Partida Rol por web

Poco a poco vais llegando al lugar convenido. La dirección del campamento se comunicó con vosotros por teléfono para citaros a esta hora en el embarcadero del cual saldría la pequeña embarcación que os acerca a la isla privada, sede de "Campamento paraíso".

Son las 10:45 y el barco llega a las 11:00.

Cojo mi maleta y cargo con mi tabla de surf en la otra mientras observo con añoranza el mar. Elegí estas vacaciones porque me recuerdan a mi hogar solo que mas lujoso, durante el trayecto en barco me presento.

Buenas compañeros preparados que llegamos al paraíso, por cierto yo me llamo Randy.

Me doy cuenta buena compañía que tendré estas vacaciones... dos de esas chicas tienen algo especialmente atractivo, lo que no quita que todas están muy buenas. Miro a la chica que tengo mas cerca y en este caso es una chica latina que con una sonrisa amable me ofrezco a ayudarle con su maleta ¿te ayudo con la maleta?.

Por fin llegué al embarcadero. El viaje no ha sido cómodo ni tranquilo, pero merece la pena. Mientras espero al barco, miro a mi alrededor. Parece que he sido la primera, bueno...
El sol me golpea, haciendo que entorne los ojos un poco. La temperatura no es alta, al menos no como estoy acostumbrada en verano, y la brisa del mar se siente agradable. Busco un sitio para sentarme a esperar

Travis llegó con tiempo de sobra. El día era bueno y se sentía relajado, y que apenas hubiera gente esperando mejoró su humor ligeramente.

Solo un tipo de aspecto rastafari con tabla de surf intentando iniciar una conversación con una joven de aspecto agradable pero anodino. Farrell aprovechó para buscar un asiento limpio y alejado y algo apartado. Al pasar junto a los dos jóvenes saludó con una sonrisa algo forzada y un imperceptible alzamiento de cejas.

Se sentó y se concentró en limpiar con esmero los cristales de sus gafas de sol graduadas. Al quitárselas percibió con qué fuerza brillaba el sol en aquel lugar y tuvo que fruncir el ceño, mientras conseguía enfocar a duras penas los objetos a su alrededor.

Cassie llegó al embarcadero con tiempo de sobra, raro en ella no llegar tarde, pero la idea de irse a una isla y alejarse de todo lo ocurrido, la fascinaba.

Tiraba de su maleta, casi más grande que ella, pero más vale prevenir y que no falte. Llevaba una camisa azul claro, unos pantalones vaqueros ajustados y sandalias con cuña, para así aparentar tener algo más de altura.

Tras visualizar el barco, vio que había tres personas más allí, de lo más variopinto entre ellos; el chico con rastas le ofrecía ayuda a la chica, mientras que el otro de piel pálida y con gafas les observaba, por lo que Cassie decidió ir hacia allí y saludó a los presentes.

- Muy buenas, encantada, me llamo Cassie, supongo que es aquí donde hay que esperar para ir al "Campamento Paraíso", ¿verdad?

No estaba segura de si en mi maleta llevaba todo lo que me iba a hacer falta, pero llevar una más grande para una semana hubiera sido para mear y no echar gota.
Hubiera llegado al embarcadero mucho antes de la hora, pero como había cogido un taxi para llegar hasta ahí me había encontrado con algo de tráfico. Menos mal que siempre me pongo en el peor de los casos para estas cosas.

Al llegar al embarcadero vi que ya había bastante gente allí y por un momento sentí un poco de corte por tener que acercarme así sin más, pero si me había apuntado a unas vacaciones con desconocidos para ir a un lugar del que casi ni había oído hablar, ahora no me iba a andar con remilgos.

- Buenos días! - Levanté mis gafas de sol tras mis palabras, pues a mí me resultaba incómodo que me hablaran llevándolas puestas.

Había escuchado las palabras de la chica que estaba llegando delante mío.

- Yo soy Jessica y creo que vamos al mismo sitio. - La respondí.

Mi pinta era la de una chica de ciudad, no me podía quitar esa apariencia ni para ir de vacaciones y además, llamaba la atención el hecho de que tuviera rasgos totalmente japoneses y un inglés americano totalmente perfecto.

Un tipo con rastas se me acerca y se ofrece a llevarme la maleta. Será un trabajador del hotel? Me aparto para dejar que coja la maleta.
Trabajas en el hotel? le pregunto con una sonrisa.
Más y más gente llega, pero me da curiosidad el tipo este, así que me siento cerca de él esperando su respuesta

No vengo a trabajar respondo entre risas, eta vez dirigiéndome al grupo completo de nuevo añado ¿Que os parece si hoy para conocernos mejor hacemos esta tarde una barbacoa y empalmamos con una fiesta esta noche en la piscina?.

¿Alguien ha dicho "fiesta en la piscina"? Parece que Lara llegaba justo a tiempo. Ella nunca llegaba tarde, llegaba cuando tenía que llegar que siempre solía ser cuando había fiesta.

Hola a todos. Soy Lara. Lara Scofield. Podéis llamarme como queráis. No había habido aún ningun mote que le molestase.

Aún no habíamos llegado y ya estaban organizando una barbacoa. A mí me parecía un buen plan, aunque quizás tuvieran algo preparado para nuestra llegada.

- Si cuando lleguemos no nos encontramos con que ya tienen plan montado, lo de la barbacoa suena bien.

Estaba viendo que la primera noche iba a terminar borracha en una esquina y el primer día me lo iba a pasar de resaca.

Esto se parecía un poco a eso de volver a la universidad o algo así. Quizás fuera precisamente eso lo que me hiciera falta.

El grupo se iba reuniendo poco a poco. El barco debía estar al caer. Se suponía que estaba allí para relajarse y socializar un poquito. En unos minutos llegaría el barco y entonces tocaría confraternizar, así que se volvió a colocar las gafas y aprovechó sus últimos momentos de tranquilidad.

Repasó el contenido de su bandolera, miró la hora "10:56" y comprobó los cierres de su maleta. Se tomó una pastilla para el mareo - no le gustaba la idea de dejar tierra firme, empezó a sentirse inseguro al respecto. Tal vez podría esperar al siguiente ferry a la isla - y tomó un largo trago de agua de la botella que había traído de su casa. Se había calentado en el trayecto en taxi y le produjo una mueca, que le arrugó la nariz.

" 10:58" El asunto de la fiesta parecía que se hacía inevitable. Decidió acercarse al grupo, la chica de rasgos orientales le pareció más razonable que el resto; al menos había pensado en la posibilidad de que existiera un plan preestablecido, y en la necesidad de cumplirlo, fuera cual fuese.

- ¿Crees que servirán helado después de la barbacoa? - se quedó de pie, en silencio, unos largos segundos, observándola. Se le ocurrió que era buen momento para añadir algo más - ¿Qué tal? Soy Travis. Travis Farrell.  

Apresurado. Así empezó aquel día para el pelirrojo. Ignoró en un par de ocasiones el despertador, y debido a eso tuvo que salir prácticamente disparado si es que quería ir a tiempo, no es que le importarse llegar tarde, es que si lo hacía el barco se marcharía sin él y eso es algo que no estaba dispuesto a permitir. Más con lo complicado que fue que le aceptaran, estaba totalmente convencido de que con la cantidad de gente que había solicitado plaza él se quedase fuera.

Por fortuna, preparó la maleta nada más recibir leer la carta, si no sí que hubiese tenido problemas. Se vistió raudamente y se aseo como pudo, solo lo justo ya que no tuvo tiempo para más. Y con la gran mochila a cuestas, se fue desgastar suela hasta llegar hasta donde supuestamente tenía que ir. A un embarcadero.

Allí se encontró con más gente, rostros desconocidos para él. Algunos más...presentables. Aún así, un grupo muy disparejo, lo cuál se agravó más con su apariencia más desaliñada que la del resto. Una camiseta verde, y unos pantalones marrones junto con las deportivas no tan limpias como le hubiese gustado. Lo malo del color blanco. Muy bonito al principio, para luego ensuciarse a la mínima.

Y no solamente su vestimenta, si no su barba de un par de días, y su pelo cobrizo, que malamente ha tenido la atención de un peine. Por lo menos tuvo la decencia de lavarse la cara y quitar todo resto de legañas. Un mínimo ante todo. Después de haber corrido los suyo, más con la mochila a cuestas, no fue muy difícil que el sudor empapara su frente.

Con su último aliento llegó hasta alcanzar al grupo, eso sí, necesitó varios segundos para recuperarse. - Joder, ufff..- Se quejó entre jadeos. - Creí que no llegaba a tiempo. - No se enteró de mucho, pero es obvio que había interrumpido y no de una forma sutil. Tampoco se le vio muy preocupado. - Ey, hola, podéis llamarme JB. Sí, como el whiskey. - Se presenté con una broma mientras terminaba de recobrar el aliento perdido debido al esfuerzo.

¿Alguien sabe como va esto? ¿Qué se va hacer o dónde se irá? Yo nada, es la primera vez que vengo. - Confesó el pelirrojo con una mueca divertida traviesa en su rostro con incipiente barba y acento británico no del todo definido. Se alborotó algo más su pelo antes de terminar guardando silencio.

El hombre con pintas de bastante introvertido se acercó a mí, con lo que al parecer, o estaba haciendo un esfuerzo por ser sociable, lo cual era admirable o sólo era introvertida su apariencia, lo que podía ser tranquilamente.

- No sé. Mirando al de la tabla de surf creo que tiene pinta de que en vez de helado de postre va a haber mojitos o algo así. - Sonreí divertida por la respuesta. A mí era la sensación que me daba, cualquier cosa menos una fiesta tranquila. Y yo bueno, con total de no tener que acordarme de mis propios problemas...

Se me quedó observando en silencio unos instantes y ladeé la cabeza, como diciéndole que si pasaba algo, aunque con la sonrisa aún en los labios. Lejos de sentirme molesta, me divertía aquella actitud. No estaba demasiado acostumbrada a ese comportamiento.

- Nerviosa, pero bien. Yo soy Jessica Cross, pero puedes llamarme Jess. ¿ Has venido alguna vez a algo como esto?

El viaje en taxi fue incomodo, Paul no estaba para nada acostumbrado a viajar en taxi, prefería manejar él mismo aunque obviamente no podía manejar hacia el puerto si iba a dejar el auto abandonado por el tiempo que estuviese en el campamento, así que una vez allí se bajó, agarró su equipaje, se acomodó la camisa y fue hacia el muelle donde se empezaba a juntar un grupo de personas de más o menos su edad.

Yo, nunca fui a un campamento así, igual hay que aprovechar la oportunidad para desconectarse. Me llamo Paul Malkin encantado.

Hace una leve inclinación y se acomoda contra las maderas del muelle mirando hacia mar.

Parece que vamos a pasarla bien, yo estoy con ganas de ya ver la isla, tengo ganas de conocer esos lugares de los que hablaba la carta, deben de ser increíbles!

Bienvenidos a todos los nuevos y con respecto al postre no creo que tengan problema en mojitos para nosotros y helado para Travis.

Estaba desayunando tranquilamente y leyendo el periódico cuando llamaron a la puerta. Llevaba puesto un cómodo pantalón y una camiseta descolorida de tirantes de andar por casa, pero no esperaba a nadie importante, por lo que abrí la puerta sin preocuparme de mis pintas, para encontrarme de cara con mi amiga Mandi.

- ¿Mandi? ¿Qué haces aquí a estás horas? - pregunté extrañada, pues ella debía estar en Nueva York.

Sin contestarme, Mandi dibujó una maliciosa sonrisa en su rostro y chasqueó los dedos sobre el hombro, para luego señalarme - a por ella, chicos, ya es nuestra.

De detrás de Mandi aparecieron mis hermanos Brian y Adam y me cogieron cada uno de un brazo para sacarme del hotel en que me estaba alojando en volandas - andando, hermanita.

- ¿Pero qué hacéis? - pregunté sin saber muy bien qué pensar.

En unos segundo me habían metido de cualquier manera en el coche de Adam y este conducía con presteza por las calles camino a saber donde. Impaciente, pregunté tras unos minutos - ¿Se puede saber a donde me lleváis y con estas pintas? Tengo que estar en el aeropuerto a las dos camino a Los Angeles.

- No te preocupes, no vas a coger ese vuelo. Toma - Mandi me encasquetó un sombrero de paja de ala ancha y unas sandalias a juego - así estarás más presentable.

Sin darme tiempo a responder, Adam dio un volantazo y freno en seco. Me dejaron en un embarcadero que no conocía y me sacaron una enorme maleta de color azul que parecía pesar mucho - Aquí tienes, te vas de vacaciones a un campamento exclusivo a refrescarte un poco esa cabecita y olvidarte de una vez de ese idiota que te dejó. Todos estamos cansados de tu cara amargada y tu actitud ermitaña. Es hora de que disfrutes un poco y te desmelenes - Mandi volvió a sonreír, esta vez con más malicia - yo misma te he preparado la maleta con cositas nuevas, espero que te gusten.

- Pero mis conciertos, mis entrevistas...

- Todo arreglado, tus padres se han ocupado de todo, que lo disfrutes - y dicho esto, los tres se despidieron tirando besos por la ventanilla del coche y desaparecieron, dejándome allí, con mi vieja ropa de casa, el sombrero de paja, la enorme maleta y un viaje cuyo destino ni siquiera conocía.

Me di la vuelta dubitativa y saludé a los allí presentes - buenas, ¿vosotros también vais de vacaciones?

Cassie se sentó sobre su enorme maleta y observaba a los presentes, intentando recordar los nombres de cada uno, aunque eso no fuese lo suyo.

De su bolso sacó el último paquete de tabaco que se había propuesto fumar, cogió uno, lo apoyó sobre sus labios y lo encendió con el mechero, tras esto, ofreció al resto de personas estirando el brazo y sonriéndoles.

-¿Alguien quiere uno? -Dijo tras exhalar el humo.

Miro a la chica que acabade llegar, casi forzandola. Sonrío, no entiendo como alguien podría no querer venir al campamento. Yo estoy encantada.
Saludos a todos. Yo soy María. Estoy segura que lo pasaremos genial añado con una sonrisa.

El barco llega puntual. Un tosco patrón de barco os indica al embarcar dónde situar vuestro equipaje. Poco a poco os vais acomodando en los incómodos bancos de madera mientras el piloto os da la bienvenida y os indica que la duración del viaje será de una hora aproximadamente.

Llego a medio correr, casi no me dá tiempo con mi maleta a cuestas viendo como se aproxima el barco.

-¡Hola a todos soy Tyler Ashton!

Digo animadamente modulando mi voz de cantante, mientras hecho una ojeada a mis compañeros y compañeras, le echo una fugaz sonrisa a la chica del pelo rojo que es la que más capta mi atención.