Partida Rol por web

Si el fuego le daña sólo podemos hacer una cosa. Destruyamos el castillo. Desaparecerá en su interior

¿Y cómo hacemos eso?

Salgamos de aquí, no creo que pueda seguirnos.

Anubis en cuanto entró en la habitación entró en un estado de terror insoportable, empujó a Salvatore que estaba en medio de su camino y se marchó de allí corriendo por el mismo sitio que había venido.
Estaba aterrado, la situación era demasiado peligrosa y prefería estar junto al espíritu oscuro que permanecer un solo segundo en aquella habitación.

La visión del infierno ardiente que se desarrolla ante mis ojos es demasiado para mi ya frágil moral. Intento resistirme al terror animal que me inspiran las llamas, pero antes de poder siquiera dar un paso más para acercarme al fuego, mis instintos me dominan, haciendo que huya tan rápido como mis piernas lo permiten.

Alexander no sabía que diablos hacia allí... ¿estaba loco? intentar llevar algo de fuego era un suicidio. Lo que tenía que hacer era salir de allí cuanto antes para sobrevivir.

Cuando intentáis salir de la habitación, vuelven corriendo como locos Alexander, Anubis y Salvatore, ninguno de ellos trae nada de fuego. Su expresión muestra pánico y hay pocas cosas por la que un vampiro puede estar en ese estado. Y sabéis que una de ellas está arriba: Es el fuego.

Patricia, al ver esas caras, se lanza contra una pared.

Daos prisa, buscad. Seguramente haya una puerta oculta en algún lado. Si no podemos salir por donde hemos entrado, tendremos que encontrar otro lugar.

Aaaah... pareció gemir el extraño ser. Se intentó expandir de nuevo, pero no conseguía salir de allí. Lanzó un pulso de energía hacia el techo, pero lo único que consiguió fue combar el techo.

Malditos, ¡qué habéis hecho allí arriba! ¡No podréis acabar conmigo, no ahora que he llegado tan cerca de mi objetivo! os gritó en la mente mientras volvía a lanzar otro pulos contra el techo.

¡Daos prisa! Dijo mientras sacaba su pistola apuntando al techo. ¡Buscad una salida para escapar de aquí! Cuando la hayáis encontrado pegaré unos cuantos tiros al techo. Con suerte será suficiente para que deje de estar combado y se desplome sobre la criatura. Tened cuidado, a mi no me importa arriesgarme, vosotros ya os habéis jugado bastante el pescuezo por nosotros, y que yo sepa soy el único aquí que tiene un arma de fuego.

Buscad bien, estad atentos. Cuando la encontréis avisadme, me pegaré a ella y dispararé. Solo espero que me de tiempo a escapar antes de que se desplome el techo.

No me lo pienso dos veces. Había hecho todo lo que estaba en mis manos y ahora lo más inteligente era retirarse. De nada serviría ser un máritir aun que la victoria de aquel ente significara el fin del mundo tal y como lo conocemos.

Amaba mi existencia y ya la había puesto en peligro mucho más lejos de lo que jamás hubiera pretendido aquella noche. 

Roberto estaba muerto y eso era lo que importaba.

Miré a mi alrededor en busca de una vía de salida por la que escapar.

Alexander poco mas podía hacer en estos momentos salvo buscar una salida. Estuvo apunto de quemarse allá afuera y lo único que deseaba ahora era salir de aquel edificio que se iba a caer tarde o temprano. Con suerte, el fuego haría el trabajo y quemaría a aquella extraña sombra. 

Cuando el olor a humo y ceniza acrecientan en el ambiente las explicaciones de Christoph sobre este extraño ser y sus fenómenos quedan en un segundo plano, de la misma manera que se aparta de mi mente la curiosidad sobre la naturaleza del espíritu. Sin duda, si se aqueja de dolor es que sufre y ese es el mejor indicio que podía proporcionarnos.

Rápidamente me pongo a buscar la salida más cercana que no esté prendida en llamas. Esta criatura parece atrapada pese a estar compuesta igualmente de un humo sombrío más denso y oscuro de lo normal. Tal vez lo que la retenga no sea un impedimento para que nosotros podamos escapar, o al menos así lo espero.

Entre todos encontráis una baldosa que está suelta. Al quitarla, encontráis un interruptor que hace que un panel se deslice. Tenéis la salida en vuestras manos.

¡Vamos, vamos! dijo Octavio colocándose al lado de la puerta y haciendo gestos con urgencia para que salierais.

Eres muy inteligente dijo el ser lanzando una mirada asesina a Octavio. Vamos a ver qué puedes hacer... La criatura se lanzó hacia Octavio. Antes de que Octavio pudiera defenderse con su espada, salir corriendo o siquiera parpadear, el ser ya había impactado en su pecho. Pero en vez de derribarlo, Octavio empezó a convulsionar: La criatura había entrado en su interior. El cuerpo de Octavio cayó al suelo.

Patricia se acercó corriendo hasta el cuerpo caído y le dio la vuelta

Octavio, ¡Octavio! Reacciona, reacciona, ¡VAMOS JODER!

Octavio alzó sus párpados y Patricia se encontró con unos ojos rojos como los del ser. Parpadeó y sus ojos cambiaron.

Corred, vamos, corred. Demoled este lugar

Octavio se empezó a incorporar y empezó a caminar lentamente hacia las escaleras para ir al piso superior. Se detuvo tras haber dado unos pocos pasos y, totalmente erguido se volvió hacia vosotros.

Malditas almas en pena, seréis mis sustento  y empezó a dar pasos lentos.

Corrí hacia la salida pensando a toda velocidad. Si había un interruptor a un lado, tenía que haberlo también en el otro. Así solían funcionar las puertas.

Tan rápido como crucé el panel deslizado busqué el interruptor del otro lado. Me daba igual si ya habían pasado todos o algunos todavía se habían quedado entretenidos con el espectáculo. Para hacer una tortilla hay que romper algunos huevos.

Sin pensarlo dos veces traté de cerrar la compuerta de nueva y todavía con mis fuerzas en su punto álgido le dí un puñetazo al interruptor y otro a la pared. Mi intención era destrozarlo todo y dejar la salida inutilizable, machacando el circuito eléctrico o derribando las paredes a puñetazos, me daba igual.