy adelantado a su tiempo y sabía lo que hacía. Los contenedores parecen ser los responsables de haber albergado en su interior la viscosa sustancia amarilla ya que todavía quedan restos del fluido en la base formando un charco. Siguiendo el rastro de los cristales esparcidos y por su trayectoria, te inclinarías a pensar que los contenedores se rompieron desde el interior. Todos los elementos de la maquinaria muestran una placa del fabricante: Saedder Krupp Gmbh. Ese nombre todavía no significa nada para ti, pero puede que sea importante."

Un largo silbido es lo único que puedes exclamar cuando procedes a examinar la masacre que ha teñido de sangre la habitación donde tú y el resto de tus compañeros os encontráis.

 - Aquí ha habido mucho movimiento- piensas...

El cadaver que tu compañero ha desnudado es interesante. Empiezas a actuar con seguridad en ti mismo, aunque de forma mecánica. Te resulta extraño pero placentero, es como dejarse llevar por una experiencia nueva mientras los pensamientos forman palabras en tu cabeza:

"Se trataba en vida de un varón caucásico de complexión media y avanzada edad. La causa de la muerte se produjo por suicidio; eso es fácilmente deducible por el agujero que presenta en la sien. Un sólo disparo realizado con la mano izquierda que todavía muestra el agarrotamiento post-mortem de haber mantenido el arma en su mano largo tiempo, por lo cual además se puede sospechar que el individuo era zurdo. Los restos en estado líquido que impregnan el cadaver y el suelo a sus pies, indican que el ciuerpo se encuentra en el mismo lugar en el que se produjo el suicidio. La bala todavía permanece alojada en el interior de la cavidad craneal sin que se muestre orificio de salida. Típico en un arma de pequeño calibre."

Vuelves la vista hacia la maraña de cuerpos encapuchados vestidos con ropas oscuras y parcialmente cubiertos con chalecos balísticos...

- No les han servido de mucho- sentencias mientras los examinas.

"Todos eran varones blancos y ninguno sobrepasaba la treintena. Lucen una forma física propia de alguien acostumbrado a realizar un entrenamiento físico intensivo de manera habitual. Todos murieron como resultado de graves traumas físicos que indican que se enfrentaron a varios atacantes. En varios casos presentan una violenta rotación del cuello que ha producido la rotura de la espina dorsal y con ello la muerte instántánea. Otros parecen haber sido descuartizados por algún tipo de bestia o animal salvaje que no se puede identificar a simple vista, el último fue proyectado con una intensa violencia contra el muro exterior de la estancia produciendo con ello una muerte instántanea. Los cuerpos todavía permanecen calientes al tacto y la sangre no ha llegado a coagularse en su totalidad. Eso indicaría que llevan muertos menos de una hora."

Las piezas no encajan... Hay algo que no te cuadra...

VIII escribió:

Observáis como la mujer que se ha identificado como VIII hace apenas unos momentos se dirige con paso firme hacia el agujero que hay en la pared... Y como de repente se detiene y olisquea el aire para después arrodillarse y prestar más atención al hueco en sí...

Después habla casi más para si misma que para vosotros...

- Esto es extraño. Esta pared es muy gruesa, pero quien ha abierto este agujero no la ha echado abajo mediante el típico sistema de los ladrones comunes. Esos tiran de taladradora para llenar la pared de agujeros y después rematan el trabajo con un martillo... pero esto... Esto es otra cosa, un trabajo profesional; sabían lo que hacían al entrar aquí. Ha sido una voladura controlada... Este olor, es como a almendras....-

Al percatarme de que estas personas habían sido asesinadas hacía apenas una hora... No quiero correr la misma suerte...- Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, esa seguridad que tenía en mí mismo comienza a convertirse en un sentido de alerta casi paranoico, comienzo a mirar hacia todas partes nervioso hasta que me con una palmada al aire, consigo controlarme y ponerme a investigar más a fondo qué se esconde tras los cuerpos de todos estos muertos, no me está gustando la sensación de estar a punto de morir o de que esa "bestia", sea lo que fuere, me pueda ayudar a decorar algunas de estas paredes con mis entrañas.

-Creo que he encontrado algo. -Digo en voz alta. No pienso estar solo en esto, la posibilidad de que tenga que enfrentarme a alguna fuerza hostil no me hace ninguna gracia de modo que mejor recurrir a mis instintos más primitivos de supervivencia, el grupo, ya que aunque no me fueran de utilidad, igualmente puedo usarlos para escapar mientras son usados como carnaza.

De modo que prosigo explorando tanto los cuerpos encapuchados como el cuerpo desnudo que había desnudado el hombre armado.

Tras esto, pregunto al aire. ¿Alguien se ha percatado de algún otro detalle? Pienso que estamos en peligro aquí dentro, sea cual sea la forma en la que hallamos llegado hasta aquí.