Partida Rol por web

Me pongo las manos sobre la cabeza. No podía creer lo que acaba de hacer Frank. Ahora teníamos un serio problema. La loca de la gemela podía ignorar a los soldados e ir a por nosotros. 

- ¡Corre Frank ostia! ¡Corre!

-¡Pero qué ostias haces!¿Me quieres cubrir, joder...o hacer algo?¡Se supone que te tenías que encargar de ellos!-gritó Frank al ver que la tipa que los había metido en esto estaba ahí como un pasmarote echándose las manos a la cabeza mientras las balas silbaban sobre su cabeza. Una pasó demasiado cerca, rozándole un hombro. Pero por fortuna, la herida no era importante. 

No dejaba de correr. El gemelito estaba tirado en el suelo, moribundo. Y detrás suyo una panda de sociópatas descerebrados, disparaban al tuntún disparando hacia cualquiera, salvo al que se supone que era su objetivo. La situación no podía ser más ridícula y frustrante.

Frank siguió corriendo. Con el gemelito tirado en el suelo, la prudencia aconsejaba encargarse de la hermana así que de pasada, le pegó otro tiro a bocajarro esperando que surtiera un efecto similar. Por suerte consiguió llegar hasta el final del callejón. Dobló el recodo y se detuvo un instante para mirar atrás. Treshum se había quedado en el camino, pero no había nada que pudiera hacer por él. Lo tenía jodido. 

-¡Mierda!-dijo golpeando la pared-¡Joder!

Era todo el tiempo que se podía permitir para lamentar la pérdida de su amigo. Tenían que salir de allí cagando ostias. Sin recompensa, ni nada. Así que siguió corriendo disparando hacia atrás, más para cubrir su retirada que porque fuera a apuntar a alguien. 

Corriendo y con la presión de la escena, Frank no atinó a disparar a la gemela, ni se percató de sus movimientos, solo corrió junto a Ade para salvar su vida.

Una vez a salvo del tiroteo y a la vez que corro junto a Frank, le contesto a sus voces. 

- Ha sido un fallo no liquidarles antes de que llegaran los del Hotel Heimburg. ¡Joder! ¡Maldita sea! ¡¿Y ahora con que cara me presento yo en la iglesia?! Tendríamos que haber aceptado su trato. Todo por ser unos putos avariciosos.

Frank se apoya sobre una pared. Sangra por una pierna y por el hombro. Intenta taponar la herida de la pierna que sin duda es la peor.

-¿Pero qué...? No te vi disparar ni una sola puta vez. Y ahora Treshum se desangra en ese callejón ¿Pero qué cojones te pasa? Y claro que teníamos que haber aceptado el trato, fuiste tú la que lo rechazó ¡Me cago en la hostia! -.

Sin esperar respuesta, saco el teléfono y marco un número. El de Glec.

Sabía que Frank estaba afectado por la muerte de Threshun, pero esa no eran formas de hablarme. 

- ¡IMBÉCIL! ¡¿Y quién crees que ha usado la cabeza para pararles los pies a los del Hotel Heimburg?! ¡¿Eh?! ¡CAPULLO!

Estaba perdiendo los papeles. La tensión del combate y que no haya salido las cosas como se habían planteado me estaba dado dolor de cabeza y no me dejaba pensar. Me arrimo un poco más a Frank, aún cabreada.

- Basta ya, retirémonos.

- Dime Frank. - Mi voz suena tranquila.

-Glec, no tengo ni idea de qué esta pasando...-dijo Frank bastante alterado-Localizamos a esos dos mocosos. Íbamos a encargarnos de ellos cuando llegaron soldados capitolinos. Reconocí un nombre; Hodorowski. Y ellos nos reconocieron a nosotros. Mataron a Treshum y yo salí con vida de milagro. Les dejamos a esos dos en bandeja ¿Me puedes explicar porqué he perdido a mi compañero?-.
 

- Lo siento Frank. Siento la perdida de Threshum. - Respiro resignada. En la guerra siempre hay bajas. - Hablemos en persona, estoy en la Plaza de Santa Teresa. Llégate a ver si podemos averiguar algo.

-Allí estaré-dijo Frank-.

Y colgando el teléfono, se dirigió a la dirección de la cita ignorando por completo a Ade. Ya bastante era tener que encajar que habían matado a Treshum porque la tía se había quedado ahí cual pasmarote sin hacer nada cuando se suponía que debía encargarse ella, para aguantar además su mierda.

- Si... Allí estaremos.

Aparezco como de la nada, apuntando con mi arma la cabeza de Ade. Aprovechando que Frank habla por teléfono y Ade estaba distraída cavilando sobre la muerte de Threshun, me moví sigilosa y la cogí por sorpresa.

Cuando noto la punta del fusil sobre mi nuca, ya se lo que significa. La voz de la gemela era inconfundible.

- ¿Cuánto tiempo llevas ahí?

Con la mirada miro a Frank justo cuando cuelga el teléfono.

Frank levantó la pistola y apuntó a la muchacha. Estaba agotado y hastiado y la verdad, ahora mismo disfrutaría viendo como le volaban la cabeza a la monja de los cojones, pero no iba a permitir que aquella mocosa se saliese con la suya de esa forma.

-¿No crees que ya te has metido en suficientes líos por hoy? Por si no te ha quedado claro, no habéis sido vosotros, sino esos soldados de Imperial los que han impedido que os cogiéramos. Venga, tira el arma. 

Sin bajar el arma, me acerco a ella dispuesto a desarmarla si no tira el arma antes.

- Esparaba a que colgara el teléfono. No quería interrumpirlo. 

Le contesto a la mujer. Sonrío al hombre.

- Quiero que me ayudes a hacer una cosa. Llévame contigo hacia Glec. Cuando la haya matado, tengo que huir lejos de la justicia. - Suspiro resignada. - Nos hemos cargado a los Bellocchio, que eran nuestros contactos con la justicia. 

Hago una señal con el fusil a Frank indicando que baje el arma y que camine hacia donde se tiene que encontrar con Glec.

- Hay que ser tonta. Si lo sabíais, ¿Por qué les habéis matado? Además, ahora que los Bellocchio están muertos, ya no estáis obligados a matar a Glec. ¿Por qué seguís adelante?

-Ya, pero yo no quiero ayudarte a nada-dijo Frank sin ceder un ápice-Ade va a coger ese bonito rifle que llevas y no vas a hacer nada por impedirlo. Porque si lo haces, te vuelo la cabeza ¿Estamos? Y si intentas dispararme., Ade te romperá el cuello. Eres buena, pero no lo suficiente para encargarte de los dos. Si colaboras, podemos retomar las negociaciones donde las dejamos.

- Ju. Ju. Ju, ju... ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Ja, ja, ja, ja, ja! ¿Estoy apuntando a la cabeza y piensas que me puedes disparar antes de que apriete el gatillo? Solo queremos matar a Glec. No tenemos ningún problema con vosotros. Llévanos a donde has quedado con Glec y luego, nos ayudáis a escapar. Vamos, guapo, dime que si.

No consigo ver si viene sola o con su hermano. Habla en plural pero no lo he oído. ¿Se han cargado solos a los soldados de Glec? Si eso es cierto, estamos en un apuro. Permanezco quieta, deseando que Frank no cometa una locura. Ya habíamos perdido a Threhum. 

-Ya. Ríete si quieres, pero le estás apuntando a la cabeza a ella, no a mí. Mira, pueden pasar  varias cosas; que estés esperando a ver lo que hago y que cuando dispare, intentes volarle la cabeza a Ade. En ese caso es evidente que yo dispararé antes. Te vuelo la cabeza y pierdes. Si eres muy, muy rápida, podrías pegarle un tiro a Ade. Está bien, estoy dispuesto a aceptar ese riesgo. También puede pasar que pierdas la paciencia y decidas mandarlo toda a la mierda disparándole a Ade. En ese caso, yo te disparo a ti. Pierdes. Puedes intentar cambiar de blanco y dispararme a mí. En ese caso yo disparo primero y le dejarás a Ade una oportunidad para desarmarte que no desaprovechará. Pierdes. Y finalmente, puedes entregar el arma y retomamos las negociaciones tal como te ofrecí. Solo en ese caso tienes una oportunidad de ganar. Tú dedices ¿Ade?¿Haces lo que te he dicho, por favor?-.

Sigo avanzando hasta ponerme a bocajarro.

- No des un paso más o la mato. Y difiero en tu conjetura. Creo que antes de que muevas el dedo sobre el gatillo, tu amiga estará muerta. Es posible que yo muera después, pero... ¿que más da? Al final, todos los que estamos en este negocio morimos antes o después. ¿Que te impide llevarme a Glec? ¿Sois amantes o algo parecido? ¡Llevarme de una vez para matarla! ¡Luego huimos y os dejaré en paz!