Partida Rol por web

La exposición tenía lugar en el museo de Santa Cruz, al lado de la plaza de Zocodover, la plaza central de la ciudad.

Te quedaste contemplando la fachada brevemente. Sin mucha dificultad, sabes que esa fachada es del Renacimiento español, una de las obras maestras.
Te acercas a la puerta y, aunque a simple vista parece cerrada, no dudas en empujar .
Al abrir, una humana está en el mostrador de recepción. Con una sonrisa, te da un folleto sobre el museo y te señala la puerta por la que tienes que entrar.
Llegas a una nueva estancia llena de arcos y un pequeño jardín en medio

Por los pasillos, ves varios vampiros, algunos hablando entre ellos, otros solitarios que andan sin ningún destino aparente.
Uno de ellos se gira al oir que entras. Con una gran sonrisa, se acerca a ti y comienza a hablar contigo.

Buenas noches, señor. Mi nombre es Roberto Lebronch. ¿Cuál es su nombre y a qué debemos su agraciada presencia? dice mirándote de arriba abajo mientras sonríe con descaro.

Llevas un rato leyendo la novela de Ann Rice. Disfrutas tanto de ellas que te cuesta oír el timbre de tu puerta. Al hacerlo con tanta insistencia, te desenfrascas de tu lectura y miras extrañado en dirección a la puerta. ¿Quién podrá ser a estas horas?
Te levantas y decides ir. Antes de llegar a la puerta, una voz hermosa de mujer llega a tus oídos.

Buenas noches. ¿Hay alguien en casa? Soy una enviada de la Nueva Iglesia del Arcángel Raciel. Vengo a traerle las buenas nuevas.
Sin abrir la puerta, miras por la mirillas y observas a esta mujer
 

Mientras hurgabas por la red, buscando algo de tu interés para hackear, un email te llega a tu correo. Lo abres y el mensaje es el típico de todos los días.

Pedido a recoger. Mismo sitio, misma hora

Estaban formando un ordenador muy potente para hackear los datos del gobierno español. Eras un miembro bastante activo en esta operación, por eso no te quejabas de tener que recoger tú mismo los paquetes.
Sales de casa y en 10 minutos estás en la tienda donde tienes que recogerlo. Justo antes de entrar, notas como si te estuvieran observando desde un callejón que está a tu espalda
 

Estás totalmente concentrado en tu obra, tanto que ni una mosca en tu oído podría molestarte. Pero hay algo que sí podría hacer perder tu concentración. Y ese algo es una gran explosión de arte musical.

A través de tu ventana, se cuela una melodía que jamás habías escuchado. Esa música te enamora el alma, todos los sentidos se quedan embriagados ante tanta belleza, hace que todo tu cuerpo sienta la melodía
Dos preguntas te invaden la mente. De dónde procede esa música celestial y quién la está tocando

Tu búsqueda sobre indicios del Sabbat te había llevado a un parque donde se encontraban las ruinas de un antiguo circo romano

En el fondo, ese grupo de piedras mal amontonadas no te decía nada, pero una de tus pistas te había llevado allí, y tenías que investigarlo.

La noche era suficientemente profunda para que los jóvenes que podían moverse por allí a divertirse ya se hubieran ido, y el parque estuviera vacío.

Te habías recorrido el parque ya un par de veces. No era muy grande, así que no te había llevado más de 15 min.
De pronto, una extraña sensación te recorre el cuerpo y tus sentidos se ponen alerta. En silencio, con tu oído agudizado lo máximo posible, crees oír una pisada a lo lejos. Calculas que está al otro lado del parque.

Antes de decidir nada, otra cosa llama tu atención. Algo que habías pasado por alto todo el tiempo. De lejos, en una de las piedras, ves este símbolo en rojo

Un dulce aroma viene de esa piedra. Aunque en un primer momento te recuerda a la sangre, hay algo distinto en ella que no consigues saber qué es.

Te diriges con paso veloz a la reunión con el antiguo del Clan. Esa noche había cambiado de localización. El coche te había dejado a las afueras de la ciudad. Tenías el caserón de la cita delante de ti.
Llegaste a la puerta y, antes de llamar, te abrieron.
Ante ti, viste al típico mayordomo, que te dice
El señor te espera en la sala. Al fondo, a la derecha.
El pasillo estaba vacío, iluminado tristemente por unas lámparas, y, a través de las ventanas, podías ver el jardín, pero nada más.

Al llegar a la sala, te encontraste con un hombre sentado en una butaca. No era el antiguo que conocías.

Buenas noches, Christoph, me han hablado mucho de ti. ¿Por qué no te sientas y me cuentas cosas de tus experimentos? Estoy seguro que me gustarán dice mientras te señala una butaca vacía en frente suya

Mientras estabas cavando, unos pasos acompañados de unos sollozos se aproximaban por tu zona a gran velocidad. Al mirar para ver de qué se trataba, ves a una niña que está corriendo. La niña mira en tu dirección y se para. Ladea la cabeza y te mira. Parece que se tranquiliza y se acerca a ti a toda velocidad.
 

Señor, por favor, ¿puede ayudarme? Por favor, por favor, mi mamá acaba de ser atacada. Está allí, tumbada… No se mueve, por favor, ¡ayúdame!
Dice mientras tira de tu manga con insistencia y ves como su cara va dando paso a la desesperación. Y, por encima de todo ello, distingues un olor dulce a sangre fresca

  Loki avanza con paso tranquilo cuando siente algo extraño tras él. Se detiene e intenta ver si realmente le siguen. Si no consigo ver, se acercara a la zona mas oscura y usará asu don de ofuscación para intentar no ser visto mientras avanza hasta el lugar de encuentro para poder recoger el paquete.

  Un vez llegado a la puerta de cubre un poco el rostro y pica suavemente con los nudillo para que le abran y poder recoger el paquete para cuanto antes regresar a su cubil. Dado que es allí en el único lugar dónde realmente se siente seguro.

- Mi nombre es Anubis Omar. He sido invitado a la exposición de arqueología que había esta misma noche en este lugar. Mis jefes me han mandado aquí para ver la exposición y conocer a la gente de esta ciudad. Vengo desde el museo arqueológico de Madrid. Pensé que llegaba tarde, ¿ha empezado ya la exposición?

Había inspeccionado ese parque varias veces, pero era la primera vez que veía el extraño símbolo, el cual por otro lado no le sonaba absolutamente de nada. Sin embargo, quizás podía estar relacionado con el sabbat, así que mira a su alrededor para quedarse con el lugar donde se encuentra la extraña estrella. Por otro lado, lo mira por última vez para memorizarlo y hecho esto, comienza a moverse sigilosamente hacia la pisada que se ha oído al extremo del parque. 

¿La Nueva Iglesia del Arcángel Raciel? Suena como una organización tremendamente sectaria, y además yo nunca he sido muy religioso, así que me siento tentado a ignorar la llamada a la puerta. En otros momentos probablemente lo habría hecho, pretendiendo que todos en casa estan durmiendo (lo que seria normal a estas horas de la madrugada), sin embargo, un vistazo a la mirilla hace que me lo replantee.

Al otro lado de la puerta se encuentra una despampanante peliroja que bien podría aparecer en la portada de una revista de ropa interior. La vista de su terso cuello blanco hace que decida darle una oportunidad a lo que tenga que decir, así que al final abro la puerta y la recibo con mi mejor sonrisa.

Buenas noches señorita. Bienvenida a mi casa. Me llamo Salvatore, ¿y usted? Si ahora mismo me dijese que es usted el arcángel, no dudaría ni un segundo en creerle.

Me aparto de la puerta, y con un gesto de la mano le invito a que entre - Por favor, no se quede en la puerta y entre al salón donde estará más cómoda.

Mientras me encontraba literalmente haciéndome la cama, me giro sorprendido y en la alerta de enfrentarme a la intrusión de un posible guardia o incluso de un vampiro autóctono que había permanecido oculto hasta ahora.

Para mi sorpresa, lo que me encuentro es una niña inocente y de aspecto adorable que de poco se libra de un manotazo que le quiebre la espinada. Tan asustada o ingenua, que ha cometido el error de toparse con un vampiro.

Entre sollozos y su acento moscovita distingo la ayuda que necesita. Y decido al menos ver que le ha ocurrido a sabiendas de que, solo haberse cruzado conmigo unos minutos antes ella podría haber sido mi victima de esta noche y devorada sin piedad. Por fortuna, la suya concretamente, acabo de alimentarme saciándome lo suficiente y, aunque no quiero imaginar que haría de sufrir un hambre atroz, me considero un cazador, y asaltar a niñas indefensas carece del orgullo que se lleva de la caza el depredador de sangre que soy. Realmente los hay que tienen suerte.

Tras lanzarle una larga e inmutable ojeada declino dejarme llevar al lugar donde está agonizando su supuesta madre.

-Llévame ahí, niña -

Sin importar cualquier rastro de conciencia me levanto y muevo lejos la silla en la que me encontraban, me acerco a la ventana y suspiro el olor de la hermosa melodía, tenía que ver de dónde provenía, mas nada importaba en ese momento, así que rápidamente tome mis cosas (Lapiz, block, daga, llaves, lentes obscuros) y Salí del apartamento, baje insaciablemente las escaleras como cual majar podría disfrutar pronto, esa música seria la parte final de mi inspiración, así que atravesé la calle y me perdí dentro la obscuridad de los callejones, debía encontrar el origen de eso sin importar mas nada.

Me sorprende encontrarme con alguien que no esperaba en el despacho de "el señor" como le había llamado el mayordomo.

Lentamente y sin prisas examino la habitación y cada línea de la anatomía de aquel hombre de porte elegante y ordenado. Su vestimenta, completamente negra no me sorprendió. La mayoría de tradicionalistas de mi clan solían utilizar este color como el único de su fondo de armario, pero a la vez me pareció elegante e informal.

Quizás fuera su porte o sus duras facciones y ojos claros que me recordaron a las gentes de mi país natal, Alemania.

- Seltsam, a mi no me han hablado tanto de usted en cambio.

Subrayo su falta de modales al no haberse presentado él mismo mientras tomo asiento en la butaca que me señaló

- ¿Qué es lo que le interesa exactamente de mis experimentos?

Pregunto con mi marcado acento alemán una vez me he acomodado. La verdad era que la pregunta había sido un tanto ambigua y no procedería a desvelar años de exploración sin más y sin saber si quiera con qué tipo de persona me encontraba

No consigues ver quién te sigue, así que te acercas a la puerta de la tienda y llamas, como de costumbre.

Pero hay un cambio sorprendente cuando te abren. No es el dependiente de siempre, ni siquiera uno que se le parezca. Ante ti, aparece este hombre