Partida Rol por web

El exterior hasta llegar a la zona de la piscina o el sendero que llegaba a la playa estaba constituido de jardines cuidados, olmos, estatuas de piedra a modo de decoración, bancos donde sentarse y otras muchas cosas que no pudieron advertir por la incesante lluvia que caia aquella noche.

Calados hasta los huesos por el torrencial que lentamente caia divisaron un porche a modo de cobertizo abierto en mitad de una apartada plaza redonda, correr hasta el les supondría un techo, una tregua a la hora de mojarse.

- Pues estás siendo cenizo, lo siento. - Respondí a aquellas palabras. - Seguro que no le pasa nada. Además, en menos de cinco minutos se lo han llevado a la enfermería y le están atendiendo.

No era partidaria de las peleas ni de la fuerza bruta, me gustaba pensar que habíamos evolucionado lo suficiente como para estar encima de ello, aunque a veces, había que reconocer que viendo cosas de estas, mi fe en la humanidad se tambaleaba un poco.

Al decir aquello de la suerte me hizo reír, pues aún no tenía muy claro si había sido buena suerte o mala suerte, pero usé sus propias palabras para responderle.

- Seamos optimistas. - Eso sí, después de decir aquello me tuve que echar a reír.

Parecía estar diciendo en serio eso de estar bajo la lluvia para evadirse.

- Yo para eso mismo suelo salir a correr, pero tampoco te pienses ahora que le doy demasiado al deporte.

No tardé en sentir la lluvia, sobretodo, en mis hombros desnudos pues iba en tirantes, pero hacía una buena temperatura, la verdad.

 Sin animo de discutir pues el asunto de la pelea no le interesaba realmente Plata se encoje de hombros.- Supongo que tienes razón, esperemos lo mejor para el herido.

La risa parecía contagiosa porque el hizo lo mismo, aunque se le escuchara menos. - Yo hago bastante, voy unos cuantos dias al gimnasio y entreno duro, mi trabajo me obliga a estar en forma. Como lo siguiente que espera es que le pregunte a que se dedica no espera y el mismo lo dice. - No se lo digas a nadie pero soy agente secreto. Si es una broma o quería quedarse con ella sabe mantenerla hasta el final.

- Toma mi chaqueta. La coloca sobre los hombros de la mujer a su lado viendo como se esta poniendo su vestido con el agua.

- Mira, vayamos a ese lugar. Ven, corre. El coge su mano, no pregunta, solo la toma y tira de ella, para en una carrera llegar buscando el cobijo.

- No hay mucho sitio aqui debajo, eso nos obliga a estar mas apretados, ¿te incomoda eso?. Se pega a ella hasta que ambos cuerpos casi se rozan, de pie, erguidos uno frente al otro, como si fueran a empezar un bals y la música fuera el repicar de la lluvia.

Claramente iba a preguntar a qué se dedicaba cuando dijo aquello de que era agente secreto, y se me volvió a escapar la risa. De nuevo me quedé pensando si se le ocurrían esas cosas así de repente o es que las había apuntado en alguna lista para la fiesta.

- ¿ Pero agente secreto a los James Bond? - Personalmente, las películas de Bond no me gustaban demasiado, pero oye, igual el de la máscara de plata era un friki de sus películas.

Me colocó su chaqueta sobre los hombres y le regalé una sonrisa.

- Muchas gracias.

De todas formas, el vestido no era mío y suponía que porque se mojase un poco no le iba a pasar nada. Además, lo iban a tener que lavar bien, porque de pasear por el jadín seguro que se le quedaban todos los bajos llenos de barro.

Me cogió de la mano y me hizo correr, lo que me hizo reír a carcajadas de nuevo, pero porque iba notando cómo se me hundían los tacones en la tierra. En cualquier momento iba a quedarse el zapato atrás y yo unos metros por delante. Increíblemente llegué con ambos zapatos al aquella especie de casita y allí pude respirar un poco más tranquila, al menos, hasta que me di cuenta de la cercanía de mi acompañante.

Las burbujas del champán me hicieron un poco más atrevida que de costumbre.

- ¿ Crees que debería incomodarme?

- No, mas bien a lo Austin Powers pero sin sus michelines, sin sus gafas de pasta y esa sonrisa cómica. Plata no reía claro, su máscara impedía hacerlo, o mostrar que lo hacia bajo ella.

- No me las des, la chaqueta como el traje no es mio. Tenemos que dar gracias al Campamento. Seco al decirlo, parecía disfrutar con su extraño sarcasmo.

- No, para incomodarte tendría que hacer algo como esto.... Se levanta la máscara, pero las sombras, penumbras donde se encuentran siguen ocultando quien es. Es un movimiento rápido el que hace para llevar sus labios a los de ella. El beso es largo, apasionado y tarda en apartarse como del resto de su cuerpo.

- Ahora puedes contestar a la pregunta, con una respuesta, un bofetón.... aunque espero que no como tenías pensado dejar en su sitio al borracho de la fiesta .

Esa respuesta no me la esperaba y me reí de nuevo. La verdad es que la forma de hablar de este hombre me resultaba de alguna manera, cómica, aunque a la vez, era como serio. Sin duda, todo un misterio y más con máscara.

La verdad es que sólo tuvo que decir " hacer algo como esto " para que supiera, con total seguridad, qué era lo que pensaba hacer, pero no me aparté, ni siquiera para tratar de averiguar quién era, a estas alturas, el juego de las máscaras casi hasta me resultaba divertido.

Respondí a su beso como si no existiera absolutamente nada más, dejándome llevar por el momento.

Me mordí el labio inferior cuando se separó de mí y dijo aquellas palabras y después, sonreí.

- Me has incomodado muchísimo. - Dije intentando fingir un tono ofendido, pero estaba claro que le había seguido el beso tal y como había hecho él, vamos, que ni de broma hubiera sido así si no hubiera querido que me besara. No lo había planeado, pero... tampoco había estado mal. - Ya no sé si voy a poder dormir del disgusto que tengo... - Tuve que contener la risa al decir estas últimas palabras.

- Soy un agente entrenado, ¿no te lo dije?. No deberias mentir asi.  Broma o no el hombre con el rostro de Plata no se separa, es mas, tomada como la tiene con sus manos por la espalda la vuelve hasta llevarla contra la pared de madera, un espacio reducido que les obliga a estar juntos, tanto que el sigue susurrando en su oido.

- Puedo poner remedio a lo de tu sueño, puede que para siempre ... ¿No tienes miedo?. Juega con su pelo, acaricia su mejilla y presiona contra la cadera de la enmascarada donde ella nota como algo se clava.

- Si, lo adivinaste, estoy armado. Si no fuera asi menuda broma para mi profesión. Se separa de la misma forma que llegó , de improvisto para dejar esa distancia, poca que el lugar donde esta le permite.

Lleva su mano al bolsillo del pantalón, porque ella baja la mirada, buscando ese bulto en la ropa. Va sacando la mano y..

- ¿Qué?. Es mas peligroso de lo que imaginas. Plata lo sostiene sobre su palma y se da el lujo de mojarlo bajo la lluvia que se cuela.

Me reí cuando dijo aquello de que no debería mentir así, pues la verdad era que no había sonado nada creíble ni de broma, de todas maneras era la idea. Lo gracioso era que como no le veía la cara, ni las expresiones, casi parecía que todo lo que decía lo estaba diciendo en serio.

- ¿ Para siempre? - Pregunté de manera un poco más seria, aunque realmente no le tenía miedo. Estaba segura de que lo único que pretendía era seguir pareciendo ese tipo misterioso que parecía que estaba jugando a ser aquella noche. Por su bien, esperaba que en la vida real, es decir, sin máscara no fuera tan enigmático. - Eso la verdad es que me parece mucho tiempo, demasiado diría yo.

Por un momento me quedé quieta, observando qué era lo que hacía. Empezaba a tener que dentro de mi ingenuidad o de pensar que todo el mundo era buena persona cuando te portabas bien con ellos, me había equivocado y estaba delante de un sicópata que tenía la pega de que besaba muy bien.

Entrecerré los ojos temiendo cualquier cosa, pero cuando vi aquel patito estallé en carcajadas. Por un momento había creído a saber qué cosa y ahora, tenía delante de mí un patito de lo más entrañable con gafas de sol.

- Joder! Habías conseguido que me replanteara si estabas zumbado o no! - Dije entre risas. - ¿ No te da vergüenza ir enseñando a las jovencitas tus intimidades en un jardín? Mira que enseñar el patito de goma! 

Lleva la mano frente a su máscara y pide silencio, que baje la voz. No parece perder la calma y su tono no ayuda a descubrir si el rie o no. 

- Es parte de mi equipo, este pato ha estado en sitios que ni imaginarias, flotado en aguas peligrosas, sobrevivido a desagues tan tragones como abismos. Lo apreta para que haga el característico sonido de pito un para de veces y con cuidado lo regresa de donde lo sacó. Pero se detiene y no lo hace.

- No, no tengo vergüenza, la perdí hace mucho si te soy sincero. Un paso para volver donde empezó, frente a la mujer enmascarada y le ofrece el patito de las gafas de sol. - Es para ti, el velará tu sueño, aunque es travieso y si no lo pones a raya se colará en tu bañera mientras te das un baño. Y tiene las patas largas, ves a saber..

¿ Realmente quería que me imaginara dónde podía haber estado un patito de goma? No sabía si aquellos pensamientos eran interesantes o no, así que simplemente pensé en esos sitios que él decía.

- Al final lo único que va a necesitar el patito es un poco de cariño, como todos.

Cogí el patito y sonreí. Para qué mentir era un detalle que me gustaba, bastante mejor que que me invitaran a una copa o algo así que yo misma podía servirme.

- Todas las mujeres necesitamos un patito de patas largas en la bañera de vez en cuanto. Estoy segura de que no me defraudará. Quizás me descuide y se me quede la puerta del baño abierta de vez en cuando.

Sonreí divertida al decir aquello, como si el patito pudiera ser travieso de verdad y hacer lo que mi acompañante había insinuado.

Por un momento unas luces deslumbran a la pareja que se cobija bajo el techo de ese cobertizo abierto en los jardines. Es un destello cegador breve pues el coche que lo provoca, un jeep del campamento conducido por dos personas gira por el  camino hasta alejarse, perderse de la vista en mitad de la noche entre los árboles del exterior.

Contemplarlo a esas horas, con semejante diluvio cayendo hace preguntarse donde demonios irán y a saber porqué.

Por lo demás, apenas ya puede escucharse el murmullo del motor a lo lejos, vuelven a estar ambos solos y tranquilos, tan solo les acompaña una tormenta que deja escapar algún rayo ocasional.

El destello de aquella luz, más bien, el fogonazo me dejó un momento ciega y ya cuando pude volver a observar con normalidad, o toda la normalidad que era que hubiera una mancha blanca flotando delante de mis ojos, vi el jeep saliendo del campamento con aquella lluvia.

- Esta gente nueva del campamento tiene pinta de ser más competente que las muñecas hinchables que había cuando llegamos, aunque hay que tener ganas que salir ahora hacia alguna parte... con esta lluvia... Imagino que será algo importante.

Me di la vuelta para volver a mirar a mi acompañante.

- ¿ Dónde nos habíamos quedado? Creo que estábamos hablando de patitos de goma un poco pervertidos. - Apreté al patito para que sonara.

No me preocupó demasiado el hecho de haber visto aquel jeep, quizás porque no pensé más en ello, atenta a la compañía como estaba.

Plata se tapa con la mano para que no le deslumbren y se oculta como si tuviera algo que esconder pero es inútil, donde esta poco puede hacer o ir.

- No se si son mejores o peores, pero misterioso es un rato. Podrian ser la competencia. Espias, como yo. Se ha acercado a mirar como se aleja el coche y su pecho pegado a la espalda de ella como una roca denota que es alguien fuerte.

- Te iba a decir antes de que nos interrumpieran que voy a envidiar a mi socio de goma. Ahora va a poder estar en tan buena compañía. Dice cuando suena el patito en la mano de ella. - Colarse en tu baño suena muy bien. como frotarte con una esponja jabonosa, cuidado, ese pato es de los peores. Puede que vuelvas a mi pidiendo mi ayuda para que le ponga en su sitio.

- Si te digo que me tengo que ir,¿ me darás un beso de buenas noches?. Pone cara de pena, pero la máscara no deja mostrarlo. - La vida de agente secreto es muy solitaria, se acepta compañia, en cualquier momento..

Seguía dándole vueltas a eso de los espías, pero dudaba que en un campamento como aquel hubiera algo que espiar a no ser que fuera la ropa interior de la pelirroja de mi compañera de habitación y aún así, era una tía que me daba tanta grima que ni eso me parecía espíable.

- En ves de darme al patito me podías haber pedido el teléfono, aunque en este sitio no sirve de mucho porque no hay cobertura, pero ya me has entendido. - Vamos, que si envidiaba al pato era porque le daba la gana. - Trataré de localizarte si veo que el pato se emociona demasiado. - Eso sería lo más sencillo del mundo, vamos, que se olvidara de que yo lo encontrara, que era capaz de perderme dentro de una habitación cerrada que no conociera.

No me esperaba que me dijera que se tenía que ir ya y claramente, pudo ver como mis labios hacían una mueca, pero en seguida la borré de ellos.

- Sí, supongo que un beso de despedida estaría bien.

Me quité la chaqueta de encima y se la devolví.

- Toma. Deberías llevártela.

- Exacto, maldita cobertura. Repite casi a la vez que ella. - No lo pienses demasiado, haz que mi amigo de goma pite unas cuantas veces y ahí me tendrás.

Lo del coche que se aleja en la noche le ha intrigado, tanto que ha mirado mas de una vez en la dirección por la que se fue.

- Entonces ven aquí, dame algo mas para que te extrañe en mis sueños. La máscara esta de nuevo descubierta, pero la noche no ayuda a ver esas facciones de su rostro. Menos aun cuando se pega a ella, la abraza por la cintura y hunde sus morros con los de ella llevando el carmín consigo. Se toma su tiempo, no es el típico beso de hola y adiós. Es uno que dice como me gusta y me muero por mas.

- Quedátela, no soportaría que te resfriaras. Tendría que venir a cuidarte.  Una sonrisa se muestra ahora que la máscara no cubre su boca, atractiva, coqueta, risueña.

Un relámpago cayó cerca( ¿o era un trueno?) provocado un sonido espantoso, sobretodo al dar de pleno sobre un árbol de los jardines que se partió por la mitad. El trozo caido invadió la planta superior del edificio donde estaba la fiesta rompiendo una ventana y proyectando los cristales hacia el interior, en plena pista.

El ruido ensordecer obligó por inercia que los dos ocupantes del cobertizo descubierto se agarraran ante semejante sorpresa, no pasaba todos los dias que cayera uno de esos cerca tuyo. Mas cuando un trozo grande de árbol caía causando daños contra la estructura del edificio principal del Campamento. Por suerte no fue nada mas que un susto.

Se me escapó la risa por la tontería de que aparecería si apretaba al pato, pero no dije nada al respecto. Imaginaba que aquello se acababa en cuanto ambos dejáramos aquella caseta del jardín.

Apartó su máscara para que pudiera besarlo de nuevo y así lo hice, pues yo me había cogido una máscara de esas que tapaba lo justo las facciones para que nadie pudiera saber quien era, pero a la vez, que fuera cómoda, pues me agobiaría ir totalmente tapada toda la noche.

Pude sentir su cuerpo bien pegado al mío y me dejé llevar por el último momento agradable de aquella noche.

- Ummm. Así me gusta. Dame ideas. - Desde luego, no sonaba mal eso de dejarse cuidar un poco.

En aquel momento se escuchó aquel fuerte sonido y me agarré al hombre que tenía al lado, hasta darme cuenta de qué era lo que había sucedido. Tras observar como todo quedaba en un susto me volví hacia mi acompañante.

- Supongo que esto es una despedida entonces ¿ no?

Parece disfrutar por como ella se ha pegado a el, agarrada por el susto del árbol caído .- Puede que mi costumbre de salir bajo la lluvia a pasear no sea la mas segura de todas.

- ¿ Ideas?. Se me ocurren muchas y ninguna es muy sensata. Como quedarse y pasar la noche aquí, bajo las estrellas a pesar de la lluvia. Acompañado de alguien que poco o nada conozco. Misteriosa cubre su rostro con una máscara, eso lo vuelve todo peligroso como sugerente. Pero si fuera así diría que poco o nada iba a dormir, n podría pegar ojo con semejante amazona a mi lado.

Ya separado, con la distancia que ella misma ha dejado la contempla una vez mas. - Aunque nada es para siempre no quiero pensar en un adiós, me basta con un hasta luego. 

Negué con la cabeza, estaba claro que no lo era, pero debía decir que el paseo me había gustado, aunque a mi parecer, hubiera acabado demasiado rápidamente. No sé, qué llevábamos fuera ¿ media hora? Y ya me había dicho que tenía que irse, lo cual...

Sus siguientes palabras me hicieron sonreír, pero fue una sonrisa un poco triste, al menos lo que duró en mis labios. Si de verdad deseara quedarse no me acabaría de decir que se tenía que marchar. No entendía demasiado bien por qué porque estábamos en un campamento de mierda en el que a nadie le iba a importar que nos levantáramos o no para desayunar, pero... así era la vida y había sido decisión mía acompañarlo, ahora debía atenerme a las consecuencias de ello.

- Tranquilo. Podrás descansar tranquilo. No te entretendré más si tienes que irte... Gracias por este paseo y esta noche.

Le sonreí cuando dijo aquellas últimas palabras, asentí a ellas pero no añadí nada más, sino que asentí por segunda vez, tratando de encontrar unas palabras que responder, hasta que al final simplemente respondí con lo único que me salió.

- Entonces hasta luego.

Me di la vuelta y comencé a caminar, saliendo de nuevo a la lluvia, con la chaqueta del desconocido de la máscara de plata puesta y pensando que lo mejor que podía hacer era darme un baño y meterme en la cama.

Jessica Cross quedó pronto sola en mitad de la noche en cuanto el enmascarado que le había regalado tan curioso juguete de goma se alejó.

La tormenta no daba muestras que fuera a escampar donde la lluvia seguía a lo suyo mojando todo a su paso. Poco quedaba hacer ahí para la señorita Cross, salvo coger un resfriado con algo de mala suerte.

Antes de decidirse a dar un paso y regresar al resguardo del interior le dió la sensación de haber escuchado algo a pesar de la tormenta. Si, ahora lo tenía mas claro. Voces, alguien había gritado.

No provenía de los edificios, el grito era de mujer y le sonó en en exterior, de los mismos jardines donde se encontraba ella.

Aquella noche no iba a contar como la mejor noche de mi vida. Por un lado, la fiesta había sido aburridísima y desde luego, casi que me había pasado la mayoría del tiempo sola en ella, lo cual, no decía demasiado o bien de mis actitudes sociales o bien de cómo me sentaba el vestido. Y luego, bueno, eso de " estoy muy a gusto hablando contigo pero me tengo que ir ya urgentísimamente como si mañana tuviera que levantarme a las cinco para ir a trabajar "... En fin, tampoco contribuía a que mis ánimos mejoraran.

Llevaba dos pasos y me había dado cuenta que definitivamente, aquel campamento había sido peor idea que haberme quedado sola en mi apartamento. Desde luego, era mejor sentirse solo cuando no había nadie a tu alrededor que darte cuenta de que estabas solo rodeado de gente.

- ¿ Podré decirles que me marcho mañana?

Estaba decidiendo si hacer aquello o no, cuando escuché aquel grito y sin pensármelo dos veces tomé rumbo a donde lo había oído.

No esperaba nada más serio que alguien que hubiera bebido de más, que hubiera caído y se hubiera jodido un pie por caminar por aquel jardín con tacones. Esperaba no estar revelándome el futuro...