Partida Rol por web

El orko se lanza a por Hayate, pero aunque el samurai no ha tenido tiempo de prepararse excesivamente para la acometida, sus reflejos le hacen echarse a un lado en el momento justo y las garras metálicas del pandillero sólo consiguen desgarrar la tela de su mono de camuflaje, dejando una llamativa raja a nivel del torso.

Buscando hechar una mano de la única manera que puede, Gabriel coloca sus manos espectrales sobre la cara del orko, que se ve momentáneamente desconcertado por el espectáculo de colores y formas distorsionadas que aparece antes sus ojos.

El Sr Muerte sigue cubriendo el recibidor, satisfecho de que varios orkos hayan decidido abandonar el combate.

Sav se interna en el recibidor del motel hasta cubruirse cerca de la mampara reforzada. Del otro lado de la misma puede ver al mánager haciendo gestos amenazadores, pero el enano parece por ahora contento de estar a salvo al otro lado del cristal reforzado. Sin inmutarse, el troll descarga una vez más su Enfield contra el pandillero que tiene enfrente. Sin embargo, y con los efectos de lo que sea que está corriendo por su organismo en ese momento, el orko también consigue evitar la descarga de metralla, que pasa rozándole la cabeza...

Encina se coloca detrás de Hayate, indecisa sobre si intentar ayudar al samurai o correr hacia la habitación en busca del commlink...

Arqueo una ceja sorprendido por la celeridad del orko. Pero no es momento de dudar pues es mi posición la que evita que este desgraciado, alcance a mis compañeros. Manteniendome frío, apunto al Orko el cual ha estado a punto de dejarme algo mas que una marca en mi ropa y, sin contemplaciones, disparo mi Ak. Quizas el orko intenta esquivar o, quizas, sencillamente el chute que lleva es demasiado para su cerebro. Pero es un blanco facil y no podemos perder mas tiempo. A la vez que canta mi Ak, se puede escuchar mi voz, sin perder su tono naturalmente, diciendo. Es el momento de hacernos con el objetivo. A este, lo mantengo yo ocupado. Encina, Catapult ocupaos de nuestro particular asunto.

La indecisión desaparece enseguida. Sabía que Kurita era alguien que podía manejar la situación y ella era más útil en otra parte. Sale disparada, dispuesta a cumplir con lo que se esperaba de ella.

Como depedida le dedicó un susurro a su muro personal - Gracias. No solo era por el apoyo, sino porque la había sacado de su ensismimamiento y la había puesto en camino. A andar. A hacer lo que hacía falta hacer.

Tenía que enganchar el enlace y conseguirlo a la primera por todos. Cuanto antes funcionase, antes podría recuperar sus vidas.

-Encina, la puerta. Vamos a coger lo que hemos venido a buscar y a largarnos- dice el aztlaner mientras corre hacia la puerta hacia la habitación 312. La abre y mira dentro.

Me empiezo a impacientar, los reflejos aumentados hacen que todo me pase demasiado despacio. A la próxima me uno al grupo de asalto, y que otro haga de nana.

Sigo vigilando a los orcos que están en el suelo, y una comezón se apodera del dedo del gatillo, impulsándome a disparar. ¡Sería tan fácil acabar con ellos!

Concentrate, en cualquier momento puede torcerse la cosa...

Habiendo inhalado alguna sustancia no demasiado legal, los Crimson Crush que quedan se lanzan al ataque contra todos los objetivos visibles. El que pelea con Hayate hace una finta con la garra de la izquierda pero súbitamente la derecha busca las costillas del samurái...

En el lobby, los dos orkos que se habían retirado deciden que no tienen ninguna oportunidad de alcanzar a Sav ahora que se ha puesto a cubierto y tras gritar uno de ellos : -Vas a morir, trog sarnoso!! se lanzan los dos sobre él mientras desenvainan las garras de combate.

El Sr Muerte dispara su cuerno de chivo contra uno de ellos, pero las balas le pasan rozando por muy poco. Sin detenerse, el orko intente empalar a Sav pero falla miserablemente, pues el troll se agacha en el momento justo y su enemigo atraviesa con una de ellas el cristal de plastiacero de la cabina de seguridad, quedando atascado mientras intenta liberarse dando tirones de forma bastante cómica. 

Su compañero demuestra ser bastante más competente y subiéndose de un salto a la mesa del recibidor, se deja caer con las garras por delante contra el mercenario...

Satisfactorio. El hecho de que este orko se centre en mi, puede permitir a mis compañeros hacerse con el objetivo en cuestión. Y entre tanto, por unas décimas de segundo, mi oponente y yo, cruzamos la mirada. Lo justo como para que pueda intuir la dirección de su ataque. Sus garras, solo hallan aire tras hacerme a un lado y por mi parte, alzando mi ak, me dispongo a enviarlo al otro mundo. Al mundo final podria decirse.

Y puesto que el orko este esta decididamente sonado, aprovecho para descargarle una racion de plomo a quemarropa.

Jodido orco...musito Gabriel para si en el astral, rodeando su cabeza con los brazos, cegando en parte al pandillero para que Hayate pudiera dar cuenta de el cuanto antes.

Esta vez Hayate sorprende al orko, disparándole una ráfaga a quemarropa, que aunque atraviesa el pecho del orko, no es suficiente todavía para tumbarlo. Gabriel sigue estorbándole para evitar cualquier posible contraataque.

En la entrada, el dron-avispa de Orfebre y el escarabajo metálico se repliegan, uno volando hacia la furgoneta y otro saliendo al exterior del edificio por el conducto de ventilación por el que entró...

"Será cuestión de que lleguen los refuerzos" piensa el elfo que mientras avanza dentro de su dron y lo deja en posición para disparar a los objetivos...

Sire, no fue Encina a por el ComLink?

No era la primera vez que Sav se veía en desventaja en cuerpo a cuerpo. La mayor parte del tiempo se trataba de mantener la distancia hasta que uno tus oponentes cometía un error. En este caso no tardó mucho. Uno de los orkos estampó una de sus garras en el plastiacero de la cabina del lobby, quedando atascado.

Luego la cosa se precipitó. El otro orko trepó a la mesa e intentó lanzarse con las garras por delante hacia el mercenario. Este se echó hacia un lado y lo dejó pasar con facilidad.

Justo en ese momento el drone de Orfebre se acerca a la entrada de atrás del lobby y dispara al orko. Es solo un rasguño esta vez, pero las heridas acumuladas hacen que el rabioso metahumano ponga los ojos en blanco y caiga al suelo inconsciente...

Con su amigo inconsciente, el otro orko resulta presa fácil para Sav, que desenvainando uno de sus espolones implantados traspasa de parte a parte el pecho del pandillero, dejándolo muerto todavía colgando por la garra atrapada atravesando la pared de la cabina.

-Despejado... grita el mercenario con una mueca complacida.

Encina corre hacia la habitación siguiendo a Catapult y, como el aztlaner, desaparece en el interior de la misma.

El pequeño cubículo, de 2x3x4 metros, está oscuro excepto por la débil luz que emite un set de trídeo portátil encendido. En la ondulante media luz, vuestra visión en luz tenue apenas distingue la cabeza y el brazo derecho de un orko, que sobrepasan el borde de la cama plegable que cuelga de la pared de la derecha.

Una inspección más cercana revela que está muerto, con sus labios púrpura y sus ojos vidriosos que miran a la nada, en la dirección donde solía fijarse su mirada. Cerca, en el suelo, justo fuera del alcance del cadáver hay no uno, sino dos commlinks.

Parece que todo está controlado por abajo, pero no tengo ni idea. Aprovecho el respiro para echar un vistazo al exterior del hotel y los alrededores, buscando un indicio de algo, algo que pueda mandar al carajo la misión cuando parece que está resuelta.

Al mismo tiempo aprovecho para comunicarme con el otro grupo: -¿Cómo va eso? ¿Algún problema por allá arriba? El hall y la calle están despejadas, de momento.

Encina tiene la intención de agarrar ambos trastos y sin moverlos o tocarlos mira a la cara a Catapult, esperando un gesto revelador. Los mira otra vez, y se agacha, esperando encontrar algo que le diera algún indicio. - ¿Trampas? Le susurra al compañero.

Acosado por el samurai, herido y con Gabriel impidiéndole la visión, el pandillero que combate con Hayate intenta huir escaleras abajo...

Mala decisión.
Mi oponente Orko intentando escapar, me da la espalda tras haber sentido los impactos de plomo de mi Ak. Y puesto que no esta totalmente en sus cabales, no se da cuenta del riesgo que corre.
Manteniendo mi ak agarrado con la diestra, para no desequilibrarme, lanzo un par de rapidas patadas justamente en su zona lumbar.
Y cuando he ralentizado su escapada, permito que mi Ak cante de nuevo.
De nuevo baila el orko al son que le marca la tos de mi arma y no puedo evitar arquear levemente una ceja ante la resistencia que demuestra.
Pues es la tercera vez que lo ametrallo y empiezo a sentir curiosidad por saber que clase de armadura porta.
Y entretanto, en mi oido derecho suena la voz de nuestro señor muerte reclamando un informe.
Objetivo en curso de obteccion. Resistencia casi neutralizada. Propongo ir evaluando vias de escape para inminente retirada.