Partida Rol por web

Tras ver como se abalanza Nkrumsh, Alexander hace lo propio. Tres contra uno en combate era una ventaja evidente... y la necesitaban contra alguien que supuestamente había completado un ritual para convocar a Caín. Lanza dos puñetazos contra su rival, aunque solo uno da en el blanco. 

Octavio y Elena son los primeros en actuar. Ambos saltan sobre vosotros a la vez con las espadas dispuestas por encima de sus cabezas. Al caer, trazan una media luna con una velocidad tal que las espadas parecen romper la barrera del sonido, porque resuena un estallido en la habitación. Veis como Roberto no le da tiempo moverse y le producen dos heridas sangrantes en el cuerpo. Acto seguido, ambos saltan hacia un lado para dejar que los ataquéis.

Anubis, desde su posición, dispara la pistola que ha encontrado en su bolsillo, dañándole a Roberto en el hombro, que se lleva la mano hacia la herida y después a la boca, para lamer su sangre y sonreír siniestramente.

Nkrumsh y Alexander atacan a la par. Cada uno a un lado de Roberto, golpean con sus puños con brutalidad y fiereza, dejando a un Roberto malherido y arrodillado en el suelo, dando suspiros entre cortados e inundando el suelo de su sangre.

El golpe final lo da Christoph; se acerca hasta Roberto y le levanta. Con saña y fuerza, clava la estaca en el corazón, dejando el cuerpo paralizado totalmente.

Pero hay algo extraño en todo esto. Roberto no parece haber evitado ninguno de los golpes y ahora parecía al borde de la muerte... ¿Por qué?

Detrás de vosotros, tres palmadas acompañados de una leve risa os hacen giraros. Allí está Roberto, intacto y con su sonrisa maligna. Notáis más poder en él.

¿Golpeando al aire? os dice. Al mirar de nuevo al lugar donde se supone que estaba el cuerpo de Roberto, no hay absolutamente nada. La bala de Anubis ha impactado en la pared, la estaca de Christoph está en el suelo y las espadas de Octavio y Elena no tienen ni una gota de sangre.

Mis ojos se abrieron como platos. Había sentido su cuerpo elevarse, la estaca atravesándole el corazón. Lo tenía, ya lo tenía.

¿Qué disciplina era aquella? ¿Quimerismo? Si era aquello tenía que tratarse de un nivel que nunca había alcanzado a ver hasta ahora. O podía ser que aquello de Caín... ¡No! Me negaba a aceptar tal locura.

Todavía había algo que podía hacer. No me iba a rendir ante aquel cabronazo y sus trucos.

Extiendo las manos y vuelvo a invocar su sangre:

- machen sie ihren körper eine quelle des todes

O este tipo se mueve jodidamente rápido o es nuevo poder que acabo de ver- piensa Alexander asombrado porque Roberto no hubiera recibido ningún rasguño. ¿Valía la pena seguir luchando con un ser como aquel? era eso o morir allí. No tenían muchas mas opciones. 

Creo que debemos cambiar de táctica. ¿No crees Nkrumsh?

Anubis bajó el arma. No quería volver a disparar contra una posible alucinación. Sus balas eran de verdad, y dudaba mucho que no hicieran ningún daño a sus compañeros. Así que simplemente, se limitó a contemplar el desarrollo de los acontecimientos.

Pero por si acaso, estaría dispuesto a clavar su lengua a Lebronch si por alguna razón se acercaba lo suficiente.

Ja, ja, ja se empieza a reír Roberto con esa doble voz. Da un paso hacia vosotros.

¿Por qué no os unís a mí en vez de luchar? Vais a morir igualmente, pero al menos serviréis para algo...

Algo pasó que le impidió avanzar de nuevo. Se lleva su mano derecha al brazo izquierdo, que parece que le están dando calambrazos.

Necesito más sangre... mucha más... Será la vuestra...

Parece paralizado, algo hace que su cuerpo no reaccione como debiera. En ese momento, Elena y Octavio repiten su salto, esta vez consiguiendo hacerle dos cortes en el torso. Christoph levanta sus brazos y llama a la sangre de su enemigo, absorbiéndola poco a poco.

La vitae de Roberto parece que se está consumiendo poco a poco, como si le estuvieran absorbiendo la sangre. Si sigue así, no le queda mucho de no-vida.

El "fantasma" de Roberto me deja perplejo de nuevo, es como pelear contra una locura, en vano, sigue ahí atormentándote con sus juegos y trucos de feria.

-¿Pero que engendro te ha parido a ti?- Sentí la resistencia de su cuerpo físico cuando le golpeé, mis manos se mancharon de la sangre que emanaba de los profundos cortes hechos por Octavio y Elena.

Esto no está siendo normal. Se parece mucho a un sueño extraño y las excentricidades de Roberto me asustan más que cualquier otra cosa. La muerte que no llega, un dolor que no recibo y ese tío haciendo un montón de trucos oscuros que empiezan a cuestionarme que hay de cierto en este ritual. Es imposible que se haya convertido en Caín, pero tal vez haya consumido la sangre de algún antecesor muy poderoso engañado por esos cuentos que tiene tan creidos.

-¿Se puede saber que le ocurre? ¿A que estamos jugando? ¿Tú no estabas de su lado? - digo a Octavio y a Elena, cuando de nuevo vuelvo a intentar golpearle, esta vez con más fuerza, como si con ello pudiera evitar que los esquivase teletransportandose en otra parte.

La vitae había llegado a mis labios. Podía sentir su poder directamente emanar del cuerpo de Roberto. 

Estaba entrenado para aquello; era uno de los pasos elementales de la magia de sangre. Aquellas pocas gotas rebelarían los secretos más oscuros de nuestro enemigo como un libro abierto y con suerte, la debilidad para destruir a aquel monstruo.

Entorné una sonrisa satisfecho. Los secretos de Roberto parecían poderosos y yo apreciaba el conocimiento más que nada en este mundo.

"dime Lebronch, ¿qué fue ese truco que hiciste hace un momento? ¿era quimerismo o algo más...?"

Alexander aprovecha la situación y se dirige -como el resto- a por Roberto. Su celeridad activada le hace ponerse a su lado en un breve suspiro y lanza dos rápidos puñetazos al pecho y cabeza de su contrincante. Al menos parecía que ahora era vulnerable. 

Me mantengo al margen mientras algunos de los otros se lanzan a un furioso combate cuerpo a cuerpo con Roberto. Desarmado como estoy no hay nada que pueda hacer para ayudarles.

Anubis tendió las estacas que tenía en el bolsillo a Salvatore. Sabía que se sentía tan indefenso como él, pero por otra parte sabía que de poco iba a servir aquellas armas,  ya que sus compañeros parecían estar usando mejores técnicas.

Anubis se encogió de hombros mirando a Salvatore, era lo único que podía ofrecerle, las estacas que siempre le habían acompañado en su bolsillo. O quizá su pistola, pero si él no se atrevía a usarla, por miedo a disparar a una nueva imagen de Lebronch, sería mejor que nadie lo hiciese.

Roberto se ríe, parece estar en un estado extraño en el que no se entera del dolor, porque está claro que los cortes que le han provocado Octavio y Elena son reales. No dejan de sangrar y no cicatrizan con la velocidad que deberían.

Soy inmortal... Soy invencible... Sólo necesito sangre... Sólo eso...

Elena y Octavio actúan de nuevo a la par, esta vez golpeando a las piernas. El corte del hombre es superficial, pero el de ella es mucho más profundo, ya que la sangre cae con abundancia.

Nkrumsh y Alexander golpean juntos. Sus puñetazos y garras dejan marcas en el cuerpo de Roberto, pero este sigue con una sonrisa macabra y con la mirada perdida.

Pero de pronto, sus ojos volvieron a casi la normalidad y miró a Elena.

Tú vas a ser la primera apretó los puños con fuerzas y parecía que volaba hacia ella. Como si una onda expansiva emanara de su cuerpo, todos sentisteis cómo una fuerza os echaba hacia atrás. Llegó a la mujer, que no le había dado tiempo ni a pestañear. Roberto alzó la mano y golpeó la mandíbula de la mujer por abajo... O al menos hubiera sido un golpe si ella hubiera salido despedida. La mano de Roberto estaba en el interior de su cabeza. La otra mano la introdujo en el pecho de Elena, sacando su corazón por la espalda.

Los ojos de Elena se abrieron, al tiempo que empezaba a deshacerse, miró a Octavio y le sonrió.

En Roberto no había nada de Quimerismo. Os había Dominado por unos momentos. Os había hecho creer que él estaba frente a vosotros y que recibía todos esos golpes. Podíais sentir su sangre por vuestras manos, pero en realidad, allí no había nada.

Notas una presencia mucho más poderosa que la de Roberto en su interior. Esa presencia le está quitando la vida y el poderoso esfuerzo que acaba de hacer contra Elena ha hecho que consuma mucha Vitae. El trémere es poderoso, pero si no absorbe sangre, no aguantará.

- ¡¡NO DEGEIZ DE ATACAR!!

Les grito a mis compañeros amedrentados ante el brutal ataque acometido y me dispongo a hacer el movimiento más arriesgado al que jamás me había sometido.

Todavía sentía la potencia de la sangre, pero no duraría mucho, así que debía arriesgarme. Era ahora o nunca y me aterrorizaba la idea de dejar que aquel monstruo que había penetrado en Roberto se abriera camino hasta nuestro mundo.

La vitae recorrió mi organismo vorazmente y me lancé a la carrera contra nuestro enemigo común con tal de agarrarlo por detrás e inmobilizarlo con la fuerza de mi mágia.

Anubis dio varios pasos hacia atrás aterrorizado por lo que acababa de suceder. No tenía muy claro quien era ella y hasta dónde sabía creía que era una enemiga a pesar de que en ese momento estuviera de su lado. Pero parecía que no, la chica llamada Elena, cayó con un par de gestos de nuestro rival.

Probablemente, Lebronch habría cumplido su ritual, o peor aún, quizá una criatura de otro plano se hubiera introducido dentro de su cuerpo manipulándolo y usándolo a su antojo.

Huir ahora sería de cobardes, pero no usar sus armas por temor a dañar a alguien también.

Así que Anubis desenfundó su pistola y comenzó a disparar hacia Lebronch. Dudaba que todo aquello siriviera para algo, pero tenía que intentarlo.

Octavio se quedó sorprendido al ver cómo Elena desaparecía, pero no fue el único. Parecía que el movimiento había pillado por sorpresa a Nkrumsh, Alexander y Salvatore.

Pero Christoph había probado la sangre de Roberto, sabía cosas que los demás ignoraban y gritó que siguieran atacando. Se lanzó a por el supuesto poseído y le apresó. Anubis disparó y su bala se alojó en el bajo vientre de su enemigo.

Elena... dijo Octavio sumergido en un mar de lágrimas de sufrimiento.

¡NOOOOOO! con ese grito de guerra, se acercó hasta las cenizas de su amada y cogió su espada. Voló hasta Roberto y empezó a hacerle diferentes cortes por todo el cuerpo.

Esto me harta. Ya está bien dijo Roberto con su doble voz de ultratumba. Dio una patada a Octavio que le lanzó por los aires. Después, cogió los brazos de Christoph y se desembarazó de su agarre, lanzándole por encima de su cabeza contra Anubis. Anubis intentó no caerse, pero la fuerza era demasiado elevada, y ambos rodaron por el suelo.

Se acercó lentamente hasta donde estaba Octavio, que se intentaba levantar. Roberto dio una patada a sus espadas y le agarró por el cuello, levantándolo sin ninguna dificultad.

No llores, te vas a reunir ahora mismo con ella dijo mientras echaba hacia atrás su brazo, dispuesto para atravesar su cuerpo como había hecho anteriormente con la mujer.