Partida Rol por web

Chicos, ahora es el momento de intervenir- dice Alexander que saca su espada para atacar a los centinelas- están distraídos con el combate, es nuestro momento. 

Varias posibilidades se me plantearon en la cabeza. Varias opciones. Antes de sacar mi pistola decidí retirarme unos paso hacia atrás, tratando de hacer el menor ruido posible para alejarme de todo lo que estaba sucediendo.

Hacía tiempo que en momentos de necesidad lograba concentrarme para poder ver unos minutos o segundos el futuro. Aquella ocasión lo requería.

Necesitaba saber cuál era la opción más adecuada. Por un lado, trepar a los árboles e infiltrarse mientras el resto de mis compañeros luchaban contra los centinelas, o incluso ir junto con Salvatore mientras las dos bestias de nuestro grupo acababa con nuestros enemigos, o bien, por otra parte comenzar a disparar mis pistolas a diestro y siniestro para poder ayudar a mis compañeros a acabar a la mujer y a los dos centinelas.

Una suponía un ataque directo, la otra infiltración y espionaje. Para Anubis el grupo se encontraba claramente dividido en formas de ser y actuar. Sería difícil lo que pretendía. Necesitaba absoluta concentración.

Sonrío al ver como Octavio aparece en escena de forma tan casual y beneficiosa para nuestras intenciones. Con un poco de suerte atraerá la atención de Roberto y sus lacallos mientras nosotros nos internamos en su casa.

La tensión del cazador tensa mis músculos cuando nos movemos de nuevo, es la primitiva sensación del depredador entre el miedo del fracaso y el éxtasis del triunfo.

-Creo que a no ser que esos guardias se muevan de ahí debemos colarnos por alguna ventana. Su ausencia podría delatarnos más que unos pocos cristales rotos.-

Inicialmente quisiera obtener una entrada lo más discreta posible.

Frunzo el ceño ante la sugerencia de Alexander. - Este tío es idiota, si le hacemos caso acabaremos todos muertos -

Alexander, ¿es que no te das cuenta? Atacar la puerta principal era un suicidio hace un momento, y ahora es incluso más porque tambien tendríamos que encargarnos de Elena.

Ahora que están distraidos con la pelea es la ocasión de colarnos sin que se den cuenta.

Un frío recorre el lugar donde os encontráis. Al mirar a vuestro alrededor, veis a Anubis que parece entrar en trance, con los ojos en blanco y abiertos como platos

El fantasma al que has llamado no te habla con paradas, si no con imágenes.

Ves a Roberto en su sofá rojo, hablando con sus guardias, que son los que están en la puerta. Les dice que os dejen pasar, que no os tiene ningún miedo. No quiere que lleguéis con ningún rasguño.

El fantasma te avisa de que volverá para conseguir algún favor tuyo

Yo solo veo palabrería y poca acción- responde Alexander, pero se ve interrumpido por Anubis el cual se encontraba en un estado de trance- ¿que cojones está haciendo?

La temperatura ha variado substancial mente y de repente Anubis cae en una especie de trance. Me quedo un rato contemplando sus convulsiones y sus ojos abiertos intentando comprender que le ocurre.

Es entonces cuando, activado como por un resorte, me abalanzo sobre él y lo tumbo al suelo acercándolo hasta donde nos encontramos cubriéndole si puedo tras un árbol.

-¿Que mierda te pasa? ¿Puedes hablar? Anubis ¿Me oyes?-

Sabedor que hay criaturas que pueden manipular a su antojo poderes oscuros de la misma manera que yo hablo con los animales o transformo mis garras decido apartarlo de cualquier contacto visual con un enemigo. Si alguien está usando sus poderes contra Anubis podría volverlo demente, hacerle hervir la sangre o fundirle los huesos...Quién sabe qué letales amigos alojará Roberto en su casa.

Anubis despierta del trance en el que se había encontrado por unos minutos. Tenía la esperanza de atisbar algo del futuro pero no lo logró. Su visión era algo referente al pasado, algo que había sucedido.

Cuando se despertó, sobre saltado y pudo ver a sus compañeros practicamente encima suya se incorporó y les apartó para que le dejaran espacio.

- He descubierto algo, señores. Aquellos dos centinelas han sido avisados por Roberto de nuestra presencia, nuestro enemigo se muestra tan confiado que le ha pedido a ellos que nos dejen pasar sin ningún tipo de problemas. Por lo visto quiere que lleguemos hasta él sin ningún tipo de rasguño. Dice que no nos teme, por lo que imagino que tendremos via libre hasta llegar a él.

A pesar de que mi cuerpo no siente frío, no puedo evitar un escalofrío al darme cuenta de lo que Anubis acaba de hacer. Aún hay muchos misterios en este mundo que no estoy muy familiarizado, pero algunos de esos secretos son demasiado espeluznantes como para resultar atractivos.

Si lo que acabas de decir es cierto, debemos andar con incluso más cuidado que antes. Si sospecha que estamos por aquí nos habrá preparado un buen recibimiento, y estoy seguro de que no es una invitación para tomar el té. Entrar por la puerta principal será meternos directamente en una trampa.

Octavio y Elena siguen luchando. Mientras tanto, los guardias siguen riéndose.

- ¿Entonces? ¿Qué os parece si buscamos otra alternativa a la entrada principal?

Como ya he dicho antes, si nos ayudamos con los árboles, no debería ser muy complicado escalar el muro y colarnos dentro. A partir de ahí, ya veremos como podemos hacer para que no nos pillen

Creo que nos espera de todas formas, entremos por la puerta principal o por una ventana, pero como vosotros veáis, cobardicas. Busquemos otra alternativa para entrar.

Mirando a Anubis trato instintivamente de ocultar mis pensamientos si bien redoblo el desprecio hacia él. Ese malnacido puede leer las mentes o algo parecido.

-Preferiría contar con un buen plan a...¿Cuál es la idea? ¿Poner todas nuestras esperanzas en la vanidad de Roberto?. Ese imbécil es un creído y seguramente nos subestime pero no olvidéis que este es su territorio, sin dudas sabrá donde desaparecer-

¿Qué diablos intentará hacer Octavio ahora? ¿Atacar de frente y por su cuenta tal como lo hacemos nosotros? Parece bastante agraviado por la muerte de Eurídico. Que se joda, yo ya avisé de ello cuando aún se pudo hacer algo, tal vez no...pero lo dije.

Les hago la señal acordada a los chicos de la furgoneta para que empiecen a sacar la carga y disponerla estrategicamente. Mientras vigilo muy atento la pelea entre Octavio y Elena. Pero donde está toda mi atención es en detectar posibles guardias u otros mecanismos de seguridad como perros o trampas.

De momento solo prepararía el lugar para arder. Si lo conseguía, esperaría a que mis compañeros fueran a por Roberto. Estaba seguro de que mi enemigo tenía un plan de escape en caso de un atentado de aquel tipo, pero si estaba ocupado luchando contra otra amenaza, sus posibilidades de supervivencia se reducirian considerablemente

Anubis ignoró los comentarios de los otros dos, así que solo miró a Salvatore. Está bien, tomemos el árbol y trepemos por él. Quizá no nos sirva de nada, pero entrar por la puerta, aunque los centinelas nos dejen pasar, me parece arriesgarse demasiado.